miércoles, 28 de octubre de 2015

EL KRISTO SOCIAL cap 9 al cap 12

CAPITULO IX LAS GRANDES SOCIEDADES ANÓNIMAS
Desde la noche profunda de los siglos existe la hermandad del delito, la fraternidad tenebrosa. Quien haya estudiado los protocolos de los Sabios de Sión comprenderá los planes y proyectos de la fraternidad tenebrosa.
Esta tiene su programa de acción y sus vínculos humanos de expresión. Analizando juiciosamente la cuestión de las sociedades anónimas descubrimos con infinito dolor que éstas son precisamente maravillosos instrumentos de la fraternidad tenebrosa.


En el fondo, las grandes sociedades anónimas constituyen los verdaderos gobiernos que se ocultan tras de los gobiernos nominales. Prácticamente los gobiernos nominales están de hecho controlados por las grandes sociedades anónimas. Así es como la fraternidad tenebrosa controla a los estados y a los pueblos.
Conocimos en cierto país una gran sociedad anónima que prácticamente había logrado monopolizar todos los productos de primera necesidad. Antes de que aquella sociedad anónima existiese, el maíz se compraba baratísimo en los mercados y no había hambre. Hoy en día ya ese producto se compra carísimo porque dicha sociedad lo tiene monopolizado. Nadie sino ella, tiene derecho a comprarlo y a venderlo, ella le pone el precio, ella lo explota. En otros tiempos los molinos trabajaban independientes moliendo el delicioso grano; ahora en ese desdichado país, ya los molinos están controlados por la dicha sociedad, y las pobres gentes tienen que comprar la masa a precio carísimo.
Aquella sociedad anónima tiene hambreado a ese país. Muchas veces compra todos los granos para llenar sus graneros, y luego los vende a países extranjeros. Con sus excesivas ganancias repone lo vendido comprando en el exterior granos de la peor calidad, quedado a su favor una gigantesca plusvalía, como producto infame del delito. El pueblo, el pobre pueblo, no come allí el grano que cosecha, el pueblo come el grano extranjero, el grano de la peor calidad, con que nuestros abuelos engordaban los cerdos.

Las grandes sociedades anónimas explotan los pozos del petróleo y arruinan el subsuelo de la tierra. En cierto país suramericano vimos cómo los nativos eran sacados por los alguaciles extranjeros cuando se atrevían a meterse en una región petrolífera explotada por una gran sociedad anónima extranjera. Así que estos nativos siendo ciudadanos de un país soberano e independiente, no tenían derecho a transitar por su propio suelo, por el suelo sagrado de sus padres. Esto de hecho es ya un atentado contra la independencia y soberanía de las naciones libres.
Dicha clase de sociedades anónimas son puñales clavados en el corazón de los países soberanos. Así es como las naciones pierden su independencia y se hacen esclavas.
Las grandes sociedades anónimas arruinan a los pueblos y les quitan su independencia. Las grandes sociedades anónimas monopolizan los productos de primera necesidad y hambrean a los pueblos. Las grandes sociedades anónimas compran todas las cosechas; las guardan en sus graneros, las revenden a los pueblos hambrientos, o las negocian con países extranjeros.
Esa es la triste realidad de dichas sociedades que no tienen más Dios que el becerro de oro.
Las grandes sociedades anónimas se apoderan de las mejores industrias para encarecer la vida. En cierto país, una sociedad anónima poderosa, se adueñó de los molinos cuando comprendió que éstos representaban una fuente de riqueza. Toda industria productiva, todo producto de primera necesidad cae tarde o temprano en las garras felinas de las grandes sociedades anónimas.
¿Quiénes constituyen las sociedades anónimas? Los personajes de la sombra, los adeptos de la magistratura negra, el enemigo secreto. Estos tenebrosos hambrean a los pueblos, y acaban con la independencia de las naciones soberanas.
Detrás de todo gobierno está desgraciadamente del enemigo secreto, el enemigo del pueblo cuyos vehículos de expresión son las sociedades anónimas.
