Si a Kristo no lo realizamos en nuestro interior, estaremos
despreciando su generoso convite. A.Z.F., V.M.K. EL TAWA MANÚ, en la materia:
David Serrate Pérez
LAS 33 CLAVES DE LA RENUNCIACIÓN PURIFICATORIA
ARKAOM ZANONI PHIDLUZ, V.M.K. EL TAWA MANÚ, en la materia: DAVID
SERRATE PÉREZ
Con la finalidad de que los auténticos Aspirantes de la Iniciación
merezcan transitar los procesos purificatorios, contando con la hermenéutica
precisa de la Renunciación, Jeú Mikael exhorta a sus Discípulos que prediquen
el Evangelio, enfatizando sobre la incesante búsqueda que debe hacer la
Humanidad para alcanzar los Misterios del Reino de Luz, mediante los cuales se
logra la plena purificación, así como el pasaporte seguro para llegar al Reino
de las Alturas.
De modo que paso a proporcionar, en favor de los Laborantes serios, las
33 Claves constituyentes de la Renunciación Purificatoria, y pese a que, por mi
gesto misericordioso de proporcionar estas Perlas Celestiales, esperanzado en
que hayan merecedoras de las mismas y que las sepan aprovechar oportuna como
sabiamente, habrán de saltar las fieras egoicas que se oponen al cumplimiento
de la Misión Krística Redentora, helas sin embargo aquí, con todo el Amor Real
que brota de mi corazón radiante de Luz:
1) Renunciar a todas
las tentaciones y pecados existentes en el mundo.
El método:
Los aspirantes a los Misterios que aún participan entusiastas entre las
tentadoras golosinas de este mundo, deben definirse de una vez entre la Luz o
las tinieblas, y si felizmente es por lo primero, deben romper radicalmente con
toda la gama de pecados y sus múltiples ramificaciones, con la finalidad de
llegar a ser dignos de encarnar los Misterios de la Luz, librándose a la vez
del temible dragón de las tinieblas exteriores, de cuya boca emerge una descomunal
cola, representativa de los doce poderosos demonios agazapados en lo recóndito
infra psíquico del pecador.
2) Renunciar a la
inmisericordia e impiedad.
El método:
Sólo renunciando a la inmisericordia e impiedad, el Iniciado puede
librarse del temible demonio cara de cocodrilo denominado Enchthonin, quien es
el regidor de la primera caverna infra psíquica correspondiente a las tinieblas
exteriores, pudiendo de este modo merecer los Misterios de la Luz.
3) Renunciar a la soberbia.
El método:
Para llegar a ser merecedor de los Misterios de la Luz, así como
librarse de las más temibles confrontaciones psicológicas, a las que conduce
inevitablemente el influjo del demonio cara de cocodrilo llamado Enchthonin, el
Iniciado debe renunciar en forma definitiva a la fatal soberbia, misma que un
día en los eones de los tiempos determinó la caída de gloriosos Seres como Samael y Azaziel para convertirse en los
demonios Samas y Astarot.
4) Renunciar a la murmuración.
El método:
Es correcto y hasta saludable para el Alma denunciar a viva voz, (Sin
que medien otros ocultos intereses, ventajas y oportunismos) los delitos,
inmoralidades, vicios, corrupciones y otros males en los que se involucran
jactanciosa y ostensiblemente las decadentes sociedades modernas; lo malo
radica en la murmuración y el brulote anónimo, aquella demoníaca habilidad que
digitan los egos para que los humanos incurran en cobardes agresiones contra la
dignidad de las personas, haciendo gala de insidias, calumnias, blasfemias, que
se propalan contra circunstanciales víctimas, sin asumir el valor, por lo
menos, de emitirlas abiertamente; por consiguiente, el Iniciado debe renunciar
al vicio de la maledicencia y la chismografía, para llegar a ser digno de los
Misterios de la Luz, así como salvarse del correspondiente Karma que arroja al
trasgresor a padecer en fuego devorador el influjo del demonio Charachar,
castigo que en justicia le prepara el propio dragón que funge interiormente
como Chacal de la Ley, o particular Kaom.
