AUN WEOR
SEGUNDA EDICION Bogotá, Colombia
EL PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en los cielos (I.A.O.)
Santificado sea tu nombre.
Venga a nos tu Reino. (los mundos internos)
Hágase, Señor, tu voluntad, así en la Tierra como en el
Cielo
El pan nuestro de cada día, dádnoslo hoy.
Perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a
nuestros deudores. No nos dejes caer en la tentación, mas líbranos de todo mal.
AMÉN.
NOTA: Esta oración
fue legada por Nuestro Señor el Cristo y contiene siete peticiones sagradas
para que los devotos del sendero pidan como gracia al Altísimo.
Los Gnósticos tenemos que hacer la voluntad del Padre,
así en la tierra como en el cielo, pero generalmente los hombres llaman e
invocan a Dios para que
Él haga la voluntad de ellos, o sea al contrario.
LA SALVE
Dios te salve RAM-IO (María)
Llena eres de gracia; El Señor es contigo.
Bendita tú entre las mujeres,
Y bendito el fruto de tu vientre “IHESUS”.
Virgen RAM-IO, Madre de Dios,
Ruega por nosotros los que tenemos el yo pecador;
Ahora y en la hora de la muerte de nuestros defectos
(yoes) AMÉN.
NOTA: Esta oración, y el Padre Nuestro las deben orar
todos los Gnósticos antes de acostarse o en momentos de peligro.
CAPÍTULO I
La Virgen del Carmen fue la Madre del Divino Redentor del
Mundo. Innumerables escritores han cantado loas a la madre más grandiosa de
todos
los tiempos.
¿Cómo podríamos definirla? Ni la pluma de Miguel Ángel, ni la Madona de
Leonardo Da Vinci han logrado traducirnos en formal fiel la imagen de la Virgen
María.
Innumerables esculturas han tratado de personificar a la
Virgen del Carmen, pero ninguna de ellas puede traducir exactamente la
fisonomía de aquella gran hija de la Luz.
Al contemplar con los ojos del Alma la inefable figura de
aquella Divina
Madre no vemos nada que nos sepa a diamantes, rubíes y
esmeraldas.
Ante los ojos del Alma desaparecen por completo las
púrpuras y sedas con que se ha querido envolver el recuerdo de María, la Divina
Madre de Jesús de Nazaret.
No fue María aquella verdad mundanal pintada en todas las
acuarelas.
Con los ojos del Espíritu sólo contemplamos una virgen
morena quemada por el sol del desierto. Ante nuestras atónitas miradas
espirituales se desdibujan esbeltos cuerpos y rostros provocativos de figuras
femeninas, para aparecer en su lugar una mujercita sencilla de pequeña
estatura, cuerpo delgado, rostro pequeño y ovalado, nariz roma, labio superior
algo saliente, ojos gitanos y amplia frente.
Aquella humilde mujer vestía con túnica color carmelita o
marrón y sandalias de cuero.
Caminando a través de los desiertos africanos rumbo a la
tierra de Egipto, parecía una pródiga con su túnica vieja y rota, y su rostro
moreno humedecido en copioso sudor.
No es María aquella estatua púrpura y diamantes que hoy
adorna la catedral de Notre Dame de París. No es María aquella estatua cuyos
dedos de armiño, engarzados en puro oro, alegra las procesiones de la casa
parroquial.
No es María aquella beldad inolvidable que desde niños
contemplamos sobre los suntuosos altares de nuestras iglesias pueblerinas,
cuyas campanas metálicas alegran los mercados de nuestras parroquias.
Ante nuestros sentidos espirituales sólo vemos una virgen
morena quemada por el sol del desierto.
Ante la vista del espíritu desaparecen por completo todas
las fantasías para aparecer en su lugar una pródiga humilde, una humilde mujer
de carne y hueso.
Desde muy niña, María hizo voto de castidad en el templo
de Jerusalén.
María era hija de Ana, su madre la llevó al templo para
que hiciera sus votos. Y era María una de las Vestales del Templo.
Nació entre una aristocrática familia, y antes de ingresar
al templo como Vestal tuvo innumerables pretendientes y hasta tuvo un rico y
apuesto galán que quiso casarse con ella. Empero María no lo aceptó, su corazón
sólo amaba a Dios.
Los primeros años de su vida estuvieron rodeados de toda
clase de comodidades.
Cuenta la tradición que María hacía alfombras para el
templo de Jerusalén y que esas alfombras se convertían en rosas.
María conoció la Doctrina secreta de la Tribu de Leví.
María se educó a la sombra augusta de los pórticos de Jerusalén, entre el follaje
núbil de esas palmeras orientales, a cuyas sombras descansan los viejos
camelleros del desierto.
