
El camino esotérico es angosto,
estrecho y difícil, y además vivimos en un mundo de experiencias sensoriales,
vivimos en un mundo físico en el que mediante las percepciones sensoriales
externas formamos nuestros conceptos de contenido, con los cuales razonamos
Así pues, el razonamiento que más
usamos tiene únicamente por fundamento los ensambles sensoriales.
Teniendo pues por fundamento tales ensambles,
es obvio que éste tipo de razonamiento se encuentra condicionado, precisamente
por los mismos. La razón es, pues, desde todo punto de vista, subjetiva,
hipotética, ya que se basa en los informes que los sentidos nos ofrecen. Y si con
esas percepciones de los sentidos formamos nuestros conceptos de contenido, y
si luego distribuimos tales conceptos en una u otra forma, y si eso nos da el
razonamiento lógico formal, común y corriente, ¿creen ustedes, acaso, que ese
tipo de razonamiento (con base única y exclusiva en las percepciones
sensoriales externas) podría permitirnos la verificación de lo real? Si los
conceptos de contenido son elaborados precisamente con los datos que los
sentidos físicos nos han proporcionado, es obvio que tales conceptos de
contenido no pueden pasar más allá de lo místico sensorial. Ahora nos
explicaremos por qué al razonamiento común y corriente se le denomina
"razonamiento subjetivo".
¿Qué puede saber el razonamiento
subjetivo sobre lo real, sobre la verdad, sobre Dios, sobre la vida más allá
del sepulcro, sobre lo que existe más allá del mundo de los sentidos, sobre lo
que hay más allá de la muerte? Obviamente, este razonamiento que sólo tiene por
basamento los conceptos de contenido elaborados con los datos que los sentidos
físicos nos han proporcionado, solamente puede moverse dentro de su propio
condicionamiento, solamente puede procesarse dentro del terreno de lo místico sensorial,
jamás podría ir más allá de los conceptos de contenido mediante los cuales se
ha formado. Entonces, ¿cómo llegar a la experiencia de lo real, de la verdad?
Existen distintas técnicas en la meditación, etc., pero ante todo se requeriría
poseer eso que se llama "fe".
Enseñan los dogmas ortodoxos que
"fe" es la "creencia en lo que no vemos". Tal tipo de fe
ortodoxa no es la autentica fe. La fe, en sí misma, es un poder solar. Más,
¿cómo conseguir tal poder? He ahí, pues, el problema.
¿Sería posible conseguir fe? Los sentidos
físicos no nos la pueden proporcionar; ellos nos proporcionan datos con los
cuales (repito) elaboramos nuestros conceptos de contenido, que tan
fundamentales son para el razonamiento, pero hasta ahí, porque la fe aquella de
tipo solar, esa que pasa más allá del simple razonamiento subjetivo, esa que
tiene un poder tan extraordinario como para mover montañas, esa que combinada
con la meditación nos lleva a la iluminación, no es posible conseguirla con los
simples informes que nos dan los sentidos físicos.
Algunos piden fe, claman por la fe.
Está bien orar, pero ya lo dice el dicho: "A Dios rogando y con el mazo
dando". Entonces, ¿qué hacer? Realmente, para conseguir la fe ante todo
hay que fabricarla; la fe no es algo que se pueda lograr en forma empírica.
Repito: Hay que fabricarla. ¿Y cómo se fabrica? A base de estudio y de
experiencia. Es obvio que mediante el estudio y la experiencia directa, a
través de la técnica de la meditación, llegaremos a comprender y de esa
comprensión deviene, espontáneamente, eso que se llama "fe".
La comprensión, en sí misma, no
pertenece a la mente, es una propiedad exclusiva del Tercer Logos, del Señor
Shiva, de Binah (uno de los tres sephirots supremos), del Espíritu Santo.
Si nosotros estamos experimentado (a
través de la meditación) y estamos estudiando algo, algún tema trascendental, y
si nos esforzamos por comprenderlo, es obvio que lo primero que tendremos será
la experiencia mística (como resultado del estudio y de la meditación) y luego
deviene la comprensión, ese chispazo de luz que nos da el Tercer Logos. El
viene en nuestro auxilio para darnos la comprensión y de tal comprensión
resulta la fe.
La comprensión (repito, para que se me
entienda bien) tiene su basamento en el Tercer Logos, y de ésta deviene la fe.