5) Renunciar a fisgonear.
El método:
Asimismo, para librarse de los juicios que en su caso podría entablar
contra el pecador el magnánimo como insobornable Juez Íntimo, y también para
llegar a merecer los Misterios de la Luz, el Iniciado debe renunciar a inquirir
o escuchar subrepticia y maliciosamente lo que no le corresponde,
involucrándose en los afanes de otras personas.
6) Renunciar a la charlatanería.
El método:
Existen gentes que no pueden pasar un solo instante sin dedicar sus
esfuerzos y hasta "ingenio" soez, en hacer relucir los defectos de
los demás, importándose morbosamente de la vida ajena e ingresando a una
peligrosa charlatanería, misma que tarde o temprano acarrea en la existencia
dolorosas circunstancias karmáticas, viviendo el propio infierno, esto es, la mazmorra
de Charachar, aún en la materia corporal.
7) Renunciar a la holgazanería.
El método:
Cuando se habla de renunciar a la holgazanería, este Mandato no sólo se
está refiriendo a las regulares actividades que comúnmente se deben realizar
como un ineludible deber para satisfacer los legítimos requerimientos de la
vida material, mismos que se pueden cumplir sin llegar a excesos ni
arbitrariedades perniciosas; en todo caso y principalmente, esta prohibición
del ocio está referida a no permitir que por comodidad u holganza, se
posterguen o anulen las liberadoras actividades del Alma, cuyo nutrimento
depende de las cotidianas prácticas a las que en respetuosa disciplina debe
someterse el diligente, organizado, prudente y sabio Laborante, si es que en
verdad quiere salvarse de Yaldabaöth, mereciendo así alcanzar los Misterios de
la Luz.
8) Renunciar a los pleitos.
El método:
Si el Iniciado no renuncia consciente y radicalmente a los pleitos y
enfrentamientos tendenciosos, aparte de desmerecer los Misterios de Luz,
adquiere el correspondiente castigo que consiste en encarnar una materia sometida al incesante acoso y
batallar del demonio cara de perro Archaroch particularizado interiormente, el
mismo que responde a la antítesis de Ares que es Ariel.
9) Renunciar a la
falsedad y la calumnia.
El método:
El Iniciado debe renunciar a toda clase de calumnias, insidias y
falsedades, evitando caer en las
candentes situaciones karmáticas a las que en proporcional castigo es arrojado
el pecador a la cuarta mazmorra de las tinieblas exteriores, la que se halla
bajo el dominio del dragón negro cara de serpiente Achrochar, pues tanto daño
hace al que las padece como al que las profiere; el Kaom Interior actúa con
severidad contra los calumniadores, ya que al propalar falsedades se peca
contra el Padre que es Fuente de toda Verdad. El Laborante para alcanzar los
Misterios de Luz y librarse de un tremendo Karma, debe liquidar de su interior
el menor vestigio de calumnia y falsedad.
10) Renunciar a la malicia.
El método:
Entre los vicios a los cuales se debe renunciar en forma rigurosa para
adquirir los Misterios de la Luz, y asociado con la charlatanería, se halla esa
morbosa tendencia de ver el mal en todas partes y en cuanta persona aparece en
el diario escenario de la existencia, cuando en realidad, lo trascendente,
inmediato e impostergable para el auténtico Iniciado, es eliminar los yoes
causas que en el interior lleva, y así poder librarse de los castigos del
Averno.
11) Renunciar a la difamación.
El método:
Algo que resulta realmente
demoledor para la dignidad de las personas y que acarrea confrontaciones de
toda índole, es lo relativo a la difamación inescrupulosa, siempre ligada a las
canalladas de la vil calumnia, con la que los demonios intentan deformar la
Verdad, dañando la honorabilidad de los demás.