María fue iniciada en los Misterios de Egipto, conoció la
Sabiduría de los Faraones, y bebió en el Cáliz del antiguo Cristianismo,
calcinado por el fuego ardiente de las tierras orientales.
La Religión Católica tal como hoy la conocemos, ni
siquiera se vislumbra sobre los siete
collados de la Roma augusta de
los Césares y los viejos Esenios sólo conocían la vieja Doctrina Cristiana, la
doctrina de los mártires, aquella doctrina por la cual San Esteban murió
mártir.
Esa santa doctrina Crística se conservaba en secreto
dentro de los Misterios de
Egipto, Troya, Roma, Cartago, Eleusis, etc.
Lo grande que hubo en el Cristo, fue haber publicado la
vieja doctrina sobre las calzadas de Jerusalén.
Y fue María, la Virgen del Carmen, designada por la
Divinidad para ser la
Madre del Divino Redentor del Mundo.
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Yal sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a
una
ciudad de Galilea, llamada Nazaret”.
“A una virgen desposada con un varón que se llamaba José,
de la Casa de David; y el nombre de la virgen era María”.
“Y entrando el ángel a donde estaba, dijo: ¡Salve, muy
favorecida!, El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres”.
“Mas ella, cuando le vio, se turbó de sus palabras, y
pensaba que salutación fuese esta”.
Entonces el ángel le dijo: “María no temas, porque has
hallado gracia cerca de Dios. Y he aquí, concebirás en tu seno, y parirás un
hijo, y llamarás su nombre Jesús”. (Vers. 26, 27, 28, 29, 30, 31 – Cáp. 1 – San
Lucas)
“Empero María, protestó en su corazón porque era casta, y
dijo al ángel:
¿Cómo será esto? Porque no conozco varón”.
Y respondiendo el ángel, le dijo: “El Espíritu Santo
vendrá sobre ti y la virtud del Altísimo le dará sombra, por lo cual también lo
santo que nacerá será llamado hijo de Dios”. (Vers. 34 y 35 – Cáp. 1 – San
Lucas)
“Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor. Hágase
a mí conforme a tu palabra. Y el ángel partió de ella.”
“En aquellos días levantándose María, fue a la montaña
con prisa, a una ciudad de Judá.
Y entró en casa de Zacarías y saludó a Elizabeth.”
“Y aconteció que como oyó Elizabeth la salutación de
María, la criatura saltó en su vientre y Elizabeth fue llena de Espíritu
Santo.”
“Y exclamó a gran voz y dijo: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto
de tu vientre”.
¿Y de donde esto a mí, que la madre de mi Señor venga a
mi
Porque he aquí, como llegó la voz de salutación a mis
oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
“Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirán las
cosas que le fueron dichas por parte del Señor”
Entonces María dijo: “Engrandece mi alma al Señor”
“Y mi espíritu se alegró en Dios mi salvador”
“Porque ha mirado a la bajeza de su criada”
“Porque he aquí,
desde ahora me
dirán bienaventurada todas
las generaciones”
“Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso y Santo en
su nombre” “Y su misericordia de generación a generación a los que temen”
“Hizo valentía con su brazo. Esparció los soberbios del
pensamiento de su
corazón”
“Quitó a los poderosos de los tronos, y levantó a los
humildes” “A los hambrientos hinchó de bienes, y a los ricos envió vacíos”
“Recibió a Israel su siervo, acordándose de la
misericordia”
“Como habló a nuestros padres, a Abraham y a su simiente
para siempre”
Y se quedó María con ella como tres meses, después se
volvió a su casa. (Vers. Del 39 al 56 – Cáp. 1 – San Lucas)
En los tiempos antiguos toda la especie humana concebía
sus hijos por obra y gracia del Espíritu Santo; y entonces no existía el dolor
en el parto.
El Espíritu Santo enviaba a sus santos ángeles, para que
estos juntasen a hombres y mujeres dentro de los grandes patios de los templos.
El acto sexual era dirigido por ángeles, y éste era un
Sacramento que sólo se verificaba en los templos para engendrar cuerpos para
las almas que necesitaban venir al mundo.
Entonces el dolor en el parto no existía, las mujeres
parían sus hijos sin dolor porque los concebían por obra y gracia del Espíritu
Santo.
Pero cuando la humanidad desobedeció a los ángeles,
entonces pecó contra el Espíritu Santo y éste dijo a la mujer: “parirás tus
hijos con dolor”; y al varón: “trabajarás con el sudor de tu frente para
sostener a tu mujer y a tus hijos”.
Adán eran todos los hombres de los antiguos tiempos y Eva
todas las mujeres de los antiguos tiempos.