Luego, si la comprensión tiene su basamento en el Tercer Logos y si de ésta
deviene la fe, obviamente la raíz misma de la fe está en el Tercer Logos, es
decir, en el Espíritu Santo.
Pero en esto de adquirir la fe hay
grados y grados, sistemas y sistemas. Obviamente, mis caros hermanos, cuando yo
aludo a "sistemas y sistemas", me estoy refiriendo a cuestiones
jerárquicas: sistemas solares, mundos, universos, sistemas atómicos, etc. En
cuanto al medio o sistema práctico para lograr la fe, no es otro sino el que ya
dije.
Enfatizo la idea de que hay grados y
grados, porque el conocimiento es múltiple, multifacetico. Verbigracia:
supongamos que ignoramos lo que es la Ley del Eterno Retorno; nos informan, más
nada sabemos. ¿Qué hacer? ¿Cómo llegar a tener fe en esa ley? Habrá que
estudiar, ante todo, la doctrina del eterno retorno de todas las cosas.
Mediante la información intelectiva llegaremos a saber que los astros retornan
a su punto de partida, después de muchos años; que los átomos, dentro de la
molécula, retornan siempre a su punto de partida original; que el Sol, en su
vía elíptica, cada año retorna hacia el Sur y vuelve hacia el Norte. Mediante
la información podremos saber que retornan los días y las noches, que retornan
las estaciones y las edades.
También podremos saber,
mediante la información, que la Ley del Eterno Retorno permite que nosotros
volvamos, que nos reincorporemos, que tengamos un nuevo cuerpo después de que
hayamos perdido el que tenemos. Eso es obvio, pero hasta ahí. Ahora necesitamos
algo más: necesitamos llegar a recordar nuestras existencias pasadas; eso es
obvio. Mientras no tengamos el recuerdo de nuestras existencias anteriores, no
podemos decir que sabemos. No, tendremos la teoría acumulada en la mente, pero
eso no es verdaderamente saber.
Entonces, ¿qué hacer? Ante todo
necesitamos investigar; hay sistemas para recordar las existencias anteriores.
Gautama, El Buddha, enseñó el método de la retrospección, y es maravilloso.
Más, ¿cómo podríamos nosotros llegar a tener fe, por ejemplo, en ese método
enseñado por Gautama El Buddha? Primero, estudiar segundo, practicar. Del
estudio y de la práctica deviene la comprensión, y luego como resultado surge
la fe, y ya con fe, practicaremos con pleno éxito el ejercicio retrospectivo.
El ejercicio es fácil, sencillo:
empieza uno por acostarse en su cama, con el cuerpo relajado. Luego recordar,
concentrado en los últimos acontecimientos del día, en los penúltimos, en los
trasantepenúltimos, y así, en forma retrospectiva, recordar, revivir todos los
incidentes del día. Luego proseguiremos con los incidentes del día anterior,
también en forma retrospectiva. Luego continuaremos tratando de recordar lo que
hicimos en el día trasanterior, y así, con ese proceso, trataremos de recordar
los últimos quince días de nuestra vida actual, los penúltimos quince días,
todo lo que hicimos en el mes pasado y en el antepasado, y lo que hicimos en un
año, y en diez y en veinte años. Nos esforzaremos por recordar todos los
acontecimientos de la vida, siempre en forma retrospectiva. Al llegar a los
primeros cinco años de la infancia, viene el problema: ¿Cómo hacer para
recordar las ocurrencias de la vida cuando tengamos cuatro años, tres, dos,
uno? ¿De qué manera? ¿Cómo es que hemos de combinar la meditación con el sueño?
En instantes en que nos sintamos
predispuestos al sueño, practicaremos el ejercicio, tratando de recordar
minuciosamente los incidentes de nuestra vida (cuando tengamos cuatro años,
tres, dos, uno) surgirá el recuerdo, así, en forma de relámpago, de destellos,
etc. Esos primeros relámpagos o recuerdos de los primeros años de la infancia
(resultado, primero, del estudio, de haber conocido la práctica; segundo, de
haber practicado tal ejercicio retrospectivo), esos recuerdos o esos destellos,
esas visiones, dijéramos, de tipo relampagueante, nos darán la fe en el
ejercicio, una fe de tipo solar, y cuanto más recordemos las ocurrencias de los
primeros años de la infancia, la fe aumentará. Y cuando hayamos recordado la
totalidad de nuestra vida, hasta el instante mismo del nacimiento, entonces
podemos dar el salto al último momento, al último momento de la existencia
anterior.
