
Si hacemos una recordación de
aquella que nos meció en la cuna y que nos alimentó con sus pesados pechos
cuando éramos niños, encontramos un poema vivido muy íntimo, profundo, natural,
de una simplicidad extraordinaria, de una grandeza que siempre pasa
desapercibida para todos esos humanoides que tienen la Conciencia dormida.
Quiero que todos ustedes hagan conciencia de lo que es ese verso vivido, de esa
melodía inefable del principio eterno femenino. Resulta demasiado compasiva la
Gran Madre cuando nos brinda ese verso sin merecerlo, después que hemos sido
perversos, que nos hemos arrastrado por el suelo de la tierra de vida en vida.
Morimos y luego retornamos para ser
mecidos en una cuna sin merecerlo, para ser amados por alguien que solo ve en
nosotros una esperanza, para ser conducidos por esa que es todo amor. Parece
paradójico, no tendría explicación, si no existiera el omnimisericordioso y
eterno Padre Cósmico Común, Aelohim, como dijeran los antiguos.
Si retrocedemos un poquito mas en
el curso de los años, logramos mediante el despertar, recordar a la madrecita
que tuvimos en la pasada existencia. Nos vemos allí otra vez en una delicia,
llegan a nuestros oídos los arrullos de aquella que tiene la esperanza puesta
en nosotros, nos vemos dando los primeros pasos y llevados por sus brazos, y si
continuamos con el ejercicio retrospectivo, recordamos no la pasada existencia
sino la antepasada, hemos de hallarnos otra vez con un poema de esos, con un
arrullo, entre la niñez en una cuna. Así, continuando en forma retrospectiva
hacia atrás, de siglo en siglo, de edad en edad, podemos sentir siempre los
mismos cantos, el mismo arrullo, el eterno femenino siempre amándonos,
llevándonos en sus brazos, alimentándonos con sus pechos, mimándonos.
Todas estas madrecitas que hemos
tenido a través de los innumerables nacimientos, parece como si definitivamente
se nos hubieran perdido en el tiempo, mas en verdad, todas ellas son la misma
expresión de la Gran Madre Cósmica. En los ojos de nuestra Devi Kundalini
Shakti, nuestra Madre Cósmica particular, individual, vemos el brillo de todos
los ojos de las innumerables madrecitas que en el pasado tuvimos. En ella,
nuestra Divina Madre Kundalini, en ella, nuestra Isis particular, están representadas nuestras
madrecitas, que nos han amado a través de los innumerables siglos. Por eso
debemos amar de verdad a nuestra Madre Cósmica, viva representación del eterno
femenino a través de la historia, todas las que nos arrullaron, todas las que
nos alimentaron, en el fondo son una y única. Ella, Isis, a quien ningún mortal
a levantado el velo, Neith, la bendita Diosa Madre del Mundo.
Si pensamos en ese eterno femenino,
Dios Madre, tenemos que nuestra Devi Kundalini particular, es un rayo de esa
bendita Diosa Madre del Mundo. Así pues, el eterno femenino ha visto por
nosotros a través de tantos siglos, que nos ha mecido en tantas cunas, es ella
nuestra Divina Madre, la que ha visto por nosotros, en ella están personificadas
todas las madrecitas del mundo, todas las que hemos tenido a través de las
diversas edades (afortunadamente no las hemos perdido, han quedado en nuestra
Divina Madre).
Si las gentes tuvieran la
Conciencia despierta, sabrían valorar mejor a ese Ser que es la Madre, mas la
gente tienen la Conciencia dormida y por ello son incapaces de valorar
realmente a esa criatura que es la madre. Es necesario pues, hacernos cada vez
más conscientes de lo que es el eterno femenino. Eso sí, no merecemos lo que se
nos dio después de haber sido unos bribones, unos perversos, nos resulte una
cuna y una dulce madrecita que nos arrulle en sus brazos. Parece paradójico,
repito, vuelvo a decir, que si no fuera por la misericordia de aquel que no
tiene nombre, resultaría como inexplicable. Desafortunadamente, crecemos, el
Ego se hace manifiesto. En los primeros años es la Esencia que se manifiesta en
la criatura, por eso es tan bello el niño, a medida que vamos creciendo, la
personalidad se desarrolla y el Ego se va expresando lentamente, hasta que al
fin, definitivamente entra en acción. Entonces nos volvemos distintos, los
bellos pensamientos, aquellos que teníamos en la cuna, se olvidan, se pierden.