Resulta duro decir que los gobiernos nominales, realmente son gobiernos títeres controlados por los hilos secretos de las grandes sociedades anónimas.
Los pueblos van alegres a las urnas electorales para elegir sus gobernantes y las grandes sociedades anónimas se ríen en secreto de la ingenuidad de los pueblos, porque ellas son las que verdaderamente gobiernan, así es como los pueblos de la tierra son defraudados. A estas poderosas sociedades anónimas no les importa el sistema de gobierno, o el partido político o los nuevos gobernantes escogidos por el pueblo. Ellas son las que gobiernan y eso es todo.
Las grandes sociedades anónimas están defendidas por las armas. Nadie puede oponerse contra ellas porque le cuesta la libertad o la vida.
Es necesario acabar con esos pulpos del pueblo, con esos instrumentos de la logia negra; ¿pero cómo? ¿De qué manera? ¿Con qué sistema?, Este es el problema que necesitamos estudiar serenamente si de verdad queremos extirpar este tumor canceroso de entre el seno de la humanidad.
No es por medio de la violencia como podremos acabar con las sociedades anónimas, la violencia provoca violencia, el odio engendra mayor odio, la mala voluntad engendra como es lógico mala voluntad. El espíritu de represalia daría más fuerza y poder a las grandes sociedades anónimas porque éstas están protegidas por las fuerzas armadas. ¿Cuál puede ser pues el método o sistema científico que nos permita acabar con las sociedades anónimas? ¿Cuál el procedimiento?
Las sociedades anónimas viven del pueblo. Realmente el pueblo sostiene a las grandes sociedades anónimas. Estas no podrían existir sin el pueblo. Cuando el pueblo le quita su apoyo a las grandes sociedades anónimas, estas desaparecerán. El pueblo es la extensión del individuo. Si queremos resolver el problema de la masa empecemos por resolver el problema del individuo. Si queremos acabar con las sociedades anónimas debemos empezar por instruir al individuo. El individuo ignora lo que son las grandes sociedades anónimas.
Es necesario que el individuo se haga plenamente consciente de lo que son dichas sociedades.
Es urgente instruir al individuo. Es urgente explicarle a la gente lo que son dichas sociedades.
No ataquemos a dichas sociedades. No justifiquemos jamás la existencia de tales sociedades. Es urgente estudiar a fondo el funcionalismo de las sociedades anónimas para hacernos plenamente conscientes de su existencia.
Es necesario saber que el individuo tiene la Conciencia profundamente dormida, aunque parezca increíble, el individuo vive soñando, trabaja soñando, anda soñando, el individuo necesita Despertar la Conciencia. Es urgente que el individuo haga plena conciencia de lo que son las sociedades anónimas. Esto sólo es posible acabando con la ignorancia. La masa ignora lo que son dichas sociedades, la masa sólo conoce las abreviaturas, S.A.
Si queremos que la masa deje de ser ignorante, instruyamos al individuo, todas las escuelas esotéricas, logias, sistemas, órdenes, etc., pueden cooperar en esta forma por el bien común. Todas las religiones y sectas pueden unirse a nosotros para trabajar acabando con la ignorancia del individuo. Así acabaremos con la ignorancia de los pueblos. Cuando la ignorancia desaparece, las tinieblas se acaban.
El peor enemigo del hombre, es la ignorancia.
Cuando el individuo se haga plenamente consciente de lo que son las grandes sociedades anónimas, cuando tenga plena conciencia del mal que ellas hacen al pueblo, cuando entienda a fondo que él también es víctima de esas sociedades, entonces dejará de cooperar con ellas. Ese es el camino del éxito. Ese es el sistema para acabar con esas sociedades. No Cooperar. Cuando el individuo no coopera, cuando el individuo no sostiene a tales sociedades, éstas desaparecen inevitablemente.
La masa no es sino la extensión del individuo. Si cada individuo deja de cooperar para el sostenimiento de dichas sociedades, la masa no cooperará, es decir, no sostendrá a tales sociedades parasitarias, y el resultado será su muerte inevitable.