María había venido siguiendo el sendero de la castidad y
de la santidad, y por ello se sorprendió cuando el ángel le anunció que
concebiría un hijo.
Ella nos enseñó con su ejemplo el sendero de la castidad.
Hoy en día el matrimonio se ha convertido en una licencia
para fornicar. Los hombres y mujeres se multiplican por puro placer animal, sin
importarles un ápice el Espíritu Santo.
Toda unión sexual que se verifica sin permiso del
Espíritu Santo es fornicación. Pero esto no lo quieren entender los seres
humanos de esta época porque se alejaron de la vieja doctrina que conoció la
Virgen María, madre de Jesús y que predicó el Cristo sobre los muros invictos
de Sión.
Todos los sabios del pasado engendraron sus hijos por
obra y gracia del Espíritu Santo. Zacarías
se sorprendió cuando
el ángel le
anunció el nacimiento de Juan el
Bautista.
Juan también fue engendrado por obra y gracia del Espíritu
Santo y fue un ángel quien anunció a Zacarías que su mujer ya anciana
concebiría un hijo. Veamos los siguientes versículos bíblicos.
“Y aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio
delante de Dios por el orden de su vez.
“Conforme a la costumbre del sacerdocio, salió en suerte
a poner el incienso, entrando en el templo del Señor”
“Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la
hora del incienso” “Y se turbó Zacarías viéndole, y cayó temor sobre él”
“Mas el ángel le dijo: Zacarías, no temas, porque tu
oración ha sido oída, y tu mujer Elizabeth te parirá un hijo, y le llamarás su
nombre Juan”
“Y tendrás gozo y alegría, y muchos se gozarán de su
nacimiento”
“Porque será grande delante de Dios, y no beberá vino ni
sidra; y será lleno del Espíritu Santo, aún desde el seno de su madre”.
(Vers. Del 8 al 15 – Cáp. 1 – San Lucas)
Todos los grandes santos y sabios de los antiguos tiempos
nacieron por obra y gracia del Espíritu Santo.
Todo matrimonio recto y justo debe concebir por obra y gracia del Espíritu
Santo.
Aquellos esposos que quieran ser verdaderamente
cristianos, deben orar al
Espíritu Santo pidiéndole la Anunciación.
Y el ángel de Dios aparecerá en sueños a los esposos y
les anunciará el día y la hora que deben verificar la conexión sexual.
Y así, todo hijo será bello y puro desde su nacimiento,
porque es concebido por obra y gracia del Espíritu Santo.
Hay que dominar las pasiones carnales y cultivar la
pureza y la santidad del matrimonio.
“Honroso es a
todos el matrimonio
y el lecho
sin mancilla, pero
a los fornicarios y adúlteros
juzgará Dios”. (Vers. 4, Cáp. 12 – Hebreos)
“Que ninguno sea fornicario, o profano, como Esaú, que
por una vianda vendió su primogenitura”. (Vers. 16, Cáp. 12 – Hebreos)
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Había en el templo de Jerusalén 33 varones sacerdotes de
la
Tribu de Leví.
José el padre
de Jesús de
Nazaret, era uno
de los 33 ancianos del templo de Salomón.
Después de la Anunciación, el Sumo Sacerdote ordenó que
todos los 33 sacerdotes del templo depositaran sus varas detrás del altar. Y se
dispuso que aquella vara que amaneciera florecida, sería la del esposo de
María.
Cada uno de los sacerdotes, uno a uno en orden sucesivo,
fueron colocando sus varas detrás del altar.
El último que debía colocar su vara fue el Sacerdote
José, pero éste se resistía a la orden del Sumo Sacerdote, alegando su avanzada
edad.
Empero, tuvo que obedecer la orden, y depositó su vara
detrás del altar.
Al otro día, muy de mañana, fueron los sacerdotes al
altar para recoger sus varas, y cuánta no sería su sorpresa al hallar la vara
de José toda florecida.
Así fue como se designó a José por esposo a María.
Y fue la Virgen del Carmen sacada del templo y depositada
en la casa de un ciudadano honorable de Jerusalén, para aguardar la hora de la
concepción.
Y el Ángel Gabriel escogió día y hora en que los esposos
verificaron el acto sexual como un sacrificio en el altar del matrimonio para
brindarle el cuerpo al Divino Redentor del mundo.
Y María fue virgen antes del parto, en el parto y después
del parto, porque era Virgen del Alma, y porque la concepción se verificó por
obra, es decir, por orden y gracia del Espíritu Santo.
El acto sexual, cuando es ordenado por ángel, engendra
hijos por obra y gracia del Espíritu Santo.
El acto sexual para los puros es puro, y para los
impuros, es impuro.