El encanto aquel de nuestros primeros pasos queda relegado al olvido, y las
nobles intenciones que hicimos cuando éramos niños son pisoteadas, y de ellas
no quedan ni recuerdos.
Alrededor de la Esencia se
fortifica mas el Ego, la personalidad se refuerza, adviene con precisión,
adquiere ciertas modalidades, prejuicios, ansias, etc., y obviamente la Esencia
queda archivada allá en los fondos mas profundos de la psiquis, relegada al mas
completo olvido. Al fin y al cabo, la personalidad con todos sus prejuicios, al
fin y al cabo el Ego manifestándose a través de la mente, reemplaza a esa
Esencia donde están esas nobles intenciones, aquellas intenciones que tuvimos
cuando éramos pequeños.
No queremos darnos cuenta de que
fuimos niños, estamos olvidando de ello. Jesús el Gran Kabir dijo: "Hasta
que no seáis como niños no podréis entrar en el Reino de los Cielos". Hay
algo que nos impide ser niños y es éste Ego que tenemos, manojo de recuerdos,
de pasiones, de temores, odios, rencores, lujuria, etc. Si queremos nosotros la
verdadera felicidad, mas y mas, no queda mas remedio que recordar aquellas
buenas intenciones que hicimos cuando éramos niños.
Antes de que el Ego tuviese
oportunidad de haberse manifestado, antes de que la personalidad se hubiese
formado, cuando aún dábamos nuestros primeros pasos, cuando hicimos a sí mismo
sanas intenciones, ciertas resoluciones que después se olvidaron. Se olvidaron
cuando la personalidad se formó definitivamente. Se olvidaron cuando el Ego
entró en acción, entonces nos volvimos otros y sentimos satisfacción en
habernos vuelto otros. Echamos al olvido la simplicidad de la inocencia y
ofuscados y engañados y ofuscados y alucinados hemos crecido. ¿Esta condición
que tenemos de adultos complicados y difíciles es superior a la inocencia que
tuvimos?
Se hace necesario mis caros
hermanos hacernos rectos, de entender la necesidad de regresar al punto de
partida original, en la infancia, en su corazón sólo hay un camino, apelar a
nuestra Divina Madre Kundalini, saber amar realmente a nuestra divina Madre
Kundalini, comprenderla.
¿Y en qué forma podríamos
acercarnos a nuestra Divina Madre? Ante todo queridos hermanos, aprendiendo a
amar a nuestra madre terrenal, como punto de partida, puesto que ella es la
viva manifestación del eterno femenino. Aprendiendo a amar a todas las
madrecitas del mundo, y en cuanto a nosotros los varones, aprendiendo a ver en
cada mujer a una madre, la viva representación del eterno femenino. Si vemos a
una mujer y lo primero que llega a nuestra mente es la lujuria, pensamientos
morbosos, entonces estamos insultando al eterno femenino, estamos pisoteando a
nuestra Divina Madre, estamos vejando a aquella que es todo amor. Hay un dicho
español que dice así: "Obras son amores y no buenas razones".
¿De qué sirve que amemos a nuestra
Madre si no lo demostramos con hechos, de que sirve que digamos que amamos al
eterno femenino, tal o cual criatura, si lo primero que llega a nuestra mente
son pensamientos de morbosidad y lujuria? ¿Donde está el amor del eterno
femenino, a la Divina Madre, cual es? ¿Insultando en esa forma? ¿Pisoteándola?
Reflexionad mis caros hermanos, reflexionemos, hagámonos dignos, si es que
queremos marchar realmente, de verdad, con Devi Kundalini Shakti. Entonces
nuestros corazones, inflamados por el amor se acercarán a ella y ella a
ustedes. Nadie podría eliminar los elementos inhumanos que lleva dentro sin la
ayuda de ella, así ella nos elimina todas esas suciedades que cargamos, todos
esos aspectos abominables que en su conjunto constituyen el Ego, el mí mismo,
el sí mismo.
Creyeron ustedes que ésta época es
mas bella que su niñez y se equivocaron, porque hasta que ustedes no
reconquisten la infancia perdida en la mente, en el corazón, no podrán en modo
alguno lograr la liberación final. Una de las pruebas por las que todo
principiante pasa en este camino es la del fuego. Cuando uno ha salido
victorioso en tal prueba, obviamente tiene que entrar en el Salón de los Niños(
así se llama un templo muy especial donde siempre es recibido a condición de
haber triunfado). Entonces los adeptos de la Fraternidad Blanca, los miembros
del Colegio de Iniciados de la Blanca Hermandad, todos en figura de niños, nos
dan la bienvenida. Cuando les saludamos: "Que la paz sea con vosotros, Paz
Inverencial", la respuesta es: "Y con vuestro espíritu también".