El verdadero Iniciado para librarse de terribles consecuencias
karmáticas, así como poder llegar a merecer los Misterios de Luz, debe
renunciar a toda clase de difamación; claro está que esta purificación
alcanzada con la eliminación del vicio difamatorio, en nada perjudica y mucho
beneficia al Iniciado que ose desenmascarar oportuna y valientemente las
atrocidades que cometen los demonios envanecidos en el poder material, y que la
ejercen contra los humildes y desprotegidos o la sociedad en su conjunto, pues
resulta que aquéllos por hallarse en situación de circunstancial mando y/o mal
habidas fortunas, pretenden mantenerse en absoluta impunidad pese a sus delitos
e inmoralidades, alegando en su favor falsa inocencia, con cinismo propio de
dramatizaciones escénicas, a tal punto que apoyados en una justicia deleznable
y corrupta, son capaces de mandar encarcelar por calumnias, injurias o libelo
infamatorio, a quienes apoyados en la Verdad y la Justicia, les ventilen a la
luz del Sol sus "trapitos sucios".
12) Renunciar a los falsos
testimonios.
El método:
Hoy en día muchos ciegos inconscientes que no miden sus perversas
actitudes, levantan irresponsablemente falsos testimonios o los provocan emitir
por terceros, dañando sustancialmente a tantos inocentes, acrecentando sus
deudas karmáticas que deberán pagar con inmenso dolor y terribles
padecimientos.
Si el Iniciado anhela alcanzar los Misterios de la Luz y evitarse los
consiguientes castigos en la cuarta mazmorra, debe renunciar radicalmente a
toda falsa testificación; ojo con esta advertencia a los profesionales del
derecho, tribunales y litigantes en general, pues la Ley del Talión es
inflexible e inexcusable, salvo cuando ocurre
la encarnación del Kristo Íntimo que tiene la potestad de superar toda
causa inferior con la trascendental y misericordiosa Ley del Amor, que hace
purgar con atenuante simbolismo, toda deuda karmática anterior; la que se
produzca de ahí en adelante, ya es otra cuestión sumamente rigurosa, pues el
Iniciado vuelto hacia atrás como la mujer de Lot o el propio Sansón, debe sufrir
los penosos tormentos de la Justicia Divina como es la Ley de Katancia; espero
que se entienda esto con la debida claridad para proceder en consecuencia de la
mejor manera consciencial.
13) Renunciar a la ira.
El método:
Resulta totalmente imposible para un Laborante ascender las Escalas
Iniciáticas que conducen a la Luz, si aún anida en su interior la desalmada
ira, a la que se debe renunciar de verdad, transformándola en poderosa Energía
de Amor, misma que hace trascender, gracias al Kristo Íntimo, la
correspondiente deuda karmática por odios, violencias y ultrajes, en palabras y
acciones, que se hubieran cometido contra los demás, aunque no sean precisamente humanos, y que
conllevan a los irredentos a ser
devorados por tremendas lavas de infiernos sulfurosos, pues a consecuencia del
abultado ego de la ira que se ha acumulado a través de los tiempos, se pierde
el auxilio del Abogado Defensor, el Kaom Interior, mientras que,
contrariamente, es ineludible el rigor de su contraparte como Fiscal acusador,
quien condena al pecador a padecer en la quinta mazmorra de las tinieblas
exteriores, todo el furor del temible toro negro Marchur.
14) Renunciar a maldecir.
El método:
La temeridad de las gentes que
no trepidan en lanzar maldiciones irresponsablemente, les obnubila de tal modo,
que aún a sabiendas de las repercusiones que se acarrean a manera de bumerán,
prosiguen ejercitando este malhadado hábito de echar pestes a sus ocasionales o
permanentes enemigos, pésima costumbre a la cual debe renunciar conscientemente
todo auténtico Iniciado, si en verdad aspira a encarnar los Misterios de la
Luz.
15) Renunciar a la
maldad.