La acción colectiva contra tales sociedades será el resultado de la comprensión individual, cuando el individuo ni le compre ni le venda nada a tales sociedades, la desaparición de estas será un hecho. Empecemos pues con el individuo, expliquémosle al individuo, a cada individuo, lo que son tales sociedades anónimas. Ese es el procedimiento. Más tarde podremos actuar colectivamente en forma ordenada y sistemática. Empero ahora debemos empezar por el individuo. Eso es todo.
Sólo es posible actuar colectivamente contra las sociedades anónimas, el día que cada individuo sea capaz de actuar individualmente con plena y absoluta conciencia de lo que hace.
Este sistema le parecerá muy largo a las gentes impacientes. Empero no existe otro camino. Los que quieren cambios rápidos inmediatos, en el orden económico y social, también crean normas rígidas, dictaduras de extrema derecha o extrema izquierda, no aspiran a que se sepa como pensar, dictan lo que hay que pensar. Todo cambio brusco defrauda, su propio objetivo y el hombre vuelve a ser víctima de aquello contra lo cual luchó. Con malos medios jamás lograremos buenos fines. Los sistemas económicos iniciados con revoluciones sangrientas y fusilamientos, están de hecho condenados al fracaso. Toda acción provoca reacción, y la violencia sólo puede provocar violencia.
Podemos destruir las sociedades anónimas por medios violentos pero ellas renacerían inevitablemente con formas nuevas que crearán de hecho nuevas amarguras y nuevo caos social. Sólo comprendiendo a fondo el mecanismo de dichas sociedades, y haciéndolas plenamente conscientes del proceso sutil de la codicia, podremos extirpar este tumor canceroso para siempre.
Necesitamos no comprar ni vender nada a estas sociedades si queremos acabarlas.

CAPITULO X EL DERECHO DE TRABAJAR
 Hoy 4 de septiembre de 1961 estoy ante los cristales contemplando lo que pasa en la calle.
Veo frente a mi casa unas pobre madres infelices del pueblo, sentadas en la tierra viva, la tierra sagrada de sus padres.
En el piso hay diversos productos comestibles, frutas, legumbres, raíces alimenticias y hermosas flores que embalsaman la atmósfera con su deliciosa fragancia. Algunos bellos niños semidesnudos juguetean alegras alrededor de sus pobres madres que afanosas tratan de vender a los vecinos aquellos productos de la tierra.
Estas pobres mujeres necesitan alimentar a sus pequeñuelos. Estas infelices necesitan vestir a sus niños semidesnudos, y por eso están trabajando en plena calle. Están en pleno ejercicio de un derecho: el derecho de trabajar.
Algo sucede de pronto entre el tumulto de vecinos, mujeres que venden, y niños que alegres jugaban.
Un carro se ha detenido y un hombre elegantemente vestido desciende amenazador sobre estas infelices e indefensas madrecitas que aterrorizadas recogen con afán legumbres, frutas y flores para huir horrorizadas ante el elegante caballero que las increpa, insulta y humilla. Los niños se prenden a las faldas de sus pobres madrecitas, y luego todo queda desierto como si en ese lugar no hubiera pasado nada. El infame caballero satisfecho de su “valentía” se mete entre su coche y se aleja velozmente por las calzadas de la ciudad.
Estuvieron de suerte las pobres madres esta vez, porque en otras ocasiones este elegante señor no tenía... escrúpulos de ninguna especie, y armado del valor peculiar que le caracteriza, arrasó con todo, y despojando a las infelices de todo aquello que vendían se alejaba siempre feliz como el ave de rapiña después de atrapar la presa entre sus siniestras garras. Este hombre actúa en nombre del gobierno, es autoridad y todos los infelices tiemblan ante él.
