Introducción
Ciertamente podemos
estudiar la sexología, desde dos ángulos completamente diferentes, el uno desde
el punto de vista meramente oficial, tal como se enseña en la Universidad de
Medicina, etc., el otro desde el punto de vista gnóstico. Voy a afrontar la
sexología a la luz del Gnosticismo Universal. Ante todo gnósis significa conocimiento,
la palabra Gnósis entra también en la ciencia oficial, diagnosis por ejemplo,
"diagnóstico", ven ustedes la Gnósis ahí en la etimología. En todo
caso las corrientes gnósticas conocen a fondo la sexología. En nombre de la
verdad debo decirles que Sigmund Freud con su psicoanálisis, inició una época
de transformaciones extraordinarias en el campo de la sexología. Sigmund Freud
produjo una innovación dentro del terreno de la medicina. Adler fue ciertamente
uno de sus mejores discípulos, y discípulo de él también fue Jung muchos otros
psicoanalistas, psicólogos y parapsicólogos.
El sexo en sí es el
centro de gravedad de todas las actividades humanas; alrededor de este centro
giran todos los aspectos sociales de la vida; veamos por ejemplo un baile, una
fiesta, alrededor del sexo gira toda la fiesta, en un café gira todo alrededor
del sexo... Hoy en día el sexo comienza a ser estudiado, por algunos sabios con
propósitos trascendentales, desafortunadamente abunda mucho la pornografía, se
desvía el sexo hacia actividades meramente sensuales.
Hay varias clases de
sexo: existe el sexo normal,
común y corriente, existe el infrasexo
y existe el suprasexo. ¿Qué se entiende
por sexualidad normal? Entiéndase por sexualidad normal, la actividad sexual
conducente a la reproducción de la especie. La infrasexualidad es diferente y
hay dos clases de infrasexuales. En materia de Kábala, por ejemplo, se dice que
Adán tenía dos esposas: Lilith y
Nahemáh.
Lilith representa una
de las esferas infrasexuales; encontramos en ella los masturbadores,
homosexuales, las lesbianas, los adúlteros, etc., etc..-
Y por el lado de Nahemáh encontramos nosotros los
abusadores del sexo, pornográficos, aquellos que se entregan de lleno a la
lujuria sin frenos de ninguna especie ni control alguno.
Son dos esferas de la
infrasexualidad. Así pues, el sexo normal, repito, conduce a la reproducción de
la especie, en cuanto al goce sexual en sí mismo es un goce legítimo del
hombre; quienes consideran al goce sexual como un pecado, quienes lo califican
como algún tabú o quienes tienen la tendencia a considerarlo motivo de
vergüenza, disimulo, etc., están totalmente equivocados. El goce sexual,
repito, es un goce legítimo del hombre, de ninguna manera podría ser
despreciado o subestimado o calificado de tabú, se tiene derecho por naturaleza
al goce sexual.
Pero, pasemos ahora al
suprasexo, a la suprasexualidad. Incuestionablemente la Suprasexualidad es para
los genios, para los hombres trascendentales, para las mujeres inefables, etc.
Suprasexuales fueron: un Jesús de Nazaret, un Buddha, un Hermes Trismegisto, un
Mahoma, un Lao-Tse en China, un Quetzalcoatl para nosotros los mexicanos, un
Pitágoras, etc. Todos podríamos entrar en el reino de la suprasexualidad, pero
para entrar en el reino de lo suprasexual, en la esfera de la suprasexualidad
se requiere primero que todo sexo sea normal.
Infrasexualidad
El infrasexual, como por
ejemplo, las lesbianas, homosexuales, masturbadores, no están preparados para
entrar en el reino de la suprasexualidad. El infrasexual debe primero que todo,
si es que quiere regenerarse, empezar por lograr la sexualidad normal. Una vez
lograda la misma, se puede de lleno entrar en el camino de lo suprasexual. Es
difícil para los homosexuales y para las lesbianas que pertenecen a la esfera
de lo infrasexual, la regeneración.
Infrasexuales son
también los abusadores del sexo, esos que a cada rato están cambiando de dama,
esos que copulan hasta diez o quince veces diarias; los hay, conozco sujetos
así, indudablemente son degenerados, infrasexuales, aunque se creen muy
machos...
