La evolución y la involución, son dos leyes que trabajan en forma
coordinada y armoniosa, en todo lo creado. Ambas, en sí mismas, constituyen el
eje mecánico de la naturaleza.
Existe evolución en el grano que
germina, en la planta que crece y se cubre de flores y de frutos. Existe
involución en el árbol que pierde sus hojas, se marchita, decrece y por último
se convierte en un montón de leños.
Hay evolución en la criatura que se
gesta dentro de la matriz, en el niño que crece y se desarrolla, en el joven,
en el hombre maduro, tostado por el Sol. Existe involución en el anciano que
caduca y al fin muere.
Hay evolución en el mundo que surge
del caos, con vida pujante y activa. Existe involución en el planeta que
caduca y que al fin se convierte en una nueva luna.
Nosotros no negamos la Ley de la
Evolución, mas comprendemos que ni ella ni su hermana gemela, la involución,
podrían llevarnos a la autorrealización íntima del Ser. Cuando hacemos de la
evolución un dogma, nos convertimos en criaturas retardatarias e inútiles. Así
pues, los invito a una revisión completa de principios.
En la naturaleza existen fenómenos
extraordinarios, fenómenos que muchas veces, debidamente aprovechados, nos
brindan la oportunidad de entrar por la senda de la Revolución de la
Conciencia.
No está de más recordar lo que es
un Solioonensius. Sucede que el Cometa Solni, de cuando en cuando, se acerca
demasiado al Sol Baleooto y produce tensión en éste. Entonces, el mismo hace
que nuestro Sol de Ors, también entre en tensión eléctrica tremenda, lo que de
hecho estremece a todo nuestro sistema solar, incluyendo al Planeta Tierra. Eso
es, exactamente, un Solioonensius.
Recordemos el Solioonensius de
1.917, cuyo resultado fue la Revolución Bolchevique (en la Rusia). En el
antiguo Egipto de los faraones, se recuerdan también dos Solioonensius que
provocaron gigantescas hecatombes. Así pues, cada vez que viene un
Solioonensius, se provocan desórdenes violentos, grandes holocaustos humanos y
derramamiento de sangre. El Solioonensius que provocó la Revolución Francesa,
trajo de hecho una gran reforma social, al mundo entero.
El Solioonensius de 1.917 si bien
es cierto que provocó la Revolución Bolchevique, también no es menos cierto
que en la misma Rusia Soviética, surgieron grandes iniciados que fundaron
Escuelas de Regeneración. Así pues, todo Solioonensius puede ser utilizado para
la Revolución de la Conciencia.
El efecto del Solioonensius del 17,
todavía se siente, y si bien es verdad que por estos tiempos hay caos, hambre,
anarquía, desorden en el mundo, también no es menos cierto que ha surgido
nuestro Movimiento Gnóstico revolucionario.
Es bueno que se sepa, de una vez y
para siempre, que nosotros los gnósticos hollamos la senda de la Revolución de
la Conciencia. Sobre ella nos habló El Cristo en su Evangelio, cuando dijo:
"Estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la luz y muy
pocos son los que lo hallan".
Esto que estamos diciendo, mis
estimables jóvenes gnósticos, no sería entendido jamás por aquellos que siguen
la senda del "Buen Dueño de Casa". El Gran Kabir Jesús, refiriéndose
a estos últimos, dijo: "¡Hipócritas, fariseos, sepulcros blanqueados,
perversa generación de víboras, que lo de afuera del plato y del vaso limpiáis,
mas lo de adentro está lleno de suciedad". También los compara con
aquellos "sepulcros blanqueados": hermosos por fuera, pero (adentro)
llenos de podredumbre y huesos de muertos.
¿Qué se entiende por el "Buen
Dueño de Casa"? ¿Qué es lo que se debe comprender por "aquel que
sigue el camino del Buen Dueño de Casa"? ¡Escuchad!: la senda del Buen
Dueño de Casa, es la senda de los reaccionarios, de aquellos que aborrecen la
Revolución de la Conciencia, de la gente retardataria y regresiva.
