CAPITULO
XXXIII LA DIVINA PAREJA
Es el
momento terrible en que deben entrar en juego las eróticas armas del amor
pasional avasallador, patrimonio muy especial de KUNDRY, la mujer superior, la
más encantadora y perniciosa de todas las criaturas en su victoria eterna.
La tosca vestidura de la penitente, de la
tierra huraña de la mensajera fiel del Santo Grial, ha desaparecido.
KUNDRY, HERODIAS, GUNDRIGIA, es ahora la
núbil belleza femenina, con todo el poder maravilloso de su mágica fascinación
irresistible.
Entre la penumbra deliciosa del jardín, se
comprende que el conjuro hechicero del mago malo la ha envuelto en sus
sortilegios fatales espantosamente.
El desempeño esclavizante del desiderato
abismal es ya francamente ineludible y como es natural, sufre la desdichada
beldad en las ignotas profundidades de su conciencia íntima.
La bellísima y espantosa escena de la
tentación sexual ha comenzado entre los espejos fascinantes de la vida...
Y lo que sucede en el fondo anímico de
aquella mujer provocativa, sólo Dios lo sabe.
Es incuestionable que dentro de esa fémina
tan adorable, existe lucha de la mujer contra la mujer, de la tentadora contra
la salvadora, del amor contra la perfidia cruel que todo lo envenena.
Es obvio que pugnan a brazo partido las dos
KUNDRYS miliunanochescas en el alma milagrosa de la beldad.
Es ostensible que esta dulce criatura
fascinante viene a ser en el fondo del misterio, una víctima más de los
impulsos naturales pervertidos.
Esclava de la pasión sexual que sobre sí
misma ejerce el deleite de la sugestión del hombre, constreñida por la potencia
mágica del conjuro, acude entonces al ingenio femenino para rendir al mancebo
de sus tentaciones.
Al entrar en esta parte de la Dramática
Wagneriana, conviene recordar que los Persas veían en la mujer el aspecto de la
ilusión, el elemento de la seducción absoluta.
Muy claras sobre la índole de su ideología
son aquellas alegorías e historias adoptadas del
Corán; especialmente la de José y Putifar
donde se muestra el aspecto de la mujer como peligro universal.
Así en Firdusi, la Putifar trocada en
Luleica no sólo induce a tentación a José por sus encantos físicos, no, sino
que su intento era el de prender al virtuoso de manera mágica en la red
alucinante de su lascivia.
Así recibió a José en una sala de espejos;
la roja cabellera, los labios de púrpura maldita, los rosados pezones de los
enhiestos pechos nacarinos, todo el cuerpo ungido y ondulante le deslumbraba
aquí, allá y acullá doquiera dirigiera su vista.
Según la interpretación Persa, el patriarca
José no pudo resitir y sucumbió al artificio.
En esta representación maravillosa de los
espejos mágicos, se encuentra oculto todo el misterio de la fascinación sexual.
La naturaleza dispuesta a la voluptuosidad
pasional es fuera de toda duda una seducción única, y obra sobre todas las
criaturas vivientes en forma hipnótica.
El mundo tridimensional de las apariencias
vanas nos aprisiona así horriblemente debido a que invariablemente sucumbimos
al encanto del antipolo sexual.
KUNDRY, GUNDRIGIA, HERODIAS, la Magdalena
mística del Parsifal Wagneriano, no ignora el secreto viviente de su propia
existencia y sabe muy bien por naturaleza y por instinto, que sólo podrá
liberarse del poder izquierdo y tenebroso de KLINGSOR, si encuentra en su
camino de amarguras un hombre fuerte capaz de vencerse a sí mismo y de
rechazarla.
"Débiles todos... todos caen conmigo,
arrastrados por mi maldición...", exclama la tentadora.
La tentación es fuego, el triunfo sobre la
tentación es luz. Bendita sea la mujer, bendito el amor, benditos los seres que
se adoran.
Es indubitable que los viejos cultos
religiosos en Grecia, Caldea, Egipto, Persia, India, México, Perú, etc., etc.,
fueron ciento por ciento de naturaleza sexual.
Sin duda, el reconocimiento de la potencia
sexual como fuerza supraterrena, engendradora y creadora es fundamentalmente
más auto-enaltecedor y dignificante que la actitud medieval que relega al sexo
considerándole algo bajo, pecaminoso, sucio y enemigo del alma.
En el culto sexual de los antiguos Griegos,
la pareja mortal aspiraba con todas las fuerzas de su alma a reflejar en sí
misma la dicha de la pareja Divina.
Cuenta la leyenda de los siglos que tanto
en Grecia como en Roma, estuvo en uso la celebración del desposorio Sacro.
El hombre y la mujer -Adán y Eva-, ungidos,
ataviados preciosamente y coronados de flores sublimes, se dirigían al mutuo
encuentro como Dios y Diosa después de una ceremonia en el templo, para ser
partícipes con el abrazo ritual de aquella felicidad de la suprema pareja que
regía cielo y tierra.
Representado cada hombre como Zeus y cada
mujer como Hera en el acto sexual amoroso,
realizábase una conexión magnífica del
LINGAM-YONI.