Si llegamos a recordarlo, si
llegamos a vernos rodeados de nuestros familiares en el último instante,
entonces la fe se avivará, será aún más grande. Diremos: "¡Qué ejercicio
tan extraordinario, estoy contento con esta práctica!" Y al continuar con
nuestro ejercicio retrospectivo, recordaremos los últimos años de la pasada
existencia, los penúltimos, los trasantepenúltimos, el instante en que nacimos
en la pasada existencia. Cuando eso se logremos, tendremos una fe
inquebrantable de tipo solar, inconmovible. Podría alguien venir a decir que
"ese ejercicio no sirve para nada" y nosotros nos reiríamos del que
así dice. Podría venir el mejor razonador a tratar de destruirnos y nosotros
nos reiríamos del razonador (nos sostendría la fe, producto del estudio y de la
experiencia). Entonces diríamos: "Conozco la Ley del Eterno Retorno de
todas las cosas, pero ya no lo diríamos en una forma meramente empírica, o
meramente intelectiva o razonativa, sino que ya lo hablaríamos con conocimiento
de causa. Podríamos decir: "Yo he retornado y aquí estoy", y lo
hablaríamos con tanta seguridad que conmoveríamos a muchos.
Así pues, habríamos adquirido la fe en
el ejercicio retrospectivo. Este procedimiento enseñado por Gautama, El Buddha
Sakyamuni, nos permite recordar todas nuestras existencias anteriores, es un
ejercicio maravilloso.
Pero una cosa es escuchar una
definición, una explicación, y otra cosa es la práctica que ustedes deben
realizar. Al escuchar ustedes la disertación sobre tal o cual ejercicio,
reciben información, están de hecho estudiando, pero al practicar están
experimentando, y del estudio y de la practica deviene la comprensión y como
resultado de la comprensión, la fe.
Así pues, hermanos, no hay otra forma
de tener fe. Pero si ustedes lograr elaborar la fe, por ejemplo sobre el
ejercicio retrospectivo, la fe sobre la Ley del Eterno Retorno de todas las
cosas (a base de estudio, de experiencia y de comprensión), no quiere decir,
por tal motivo, que ustedes tengan fe plena en otros temas, como por ejemplo en
la existencia de la Atlántida.
Puede que ustedes en la vida hayan oído
decir que alguien vio la Atlántida, pero a ustedes no les consta, lo reciben
como una noticia y puede que la acepten, pero, ¿realmente les consta? De manera
que, para llegar a saber si existió la Atlántida, necesitarían ustedes
verificar esa información, ante todo estudiando cómo estuvo situada la
Atlántida. ¿Que estuvo ubicada en el Océano Atlántico? ¡Está bien! ¿Qué
pruebas, qué datos hay, cuales son sus leyendas, qué tradiciones, etc.? Una vez
en posesión de todos esos datos, entonces necesitamos verificarlos. ¿Cómo los
verificaremos? A través de la técnica de la meditación. Tendremos que
acostarnos en nuestra cama (ojalá con la cabeza hacia el Norte), el cuerpo
completamente relajado, cerrados los ojos, en instantes en que nos sintamos
predispuestos al sueño, y luego concentrarnos definitivamente en la Atlántida,
combinando la imaginación y la voluntad en vibrante armonía.
Recordemos que la imaginación es
femenina; no está demás decirles que la voluntad es masculina, y que en la
combinación de esas dos polaridades se haya la clave de todo poder.
Así pues, no debemos subestimar a la
imaginación, hay una tendencia muy marcada a subestimar la imaginación. Algunos
dicen: "Esas son cosas de la imaginación, se las acepto porque esas son
cosas de la imaginación"; es decir, no saben apreciar el valor de la
imaginación.
Distíngase entre la imaginación
intencional y la imaginación mecánica. La imaginación intencional es el
"Traslucido" que nos permite a nosotros ver las grandes realidades de
los mundos internos. La imaginación mecánica es la fantasía y está formada con
los desechos de la memoria .