En casi todos los países de América hemos contemplado nosotros la misma tragedia, los hijos del pueblo no tienen derecho a trabajar si no logran la suerte de conseguir dinero para sacar un puesto en el mercado. Los gobiernos no le perdonan al infeliz pueblo el delito de ser pobre. No existe compasión para los pobres. Los poderosos de la tierra aborrecen mortalmente a las madres hambrientas y a los pobres hombres que trabajan. Los grandes señores odian mortalmente al infeliz que se atreva a hacerles competencia.
Es necesario comenzar a buscar remedio para esto. Es urgente conseguir el derecho de trabajar. La unión hace la fuerza. Así como existen gremios de distintas clases muy bien organizados y con maravillosos sindicatos, así también estas pobres madres y estos pobres hombres que no tienen dinero para alquilar puestos en los mercados deben sindicalizarse, formar sus sindicatos, pagar sus abogados defensores e iniciar luego la lucha pasiva por el derecho, por el derecho de trabajar. Debe iniciarse una lucha sin violencia, sin resistencia al mal. Si el mal se le opone al mal, toma entonces más fuerza. La violencia sólo conduce a los seres humanos al fracaso. Es necesario luchar con paciencia y con inteligencia. Los vendedores ambulantes unidos pueden hacer huelgas de hambre públicamente y en grandes grupos. Huelgas pasivas, silenciosas, desfiles pacíficos de protestas sin gritos de ninguna especie ni violencias de ninguna índole.
Todas estas pobres madres, todos estos pobres campesinos después de que se unan, organicen y sindicalicen, constituirán de hecho un ejército poderoso ante el cual temblarán los poderosos de la tierra.
Nosotros debemos hacer labor de propaganda entre estos pobres infelices a fin de organizarlos para la batalla.
Trabajar no es un delito. El derecho de trabajar es derecho legítimo del ser humano.
OTRO CASO
Voy pasando como peatón por la calle de una gran ciudad. Las gentes se han reunido alrededor de alguien. Me acerco con el propósito de conocer lo que está sucediendo. Una infeliz mujer llora y pide con supremo dolor un poco de compasión al policía que la ha hecho presa. La infeliz ha cometido “el crimen de trabajar” y el señor policía no le perdona eso, la pobre estaba vendiendo frutas y comestibles en la calle, para ganar unas pocas monedas, eso es todo. Eso no se lo perdonan los poderosos de la tierra. Algunas señoras compadecidas ruegan al policía por la infeliz pero todo resulta inútil. De pronto se detiene un carro de la policía y la infeliz a pesar de sus ruegos y lágrimas, es metida a la fuerza dentro del carro y llevada a la cárcel, la pobre no había cometido otro crimen sino el de trabajar por el pan de cada día. Ese era su delito y los poderosos no se lo perdonaron.

UN SÁDICO
En una gran ciudad del mundo vimos a infelices ancianos y pobres mujeres del pueblo huir aterrorizados por las tortuosas calles. Los infelices eran pobres de solemnidad que para vivir honradamente se dedicaban a vender dulces, comestibles de toda clase, etc., eran perseguidos los pobres por el “delito de trabajar”. Una niña desnutrida y hambrienta se hallaba en la puerta de un templo vendiendo lo que podía para vivir y no perecer de hambre, la infeliz criatura fue atropellada por los gendarmes y despojada de sus mercaderías.
Un niño andaba por las calles vendiendo dulces, los gendarmes lo atacaron como a un bandido y le quitaron sus dulces, el infeliz huyó.
Nosotros conocimos esa gran ciudad del mundo occidental, nosotros la vimos.
El ALCALDE de dicha ciudad era un poderoso señor de horca y cuchillo estilo feudal. Los pobres le temían, los ricos lo necesitaban, los políticos lo adulaban porque él ponía y quitaba presidentes, él era el amo de la política.
Muchas cosas se decían de ese poderoso señor: se comentaba entre las gentes lo de sus orgías donde se hacía derroche de lujo, vinos, mujeres, oro y lujuria.
Los criados de aquél GRAN SEÑOR muchas veces se espantaron viendo a las hermosas de la orgía bañadas en sangre; nadie decía nada, nadie protestaba ante la sangre y el horror, la policía temblaba y callaba. Nadie se atrevía a protestar.
