miércoles, 22 de julio de 2015

EDUCACIÓN FUNDAMENTAL cap xiii y cap xiv

CAPITULO XIII   COMPRENSIÓN Y MEMORIA
Recordar es tratar de almacenar en la Mente lo que hemos visto y oído, lo que hemos leído, lo que otras personas nos han dicho, lo que nos ha sucedido, etc. etc. etc.

Los maestros y maestras quieren que sus alumnos y alumnas almacenen en su memoria sus palabras, sus frases, lo que está escrito en los textos escolares, capítulos enteros, tareas abrumadoras, con todos sus puntos y comas, etc.

Pasar exámenes significa rememorar lo que nos han dicho, lo que hemos leído mecánicamente, verbalizar memoria, repetir como papagayos, loros o cotorros, todo lo que tenemos almacenado en la memoria.


Es necesario que la nueva generación entienda que repetir como disco de Radio-consola todas las grabaciones hechas en la memoria, no significa haber comprendido a fondo. Recordar no es comprender, de nada sirve recordar sin comprender, el recuerdo pertenece al pasado, es algo muerto, algo que ya no tiene vida.


Es indispensable, es urgente y de palpitante actualidad que todos los alumnos y alumnas de escuelas, colegios y universidades entiendan realmente el hondo significado de la profunda comprensión.

COMPRENDER es algo inmediato, directo, algo que vivenciamos intensamente, algo que experimentamos muy profundamente y que inevitablemente viene a convertirse en el verdadero RESORTE íntimo de la acción consciente.

Recordar, rememorar es algo muerto, pertenece al pasado y desgraciadamente se convierte en ideal, en lema, en idea, en idealismo que queremos imitar mecánicamente y seguir inconscientemente.

En la COMPRENSIÓN VERDADERA, en la comprensión profunda, en la íntima comprensión de fondo sólo hay presión íntima de la conciencia, presión constante nacida de la esencia que llevamos dentro y eso es todo.

La comprensión auténtica se manifiesta como acción espontánea, natural, sencilla, libre del proceso deprimente de la elección; pura, sin indecisiones de ninguna especie. La COMPRENSIÓN convertida en RESORTE SECRETO de la acción es formidable, maravillosa, edificante y esencialmente dignificante.

La acción basada en la recordación de lo que hemos leído, del ideal al que aspiramos, de la norma, de conducta que nos han enseñado, de las experiencias acumuladas en la memoria, etc., es calculadora, depende de la opción deprimente, es dualista, se basa en la elección conceptual y sólo conduce inevitablemente al error y al dolor.

Eso de acomodar la acción a la recordación, eso de tratar de modificar la acción para que coincida con los recuerdos acumulados en la memoria, es algo artificioso, absurdo sin espontaneidad y que inevitablemente sólo puede conducirnos al error y al dolor.

Eso de pasar exámenes, eso de pasar año, lo hace cualquier mentecato que tenga una buena dosis de astucia y memoria.

Comprender las materias que se han estudiado y en las cuales se nos va a examinar, es algo muy distinto, nada tiene que ver con la memoria, pertenece a la verdadera inteligencia que no debe ser confundida con el intelectualismo.

Aquellas personas que quieren basar todos los actos de su vida en los ideales, teorías y recuerdos de toda especie acumulados en las bodegas de la memoria, andan siempre de comparación en comparación y donde existe comparación existe también la envidia. Esas gentes comparan sus personas, sus familiares, sus hijos con los hijos del vecino, con las personas vecinas. Comparan su casa, sus muebles, sus ropas, todas sus cosas, con las cosas del vecino o de los vecinos o del prójimo. Comparan sus ideas, la inteligencia de sus hijos con las ideas de otras gentes, con la inteligencia de otras personas y viene la envidia que se convierte entonces en el resorte secreto de la acción.

Para desgracia del mundo todo el mecanismo de la sociedad se basa en la envidia y el espíritu adquisitivo. Todo el mundo envidia a todo el mundo. Envidiamos las ideas, las cosas, las personas y queremos adquirir dinero y más dinero, nuevas teorías, nuevas ideas que acumulamos en la memoria, nuevas cosas para deslumbrar a nuestros semejantes, etc.