Distingamos, pues, entre imaginación y
fantasía. Subestimar la imaginación es un absurdo. Así que, debemos desarrollar
la imaginación, cultivarla.
Si nosotros (repito) nos concentramos
debidamente en la Atlántida, con el cuerpo relajado, imaginando vivamente al
Continente Atlante; si unimos la voluntad a la imaginación en vibrante armonía
(queriendo ver la Atlántida), si practicamos diariamente, imaginándonos allí
(en el océano) a la Atlántida, viendo un grupo de islas maravillosas, entre
ellas la de Poseidón con las siete puertas de oro macizo, etc.; si diariamente
practicamos, ¿qué sucederá? Que un día de esos tantos veremos la Atlántida.
Obviamente, hay tres fases en el
conocimiento iniciático: primera, imaginación; segunda, inspiración; tercera,
intuición. Imaginación, inspiración e intuición, son los tres caminos obligatorios
de la Iniciación.
Nos imaginaremos, pues, al Continente
Atlante, vivamente, tal como estuvo allá, situada en el océano que lleva su
nombre (las ciudades amuralladas, etc.) y nuestra voluntad será "querer
ver", y nuestra imaginación será aguardar, estar en estado receptivo, para
ver qué llega a la imaginación.
Un día, de esos tantos, comenzarán los
destellos de la Atlántida a llegar a la imaginación, y serán cada vez más vivas
las imágenes de ese viejo continente; veremos sus habitantes, sus ciudades, y
si somos tenaces en el ejercicio, llegará el día en que podremos ver,
perfectamente, totalmente, al Continente Atlante. Esos destellos nos darán fe,
pero esa fe aumentará cuando pasemos al segundo aspecto que se llama
"Inspiración".
Al estar inspirados, sentiremos en
nosotros lo que fue la Atlántida, sabremos de su vida y de sus tragedias. Y un
tercer grado nos llevará a la intuición, y entonces, mediante la intuición,
podremos ya no solamente ver clarividentemente y llegar a sentir nosotros las
vivas emociones, etc.) de las gentes del Continente Atlante, sino que también
podremos estudiar entonces, en su totalidad, la vida de ese continente, de esa
humanidad, en los mismo archivos sellados de la naturaleza, en los Registros Akáshicos.
Cuando eso sea, tendremos mucha más fe. Entonces, veremos cómo la fe es
susceptible de desarrollo.
Alguien puede tener fe en algo y no
tenerla en otra cosa. Quien quiera tener fe en todo, tendrá que estudiar
profundamente y experimentar, y luego, como resultado del estudio y de la
experiencia directa, devendrá la comprensión, y como secuencia o corolario de
tal comprensión, resulta la fe que (como ya les dije a ustedes) obviamente
tiene sus raíces en el mismo Tercer Logos. Así es como se va desarrollando la
fe, a base de estudio y de experiencia.
Hasta aquí mis palabras. Si alguien
tiene algo que preguntar, puede hacerlo con la más entera libertad.
P.- Maestro: ¿la fe se puede convertir
en un hábito?
R.- Indubitablemente, la fe no es algo
que pueda convertirse en hábito. No, nuestros hábitos (que al fin y al cabo
tenemos que estudiar) pertenecen al Centro Motor o Centro del Movimiento. Por
lo común son, dijéramos, mecanicistas en un ciento por ciento. Si uno quiere
hacerse consciente de las actividades del Centro Motor, debe estudiar sus
hábitos. Y es necesario estudiarlos para conocerlos mejor porque tenemos muchos
hábitos que nosotros mismos no los conocemos.
Así pues, como quiera que los hábitos
forman parte, sencillamente, del Centro Motor: de las costumbres establecidas,
de los prejuicios, del medio ambiente en que nos hemos levantado, en modo
alguno podría la fe, que es algo objetivo, convertirse en algo meramente
subjetivo.
Así pues, primero que todo, la fe no
puede convertirse en hábito jamás. Segundo, no es posible que la fe se torne
mecanicista, automática, porque si la fe consciente se vuelve automática, ya no
es consciente; sería fe ciega como la del carbonero (subjetiva), pero no la
auténtica fe consciente que es la que buscamos, que es la que deseamos, que es
la que queremos.
Para poder llegar a tener la fe
consciente, se necesita estar alerta, como el vigía en época de guerra, no caer
jamás en el mecanicismo de la existencia, en el hábito, en la costumbre, en lo
atávico.