Aquél gran señor era un sádico que golpeaba a las hermosas para gozar en la orgía. Aquella ciudad estaba gobernada por un alcalde sádico, por doquier el dolor y el llanto, mujeres bañadas de sangre por el delito de ser hermosas, ancianos, niños, pobres, padres de familia, humildes mujeres del pueblo despojadas de sus comestibles o de sus mercancías, huyendo espantadas por las calzadas de la lujosa ciudad. ¿Qué mas podría verse en una ciudad gobernada por un sádico?.
Aquél rico señor hacía sangrar al pueblo, era este el hombre de la política y todos temblaban ante él.
Uno se llena de horror cuando ve a los gendarmes cumpliendo órdenes de un sádico.
Esta ciudad está más acá de la cortina de hierro en la Europa que se dice civilizada, en el mundo que se dice libre.
No hay duda de que en la América también existen ciudades y alcaldes así.
Todo esto nos hace pensar en la necesidad de utilizar las armas de la inteligencia para destronar a los tiranos. La mejor forma de acabar con esos tiranos es no cooperar con ellos. No obedecerlos, no apoyarlos, no adularlos.
Cuando un tirano es muy poderoso se vuelve insoportable, realmente es el pueblo quien le da el poder a los tiranos, sólo el pueblo puede quitarle el poder a los tiranos. Resulta fácil derrocar a un tirano cuando todos los gremios de los trabajadores están unidos. Esto es difícil porque los amos siempre procuran dividir a los trabajadores en bandos opuestos para poder explotarlos, “divide y gobernarás”, dicen los ingleses.
Los trabajadores deben unirse para defenderse, los trabajadores deben hacer política propia. Los trabajadores deben organizarse. Los trabajadores deben estudiar.
Es absurdo sostener a un sádico en el poder. Es estúpido cooperar con los tiranos. El único que puede quitarle el poder a los tiranos es el pueblo.
La violencia sólo sirve para reforzarle el poder a los tiranos. Ese no es el camino de liberación. Sólo por medio de la inteligencia podemos derrocar a los tiranos. No hay un tirano que resista un paro total de todos los gremios obreros. El paro total es el arma más terrible de los trabajadores.

DRAMA DE SEIS CHICOS DESAMPARADOS
En un periódico hemos leído un relato que a continuación transcribimos. Es el drama de seis chicos desamparados. Sus madres eran vendedoras ambulantes y eso no se lo perdonaron los poderosos de la tierra. El dolor de esas criaturas abandonadas era imposible describir con palabras. “Su impotencia, su desconcierto, y el llanto incontenido de sus ojos, marcaban un dramático rictus de angustia en los rostros morenos y sucios de siete chiquillos que quizá ayer en la tarde se enfrentaban por primera vez a la tragedia de sus miserables vidas”.
“Momentos antes, frente a ellos, seis bravos inspectores de reclutamientos del departamento del distrito, con lujo de fuerza, de excesiva violencia, aprehendieron a sus madres, a golpes las hicieron abordar unos jeeps, mientras algunos de ellos decomisaron dos canastas con comestibles, y arrojaron a las alcantarillas lo que esas campesinas trajeron para venderlo aquí clandestinamente”.
“Los inspectores se llevaron a Sabina Morales de Sánchez, a su hermana Ignacia Morales y a Victoriana Cruz de Rubio, y las encarcelaron”.
“Ellas también gritaron y lloraron en vano, los inspectores fueron terminantes, y en esa forma fueron a la cárcel y sus hijos quedaron abandonados en la vía pública, y como resignados a su suerte o quizás con la esperanza que ellas volviesen se sentaron a esperarlas en el quicio de una accesoria del edificio que esta más cercano”.
“Celerina Sánchez de siete años, en cuyos brazos quedó dormida su hermanita Francisca de dos años y cerca de ellas su hermano Alberto de cuatro años que son hijos de Sabina Morales de Sánchez. Pedro Rubio Cruz, de seis años, quien tenía en sus brazos a su hermanita Rosa, de escaso año y medio, hijos de Victoriana Cruz de Rubio; Así como Faustino y Victoria Morales, de cuatro y cinco años, respectivamente, hijos de Ignacia Morales”.