Cuando nosotros miramos el acto sexual con ojos de ángel,
es Angélico, empero cuando lo miramos con ojos de malicia, es demoníaco.
Cuando se verifica el acto sexual por orden de ángel es
santo.
Pero cuando se verifica el acto sexual por orden del
diablo, es satánico.
María no tuvo dolor en el parto, porque concibió su hijo
por obra y gracia del Espíritu Santo, y todos los esposos y esposas del mundo
podrían imitar a María y a José, concibiendo sus hijos por obra y gracia del
Espíritu Santo, “no fornicando”.
Esta es la clave maravillosa que permitirá que nazcan
niños inteligentes y llenos de belleza.
Lo importante es saber abstenerse y orar al Espíritu
Santo diariamente, y a su santo
Ángel Gabriel, para
que en sueños
nos haga partícipes
de la anunciación.
Y entonces el ángel del Señor, revelará en sueños el día
y la hora en que los esposos pueden verificar el acto sagrado de la
fecundación.
Esta concepción del Espíritu Santo, convertirá cada hogar
en un paraíso, y desaparecerán los desencantos amorosos y habrá felicidad.
Toda oración al Ángel Gabriel, se hará así.
“Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar la
aflicción de su sierva, y te acordares de mí, y no te olvidaras de tu sierva,
mas dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de
su vida, y no subirá navaja sobre su cabeza”. (Vers. 11, Cáp. 1 – Samuel)
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Nosotros somos almas que tenemos cuerpo. Pero el cuerpo no
es sino el vestido del alma.
El cuerpo no piensa, la que piensa es el alma. El cuerpo
no ama, la que ama es el alma. El cuerpo no desea quien desea es el alma. El
cuerpo es únicamente un vestido del alma.
Durante las horas de sueño, el alma se sale del cuerpo y
visita todos aquellos lugares que le son familiares.
Durante las horas de sueño, el alma vaga por el sagrado
monte de que nos hablan los santos de los evangelios.
La Biblia nos habla sobre el monte en los siguientes
versículos.
“Y aconteció como ocho días después de estas palabras,
que tomó a Pedro, a
Juan y a Jacobo y subió al monte a orar”
“Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se
hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente”
“Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales
eran Moisés y Elías” “Que aparecieron en majestad, y hablaban de su salida, la
cual había de
cumplir en Jerusalén”
“Y Pedro y
los que estaban con
él estaban cargados de sueño; y
como despertaron, vieron su majestad, y aquellos dos varones que estaban
con él”
“Y aconteció, que apartándose ellos de él, Pedro dice a
Jesús: Maestro, bien es que nos quedemos aquí; y hagamos tres pabellones, uno
para ti y uno para Moisés, y uno para Elías, no sabiendo lo que decía”
“Y estando él hablando de esto, vino una nube que los
cubrió; y tuvieron temor, entrando ellos en la nube”
“Y vino una voz de la nube, que decía: Este es mi hijo
amado, a él oíd”
“Y pasada aquella voz, Jesús fue hallado solo y ellos
callaron; y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto”
“Y aconteció al día siguiente, que apartándose ellos del
monte, gran compañía les salió al encuentro”
(Vers. 28 al 37 – Cáp. 9 – San Lucas)
Ese monte que hablan los Evangelios, es el espacio.
Durante las horas del sueño, todas las almas vagan por el
monte y visitan diferentes lugares, van a donde su corazón las lleve.
En sueños nuestras almas hablan con seres distantes,
hablan con otras almas y pueden conversar con los ángeles.
Cuando se dice que Cristo y Pedro, Juan y Jacobo subieron
al monte a orar; y que el Cristo se transfiguró en presencia de ellos, hemos de
entender que los cuerpos de carne y hueso de ellos dormían mientras sus almas
oraban fuera del cuerpo, en el monte.
Todo ser humano puede visitar el monte a voluntad. Lo
importante es comprender que nosotros somos almas que tenemos cuerpos, y que
podemos entrar y salir del cuerpo a voluntad.
Todo cristiano puede aprender a salir del cuerpo a
voluntad.
LA CLAVE ES LA SIGUIENTE
Acuéstese la persona en su lecho, adormézcase y cuando ya
se encuentre dormitando levántese de su lecho con suavidad, cuidándose de no
despertar de su sueño.
Luego salga de su cuarto, de un pequeño saltito con la
intención de flotar, y así volando, cada cual puede ir a donde su corazón le
lleve.
La madre, podrá visitar a su hijo distante, verlo y
conversar con él. Es esposo podrá visitar a su lejana esposa, verla y ella a su
vez podrá hacer lo mismo.
Esta no es una práctica mental, no se trata de un asunto
mental, cuando decimos que el cristiano debe levantarse de su cama con
suavidad, se debe hacer esto, así tal como se oye, pero cuidando el sueño,
porque el poder para entrar al monte, está en el sueño.