La fe consciente únicamente se puede
elaborar o fabricar (ya lo dije) a base de estudio y de experiencia directa. De
allí deviene la comprensión que nos da el Logos, y como resultado ultimo la fe,
que es obvio que tiene sus raíces en el Logos.
Así pues, la fe consciente se
desenvuelve de instante en instante, de momento en momento. Podría suceder que
tú estuvieses cargado de fe y sin embargo dudaras de que una molécula de cobre
(en los átomos, por ejemplo) tengan un centro de gravitación muy especial, que
tal molécula sirva, dijéramos, como centro de gravedad para que allí las
fuerzas cósmicas evolucionen e involucionen. Podrías tú decir, en teoría, que
esas fuerzas vienen del Melagocosmos, y sin embargo estar irradiando fe, pero
en ese detalle no tenerla en un momento dado. Entonces necesitarías tú estudiar
la constitución de esa molécula de cobre, estudiarla detenidamente (desde el
punto de vista físico) y luego estudiarla a través de la meditación: acostado
en tu cama, con el cuerpo relajado, imaginando a esa molécula vivamente,
queriendo verla, es decir, uniendo a la imaginación (que es femenina) con la
voluntad (que es masculina), tratando de descubrir la vida de esa molécula. En
un momento dado con la inspiración, el día menos pensado llegarás a saber cómo
las fuerzas cósmicas gravitan en esa molécula, evolucionando e involucionando.
Resultado: que aumentaría tu fe, tendrías una nueva fe consciente en algo que
tú no habías tenido fe, aunque tuvieras fe en muchísimas otras cosas.
Pero más tarde podría darse el caso de que
tú dijeras: "Los vegetales son maravillosos, pero hay plantas que curan y
plantas que matan. Yo no puedo creer (dirías tú que una planta que mata pueda
tener un Elemental inocente y puro. ¿Cómo va a ser posible eso? (te surgiría,
pues, la duda). Si mata, ¿cómo va a ser inocente el Elemental? Inocente
(dirías) es el de una planta que no mata, pero, ¿una que mata?" Entonces
no tendrías, tú, fe en esa planta, necesitarías investigarla, concentrarte
(dijéramos) en la Cicuta, por ejemplo, y meditar en ella, con la imaginación
ver la planta, ver sus raíces entre el interior de la tierra, sus hojas y sus
ramas, y luego tratar, con tu imaginación, de ver el Elemental de aquella
planta. Un día de esos tantos puede darse el caso de que cuando menos lo
pienses, te enfrentes al Elemental aquel, que es inocente (todos son inocentes:
él no tiene la culpa de que ese veneno la gente lo pueda utilizar para el mal;
es una planta como cualquier otra y eso es todo). Entonces tú, en ese momento
dirás: "Ah, sí tengo fe; el Elemental de esa planta es inocente, ahora sí
creo que es inocente, tengo fe!"
Tendrás, pues, otra faceta de la fe. Y
si pensamos que el conocimiento es infinito, que la sabiduría cósmica no tiene
limites ni orillas, entonces tenemos que pensar que la fe también se va
desenvolviendo en forma infinita (eso es obvio) y de instante en instante, de
momento en momento, y que jamás se puede volver mecanicista, automática, o
formar parte de nuestros hábitos, costumbres, etc. ¿Entendido?
P.- Maestro, tengo otra duda: el
termino "Kundalini", ¿qué significa en sí mismo?
R.- Bueno, el termino
"Kundalini" está compuesto por dos palabras: "Kunda", que
nos recuerda al abominable Organo Kundartiguador, la cola aquella con la que se
representa al Satán bíblico, y "Lini", que es una palabra atlante que
significa "Fin".
Cuando uno hace subir el fuego sagrado
por la espina dorsal, le pone fin a las malas consecuencias del abominable
Organo Kundartiguador. Con ese fuego puede uno destruir esas malas
consecuencias que en su conjunto constituyen el mí mismo, el sí mismo. Así
pues, Kundalini y Kundartiguador son importantes. Kundalini: serpiente
subiendo; Kundartiguador, serpiente bajando. ¿Entendido?
¿Hay alguna otra pregunta? A ver,
hermano, pregunte...
