Jeú El Kristo no había relatado aún a sus Discípulos muchas cosas más, que aguardaban ser descifradas para su Segunda Venida, respecto a la total expansión de todas las Regiones del Gran Invisible y de los Tres Triples Poderes, y de los Veinticuatro Invisibles y todas sus Regiones con sus Eones y sus Órdenes, cómo están extendidos en las Emanaciones del Gran Invisible con sus aún no generados, los Auto-Engendrados y sus Generadores que son los Dadores de Luz, con sus impares y sus Regidores, sus Autoridades y sus Seres, sus Arcángeles y sus Ángeles, sus Decanos y sus Servidores, con todas las Esferas de sus Zodíacos en todos los órdenes respecto a cada uno de ellos.
Hasta aquí Jeú El Kristo se había reservado hablar referente a muchos otros aspectos que recién para estos tiempos del fin se están descifrando con total claridad, haciéndose comprensible en forma absoluta la extensión de todos los infinitos Universos en los cuales se manifiesta multidimensionalmente el Gran Invisible, constituido por sus Tres Poderes que corresponden a la Sacratísima Trinidad de toda auténtica Teogonía, externando también respecto a los Veinticuatro Ancianos que sostienen, merced a Supremas Leyes, todas las Regiones en su temporalidad y organizaciones.
Y sigue explicando cómo se extiende en emanaciones, siendo la misma proyección del Gran Uno, aún entre los que no han llegado a tener forma corpórea y los que, retomando sus naturalezas originales, han vuelto a El en su condición de Auto-engendrados, mediante los Querubines Samael y Jehová, generadores y dadores de la Luz Intima, y otra infinitud de Seres habitantes de las innumerables esferas, y que al final de todos los tiempos, cuando llegue el Pralaya o la Noche Cósmica, incluso sus antítesis con sus Regidores Samas y Yavé, recuperando la Realeza de sus Divinos Seres, volverán a refundirse en la Luz y la Verdad del Todo, rescatándose también sus infernales huestes Arcangélicas y Angélicas, sus innumerables Decanos y sus incontables Servidores repartidos en las inconmensurables Esferas y en todos los Órdenes Zodiacales en que se desarrolla incesantemente la existencia en su diversidad de formas.
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