El método:
En los tiempos caóticos que corren hoy en día, los demonios encarnados
y con figuras de gentes, cometen toda clase de maldades, sintiendo increíble
gozo por los daños que infieren a los demás, y naturalmente no les interesa
saber que tarde o temprano sus materias humanas cosecharán lo mismo que ellos
hubiesen sembrado.
Un elemento de la Luz no puede
estar involucrado en actos de maldad, por lo que debe renunciar radicalmente a
este grotesco ego de la perversidad, eliminándolo por completo de su naturaleza,
para poder merecer los Misterios de la Luz, y escapar a la vez de los
consiguientes castigos karmáticos en la quinta mazmorra de las tinieblas
exteriores.
16) Renunciar a la
inmisericordia.
El método:
Hay que renunciar a la inmisericordia, aquella indolente falta de
piedad que lleva al hombre a desconocer la solidaridad y caridad Krística,
Virtud ésta que conduce a los sabios Iniciados a preocuparse por los semejantes
con infinito Amor, desprendimiento y dedicación, auxiliándoles en forma real a resolver o
paliar sus miserias, enfermedades,
sufrimientos, angustias y tantos padecimientos a los que por Karma es sometido
el pecador que aún permanece irredento.
No debe confundirse ni mezclarse esta noble actitud
de servicio desinteresado, con otros
que persiguen simples objetivos de
fácil encumbramiento político o
social, cuya meta es un meteórico enriquecimiento ilícito, como estila el
utilitarismo oportunista y engreído, a la vez que ostenta para confundir a la opinión pública, una
falsa filantropía y/o beneficencia.
17) Renunciar a la gula.
El método:
Quien no haya podido vencer el poderoso influjo de la gula, no merece
encarnar los Misterios de la Luz, a la vez que está condenado a padecer los
castigos de la densidad infernal en la sexta mazmorra de las tinieblas
exteriores, donde el terrible demonio cara de jabalí denominado Lamchamor tiene
sus abominables dominios.
18) Renunciar al
apego por las cosas del mundo.
El método:
Quien inclina el corazón a las cosas de este mundo, afanándose por
obtener tales y cuales objetos de esta desnaturalizada sociedad consumista, no
puede encontrar los Misterios de la Luz, y por el contrario, es devorado por
las corrientes de fuego del infierno que por Ley le corresponde, según lo
determinado por su propio Kaom interior.
19) Renunciar a las pendencias y querellas.
El método:
Toda actividad belicosa, pendenciera y querellante, está opuesta al
Amor, tolerancia, prudencia y serenidad; por consiguiente, el Iniciado debe
apartarse de la pésima influencia de Yaldabaöth, renunciando al ego del pleito
y los enfrentamientos, pudiendo así desarrollar progresivamente su Kristo
Íntimo y aspirar a los Misterios de Luz.
Es merced a la Gracia del Segundo Logos particular que el Laborante
evita ser tragado por los hirvientes ríos de pestilentes aguas, donde horrendo,
soberbio y activo, acecha para cumplir sus ruines fines devoradores, el temible
guardián del umbral, que es la suma o condensación de todos los egos inherentes
a cada persona específica, mismos que ha acumulado en las múltiples existencias
a través de los eones, y que en este caso concreto, se desdobla en el temible
dragón cara de oso, quien con el nombre de Luchar, habita la nauseabunda
séptima mazmorra de las tinieblas exteriores.
20) Renunciar a hacer el mal.
El método:
Por estos tiempos difíciles que toca vivir a los terrícolas, o mejor
diré subsistir, cuando deben sortearse diariamente y a cada instante las
enmarañadas situaciones a las que impulsa la egoísta y desleal competencia en
cuanta actividad existe, el Iniciado debe hacer una verdadera como gigantesca
proeza para zafarse de la generalizada costumbre que estilan los desalmados, mismos
que gozan con escalofriante morbo y sadismo, infiriendo sañudamente el mal, sin
causa original que lo provoque.