P.- A través del método de la
imaginación, inspiración e intuición, cuando lo utilizamos para meditar sobre
la Atlántida, por ejemplo, ¿recibimos información directa del lugar donde estuvo
ubicada la Atlántida, o la información deviene de los almacenes de los
Registros Akáshicos?
R.- Indudablemente que necesita uno,
primero, información intelectual: saber donde estuvo ese continente (hoy en día
hay hasta mapas sobre la Atlántida). Luego pasaremos al trabajo, a través de la
meditación. Acostado en su cama, con sus brazos y sus piernas relajados,
imaginar vivamente a la Atlántida; pondrá su imaginación en condición
reflexiva. Un símil: por ejemplo un espejo. En el espejo puede reflejarse el
cielo estrellado. Así también, la imaginación es un espejo en el cual pueden
muy bien reflejarse las maravillas de la naturaleza, incluyendo a la Atlántida.
Pero hay, ante todo, que concentrar la atención en la Atlántida. Entonces, con
la imaginación abierta, en actitud reflexiva, puede llegar el día en que
percibas ese continente. El está en los Archivos Akáshicos, pero puede
reflejarse en la imaginación, como en un espejo, y entonces de allí viene el
conocimiento directo. Más hay que saber combinar poderes. He dicho que la
imaginación es femenina, he afirmado que la voluntad es masculina, y que de la
unión de ambos poderes o de ambas facultades, se haya la clave de todo poder.
Ahora, el primer aspecto de la
Iniciación es la imaginación, después sigue la inspiración y por último la
intuición. Un primer chispazo sería ver con la imaginación, realmente, el
reflejo de la Atlántida: sus ciudades, sus pueblos, sus aldeas, etc. Un impulso
más elevado nos llevaría a la inspiración, a sentir en nosotros cómo se
desenvolvió la vida en ese continente (ya no serían figuras crudas, ya
sentiríamos las alegrías, las tristezas y todo el modo de vida de la
Atlántida), pero el tercer aspecto sería el más elevado: el de la intuición,
porque con la intuición ya penetraríamos en un mundo totalmente espiritual, en
un Mundo Causal, y entonces tendríamos a nuestra disposición los Archivos
Akáshicos de la Naturaleza. En tales archivos podríamos estudiar, directamente,
toda la historia de la Atlántida, y así es como han procedido siempre los
grandes Maestros. ¡Eso es todo!
P.- Maestro: ¿sería correcto tomar la
definición de "Elohim" o "Elohines" como "emanaciones
del Absoluto" que van bajando de vibración al proyectarse el uno al otro,
de manera que al llegar al final se forman electromagnéticas que forman lo que
nosotros denominaríamos "materia"? ¿Fueron esos Elohim los que
ayudaron a Dios a formar al hombre, al tenor de La Biblia hebraica cuando
dicen: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza"?
R.- Bueno, ante todo hay que analizar
la palabra "Elohim". "Elohim", en realidad de verdad, es
una palabra femenina con un final masculino, pluralizado. La "H"
tiene un sonido, se pronuncia como "J", de manera que su
pronunciación exacta es "Elojim". Si la palabra "Elohim" es
pluralizada, entonces tenemos que los Elohim son el Ejército de la Voz, formado
por criaturas Macho-Hembras perfectas. Y ya precisamente Valentín, el fundador
de la Orden Gnóstica de los Valentinianos, expuso el mismo punto de vista: el
de los Elohim como parejas perfectas, emanando del Agnostos Theos, es decir, de
la divinidad incognoscible, de la seidad incognoscible, que es el Absoluto, o
mejor dijéramos, el Espacio Abstracto Absoluto. Dicho Espacio es obvio que está
desprovisto de cualidad, que se encuentra más allá de toda posible concepción
intelectiva, que es el vacío y la plenitud a la vez. Si dijéramos que Agnostos
Theos, el Absoluto, es solamente un "vacío" y nada más, no daríamos
una indicación muy precisa; pero si decimos que el Agnostos Theos es vacío y
plenitud a la vez, podemos indicar (con precisión, pues) la esencia misma del
Absoluto.