Sexualidad normal
Entremos ahora en el
camino de la sexualidad normal. La sexualidad normal en sí es hermosa: el
hombre y la mujer se aman, reproducen su especie, llevan una vida mesurada,
etc., viven eso sí, de acuerdo con la economía de la naturaleza, de acuerdo con
los intereses de la naturaleza; cada uno de nosotros es una maquinita, eso no
lo podemos negar, de estar captando determinados tipos y subtipos de energía
cósmica. Cada maquinita, es decir, cada uno de nosotros, después de captar esos
tipos de energía cósmica o universal, las transforma automáticamente,
subconscientemente y las retransmite a las capas interiores de la Tierra. Así
que la Tierra es un organismo vivo, un organismo que vive de nosotros. No
quiero decirles a Uds. que las plantas no cumplan igual función, claro que cada
planta según su especia, capta tales o cuales tipos de vibración cósmica y
luego transforma y retransmite a las capas interiores de la Tierra. En cuanto a
los organismos animales sucede lo mismo, ellos captan tales o cuales tipos de
energía que transforman y retransmiten a las capas interiores del organismo
planetario; total, la Tierra es un organismo vivo...
Nosotros nos
reproducimos incesantemente con la sexualidad normal, eso es necesario para la
economía de la naturaleza. Además, el goce sexual es un goce legítimo del
hombre. No es un crimen, no es un delito como suponen muchos mojigatos, muchos
pietistas, etc., pero nosotros con nuestra sexualidad normal vivimos de acuerdo
con los intereses económicos de la naturaleza.
Supra-Sexualidad
Otra cosa es la
suprasexualidad. Esto es definitivo; entrar en el terreno de la suprasexualidad
es penetrar en el camino de las transformaciones extraordinarias. Federico
Nietzsche en su obra "Así hablaba Zaratustra", habla francamente del Super-Hombre;
dice: "ha llegado la hora del Super-Hombre, el hombre no es más que un
puente tendido entre el animal y el Super-Hombre, un peligroso paso en el
camino, un peligroso mirar atrás, todo en él es peligroso, ha llegado la hora
del Super-Hombre..."
Bueno, Hitler interpretó
a Nietzsche a su manera. Durante la segunda guerra mundial, hasta el más insignificante
policía alemán era super-hombre. Nadie se sentía chiquito en la época de Hitler
en Alemania, todos eran super-hombres. Parece que Hitler, aunque con muy buenas
intenciones no supo interpretar a Nietzsche; yo creo en el Super-Hombre
-francamente- les manifiesto a ustedes, pero me parece que Hitler erró el
término. Más eso solamente es posible mediante la transmutación de la energía
sexual, y eso pertenece al terreno de lo supra-sexual.
En todo caso, en el ser
humano hay cinco centros
fundamentales: primero que todo el intelectual,
que es el que más utilizan todos ustedes; segundo, el emocional, que lo tenemos en el corazón; tercero, el motor en la parte superior de la
espina dorsal; el cuarto, el centro instintivo
que está en la base inferior de la espina dorsal y, quinto, el sexual propiamente dicho.
Estos cinco cilindros
son fundamentales para todas las actividades humanas.
En cuanto al sexual
propiamente dicho, debo decirles que, es el centro alrededor del cual giran
todas las actividades humanas.
El pensamiento
aparentemente es muy rápido, pero desgraciadamente es el más lento. Si ustedes
van manejando un carro, por ejemplo, y de pronto en un momento de peligro se
ponen a analizar -hacer esto o aquello, adelantarse o retroceder, quebrar a la
derecha o a la izquierda- vienen a chocar y a tener una catástrofe. El centro
motor es más rápido, uno cuando va manejando no tiene mucho tiempo para pensar,
actúa velozmente y ya da el paso, pero si en ese momento el pensamiento lo
trabara, se chocaría. Cuantas veces va uno manejando un automóvil y resulta que
en un momento dado gira hacia la derecha o izquierda y mientras tanto gira sin
pensar. De manera que el centro del pensamiento es bien lento; más rápido es el
centro del movimiento.
El centro emocional también
es un centro rápido. Pero no hay centro más rápido que el centro sexual. Uno
como hombre ve una mujer y en milésimas de segundos sabe si se complementa con
uno o no; con la onda que uno lleva o no. Es preciso, ustedes como jóvenes lo
saben, cuando están frente a frente con una muchacha instintivamente,
instantáneamente saben si está de acuerdo con la onda de ustedes, esto es
rapidísimo. Es el centro más veloz que nosotros poseemos.