Es ostensible que la pareja dichosa se
retiraba del acto sin derramar el Vaso de Hermes.
Lo sexual era entonces el trasunto de un
evento cósmico formidable que hacía estremecer todo el Universo.
Naturalmente, y esto es algo que jamás
debemos olvidar, tan sublime identificación con lo
Divinal sólo podía ser alcanzada por
parejas verdaderamente despiertas, individualizadas, iluminadas.
Experiencia sacra, bodas alquimistas,
abrazo ritual, dicha sin límites de la suprema pareja, accesible sólo a los
Adeptos de la Blanca hermandad.
Homero el gran poeta Griego ha verificado
una descripción sublime y mágica de la Divina pareja ZEUS-HERA: "Bajo
ellos, la germinadora tierra producía verdor florido, lotos, tréboles jugosos y
jacintos y azafrán que apretados, túrgidos y tiernos se alzaban del suelo, y ellos
yacían allá y arrastraban arriba las nubes titilantes y áureas, y el chispeante
rocío caía a la tierra".
CAPITULO
XXXIV FAL-PARSI
En la
grandiosa obra PARSIFAL de Ricardo Wagner, se encuentra el evangelio de la
Nueva Era Acuaria.
Esta es la doctrina de la síntesis, la
primitiva Religión de la humanidad, oculta desde los tristes días en que la
sabiduría arcaica, el templo simbólico, fuera sepultado por las ruinas de los
Misterios Iniciáticos con el advenimiento tenebroso del KALI YUGA.
KUNDRY con todo el artificio delicioso de
sus encantos, surgiendo de entre la floresta perfumada para tentar a FAL-PARSI,
es la belleza de predestinación santa pervertida por el espíritu del mal.
En la resistencia, en la castidad del
mancebo está la salvación de KUNDRY -de la mujer-,
Mas ésta desconfía, el hombre fuerte no ha
existido para ella, los animales intelectuales son muy débiles.
Comprende la fémina preciosa que sólo
podría libertarse de las cadenas de la esclavitud cuando encontrase en su
camino un hombre lo suficientemente fuerte como para rechazarla en pleno
acoplamiento sexual.
Conoce a FAL-PARSI el mancebo, adivina su
misión y se resiste a apartarse de él, temerosa de vencerle, muy segura del
poder del sortilegio.
La beldad inolvidable vestida con tanto
refinamiento árabe, astuta comienza llamándole con su nombre familiar de
FAL-PARSI y luego continúa con la ley de asociaciones íntimas llevándole
finamente por el camino del sentimiento hasta el mismo origen sexual de su
existencia.
Quiere la exótica sacerdotisa de la
deliciosa tentación miliunanochesca, establecer una vibración pasional en el
centro sexual del mancebo, con el evidente propósito de hacerle caer
desfallecido entre sus impúdicos brazos...
La previa seducción de las Mujeres-Flores
de KLINGSOR, el Mago Negro, es también tradicional entre los asiáticos. No
existe héroe sagrado que no haya pasado por ella.
Krishna el conductor del carro, traspasando
con sus ojos de fuego a NISUMBA, la KUNDRY oriental, y las siete sacerdotisas
de la tentación entre los Drusos Sirios intentando seducir a los Iniciados,
constituyen en sí la raíz básica de los estudios esotéricos.
El Gran Kabir JESUS tentado por la KUNDRY
de los Misterios Egipcios, fue ciertamente el PARSIFAL del país asoleado de
KEM.
¿Y qué diremos de las Mujeres-Flores, que
tanto asaltaron al Gran Maestro en la tierra sagrada de los Faraones?
La piedra de toque, el ALMA-MATER de la
Magna Obra, se encuentra en KUNDRY, la mujer por antonomasia, la Mujer-Símbolo
sin cuya presencia estamos condenados inevitablemente al abismo y a la muerte
segunda.
¡Mujer adorable!... tú eres la senda del
filo de la navaja; el rocalloso camino que conduce al Nirvana...
¡Quién me diera tomar tus manos blancas
para apretarme el corazón con ellas, y besarlas ardientemente escuchando muy
atentamente de tu amor las dulcísimas palabras fascinantes...!
¡Quién me diera sentir sobre mi pecho
reclinada tu lánguida cabeza, y escuchar tus suspiros divinales de amor y
poesía...!
¡Quién me diera posar casto y suave mi
cariñoso labio en tus cabellos, y que sintieras sollozar mi alma en cada beso
que dajara en ellos!
¡Quién me diera robar un solo rayo
maravilloso de aquella luz de tu mirar en calma, para tener después con que
alumbrar la soledad del alma...!
¡Oh! quien me diera ser tu misma sombra, el
mismo ambiente dulcísimo que tu rostro baña, y, por besar tus ojos celestiales,
la lágrima que tiembla en tu pestaña.
Y ser un corazón todo alegría, nido de luz
y de divinas flores, en que durmiese tu alma de paloma el sueño virginal de tus
amores... GUNDRIGIA, HERODIAS, KUNDRY, recuerda que tú eres el sendero secreto
del Misterio...
SAMAEL AUN WEOR
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