¿Por qué tienen ellos que darnos la
bienvenida en forma de niños cuando salimos victoriosos de la Prueba del Fuego?
Obvio, sólo con el fuego podemos reconquistar la inocencia. Por eso es
indubitable trabajar con el fuego sagrado, con esa flama santa del amor. Sabed
amar. Además del fuego, no está de mas recordar al Cristo Jesús en su cruz, al
pie de ella está la Divina Madre (no podía faltar ella, ¡imposible!), y sobre
la cruz el INRI, Ignis Natura Renovatur Integram, el fuego renueva
incesantemente la naturaleza, así es. Ahora necesitamos encontrar al Gran Kabir
dentro de nosotros.
Cuando uno lee las epístolas de
Pablo el Apóstol, con sorpresa puede uno verificar por sí mismo que rara vez
menciona él a Jesús el Gran Kabir, o el Cristo histórico. Siempre alude a un
Cristo íntimo. Obviamente, Jesús viene de la palabra hebrea "Jeshua",
que significa "Salvador". Es el salvador que buscamos dentro de sí
mismo. El siempre va en brazos de su madre, es el Niño Horus entre los
egipcios, en brazos de Isis. Es urgente saber, hermanos, que ese Jeshua viene
en brazos de nuestra Madre Kundalini particular. El Crestos Cósmico en modo
alguno podría expresarse a través de nosotros si no se convirtiera en Jesús.
En verdad existe el Logos, el
Padre, el Hijo y el Espíritu santo (forman un todo que se llama entre los
egipcios Osiris) Sobre todo, así mismo es Isis, Madre Divina, la esposa. Ella y
él se aman y como resultado de su amor, ella concibe por obra y gracia del
Espíritu Santo, es decir, por obra y gracia de su esposo, en su vientre
inmaculado y virginal al Crestos. Desciende el Segundo Logos (como se dice en
la Divina Comedia: "Al hijo de su hija"), el hijo de la Divina Madre
Kundalini. Ella lo lleva en sus brazos, por eso es que ella, Isis, siempre
lleva a Horus en sus brazos y María a Jesús. Pero la Divina Madre lleva a
nuestro Jesús Intimo en sus brazos; cuando nosotros habiendo amado mucho a nuestra
Madre nos hacemos dignos, dignos somos entonces, merecedores, de convertirnos
en casa de él, del Señor.
Se dice que él nace en un establo,
a la medianoche, donde están los animales. ¡Sí!, los animales del deseo. Ese
establo es nuestro propio cuerpo, allí nace, después debe crecer y
desarrollarse el Jeshua, nuestro salvador íntimo, individual, de sufrir en sí
mismo todas las tentaciones y vencerlas. El debe recoger a las potencias de las
tinieblas en sí mismo, él debe vencer a los tenebrosos en sí mismo. El debe
vivir como hombre entre los hombres y tener carne y hueso, es claro, nuestra
carne. Debe ser hombre entre los seres que pueblan la faz de la Tierra y vencer
a su paso. Por eso es nuestro salvador.
Nuestro proceso psicológico se
convierte en su proceso, que él debe ordenar y transformar, sus preocupaciones,
sus deseos, que él debe desintegrar. Por algo se le ha llamado el Santo Firme,
porque el no puede ser vencido y al fin triunfa entonces, porque se cubre de
gloria. Es decir, el fuego sagrado, personificado en Jeshua, nuestro Jeshua, no
el Jeshua expreso, sino el nuestro. Es digno de toda gloria, señoría y
majestad.
El ama a su madre y su madre le ama
a él. Sólo por medio de su madre logra que él nazca en el establo interior
nuestro que llevamos para convertirse en nuestro salvador. Si no amamos a la
madre de Jeshua, tampoco amamos al hijo. ¿Como podría venir el hijo a nosotros,
si no amamos a su madre? El que quiera amarla debe demostrarlo en carne y
hueso, amando a la que nos dio la vida y viendo en cada mujer a ella, a la que
nos dio la vida. Así pues, hermanos, se hace necesario comprender este gran misterio
del Cristo y de la Divina Madre. Se hace necesario volvernos simples,
tolerantes y modestos. Sólo así, mis caros hermanos, marcharemos por el camino
verdadero.