Nosotros los gnósticos, somos
diferentes: hollamos un camino de rebeldía psicológica, porque sabemos que
éste, en sí mismo, es el único que puede conducirnos a la liberación final.
Todavía está en el ambiente el
efecto, o los efectos del Solioonensius del 17, y nosotros debemos aprovechar
tales efectos, tales vibraciones, no para meternos por la senda regresiva o
reaccionaria, o simplemente anárquica y sangrienta, sino más bien por el
camino de la Revolución de la Conciencia.
Amigos: es urgente comprender el
estado en que nos encontramos actualmente. En los antiguos tiempos de la
Lemuria, en aquellas épocas en que los ríos de agua pura de vida manaban leche
y miel, la humanidad estaba gobernada por el Principio Fulasnitamiano. Tal
principio daba, a los seres humanos, vida muy larga. Entonces, normalmente se
podían vivir de diez a quince siglos; había tiempo más que suficiente para
formar, en nosotros mismos, los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser. Hoy
en día, todo es distinto: la humana especie está ahora gobernada por el
Principio Itoclanos, que es (ciertamente) un principio animal: se muere cuando
menos se piensa, la existencia se ha acortado demasiado. En el Egipto de los
Faraones, todavía se alcanzaba a vivir hasta los ciento cuarenta años. En la
Edad Media, el promedio de existencia era entre los noventa y los ciento diez
años, más ahora, en este momento, ya casi no se vive. Así pues, viviendo con el
principio de la vida animal (Itoclanos), nuestras existencias suelen ser
efímeras. Si en la época de la Lemuria, cuando se vivía de acuerdo con el gran
Principio Fulasnitamiano, había tiempo más que suficiente para crear los
Cuerpos Existenciales Superiores del Ser y eliminar de nuestra naturaleza todo
elemento inhumano, ahora todo es diferente; necesitamos, inevitablemente,
trabajar en forma intensiva sobre sí mismos, con el propósito de
autorrealizarnos rápidamente, porque la vida se ha vuelto demasiado breve. En
este momento, apenas ya sí se llega a los sesenta o setenta años. ¡Se ha
acortado la existencia en tal forma, que ya casi no se vive!
Revisando pues, principios,
estudiando nuestra posición en la vida, podemos verificar, por sí mismos, que
la juventud es fugaz y que se marchita como una flor, en muy pocos años. Es
pues necesario que los jóvenes gnósticos se hagan mas reflexivos.
Cuando uno está joven, se siente
tan fascinado por su misma juventud, que llega a olvidarse de la vejez. Cuando
al joven se le habla sobre la ancianidad, considera a esta última como algo
demasiado lejano, por lo cual (dicen) no vale la pena preocuparse. Sin embargo,
los hechos son hechos: pasan los años rápidamente; cuando menos se piensa, he
aquí que llega la vejez.
Algunos jóvenes se han entusiasmado
por la autorrealización íntima del Ser. Hay quienes han aceptado, con gusto,
los principios de la Revolución de la Conciencia, mas, fascinados por la
juventud, sólo se han venido a acordar de hacer el trabajo sobre sí mismos en
el atardecer de sus vidas, ya muy tarde. Entonces, es claro que no han podido
concluir la Obra; han tenido que aplazarla para una existencia futura.
Si los jóvenes se propusieran de
verdad aprovechar el tiempo, podrían realizar todo el Gran Trabajo en una misma
existencia, aquí y ahora. En estos momentos me viene a la memoria el caso de Bernard
Entrevizano, el gran alquimista medieval. Este hombre comenzó joven, mas
realizó el trabajo, hizo la Gran Obra. Si los jóvenes supieran aprovechar el
tiempo, lograrían realizar toda la Gran Obra en esta misma existencia.
Desafortunadamente, como ya dije, se dejan marear por el brillo hermoso de sus
dieciocho, o veinte, o veinticinco años de edad.