“Otras comerciantes establecidas en esa calle, cerca de una terminal de autobuses, aseguran que las tres campesinas regularmente vienen los domingos a vender sus comestibles. Los mayorcitos parecen confirmarlo también”.
“Los inspectores de reglamentos que iban a bordo de los Jeeps grises, seguramente cumplieron su deber” (con la virtud del deber también se puede dañar a muchos)
“En forma por demás cruel e inhumana, dejaron abandonados en la vía publica a esos chiquillos, los que a las quince horas todavía no habían probado alimento, y ni siquiera podían presumir su suerte futura o inmediata”.
Media hora después ante los llamados del público, llegó a ese sitio una camioneta panel de la policía preventiva, con la orden de recoger a los niños y llevarlos al lado de sus madres.
“Esta vez los pequeños se enfrentaron a una cruda experiencia, cuando los mayorcitos, Celerina Sánchez y Pedro Rubio, sospechaban que también iban a ser encarcelados”.
«Ignorantes de los propósitos de esos policías, todos rompieron en llanto y merced a los consejos de muchos testigos, los niños aceptaron abordar el carro policiaco”.
“Las tres madres fueron conducidas a la cárcel donde se les impusieron multas de mil quinientos pesos a cada una que como es natural no podrán pagar...”
Hasta aquí el mencionado artículo periodístico. Así es como los poderosos del capital tratan a los hijos del pueblo. No existe piedad para nadie porque el capital es cruel y despiadado.
Lo que más horroriza es el corazón de piedra de esos inspectores. Tratando a los infelices trabajadores ambulantes, como a bestias indignas de compasión.
Es horrible pensar que todavía existen en el mundo verdugos asalariados cuyo trabajo consiste precisamente en atormentar a los infelices que trabajan.
Es increíble que todavía haya en la vida seres así de irresponsables.
Lo peor del caso es que el empleo no dura toda la vida, y salen del empleo después de haber llenado de dolor el mundo.
No quieren darse cuenta esos verdugos asalariados que sus víctimas son sus hermanos, y que la sangre que corre por sus venas, corre también por las venas de sus víctimas.
Nos llenamos de horror ante tanta infamia. Se persigue a los que no pueden pagar un puesto en los mercados públicos, pero se adula y se la hace la barba a los poderosos señores que roban millones de pesos a los pueblos.
Así es como los capitalistas abonan el terreno y lo preparan para que en él germine la flor inmunda del comunismo.
Los poderosos crearon el monstruo del comunismo. Si los gobiernos de la América Latina continúan pagando asalariados verdugos para atormentar al pueblo terminará entonces la América Latina por ser devorada por los soviéticos.

CAPITULO XI LOS SINDICATOS
En un periódico occidental de cierto país cuyo nombre no menciono para evitarme problemas y reclamos, he hallado un artículo que a la letra dice así:
“Meseras y cocineras irredentas. Las explotan extranjeros con apoyo de muchos sindicatos”.
“Más de quince mil meseras, cocineras, ayudantes de cocina y otros empleados que laboran en restaurantes y cafés de ciudad, son víctimas desde hace varios lustros de inicua explotación”.
“Estos trabajadores no sólo han sido explotados tradicionalmente por los propietarios de ese tipo de establecimientos, en su mayoría extranjeros, sino por los líderes que han creado a través del tiempo más de sesenta y cinco sindicatos de la rama gastronómica que no son más que agrupaciones de Membrete”.
“Los dirigentes de esos sindicatos auténticamente Blancos han encontrado su modus vivendi y en convivencia con los dueños de esas negociaciones explotan a más y mejor a los trabajadores dedicándose a firmar contratos de trabajo que en nada favorecen a meseras, cocineras, y empleadas de restaurantes en general, sino que benefician única y exclusivamente a los mismos nefastos y venales líderes así como a los propietarios de los establecimientos aludidos”.