Quiero que ustedes reflexionen en
lo que estamos hablando esta noche. Quiero que ustedes regresen al punto de
partida original, que recuerden el primer amor. La cristificación. Quien quiera
realmente ser salvado debe saber amar. ¿Cómo se podría amar realmente a la
mujer si cuando la miramos vienen a nuestra mente los pensamientos eróticos y
de lujuria? Eso es insultarla, ofenderla.
Podría objetárseme diciendo que
existen infinidad de mujeres, cabareteras, etc., etc. ¿Somos acaso jueces para
juzgar al eterno femenino? ¿Con qué derechos lo haremos? ¿Quien nos ha convertido
en jueces del eterno femenino? ¿O es que nos creemos santos? ¿O es que ya
recobramos la inocencia?
Nosotros no debemos juzgar. Y las
mismas mujeres deben ver en cada mujer a una madre, y las mismas madres deben
amar a su madre, y las mismas mujeres deben adorar a su Divina Madre Kundalini
si quieren hacerse merecedoras de recibir un día al Santo Firme.
Por ahí hay una oración santa que
dice: "Fuente de divinos regocijos, revueltas y sufrimientos, dirigid
vuestras acciones hacia nosotros, Santo Afirmar, Santo Negar, Santo
Reconciliar, transubstanciados en mí para mi Ser. Santo Dios, Santo Firme,
Santo Inmortal, tened misericordia de nosotros".
Es un cántico precioso a las tres
grandes fuerzas primarias del universo. Esas tres constituyen en sí mismo al
Padre, a Osiris, que al desdoblarse se convierte en Neith, y de la unión de él
y de ella resulta nuestro Jeshua particular, nuestro Jesucristo íntimo, propio
y muy propio de nosotros, aquel que debe entrar en nosotros, en nuestro cuerpo,
para salvarnos.
Muy especial en esta oración es
aquello de: "Santo Dios, Santo Firme, Santo Inmortal", porque el
Viejo de los Siglos de la Cábala es el Santo Dios. Santo Firme es Jeshua,
nuestro Jeshua íntimo, particular, porque reincorporándose en nosotros se hace
cargo de todos nuestros procesos psicológicos, para vencerlos en sí mismo, de
todas nuestras pasiones para transmutarlos en sí mismo y soportar en carne y
hueso todas las tentaciones que nos llegan, para vencerlas en sí mismo. Eso no
lo puede hacer sino el Santo Firme.
Interesante resulta también
aquello de Santo Afirmar, Santo Negar, Santo Conciliar. ¿Por qué? La primera
fuerza es la de la Eterna Afirmación (Padre); la segunda la de la Eterna
Negación (la del Hijo); y la tercera la de la Eterna Conciliación. El Padre
afirma, el Hijo niega. ¿Qué niega el Hijo? ¿Por qué se dice que el Hijo niega?
Porque el Hijo niega, no quiere todo lo que nosotros queremos: pasiones,
defectos psicológicos, etc., etc., etc. ¿Y por qué se dice Santo Reconciliar?
Porque con esa Tercera Fuerza es que nos reconciliamos. ¿Con quién? Con la
divinidad. Me refiero en forma enfática a la fuerza sexual (es la fuerza con la
cual nuestro cuerpo se formó), es la fuerza con la cual se desarrolló en el
vientre de nuestra madre, es la fuerza que nos trajo a la existencia.
Se dice: "Transubstanciados en
mí, para mi Ser, para nuestro Ser". Se dice que las tres fuerzas primarias
del universo: la del Padre muy amado, la del Hijo muy adorado y la del Espíritu
muy sabio, pasan por la transubstanciación en nosotros, para nuestro Ser.
¿Comprenden ustedes lo que esto significa, mis caros hermanos? Transubstanciar,
es decir, que una substancia se convierta en otra. Ahora comprenden que las
tres fuerzas primarias pasen por la transubstanciación en nosotros y para
nosotros. Es algo grandioso y es obvio que necesitamos cristalizar en sí mismos
las tres fuerzas primarias.
Así pues, mis queridos hermanos,
reflexionen, esfuércense en eliminar el Yo psicológico, regresen al primer
amor, traten de reconquistar la inocencia en sus corazones, luchen por eso,
aprendan a amar al eterno femenino y así un día podrán tener la dicha de
encarnar en sí mismos al Jesús particular, individual.
No quiero subestimar al Gran Kabir
que en la Tierra Santa enseñara esta doctrina. Si por algo es grande el Gran
Kabir, es porque nos enseñó la Doctrina del Eterno Salvador, nuestro Salvador
Interior, profundo, nuestro Jeshua.
V.M. SAMAEL AUN WEOR
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