Quiero, por medio del presente
cassette, invitar a la juventud gnóstica a una revolución. No se trata de una
revolución de sangre y aguardiente, no. Quiero referirme en forma enfática, a
algo mas grande: ¡A la Revolución de la Conciencia! Realizar la Gran Obra en sí
mismos, es lo mas importante.
Quiero deciros, en forma enfática,
que si os dedicáis de verdad al Gran Trabajo, podréis (si así lo queréis)
transformaros ahora mismo en Dioses terriblemente divinos, con poderes sobre el
fuego, sobre el aire, sobre las aguas y sobre la tierra.
Desafortunadamente el anticristo,
por estos tiempos se ha hecho manifiesto y es obvio que tiene fascinadas a las
multitudes. El anticristo existe dentro, en el fondo de cada criatura
humanoide.
Mucho se ha hablado sobre el Yo
psicológico, mas hoy es necesario recordar al anticristo. Este, en sí mismo,
está en la raíz del Ego, del mí mismo, del sí mismo. Es, por decirlo así, la
reflexión, o el desvío, o la sombra antitética del Cristo Intimo, dentro de
cada ser humano.
Se nos ha dicho que el anticristo,
la gran bestia del Apocalipsis, tiene siete cabezas y diez cuernos. Esto nos
recuerda los siete pecados capitales: ira, codicia, lujuria, envidia, orgullo,
pereza y gula. En cuanto a los diez cuernos, no está de más recordar la Rueda
del Arcano 10 del Tarot: la rueda fatal del Samsara. Por eso se dice que
"la gran bestia sube del abismo y va a perdición".
Delante de la gran bestia se
encuentra el "falso profeta": el Ego, la bestia de dos cuernos, que
habla maravillas sobre el anticristo.
Y bien, entendido esto
(comprendido) debemos saber que el anticristo es el autor de tantas aparentes
maravillas: bombas atómicas, cohetes que viajan a la Luna, máquinas de toda
especie, etc., etc., etc. ¿Quién no se inclina ante la bestia, quién no la
adora? Todos dicen: "¡No hay como la bestia!", y prosternados la
veneran.
Así pues, la juventud no debe
dejarse fascinar por todos los milagros engañosos de la gran bestia. Sabed,
pues, que la falsa ciencia moderna deviene directamente del anticristo, pero es
fascinante, y toda rodilla ante ella se doblega. Cuando alguien no se hinca
ante la bestia, los demás le critican, considerándolo reaccionario, anticuado.
Así pues, esta fascinación que
produce la bestia es espantosa, y la gente se ha olvidado que existe la ciencia
pura; la gente ha preferido el podridero de teorías modernas y los milagros y
prodigios engañosos del anticristo. Y éste es el peligro más grave para la
juventud moderna, para la juventud gnóstica revolucionaria.
Los jóvenes deben aprender a
utilizar todos los sistemas y medios de locomoción, de transporte etc., etc.,
etc., pero sin dejarse fascinar por los milagros del anticristo. No deben
olvidar, los jóvenes, que hay una ciencia pura que está muy lejos de éste
podridero de teorías modernas.
Cuando uno se autorrealiza
íntimamente, tiene derecho a penetrar en el anfiteatro de la ciencia pura.
Entonces recibe el Elixir de Larga Vida y se inmortaliza con su cuerpo físico,
pudiendo vivir más allá de lo normal, miles y millones de años.
¿Ha hecho alguna vez, acaso, el
anticristo un suero que nos permita vivir millones de años? Sin embargo, el
anticristo fascina, y por eso la juventud debe marchar con mucho cuidado.
Quien logre la autorrealización
íntima del Ser, podrá transmutar el plomo en oro y conocer la Medicina
Universal, con la cual podrá realizar curaciones sorprendentes.
Conferencia
dictada el día 2 de Septiembre del año 1975.
SAMAEL
AUN WEOR
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