Ahora, penetrar en el fondo de lo que
es el Absoluto, en sí mismo, no es posible con el mero razonamiento
especulativo, porque está más allá de toda posible especulación. Pero de él sí emanan,
en parejas perfectas (como dice Valentín) los Elohim. Esas emanaciones en
parejas perfectas, vienen pues a construir el universo. Ellos son los
Cosmocratores: Andróginos perfectos, los creadores del universo. Y en cuanto a
que se dice: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza", es
obvio que ellos mismos, tomando cuerpo, descendieron en la Lemuria, como
descendieron en la Epoca Polar y en la Hiperbórea, donde vivieron como hombres
perfectos, como andróginos. En la Epoca Polar, simplemente como andróginos que
se reproducían mediante el acto sexual fisíparo en la Epoca Hiperbórea como
andróginos que se reproducían mediante el sistema de brotación, y en la Epoca
Lemúrica como hermafroditas que se reproducían con el sistema de gemación, es
decir, el hombre mismo estaba hecho a imagen y semejanza de Dioses, pues ellos
mismos eran ese hombre.
¿Que se retiraron después al Para
Brahma del universo? ¡Es verdad! Dejaron, pues, estas formas de materias
desatadas (inútiles ya para ellos, divididas en sexos opuestos) a los
Elementales superiores provenientes del reino animal. Así pues, esta humanidad,
estos bípedos tricerebrados (o tricentrados, propiamente dicho) fueron los
Elementales superiores animales que ocuparon los vehículos o las formas desatadas
de los Elohim. Ellos se fueron, pero dejaron los cuerpos (ya divididos en sexos
opuestos) para que los Elementales superiores los ocuparan, y conforme los
Elementales superiores los iban ocupando, ellos se fueron alejando, hasta que
se fueron.
¿Que algunos Elohim se cayeron? ¡Es verdad!
(y esa es la rebelión angélica). Y no sólo se cayeron, fueron muchos los que se
cayeron, y eso está escrito en todas las mitologías. La rebelión de los
ángeles, la caída, forma parte pues, de todas las religiones de la antigüedad.
Así pues, el hombre hermafrodita
perfecto, fue hecho a imagen y semejanza de los Elohim. Ahora, colocándonos ya
en un aspecto de orden superior, El Génesis forma parte de la Alquimia. Si bien
es cierto que mediante El Génesis se desenvolvió y desarrolló todo el panorama
del universo, también es cierto que el alquimista tiene que trabajar con ese
mismo génesis y volver a quedar hecho a imagen y semejanza de los Elohim, en el
instante en que venga el Sexto Día de la Creación. Uno queda a imagen y
semejanza de los Elohim cuando ha sido "tragado" por la serpiente y
cuando a su vez, ésta ha sido "devorada" por el águila. Cuando uno se
he convertido en un Quetzalcóatl, en un mismo Macho-Hembra, entonces queda hecho
un Elohim otra vez, hecho un hombre perfecto, ha quedado hecho a imagen y
semejanza de ellos y ellas, es ellos mismos: Dios y Diosa a la vez. ¿Hay alguna
otra pregunta, hermanos?
P.- ¿Los Elohim se forman de la unión
de Chokmah y Binah?
R.- Pues no estamos de acuerdo, porque
no se forman así. Téngase en cuenta que Binah está representado en la India por
el Señor Shiva, el Tercer Logos. ¿Que el Señor Shiva tiene dos esposas en el
Indostán? ¡Eso es un hecho! Una de ellas (ya dije) es Duilia y la otra es Kali.
Pero bien, pensemos solamente en Duilia, en su esposa, en nuestra Madre Divina
Kundalini. Binah lo vemos ahí como Yakin y Bohaz, como masculino y femenino a
la vez. El Elohim es eso: masculino y femenino a la vez. En cuanto a Chokmah,
Chokmah podría habitar dentro de un Elohim, él lo encarna un Elohim, y el Padre
puede "tragarse" a Chokmah y a Elohim también. En esa forma nos
convertimos en seres terriblemente divinos. ¿Hay alguna otra pregunta,
hermanos?
P.- ¿Cómo podremos saber nosotros que es
posible desarrollar nuestra Conciencia, cuando hay faltas que hemos cometido y
que ni son perdonadas por la Divina Madre Kundalini y ni nos van a permitir
desarrollar la fe?
R.- Con el mayor gusto daré respuesta a
tu pregunta. Ante todo, para que haya, dijéramos, un perdón, para que exista un
perdón, es necesario que haya alguien que pida ese perdón, alguien que esté
arrepentido. ¿Cómo podría darse un perdón a alguien que no se ha arrepentido?