Y esta lamentable situación ocurre hasta en el propio seno del hogar,
donde la convivencia pacífica y honrosa se ha constituido en simple y desabrido
lirismo utópico, a falta de prácticas Krísticas como el Amor, la Paz, la
Oración, la comunión de sentimientos, bienes, servicios y proyectos, la mesa
compartida entre todos los miembros de la familia, donde haya acción de
gracias, sanos nutrientes, comunicación, intercambio de opiniones, y tantas
otras benéficas costumbres hoy extrañadas en la
ríspida desarmonía social.
Para librarse de todos estos descalabros que ocurren al pernicioso
influjo y emanaciones del guardián tenebroso, a la vez de dignificarse para
merecer los Misterios de la Luz, el Iniciado debe renunciar a todo intento de
cometer maldades.
21) Renunciar a la avaricia.
El método:
Quien no renuncia conscientemente al terrible ego de la avaricia, mismo
que consume tiempo, energía y vitalidad de los individuos dormidos, se deja
arrastrar a las ardientes corrientes infernales que por Ley le corresponde,
además de perder todo acceso a los Misterios de la Luz.
22) Renunciar al pillaje.
El método:
Precisamente en esa inacabable necesidad de poseer novedosos objetos
que resultan cada vez más fungibles como desechables, y toda vez que se hace
casi imposible para las grandes mayorías tener los suficientes recursos para
cubrir estas suntuosidades, acosado por esas vanidosas tendencias de
ostentación tan en boga, la gran mayoría de gentes dormidas acaban cometiendo
una serie de pillerías, robos, estafas y hasta crímenes; a toda esta sed egoica
de requerimientos superfluos e innecesarios, el verdadero Iniciado debe
renunciar a fin de merecer los Misterios de la Luz, y librarse de toda una gama
de contiendas judiciales entre los hombres, así como dolorosos padecimientos de
la muerte segunda, cuando ya se encuentre entre los desencarnados.
23) Renunciar a la rapacidad.
El método:
La desmedida angurria y voracidad que muchos tienen por alinearse entre altaneros y suntuosos
plutócratas, convierte a los humanos en despreciables títeres del ego
avariento, pues deben cometer toda clase de tropelías a fin de satisfacer sus
ansias rapaces, y para ello apelan a toda forma de artilugios leguleyescos, apropiándose
de los bienes ajenos.
Hay que renunciar a este terrible vicio para vencer en la conquista de
los Misterios de Luz. Ojo y atención para los Iniciados que siendo Abogados de
profesión, sean sometidos a la tentación de propiciar defensas de atropellos y causas injustas, pues no será
válida ninguna excusa que se aduzca al respecto, si acaso llegaran a dejarse
seducir. Los trasgresores serán condenados a padecer en la octava caverna donde
gobierna el terrible dragón cara de buitre llamado Laraoch.
24) Renunciar al robo.
El método:
El Iniciado debe renunciar a toda clase de robo, dolo, apropiación
indebida, etc. que aún conserve en su interior, pues estos egos, como todos sin
excepción, son pesadas cargas que impiden ascender a la cima de los Misterios
de Luz; contrariamente, quienes permanecen con dichas taras, se hacen víctimas
de ese terrible dragón negro que es Yaldabaöth, amante de lo ajeno, y
consiguientemente antítesis de la Energía Bermeja o Thunúpica que es
Hildabaoth; mucha atención al respecto, para no cometer el error de confundir
estas opuestas energías, por mucho que en su dicción se asemejen.
25) Renunciar al ateísmo.
El método:
Sólo renunciando radicalmente al ateísmo, el Iniciado puede hacerse
merecedor de los Misterios de Luz, librándose de padecer los terribles
sufrimientos que corresponden a la novena caverna de las tinieblas exteriores
donde gobierna el execrable demonio Archooch, que es el dragón negro con cara
de basilisco.