Lo importante es dejar la pereza y levantarse de su lecho
en el momento de estar dormitando.
En el monte, todas las almas pueden conversar con la
Virgen del Carmen, y con el hijo querido de sus entrañas.
La Virgen Santísima del Carmen llora por todas las
mujeres y vela por todos los humanos.
En el monte, la Virgen del Carmen aparece vestida con su
túnica carmelita. Lleva un manto carmelita y marrón sobre su cabeza, lleva un
escapulario en sus manos, y su cabeza va ceñida por una corona.
Esta es la Virgen Morena, la Virgen del Monte.
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L O V E L
D I S C E R N I M I E N T O
En nuestro pasado capítulo dijimos que cuando el cuerpo
duerme el alma vaga por el sagrado monte.
El alma se ocupa durante las horas del sueño en los
mismos oficios y ocupaciones del día.
Fuera del cuerpo los comerciantes compran y venden en sus
almacenes, sin darse cuenta de que están fuera del cuerpo.
Durante las
horas del sueño
vemos a las
almas de las
modistas, de los mecánicos, de
los tenderos, de los vendedores ambulantes, etc., dedicados a los mismos
oficios y menesteres del día.
Esas almas andan dormidas, convencidas, seguras de que se
encuentran en carne y hueso. Cuando alguien les dice que están fuera del
cuerpo, entonces no creen y se burlan.
Si esas almas se dieran cuenta de que están fuera del
cuerpo, entonces podrían transportarse a cualquier rincón del mundo en pocos
instantes.
Así la esposa que sufre por el hombre que ama y que está
ausente; la novia que está sufriendo por su novio amado, puede visitarlo sin ser
vista. La madre que tiene el hijo ausente puede visitar a su hijo, y darse
cuenta de su vida.
Lo importante es conocer la clave, el secreto para darse
cuenta de que está fuera del cuerpo físico.
Esa clave es la del discernimiento. Durante el día
debemos hacernos esta pregunta: ¿Estaré en el cuerpo? ¿Estaré fuera del cuerpo?.
Brinque usted entonces, dé un pequeño saltito con la
intención de flotar en el espacio, y si flota es porque usted está fuera del
cuerpo. Entonces suspendido en los espacios, diríjase a donde su corazón lo
lleve.
Esta pregunta deberá hacérsela usted en presencia de
cualquier cosa curiosa. Supongamos que va usted caminando por la calle y se
encuentra con un amigo que hacía tiempo no veía, entonces hágase la pregunta:
¿Estaré en el cuerpo o fuera de él?.
Dé un pequeño saltito con la intención de flotar, y si
flota es porque su cuerpo está dormido en la cama y usted está fuera de él.
Diríjase entonces a donde su corazón lo lleve, a donde el ser ausente, a donde
el hijo lejano, a donde el ser amado.
Esta pregunta deberá usted hacérsela durante el día, en
presencia de cualquier cosa curiosa. Un tumulto, un objeto raro, el encuentro
con un fallecido, el encuentro con un amigo lejano, en fin, en presencia de
cualquier detallito insignificante.
Esta clave del discernimiento se debe practicar durante
el día, a cada paso, a cada instante, para que se grave bien en nuestra alma, y
actúe durante el sueño.
Todo lo que uno hace durante el día lo hace también
durante el sueño, y si durante el día se acostumbra a esta práctica, durante la
noche resultará usted haciéndola en horas del sueño cuando su alma esté fuera
del cuerpo.
Y entonces, al hacerse la pregunta, dará el saltito tal
como lo ha hecho durante el día, y despertará su conciencia y flotará en los
espacios y podrá visitar a los seres lejanos, al hijo ausente, a la madre de la
cual no ha tenido noticias, etc.
El alma durante las horas del sueño, está fuera del
cuerpo, lo importante es que el alma se de cuenta de que anda fuera del cuerpo
para poder visitar cualquier sitio lejano.
Esta es la clave del discernimiento.
Si estando fuera del cuerpo, invocamos con puro corazón a
la Virgen del Carmen, entonces la Divina Madre del Nazareno concurrirá a
nuestro llamado y podremos conversar con ella. Y si estando fuera del cuerpo
invocamos al Ángel Gabriel, pidiéndole la anunciación entonces él podrá decir a
la esposa y al esposo, en que día y en que hora pueden juntar sus cuerpos. Y
así las mujeres podrán concebir sus hijos por obra y gracia del Espíritu Santo.
Es decir, por orden del Espíritu Santo.
Los hombres pueden conversar con los ángeles durante el
sueño. Toda mujer, todo niño, todo anciano, puede conversar con los ángeles
durante el sueño.
