lunes, 3 de octubre de 2011

EL NACIMIENTO DE HIUTZILOPOCHTLI

HUITZILOPOCHTLI


"Mucho honraban los mexicas a Huitzilopochtli, sabían ellos que su origen, su principio fue de esta manera:"
En coatepec por el rumbo de Tula, había estado viviendo, allí habitaba un mujer de nombre Coatlicue. Era madre de los cuatrocientos Surianos y de una hermana de estos de nombre Coyolxauhqui.
Y esta Coatlicue allí hacia penitencia, barría, tenía a su cargo el barrer, así hacia penitencia, en Coatepec, la Montaza de la Serpiente. Y una vez, cuando barría Coatlicue, sobre ella bajo un plumaje, como un a bola de plumas finas. Enseguida la recogió Coatlicue, la colocó en su seno. Cuando terminó de barre, buscó la pluma, que había colocado en su seno, pero nada vio allí. En ese momento Coatlicue quedó en cinta.
Al ver los cuatrocientos Surianos que su madre estaba en cinta, mucho se enojaron, dijeron: -¿Quién le ha hecho esto? ¿Quiñen la dejo en cinta? nos afrenta nos deshonra.
Y su hermana Coyolxauhqui les dijo: Hermanos, ella nos ha deshonrado, hemos de matar a nuestra madre, la perversa que se encuentra ya en cinta. ¿Quién le hizo lo que lleva en el seno?
Cuando supo esto Coatlicue, mucho se espantó, mucho se entristeció. Pero su hijo Huitzilopochtli, que estaba en su seno, la reconfortaba, le decía: - No temas, yo sé lo que tengo que hacer. Habieno oído Coatlicue las palabras de su hijo, mucho se consoló se calmó su corazón, se sintió tranquila.
Y entre tanto los cuatrocientos Surianos se juntaron para tomar acuerdo y determinaron a una dar muerte a su madre, porque ella los había infamado.
Estaban muy enojados, estaban muy irritados, como si su corazón se les fuera a salir. Coyolxauhqui mucho los incitaba, avivaba la ira de sus hermanos, para que mataran a su madre. Y los cuatro cientos Surianos se aprestaron, se ataviaron para la guerra.
Y los cuatrocientos Surianos como eran capitanes, torcían y enredaban sus cabellos, como guerreros arreglaban su cabellera. Pero uno llamado Cuahuitlícac era falso en sus palabras. Lo que decían los cuatrocientos Surianos, en seguida iba a decirselo, iba a comunicárselo a Huitzilopochtli. Y Huitzilopochtli le respondía: Ten cuidado, está vigilante, tío mío, bien sé lo que tengo quehacer.
Y cuando finalmente estuvieron de acuerdo, estuvieron resueltos los cuatrocientos Surianos a matar, a acabar con su madre, luego se pusieron en movimiento, los guiaba Coyolxauhqui. Iban bien robustecidos, ataviados, guarnecidos para la guerra, se distribuyeron entre sí sus vestidos de papel, su anecúyotl, sus ortigas, sus colgajos de papel pintado, se ataron campanillas en sus pantorrillas las campanillas llamadas oyohualli. Sus flechas tenían puntas barbadas.
Luego se pusieron en movimiento, iban en orden, en fila, en ordenado escuadrón, los guiaba Coyolxauhqui. pero Cuahuitlícac subió enseguida a la montaza, para hablar desde allí a Huitzilopochtli, le dijo: -Ya vienen, Huitzilopochtli le respondió: -Mira bien por donde vienen. Dijo entonces Cuahuitlícac: vienen ya por Tzompantitlan. Y una vez más le dijo Huitzilopochtli: - ¿Por dónde vienen ya?. Cuahuitlícac le respondió: Vienen por Coaxalpan. Y de nuevo Huitzilopochtli preguntó a Cuahuitlícac: Mira bien por dónde vienen, en seguida le contestó Cuahuitlícac: - Vienen por la la cuesta de la montaña. Y todavía una vez más le dijo Huitzilopochtli: - Mira bien por dónde vienen, Entonces le dijo Cuahuitlícac: - Ya están en la cumbre , ya llegan, los viene guiando Coyolxauhqui.
En ese momento nación Huitzilopochtli, se vistió sus atavíos, su escudo de plumas de águila, sus dardos, su lanza-dardos azul, el llamado lanza-dardos de turquesa. Se pintó su rostro con franjas diagonales, con el color llamado "pintura de niño". sobre su cabeza colocó plumas finas, se puso sus orejeras, Y uno de sus pies, el izquierdo era enjuto, llevaba una sandalia cubierta de plumas, y sus dos piernas y sus dos brazos los llevaba pintados de azul.
Y el llamado Tochancalqui, puso fuego a la serpiente hecha de teas llamada Xiucóatl, que obedeciá a Huitzilopochtli, luego con ella hirió a Coyolxauhqui, le cortó la cabeza, la cual vino a quedar abandonada en la ladera del Coatépetl. El cuerpo de Coyolxauhqui fue rodando hacia abajo, cayó hecho pedazos, por diversas partes cayeron sus manos, sus piernas, su cuerpo.
ENtonces Huitzilopochtli se irguió, persiguió a los cuatrocientos Surianos, los fue acosando, los hizo dispersarse desde la cumbre del Coatépetl, la montaña de la culebra. Y cuando los había seguido hasta el pie de la montaña, los persiguió, los acosó cual conejos, en torno de la montaña. Cuatro veces los hizo dar vueltas, En vano trataban de hacer algo contra él, en vano se revolvían contra él al son de los cascabeles y hacían golpear sus escudos.
Nada pudieron hacer, nada pudieron lograr, con nada pudieron defenderse.
Huitzilopochtli los acosó, los ahuyentó, los destruyó, los aniquiló, los anonadó. Y ni entonces los dejó, continuaba persiguiéndolos. Pero, ellos mucho le rogaban, le decían: -"¡Basta ya!".
Pero Huitzilopochtli no se contento con esto, con fuerza se ensañaba contra ellos, los perseguía. Solo unos cuentos pudieron escapar de su presencia, pudieron librarse de sus manos, se dirigieron hacia el sur, porque se dirigieron hacia el sur, se llamaban Surianos, los pocos que escaparon de las manos de Huitzilopochtli. Y cuando Huitzilopochtli les hubo dado muerte, cuando hubo dado salida a su ira, les quito sus atavíos, sus adornos, su anecúyotl, se los puso, se los apropio, los incorporo a su destino, hizo de ellos sus propias insignias.
Y este Huitzilopochtli, según de decía, era un portento, porque con una sola pluma fina, que cayó en el vientre de su madre, Coatlicue, fue concebido. Nadie apareció jamás como su padre, A él lo veneraban los mexicas, le hacían sacrificios lo honraban y servían. Y Huitzilopochtli recompensaba a quien asó obraba. Y su culto fue tomado de allí, de Coatepec, la montaza de la serpiente, como se practicaba desde los tiempos mas antiguos.

Códice Florentino, Libro III, capitulo I

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