En la COMPRENSIÓN VERDADERA, legítima, auténtica, existe verdadero amor y no mera verbalización de la memoria.

Las cosas que se recuerdan, aquello que se le confía a la memoria, pronto cae en el olvido porque la memoria es infiel. Los estudiantes depositan en los almacenes de la memoria, ideales, teorías, textos completos que de nada sirven en la vida práctica porque al fin desaparecen de la memoria sin dejar rastro alguno.

Las gentes que sólo viven leyendo y leyendo mecánicamente, las gentes que gozan almacenando teorías entre las bodegas de la memoria destruyen la mente, la dañan miserablemente.

Nosotros no nos pronunciamos contra el verdadero estudio profundo y consciente basado en la comprensión de fondo. Nosotros sólo condenamos los métodos anticuados de la pedagogía extemporánea. Condenamos todo sistema mecánico de estudio, toda memorización, etc. La recordación sale sobrando donde existe verdadera comprensión.

Necesitamos estudiar, se necesitan los libros útiles, se necesitan los maestros y maestras de escuela, colegios, universidades. Se necesita el GURÚ, los guías espirituales, mahatmas, etc. pero es necesario comprender en forma íntegra las enseñanzas y no meramente depositarlas entre las bodegas de la infiel memoria.

Jamás podremos ser verdaderamente libres mientras tengamos el mal gusto de estarnos comparando a sí mismos con el recuerdo acumulado en la memoria, con el ideal, con lo que ambicionamos llegar a ser y no somos, etc. etc.

Cuando verdaderamente comprendamos las enseñanzas recibidas, no necesitamos recordarlas en la memoria, ni convertirlas en ideales.

Donde existe comparación de lo que somos aquí y ahora con lo que queremos llegar a ser más tarde, donde existe comparación de nuestra vida práctica con el ideal o modelo al cual queremos acomodarnos, no puede existir verdadero amor.

Toda comparación es abominable, toda comparación trae miedo, envidia, orgullo, etc. Miedo de no lograr lo que queremos, envidia por el progreso ajeno, orgullo porque nos creemos superiores a los demás. Lo importante en la vida práctica en que vivimos, ya seamos feos, envidiosos, egoístas, codiciosos, etc., es no presumir de santos, partir de cero absoluto, y comprendernos a sí mismos profundamente, tal como somos y no como queremos llegar a ser o como presumimos ser.

Es imposible disolver el YO, el MI MISMO, si no aprendemos a observamos, a percibir para comprender lo que realmente somos aquí y ahora en forma efectiva y absolutamente práctica.

Si realmente queremos comprender debemos escuchar a nuestros maestros, maestras, gurús, sacerdotes, preceptores, guías espirituales, etc., etc.

Los muchachos, y muchachas de la nueva ola han perdido el sentido del respeto, de la veneración a nuestros padres, maestros, maestras, guías espirituales, gurús, mahatmas, etc.

Es imposible comprender las enseñanzas cuando no sabemos venerar y respetar a nuestros padres, maestros, preceptores o guías espirituales.

La simple recordación mecánica de lo que hemos aprendido sólo de memoria sin comprensión de fondo, mutila la mente y el corazón y engendra envidia, miedo, orgullo, etc.

Cuando de verdad sabemos escuchar en forma consciente y profunda surge dentro de nosotros un poder maravilloso, una comprensión formidable, natural, sencilla, libre de todo proceso mecánico, libre de toda cerebración, libre de toda recordación.

Si se descarga el cerebro del estudiante del enorme esfuerzo de memoria que debe realizar, será totalmente posible enseñar la estructura del núcleo y la tabla periódica de los elementos a los alumnos de segunda enseñanza y hacer comprender la relatividad y los Quanta a un bachiller.

Como hemos platicado con algunos profesores y profesoras de escuelas secundarias comprendemos que se aferran con verdadero fanatismo a la vieja pedagogía anticuada y extemporánea. Quieren que los alumnos y alumnas aprendan todo de memoria aunque no lo comprendan.

A veces aceptan que es mejor comprender que memorizar pero entonces insisten en que las fórmulas de física, química, matemáticas, etc. deben grabarse en la memoria.