La pareja ideal
Pero entremos en
factores un poco más detenidos; muchas veces un hombre vive feliz con su mujer,
sin embargo, nota que algo le falta; ciertamente puede suceder que con la mujer
que uno tenga no se sienta completo; puede ser que ella llene las actividades
del centro emocional, posiblemente, pero tal vez no se complemente en lo
sexual. Y al encontrar por ahí a otra dama -tal vez, sexualmente sí se
complemente, entonces- viene eso que se llama adulterio.
No estoy aquí alabando el adulterio, porque eso sería absurdo. Pero sí ya sabemos una de las causas
del adulterio. Muchas veces uno de la pareja no coincide completamente, en los
cinco centros, totalmente con el otro, posiblemente encuentre complementación
con otra persona y allí viene eso que se llama adulterio.
Supongamos que
emocionalmente un hombre se complementa con una mujer, pero sexualmente no,
puede darse el caso que encuentre una dama que le complemente sexualmente.
Supongamos que un hombre se complemente con una mujer mentalmente
(intelectualmente), pero emocionalmente no; puede darse el caso que encuentre
una dama con la que se complemente emocionalmente. Puede suceder que en el
mundo de los hábitos no se complemente un hombre con una mujer, pero puede
suceder que en cuestión de hábitos (relacionado con el centro motor), encuentre
otra mujer con la cual se complementa, con la que tenga afinidad. Esta es una de los motivos que explica el caso de tantos
y tantísimos adulterios.
Yo creo que lo mejor
para un hombre es encontrar una mujer con la que se complemente mutuamente en
lo intelectual, emocional, en el centro motor, en el centro instintivo y en el
sexual; es decir, la pareja ideal, la pareja perfecta, y creo a su vez que, lo
ideal para una mujer es encontrar un hombre con el que se complementara
totalmente, entonces habría verdadera felicidad.
La Energía Sexual
Suprasexualidad es
diferente mis amigos. Para entrar en el terreno de la suprasexualidad se
requiere ante todo saber transmutar la energía creadora, pero debemos pensar en
el sexo no solamente como cuestión fisiológica. Ha de saberse que en el sexo
existe energía.
Albert Einstein dijo: "Energía
es igual a masa multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado",
también dijo: "La energía se transforma en masa, la masa se transforma en
energía".
¿Es posible transformar
la masa en energía?.
Claro está que sí. Un
poco de agua en el camino por el calor del sol se va evaporando esa agua, y por
último se convierte en nube, y en última síntesis en energía, en rayos, en
truenos. Todas las aguas de los mares y ríos se evaporan y se transforman en rayos
y truenos, es decir, energía.
Lo mismo sucede con el
Ens Séminis, la entidad del semen, es decir, el Esperma Sagrado. Hoy se tiene
la tendencia a considerar el esperma simplemente como una sustancia que
secretan nuestras glándulas endocrinas sexuales. La palabra sagrada acomodada
al esperma parece como fuera de onda.
Sin embargo, si ustedes
estudian cuidadosamente el psicoanálisis de Sigmund Freud verán que él dice lo
siguiente: "Que las religiones en última síntesis tienen origen
sexual". Yo estoy de acuerdo con Freud en este sentido. Si ustedes están
de acuerdo bien, y sino también. Yo por mi parte sí estoy.
Cuando uno estudia las
religiones de las distintas tribus de Latinoamérica o de Africa o de Asia,
puede evidenciar en forma directa que todas estas religiones, en todos estos
cultos hay mezcla de lo sexual con lo místico, es decir, de lo religioso con lo
erótico; en los templos, por ejemplo, se observan imágenes en posturas de tipo
erótico: copulando. Lo más importante es que esas posturas son consideradas
sagradas en la tierra de los Devas; recordemos las Vestales de los Templos...
Recordemos que en los
antiguos tiempos el "Phalo" era un símbolo sagrado. También se rendía
culto al "Yoni", es decir al órgano sexual femenino.
No hay duda de que la
lanza aquella con la que Longivus hirió el costado del Cristo, no es sino una
viva representación del Phalus; no hay duda, también, de que la Copa o Cáliz o
el Santo Grial por el cual pelearon todos los caballeros de la Edad Media,
cuando salieron para la Tierra Santa, durante la época de las Cruzadas
Eucarísticas, representan al Yoni femenino. Pero como recuerdo de aquella
búsqueda del Santo Grial, quedó la Copa esa de las Olimpíadas, copa que se
entrega a los vencedores en los juegos Olímpicos.