Muchas personas equivocadas que se encuentran sinceramente convencidas
de lo contrario, consideran al ateísmo únicamente proveniente de ciertas
doctrinas que preconizan un materialismo de tinte cientifista y/o político,
cuando en realidad existen lamentablemente otras corrientes aún más dañinas,
mismas que pese a ostentar una hipócrita defensa de la espiritualidad, se
desenvuelven en el más aberrante ateísmo, pues sus metas no son precisamente la
salvación de almas, si no todo lo contrario, su estrepitosa condenación, como
consecuencia de inducir al desacato de los Mandatos Divinos, incurriendo en
toda la asquerosa gama de capitales pecados con que ufanos se engalanan hasta
los propios "ministros" de descalificadas agrupaciones supuestamente
religiosas.
26) Renunciar a las
doctrinas del error.
El método:
Por estos tiempos de descalabro social cuando la inmoralidad
concupiscente tiene total carta de ciudadanía, el valeroso Iniciado debe
dotarse de una inquebrantable Fe y acendradas Virtudes para no desmayar, y así
poder sostenerse en armonía con la Gracia Divina, que es la Doctrina de la
Ciencia Pura, del Árbol de la Vida, de la Castidad, en síntesis de la Voluntad
del Padre, pues quienes predican y practican la satánica fornicación emanan actualmente
ya no sólo desde los antros de perdición, si no desde los mismos púlpitos y
altares, donde se adora, en burdo reemplazo del Señor Jehová, al mismísimo
cabeza de legión que es el espantoso demonio Yavé.
27) Renunciar a la blasfemia.
El método:
No existe peor blasfemia que se pueda inferir a la Sagrada Naturaleza
del Inefable como aquélla que se desata contra el Espíritu Divino, por quienes
creyéndose superiores a Dios, pretenden corregir la plana de Su perfecta
Creación, castrándose de hecho al negar el natural como trascendente uso que le
corresponde luminosamente al sexo, pues ocurre que adoptando un descalabrado
"invento" humano denominado "celibato" que al final los
propios "genios" no cumplen, precisamente por contradecir el regular
desempeño de la naturaleza, la mayoría de sus adherentes desembocan en
irrefrenables impulsos de histerismo, concupiscencias y hasta crímenes
execrables.
Al respecto, debo aquí referirme a las barbaridades cometidas en
diferentes épocas por quienes, utilizando túneles a propósito construidos para
comunicar monasterios y conventos, y donde periódicamente aún hoy en día se
encuentran cúmulos de fetos que a manera de extensos cementerios, constituyen
tétricos testimonios de la "santa" práctica de masivos y continuados
abortos, es parte aberrante de todo ese promiscuo adulterio y antinaturales
abusos cometidos por los pretendidos “célibes” contra la dignidad de incautos
feligreses, quienes a través de los tiempos han sido atrapados como frágiles
víctimas de las más insanas tropelías sexuales.
Sin dejar de mencionarlo, no
quiero tampoco extenderme demasiado en puntualizar sobre la tiránica
delincuencia que, entre tantos otros paranoicos, ostentó vanidoso en la negra
época del "santo oficio" el
inquisidor Tomás de Torquemada, tristemente célebre tanto por su
extremado fanatismo como por su demencial criminalidad que lo llevó a cometer
insaciable sadismo, colmado de lujuria y libidinosidad, en la consumación
irrefrenable de su asqueroso morbo de inspiración netamente infernal,
consecuencia de los desórdenes provocados por la represión sexual.
El Iniciado para merecer los Misterios de la Luz, debe renunciar a la
blasfemia, a cuyo efecto debe temer el pronunciarse contra la Naturaleza de los
Seres Sagrados, debiendo más bien concienzudamente estudiar todo lo que atañe a
la Divinidad, para rendirle pleitesía y adoración.
28) Renunciar a la ignorancia.