Fuera del cuerpo podemos invocar a los ángeles y estos
concurren a nuestro llamado para enseñarnos la palabra de Dios.
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V I M I L A
G R O S D E
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A R M E N
Todos los que conocemos el monte sabemos que la Virgen
del Carmen es una trabajadora incansable.
Muchas veces, un devoto se cura de alguna enfermedad
incurable, y entonces lleno de admiración exclama: “¡Un milagro de la Virgen
del Carmen!”.
Pero el devoto ignora que la
Virgen del Carmen ha tenido
que trabajar intensamente para
poder curar el cuerpo enfermo.
Otras veces un devoto se ha salvado de morir
trágicamente, lleno de admiración exclamó: “¡Un milagro!”. Pero el devoto
ignora el esfuerzo supremo, el enorme sacrificio, la magnitud del trabajo que a
la Virgen del Carmen le ha tocado realizar.
Vamos a relatar algunos milagros de la Virgen del Carmen:
1º) Alfredo
Bello, se salvó de morir ahogado en una goleta, implorando a la Virgen del Carmen; navegaba Alfredo
Bello en
la zona del Canal de Panamá hacia la ciudad de Barranquilla,
cuando la goleta estalló. Se hundió la nave entre las olas embravecidas del
mar. No se veía sino cielo y agua, ni un rayo de esperanza y Alfredo Bello
agarrado a un mísero tablón, imploraba a la Virgen del Carmen. Así se salvó el
hombre; recibió auxilio a tiempo y lleno de admiración exclamó: “¡Un milagro!”.
Pero aquel hombre ignoraba el esfuerzo terrible que tuvo
que hacer la Virgen del Carmen para salvarlo.
2º) José
Prudencio Aguilar, distinguido y selecto personaje de Riohacha, navegaba en una
goleta de su propiedad a través de las olas embravecidas del Atlántico, cuando
fue arrollado por un huracán aterrador
que agitaba las embravecidas olas del
mar. Aquella goleta estuvo a punto de hundirse entre las profundidades del
Océano.
El hombre clamaba a la Virgen del Carmen, y esta
trabajando así duramente logró salvarlo del desastre. “¡Un milagro!” Exclamó el
hombre.
3º) La señora
Esther Lozano dio a luz una bella niña sin sentir ningún dolor, en
el parto, invocando
a la Virgen
del Carmen. “¡Un
milagro!”
Exclamó, sin darse cuenta la dama del enorme trabajo
científico que tuvo que realizar la Virgen del Carmen para salvarla.
La señora
agradecida bautizó a su hija
con el nombre de
la Virgen del
Carmen.
4º) En
el año 1940, viajando en una lancha de Tacamocho a Gamarra, una señorita de
nombre Emilia Hernández, cayó al agua en instantes en que iba por un
balde de agua.
La dama estuvo
cuatro horas entre
las olas embravecidas el río
Magdalena, agarrada a una insignificante rama, y se salvó de las garras de la
muerte invocando a la Virgen del Carmen. El nombre de la lancha era
"Manzanares”.
La Virgen del Carmen tuvo que luchar muchísimo para
salvar a la dama.
5º) Un
marino, perteneciente a una distinguida familia samaria, tuvo un accidente en
el mar, y duró varias horas en el agua. Al ser sacado volvió en sí, y todos
exclamaron: “¡Un milagro de la Virgen del Carmen!”.
6º) En alguna
ocasión un hombre que subía por un collado del Tolima, fue atacado por un perro
rabioso. El animal aullaba entre tinieblas de la noche. El hombre temeroso,
invocó a la Virgen del Carmen, y la bestia huyó despavorida.
No hay duda de que ese animal era un ser tenebroso del
abismo.
7º) ¿Y qué
diríamos de aquella niña que se salvó al estrellarse el avión en que viajaba?
La nave aérea transportaba de Alemania a los Estados Unidos una gran cantidad
de niños refugiados, cuando se estrelló en Estados Unidos. Perecieron todos
esos niños, pero no se explica como y de que manera se encontró a cierta
distancia del avión a una niña completamente sana y sin el menor rasguño.
La Virgen del
Carmen realizó ese
maravilloso trabajo, ese
formidable milagro.
Aceptamos que por ley del destino la niña debía morir
todavía, pero inevitablemente se necesitaba una intervención, y ella fue
precisamente la de la Virgen del Carmen.
C A P Í T U L O
V I I L A N A T U R A L E Z A
La Naturaleza es una Madre siempre Virgen. La Naturaleza
es siempre Virgen y siempre Madre. La Naturaleza es una
madre austera y bondadosa.