Así pues, en el terreno
de lo suprasexual, el Cáliz y la Lanza son sagrados, el esperma es sagrado,
porque en el esperma está contenida nuestra personalidad. Los alquimistas
medievales veían en el esperma al VITRIOLO, por cierto que la palabra se
descompone así: Visitas Interior Terra Rectificatur Inveniur Ocultus Lapidum;
Visita el Interior de Nuestra Tierra que Rectificando encontrarás la Piedra
Oculta.
Pero, ¿a qué piedra se
referirían los alquimistas medievales?.
A la famosa Piedra
Filosofal; pero hay que fabricarla mediante el Esperma Sagrado y sus
transmutaciones es posible lograr la Piedra Filosofal. La transmutación de la
libido sexual; convertir el esperma en energía, es posible cuando se conoce la
clave.
Es cierto y de toda
verdad que con la transmutación de la Entidad del Semen podemos darnos vida a
si mismos y convertirnos en verdaderos Super-Hombres en el sentido más completo
de la palabra; para ello lo importante sería lograr la transmutación de la
libido sexual.
Mediante la
transmutación logramos cerebrizar el semen y seminizar el cerebro. Se hace
necesario seminizar el cerebro señores, pues es bien sabido por todos los
científicos, que no todas las áreas del cerebro están trabajando. Se sabe que
sólo una mínima parte de nuestro cerebro está ejerciendo sus funciones.
Indubitablemente tenemos
muchas partes de nuestro cerebro inactivas.
Si con el poquito de
cerebro que está activo hemos logrado crear cohetes atómicos que viajan a la
Luna, hemos logrado fabricar la bomba atómica con la que se destruyeron ciudades
como Hiroshima y Nagasaki; hemos conseguido aviones supersónicos que viajan a
una velocidad extraordinaria. ¿Qué tal si nosotros regeneráramos el cerebro?.
-¿Si la totalidad de la masa encefálica trabajara?, podríamos transformar este
mundo, cambiarlo, hacerlo maravilloso.
Pero hay que
regenerarlo, seminizarlo, cerebrizar el semen y seminizar el cerebro: he ahí la
clave.
Es posible seminizar el
cerebro; los grandes músicos de antaño, un Beethoven, un Mozart, un Chopin o un
Liszt, fueron músicos que tuvieron el cerebro muy seminizado. Hombres que
dieron a su cerebro capacidades extraordinarias, utilizaron un mayor porcentaje
de las áreas cerebrales.
Sin embargo, hoy en día,
la cosa es muy diferente. El cerebro humano se ha degenerado demasiado. Si en
medio de una pachanga con música de la última onda, si de pronto -alguien quita
el disco- y pone la Novena Sinfonía de Beethoven ¿cómo se sentirían esas
personas allí reunidas?. Claro que allí concluiría la pachanga, se retirarían
de la casa dando por finalizada la reunión, ¿verdad? ¿y por qué?. En el siglo
pasado, por ejemplo, cuando el cerebro no se había degenerado tanto como ahora,
se bailaba al compás de la música clásica, de moda estaban Chopin, Mozart,
Beethoven, Liszt. Si ahora nos salen con una música de esas, en plena pachanga,
nos despedimos, sencillamente, porque el cerebro está degenerado. Hay ciertas
áreas que ya no pueden apreciar la buena música.
-¿Y por qué se ha
degenerado el cerebro?
Se ha degenerado
sencillamente porque nosotros durante varios siglos hemos estado extrayendo de
nuestro organismo la entidad del semen y no la hemos extraído únicamente para
dar vida a unas criaturas, no.
La hemos extraído porque
nos ha gustado, Porque ha sido un placer, por eso nos hemos dado gusto en la
lujuria, pero el paganini ha sido el cerebro, es el que ha tenido que pagar el
pato. Ahora tenemos que ciertas áreas no están trabajando.
Es posible regenerarlo,
pero para regenerarlo hay que transmutar la entidad del semen, convertirla en
energía, sólo así podríamos seminizar el cerebro.
Conferencia pronunciada
por el V.M. SAMAEL AUN WEOR
en la Universidad de San Luis Potosí, Estado de San Luis, República de México.
en la Universidad de San Luis Potosí, Estado de San Luis, República de México.
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