El método:
Quien se mantiene en la ignorancia, se precipita en ominosas tinieblas,
cada vez más densas y profundas, trágica situación que inhabilita al
reincidente pecador discernir las simples cuestiones de la existencia, apartado
como se halla del saludable despertar psíquico, mismo que asegura al Iniciado
el florecimiento de una rica sabiduría, permitiendo desarrollar, entre una gama
de actividades que cumple en bien propio
y de la comunidad, la alegre vocación de vivir, lo que en definitiva resulta
enalteciendo al Ser, pues Su Glorioso Designio es que el Hijo Bien Amado
disfrute su tránsito en la materia, libre de tormentos, angustias, debilidades,
tristezas, enfermedades, accidentes, y por último, de la misma muerte.
29) Dejar de enseñar
o recibir las doctrinas del error.
El método:
Si por un lado ya es bastante tremendo el karma de los fornicarios,
alejándose de los benditos beneficios del Tercer Logos, es aún más catastrófico
el rigor de la Ley contra aquéllos que enseñan e instigan las terríficas
prácticas de Satanás, y de no producirse un verdadero arrepentimiento y
renunciación efectiva al inmundo y original vicio de la fornicación que
engendra a su influjo todos los demás pecados, el irredento será arrojado a la
décima caverna de las tiniebla exteriores, donde aparte de sufrir los tormentos
propios de su correspondiente amo, el monstruo infernal que tiene en sí mismo
siete cabezas de dragón y que es llamado Xarmaroch, será condenado a padecer el
incesante acoso de Yaldabaöth, jerarca de las doce mazmorras del averno, y que
es un demonio de insaciable perversidad.
El alma fracasada que llega a esta deplorable situación devaluada de su
original trascendencia, después de ser liberada
de estos tormentos mediante la muerte segunda, no vuelve a encarnar en
materia alguna, si no que retorna al Absoluto, carente totalmente de identidad,
hasta que concluye toda una noche cósmica y se inicia esperanzadoramente un
nuevo Mahanvantara.
30) No abandonar las Doctrinas de la Verdad del Primer Misterio.
El método:
Realmente es tremenda la Ley de Katancia que acarrea a su alma quien
habiendo sido un Resurrecto, se vuelve hacia atrás, abandonando los beneficios
que otorga la Ciencia Hermética de la Castidad; las calamidades que esperan al
traidor de la Doctrina en la décima caverna de las tinieblas exteriores son
espantosas, pues las siete cabezas del dragón negro Xarmaroch actúan por
separado, cada una con más vehemencia que la otra, en inusitada competencia entre
ellas, pero todas interviniendo con
violencia incontenible y salvaje, representando a los siete pecados
capitales, y sometiendo al trasgresor a padecer los insufribles como lentos
tormentos de la muerte tercera, mientras que debe permanecer petrificado en las
más densas materias de los profundos infiernos, sin poderse liberar hasta que
ocurra la conclusión de un Mahanvantara, cuando pereciendo al fin los agregados
y el alma humana, la mónada fracasada retorne al Absoluto carente de identidad,
sin la menor opción de nuevos intentos evolutivos.
31) Renunciar al adulterio.
El método:
Aquí llegamos a esa difícil parte de la disciplina interna que muy rara
vez un aspirante puede alcanzar, pues resulta casi imposible encontrar
Iniciados serios que venzan exitosamente la meliflua sensualidad de tantas
y cada vez más seductoras tentaciones del adulterio, mismas que hacen
fracasar estrepitosamente a quienes no tienen los recaudos de moral suficientes
para vencer, espada en mano y Voluntad en la Consciencia, más allá de
apariencias e hipocresías vanas, el
asedio libidinoso que tanto a hombres como a mujeres de fragilidad increíble,
arrastra con la pasión y el deleite circunstancial y efímero de lo prohibido, a
los horrendos precipicios del desenfreno animal, siendo su iniquidad un
rayo fulminante que
impide al indigno alcanzar los Misterios de la Luz.
32) Renunciar a los filtros brujescos.