La conciencia de la Naturaleza, enseña al tímido
pajarillo a construir su nido. La conciencia de la Naturaleza palpita en
el corazón del árbol, en el corazón del tímido gusanito
que se arrastra por la
tierra, en el corazón del águila que altanera bate sus
alas intrépidas sobre las moles gigantescas de granito, que se enclavan con sus
torres almenadas entre el azul del cielo.
La conciencia de la Naturaleza enseña al niño a buscar el
pecho de su madre, y enseña a las aves a levantar el vuelo.
La conciencia de
la Naturaleza da forma a todas las
cosas, organiza los pétalos de las flores que embalsama el aire con sus
perfumes, y ordena el movimiento de los astros entre la magnífica orquestación
del Infinito.
La Naturaleza es una Madre austera y amorosa. Cuando
penetramos en el monte, la vemos dentro de su templo magnífico, con su corona
de oro, y su túnica blanca resplandeciente, gobernando a los elementos en
lucha.
Cuando la humanidad molesta demasiado, ella hace lo que
todas las madres con sus hijos. Les regala juguetes para que se diviertan,
deposita en la mente de los inventores, la radio, el avión, el automóvil, etc.,
para que sus hijos se diviertan, mientras e hacen maduros para estudiar la
sabiduría de Dios.
Todos los ángeles inocentes de la tierra, del agua, del fuego y del aire, obedecen a la Bendita Diosa del
Mundo.
María, Adonía, Insoberta, Isis, Astarté, han simbolizado
siempre a la Virgen
Celestial de la Naturaleza.
La Naturaleza es un gran taller, donde Dios trabaja.
La Naturaleza es el templo de la Virgen Madre del Mundo.
C A P Í
T U L O V I I I L A
I G L E S I A G N Ó S T
I C A
hora vamos a enseñarles a los devotos de la Virgen del
Carmen el sendero del verdadero Cristianismo.
Estudiemos el capítulo tercero de la Primera Epístola del
Apóstol San Pablo a Timoteo, veamos:
“Palabra fiel: si alguno apetece obispado, buena obra
desea”
“Conviene, pues, que el obispado sea irreprensible marido
de una mujer, solícito, templado, compuesto, hospedador, apto para enseñar”
“No amador del vino, no heridor, no codicioso de torpes
ganancias, sino moderado, no litigioso, ajeno a la avaricia”
“Que gobierne bien
su casa, que
tenga sus hijos
en sujeción con
toda honestidad”.
(Porque el que no sabe gobernar su casa, como cuidará la
de la Iglesia de
Dios)
“No un neófito, porque inflándose no caiga en juicio del
diablo”
“También conviene que tenga buen testimonio de los
extraños, porque no caiga en afrenta y en lazo del diablo”
“Los diáconos, deben ser honestos, no bilingües, no dados
a mucho vino, no amadores de torpes ganancias”
“Que tenga el misterio de la fe con limpia conciencia”
“Y éstos también sean antes probados; y así ministren, si
fueren sin crímenes” “Las mujeres asimismo, honestas, no detractoras,
templadas, fieles en todo”
“Los diáconos sean marido de una mujer, que gobiernen
bien sus hijos y sus casas”
“Porque los que
bien ministraren ganan
para sí buen
grado, y mucha confianza en la fe que es en Cristo
Jesús”
“Esto te escribo con esperanza que iré presto a ti”
“Y si no fuere tan presto, para que sepas como te
conviene conversar en la casa de Dios, que es la Iglesia de Dios vivo, columna
y apoyo de la Verdad”
“Y sin contradicción, grande es el ministerio de la
piedad: Dios ha sido manifestado en carne; ha sido justificado con el Espíritu,
ha sido visto de los ángeles; ha sido predicado a los gentiles, ha sido creído
en el mundo; ha sido recibido en gloria”
Esta es la
Epístola del Apóstol
San Pablo a
San Timoteo, varón
pío y temeroso de Dios.
Esta es la Santa Doctrina de San Agustín, Santo Tomás,
Clemente de Alejandría, Hipólito, Epifanio, Carpócrates, que fundó varios
conventos en España, Tertuliano, San Ambrosio, San Esteban que murió mártir,
San Justiniano, etc.
Esta es la vieja doctrina que Cristo enseñó en secreto a
sus 70 discípulos y por la cual fueron perseguidos los santos de Jerusalén.
Esta es la doctrina de los grandes príncipes de la
Iglesia, esta es la doctrina de los Gnósticos, a la cual pertenecían los altos
dignatarios de la Iglesia Católica Gnóstica primitiva.
Este es el antiguo Cristianismo que Pablo predicó en Roma
cuando llegó cargado de cadenas. Este es el Cristianismo que estudió la Virgen
del Carmen bajo la sombra augusta del templo de Jerusalén.