Es claro que dicho concepto es falso, porque cuando una fórmula de física, química, matemáticas, etc., es debidamente comprendida no sólo en el nivel intelectual, sino también en los otros niveles de la mente como son el inconsciente, subconsciente, infraconsciente etc. etc. etc. No se necesita grabar en la memoria, viene a formar parte de nuestra psiquis y puede manifestarse como conocimiento instintivo inmediato cuando circunstancias de la vida lo exigen.

Este conocimiento ÍNTEGRO nos viene a dar una forma de OMNISCIENCIA, un modo de manifestación consciente objetiva.

La comprensión de fondo y en todos los niveles de la mente sólo es posible mediante la meditación introspectiva profunda.


CAPITULO XIV
INTEGRACIÓN

Uno de los anhelos más grandes de la Psicología es llegar a la INTEGRACIÓN TOTAL.

Si el YO fuera INDIVIDUAL, el problema de la INTEGRACIÓN PSICOLÓGICA seria resuelto con suma facilidad, pero para desgracia del mudo el YO existe dentro de cada persona en forma PLURALIZADA.

El YO PLURALIZADO es la causa fundamental de todas nuestras íntimas contradicciones.

Si pudiéramos vernos en un espejo de cuerpo entero tal como somos PSICOLÓGICAMENTE con todas nuestras íntimas contradicciones, llegaríamos a la penosa conclusión de que no tenemos todavía verdadera individualidad.

El organismo humano es una máquina maravillosa controlada por el YO PLURALIZADO que es estudiado a fondo por la PSICOLOGÍA REVOLUCIONARIA.

Voy a leer el periódico dice el YO INTELECTUAL; Quiero asistir a la fiesta exclama el YO EMOCIONAL; al DIABLO con la fiesta gruñe el YO DEL MOVIMIENTO, mejor me voy a pasear, YO no quiero pasear grita el YO del instinto de conservación, tengo hambre y voy a comer, etc.

Cada uno de los pequeños YOES que constituyen el EGO, quiere mandar, ser el amo, el señor.

A la luz de la Psicología revolucionaria podemos comprender que el YO es legión y que el Organismo es una máquina.

Los pequeños YOES riñen entré sí, se pelean por la supremacía, cada uno quiere ser el jefe, el amo, el señor.

Esto explica el lamentable estado de desintegración psicológica en que vive el pobre animal intelectual equivocadamente llamado HOMBRE.

Es necesario comprender lo qué significa la palabra DESINTEGRACIÓN en PSICOLOGÍA. Desintegrarse es desbaratarse, dispersarse, desgarrarse, contradecirse, etc.

La principal causa de DESINTEGRACIÓN PSICOLÓGICA es la envidia que suele manifestarse a veces en formas exquisitamente sutiles y deliciosas.

La envidia es polifacética y existen millares de razones para justificarla. La envidia es el resorte secreto de toda la maquinaria social. A los Imbéciles les encanta justificar la envidia.

El rico envidia al rico y quiere ser más rico. Los pobres envidian a los ricos y quieren ser ricos también. El que escribe envidia al que escribe y quiere escribir mejor. El que tiene mucha experiencia envidia al que tiene más experiencia y desea tener más que aquel.

Las gentes no se contentan con pan, abrigo y refugio. El resorte secreto de la envidia por el automóvil ajeno, por la casa ajena, por el traje del vecino, por el mucho dinero del amigo o del enemigo, etc. produce deseos de mejorar, adquirir cosas y más cosas, vestidos, trajes, virtudes, para no ser menos que otros etc. etc. etc.

Lo más trágico de todo esto es que el proceso acumulativo de experiencias, virtudes, cosas, dineros, etc. robustece el YO PLURALIZADO intensificándose entonces dentro de nosotros mismos las íntimas contradicciones, las espantosas desgarraduras, las crueles batallas de nuestro fuero interno, etc. etc. etc.

Todo eso es dolor. Nada de eso puede traer contento verdadero al corazón afligido. Todo eso produce aumento de crueldad en nuestra psiquis, multiplicación del dolor, descontento cada vez y más profundo.

EL YO PLURALIZADO encuentra siempre justificativos hasta para los peores delitos y a ese proceso de envidiar, adquirir, acumular, conseguir, aún cuando sea a expensas del trabajo ajeno, se le llama evolución, progreso, avance, etc.