¿Sería justo perdonar a quien no se arrepiente de un delito? Pero si el que
cometió el delito se arrepiente y pide perdón sinceramente, puede ser
perdonado, ¿verdad? Pero si no se arrepiente ni pide perdón, si está contento
con el delito, ¿acaso se le podría o se le debería, realmente, dar un perdón
que el no ha pedido y que no lo desea, no lo quiere? A nadie se le puede dar lo
que no quiere. Aún más: no podríamos llevar a nadie al cielo "a la
brava", a la fuerza, si eso no quiere. No podríamos enseñarle la Gnosis a
otro si ese otro no la acepta; no podríamos brindarle un refresco a una persona
si la persona no lo quiere. Podríamos brindárselo, pero si esa persona no lo
quiere, ¿cómo se lo podemos hacer beber a la fuerza? Ese es el caso de Bruto,
¿no? Bruto traicionó al Gurú, y no solamente lo traicionó, sino que jamás se
arrepintió de la traición, nunca pidió perdón, jamás deseó el perdón. ¿Por qué
habría de dársele perdón a alguien que no pidió perdón? ¿Por qué se habría de
perdonar a alguien que no se ha arrepentido de un delito? Si Bruto entrara a
trabajar en la Novena Esfera, continuando con el delito de traición, ¿la Madre
Divina podría acaso recompensarle la traición? Yo estoy seguro que la Madre
Divina Kundalini no recompensa delitos; puede perdonarlos si hay
arrepentimiento, pero ella no se convertiría en cómplice del delito. Si la
Madre Divina perdonara delitos sin que el sujeto se arrepintiese de los mismos,
sin que él suplicara el perdón, entonces ella, obviamente, se convertiría en
cómplice del delito, sería delincuente también, y no me parece que Dios Madre
pueda convertirse en cómplice del delito, en delincuente. Si porque el sujeto
entró a trabajar en la Novena Esfera, ¿ya por eso la Madre Divina,
forzosamente, habría de darle un perdón, por un delito del cual jamás se
arrepintió? Pues no, porque el ascenso del fuego sagrado, el ascenso de la
serpiente por la espina dorsal, está controlado por los méritos del corazón.
Los fuegos del cardias controlan a los fuegos espinales y eso lo sabe
cualquiera que haya estudiado Anatomía Oculta; de lo contrario, nuestra Madre
Divina se convertiría en cómplice del delito.
Yo conozco un caso, cuyo nombre no
menciono. Es el de una dama, (que no viene a colación nombrar) que tiene dos
maridos y con ambos practica magia sexual, y ella piensa que va muy bien. Tuve
que retirarla del Movimiento Gnóstico, expulsarla, pero ella cree que va muy
bien. Al primero dice que lo tiene "y que por piedad"; al segundo que
"porque lo ama y desea ayudarlo para que él también se autorrealice".
¿Creen ustedes que una magia sexual así, con tres personas, van estas personas
a autorrealizarse? ¿Acaso creen ustedes que la Madre Divina Kundalini iría a
recompensarle a esa dama el adulterio? ¿En qué quedaría entonces la Madre
Divina Kundalini, recompensando adulterios? ¡Imposible!, ¿verdad? De manera
pues que, entonces, lo que he dicho con respecto a Bruto es verdad. Ante todo,
para que la serpiente sagrada suba se necesitan los méritos del corazón. Cada
una de las treinta y tres vértebras de la espina dorsal corresponde a una
virtud. No podría la serpiente llegar, por ejemplo, a la vértebra diez, si no
ha sido probado el candidato. No podría la serpiente llegar a la vértebra
veinte, si el candidato no llena los requisitos de tal vértebra. En la espina
dorsal están todos los treinta y tres grados de la Masonería Oculta, y no es
posible que la serpiente suba, de grado en grado, si no existen los méritos
correspondientes.
¿Que tal si fuera cierto que los
borrachos, los fornicarios, los ladrones, etc., que por el hecho de trabajar
magia sexual ya quedaran perfectos y subiera la serpiente por la espina dorsal
y se convirtieran en Dioses? ¿Qué clase de "Dioses" serían esos?
¿Dioses ladrones, Dioses asesinos, Dioses traidores? ¿En qué quedaría el orden
cósmico de los mundos?
Samael aun weor
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