Veamos algunas otras enseñanzas del Apóstol San Pablo.
“Seguid la caridad; y procurad los dones espirituales más
sobre todo lo que profeticéis”.
“Porque el que habla en lenguas, no habla a los hombres,
sino a Dios, porque nadie lo entiende, aunque en espíritu hable misterios”.
“Mas el que profetiza, habla a los hombres para
edificación, y exhortación y consolación”.
“El que habla lengua extraña, a sí mismo se edifica; mas
el que profetiza, edifica a la Iglesia”.
“Así que quiera que todos vosotros habléis lenguas,
empero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla
lenguas, si también lo interpretare, para que la Iglesia tome edificación”.
“Ahora pues, hermanos, ¿si yo fuere a vosotros hablando
lenguas, qué os aprovecharé, si no os
hablare, o con revelación, o con ciencia, o con profecía, o con doctrina?”.
(Vers. 1 al 6, Cáp. 14 – Corintios)
Así pues, San Pablo de Tarso aconseja a todos los buenos
Cristianos que practiquen la caridad, que procuren los dones espirituales, y
sobre todo que profeticen.
“Si hablare alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o
a lo más tres, y por turno; mas uno interprete”.
“Y si no hubiese intérprete, calle en la Iglesia y hable
a sí mismo y a Dios”. “Así mismo los profetas hablen dos o tres, y los demás
juzguen.”
“Y si a otro que estuviere sentado, fuere revelado, calle
el primero”.
“Porque podéis todos profetizar uno por uno, para que
todos aprendan, y todos sean exhortados”.
“Y los espíritus de los que profetizaren, sujétense a los
profetas”.
“Porque Dios no es Dios de disensión sino de paz; como en
todas las Iglesias de los Santos.”
“Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no
les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley dice”.
“¿Qué ha salido de nosotros la palabra de Dios? ¿O a
vosotros solos ha llegado?”
“Si alguno a su parecer, es profeta, o espiritual,
reconozca lo que os escribo, porque son mandamientos del Señor”.
“Mas el que ignore, ignore”.
“Así que hermanos, procurad profetizar; y no impidáis el
hablar lenguas”. “Empero hágase todo decentemente y con orden”.
(Vers. 27 al 40, Cáp. 14, Corintios)
Todo buen Cristiano puede recibir al Espíritu Santo y
profetizar. Pero el que quiera volverse profeta tiene que volverse
completamente casto y santo.
La Iglesia de nuestro Señor Jesucristo no es de este
mundo; él mismo lo dijo: “Mi reino no es de este mundo”. En el monte del Dios
Vivo, hay una Iglesia, invisible para los ojos de la carne, pero visible para
los ojos del alma y del Espíritu. Esa es la Iglesia Gnóstica primitiva, a la
cual pertenece el CRISTO y los profetas.
Esa Iglesia tiene sus obispos, arzobispos, diáconos,
subdiáconos y sacerdotes que ofician en el Altar del Dios Vivo. El patriarca de
esa Iglesia invisible es Jesucristo.
A esa Iglesia pueden ir todos los Cristianos en alma y en
Espíritu.
En los capítulos IV y V de la presente obra enseñamos el
secreto para salir del cuerpo conscientemente, y visitar cualquier punto lejano
de la Tierra.
También podemos todos los seres humanos visitar la
Iglesia Gnóstica durante el sueño. Allí en esa Santa Iglesia, vemos a la Virgen
del Carmen y a sus santos ángeles con ella.
Todos los grandes Santos de la Iglesia de Dios visitan la
Iglesia Gnóstica. Los viernes y domingos en la aurora hay misas y comuniones, y
todos los Cristianos pueden asistir a esas misas y recibir la comunión de pan y
vino, siguiendo las enseñanzas dadas en el capítulo IV y V de este libro. En
esa Iglesia se le enseñará a todos los devotos a profetizar.
En la Iglesia Gnóstica vemos al Cristo sentado, en su
trono, y todos los
Gnósticos podemos conversar con él personalmente.
Todos los sufrimientos de María sucedieron cuando se
desposó con José el
Sacerdote.
María fue iniciada en los misterios de Egipto.
En la Iglesia Gnóstica, los Cristianos aprenden a
profetizar.
Lo importante es seguir la senda de Santidad y Castidad
perfectas.
En nuestros libros titulados: “El Matrimonio Perfecto” y “La Revolución de
Bel” estudiamos a fondo los grandes misterios del sexo. En esas obras enseñamos
los secretos más grandiosos del Universo.
QUE LA PAZ SEA A TODOS LOS SERES HUMANOS.
SAMAEL AUN WEOR.
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