Las gentes tienen la conciencia dormida y no se dan cuenta de que son envidiosas, crueles, codiciosas, celosas, y cuando por algún motivo llegan a darse cuenta de todo esto, entonces se justifican, condenan, buscan evasivas, pero no comprenden.

La envidia es difícil de descubrirse debido al hecho concreto de que la mente humana es envidiosa. La estructura de la mente se basa en la envidia y la adquisición.

La envidia comienza desde los bancos de la escuela. Envidiamos la mejor inteligencia de nuestros condiscípulos, las mejores calificaciones, los mejores trajes, los mejores vestidos, los mejores zapatos, la mejor bicicleta, los hermosos patines, la bonita pelota, etc. etc.

Los maestros y maestras llamados a formar la personalidad de los alumnos y alumnas, deben comprender lo que son los infinitos procesos de la envidia y establecer dentro de la PSIQUIS de sus estudiantes el cimiento adecuado para la comprensión.

La mente, envidiosa por naturaleza, sólo piensa en función del MÁS: "YO puedo explicar mejor", "YO tengo más conocimientos", "YO soy más inteligente", "YO tengo más virtudes", más santificaciones, más perfecciones, más evolución, etc.

Todo el funcionalismo de la mente se basa en el MÁS. EL MÁS es el intimo resorte secreto de la envidia.

EL MÁS es el proceso comparativo de la mente. Todo proceso comparativo es ABOMINABLE. Ejemplo: Yo soy más inteligente que tú. Fulano de tal es más virtuoso que tú. Fulana de tal es mejor que tú, más sabia, más bondadosa, más bonita, etc. etc.

El MAS crea el tiempo. EL YO PLURALIZADO necesita tiempo para ser mejor que el vecino, para demostrarle a la familia que es muy genial y que puede, para llegar a ser alguien en la vida, para demostrarle a sus enemigos, o aquellos a quienes envidia, que es más inteligente, más poderoso, más fuerte, etc.

El pensar comparativo se basa en la envidia y produce eso que se llama descontento, desasosiego, amargura.

Desgraciadamente las gentes van de un opuesto a otro opuesto, de un extremo a otro, no saben caminar por el centro. Muchos luchan contra el descontento, la envidia, la codicia, los celos, pero la lucha contra el descontento no trae jamás el verdadero contento del corazón.

Es urgente comprender que el verdadero contento del corazón tranquilo, no se compra ni se vende y sólo nace en nosotros con entera naturalidad y en forma espontánea cuando hemos comprendido a fondo las causas mismas del descontento; celos, envidia, codicia, etc. etc.

Aquellos que quieren conseguir dinero, magnífica posición social, virtudes, satisfacciones de toda especie, etc. con el propósito de alcanzar el verdadero contentamiento, están totalmente equivocados porque todo eso se basa en la envidia y el camino de la envidia no puede jamás conducirnos al puerto del corazón tranquilo y contento.

La mente embotellada en el YO PLURALIZADO hace de la envidia una virtud y hasta se da el lujo de ponerle nombres deliciosos. Progreso, evolución espiritual, anhelo de superación, lucha por la dignificación, etc. etc. etc.

Todo esto produce desintegración, íntimas contradicciones, luchas secretas, problemas de difícil solución, etc.

Es difícil hallar en la vida alguien que sea verdaderamente ÍNTEGRO en el sentido más completo de la palabra.

Resulta totalmente imposible lograr la INTEGRACIÓN TOTAL mientras exista dentro de nosotros mismos el YO PLURALIZADO.

Es urgente comprender que dentro de cada persona existen tres factores básicos, Primero: Personalidad. Segundo: YO PLURALIZADO. Tercero: El material psíquico, es decir, LA ESENCIA MISMA DE LA PERSONA.

El YO PLURALIZADO malgasta torpemente el material psicológico en explosiones atómicas de envidia, celos, codicia, etc. etc. Es necesario disolver el YO pluralizado, con el propósito de acumular dentro, el material psíquico para establecer en nuestro interior un centro permanente de conciencia.

Quienes no poseen un centro permanente de conciencia, no pueden ser íntegros.

Solo el centro permanente de conciencia nos da verdadera individualidad.

Solo el centro permanente de conciencia nos hace íntegros.

 V.M. SAMAEL AUN WEOR.

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