El método:
Para merecer los Misterios de la Luz y escapar de las calamidades que
corresponde padecer a quienes son arrastrados a la undécima caverna de las
tinieblas exteriores, donde reina el temible dragón negro Rochar multiplicado
en sus siete cabezas de gato para inferir a los desdichados pecadores
espantosos sufrimientos, debe el Aspirante renunciar a toda clase de filtros,
pociones, menjunjes, amuletos, talismanes, perfumes, polvos, huesos, piedras,
metales y/o cualesquier instrumento, elemental u otro que estilan los demonios
en sus aquelarres y brujeríos, con finalidades inauditas, repugnantes y
censurables, pretendiendo someter la voluntad ajena para enseñorearse del
patrimonio y la dignidad de las personas.
33) Renunciar al asesinato
El método:
Cómo puede llegar a sentirse aspirante de la Luz el animal intelectual
que tiene agazapada en la mente cantidad de rencores que buscan venganzas no
exentas de crímenes horrendos, mismos que suelen premeditarse alevosamente para
ser ejecutados con ventajas, incluso sin temer los correspondientes castigos, y
en todo caso para evitarse las respectivas sanciones legales, se pergeñan
ingeniosas coartadas que muchas veces aseguran una parcial impunidad, pues
estos actos repugnantes del asesinato, así como toda infracción a la Ley
Natural que el humano cometa, deberá pagarse en su justa medida, dimensión,
correspondencia y severidad, cuando el tiempo llegue de rendir cuentas ante los
Tribunales de la Justicia Cósmica, que condenan al criminal a padecer su
correspondiente karma ante el regidor Chremaor,
quien con sus siete cabezas de perro, habita tétrico y pestilente en las
frías paredes de la duodécima mazmorra en las tinieblas exteriores.
De modo que para todo auténtico aspirante o ya Laborante avanzado,
válganle las precedentes Treinta y Tres
Claves, que llevadas a cabo simultáneamente con las Once Reglas del
procedimiento transformador al que deberá sujetarse, tal como ha sido explicado
por el mismísimo Redentor Jeú Mikael, lo convertirá en real merecedor de los
Misterios de la Luz y su Celestial Reino.
Estas son sus referencias kabalísticas: (33=3+3=6=El Amor) virtud tal
que en su expresión más pura, incita a vencer todo temor, timidez, indolencia o
pereza.
Así pues, serán merecedores de recibir los Misterios de la Luz quienes
hayan realizado una a una, todas las facetas de la monumental Obra
Purificatoria que se alcanza con la Renunciación, pudiendo acceder sin
restricciones a todos ellos, aún habiendo estado antes involucrados, directa o
indirectamente, en los más inicuos
pecados del mundo, pues es merced a la Misericordia Divina en caritativa
compasión por los pecadores arrepentidos, que el propio Señor Jeú Mikael ha
descendido al mundo para perdonar los pecados de la humanidad, inclusive
transformando los yoes causas que desde la original caída, mantienen a los
hombres sometidos al dolor, la enfermedad y la muerte.
Que quede entonces claro: El
Kristo Cósmico desciende como Thunupa íntimo, no en busca de quienes se auto
consideren vanamente justos y perfectos, si no, más bien, para actuar en favor
de quienes sabiéndose pecadores, pero estando arrepentidos de sus faltas,
busquen sincera y humildemente ser perdonados por la Gracia Divina, pudiendo
ser recibidos en el Reino de Luz a consecuencia de encarnar paulatinamente los
Misterios de los Cielos, mismos que constituyen la dádiva del Inefable que se
otorga desde las Alturas para quitar de en medio del Hombre ya Iniciado y
Laborante fiel, las iniquidades y pecados que hubiese cometido a través de los
tiempo
CON REAL AMOR Y FE:
ARKAOM ZANONI PHIDLUZ, V.M.K. EL TAWA MANÚ, en la materia: DAVID
SERRATE PÉREZ
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