“En cientos de quejas llegadas a este periódico y que paulatinamente se ponen de relieve las miles de arbitrariedades que se cometen en contra del sufrido gremio de meseras, de las vejaciones de las que son víctimas y de la falta de protección que tienen por parte de las autoridades y del trabajo”.
“Sin embargo, cabe mencionar que esas arbitrariedades y vejaciones que sufren son propiciadas por los líderes que han fundado sindicatos que en lugar de ser organismos de defensa de los trabajadores, constituyen los medios para obtener riquezas mal habidas”.
El autor de este artículo es de hecho un hombre muy inteligente y valeroso pues no ignoramos el peligro tan grande en que se metió este hombre. Si estas letras llegan a sus manos, recuerde que lo felicitamos muy sinceramente.
Un análisis de fondo sobre este artículo nos demuestra que la simple organización sindical con todos sus líderes y reglamentos resulta inoperante, si el individuo no acaba con la codicia, el egoísmo y la traición.
Dentro del individuo están las causas del fracaso mismo de un sindicato o de cualquier organización. Si el individuo no comprende esas causas y continúa con sus egoísmos, codicia, ambiciones, etc., la organización fracasará aún cuando haya sido fundada con muy buenas intenciones.
El líder tiránico es una extensión de cada uno de los individuos que constituyen una organización. La organización ha creado al líder. Cada individuo de la organización ha creado un líder.
Es lamentable que los trabajadores hayan entregado sus armas a los poderosos. El sindicato es el arma de los trabajadores, antes, los sindicatos fueron instrumentos de defensa de los trabajadores, ahora los sindicatos son instrumentos de defensa de los poderosos, en muchos países los trabajadores son víctimas de su propio invento, en muchos países los líderes de los sindicatos son los verdugos de los trabajadores.
Los poderosos esclavizan a los obreros por medio de los líderes traidores y de los sindicatos que éstos representan.
Necesitamos alterar algo dentro de nosotros mismos. Necesitamos un cambio dentro de nuestra propia mente si es que realmente queremos alterar las adversas circunstancias que acaban con el sindicato, este es maravilloso cuando realmente sirve a los fines para los cuales fue creado. El error más grave de los trabajadores de muchos países, fue haber entregado el sindicato a los poderosos.
Afortunadamente este desastre todavía no ha llegado a todos los países del mundo occidental; es mejor prevenir que curar.
Necesitamos que cada individuo se sincere consigo mismo; no busquemos las causas del fracaso fuera de nosotros. Dentro de nosotros mismos están todas las causas del fracaso de cualquier organización.
Si dentro del individuo existe el egoísmo no cooperará y el fracaso del sindicato es inevitable. Si dentro del individuo existe ira, creará dentro del sindicato enemistades y desorden. Si dentro del individuo existe codicia, explotará a sus compañeros de sindicato, si dentro del individuo existe murmuración, llenará el sindicato con chismografías y amarguras.
El líder que se enriquece a costillas de sus compañeros es creado por cada uno de sus compañeros, es un resultado de los errores que existen dentro de cada compañero.
El error más grave es creer que la causa del fracaso está en el prójimo. Todos los compañeros del sindicato culpan del fracaso a los otros, y ninguno quiere reconocer que la causa del fracaso está dentro de cada uno.
Debemos aprender a ser más sinceros, debemos luchar por cambiar internamente para beneficio de los demás. Todos nuestros semejantes se benefician cuando, cada uno de nosotros cambia internamente.
Necesitamos dejar de ser tibios, debemos acabar con la ira, la codicia, la lujuria, el orgullo, la pereza, la gula y la envidia. Cada uno de estos monstruos defectos, lleva amargura y desolación a todas las organizaciones sociales.
Es urgente comprender que el yo sabotea totalmente el buen propósito de la organizaciones sindicales.
Necesitamos disolver el yo para hacer un mundo mejor.
Es un error convertirnos en víctimas de nuestro propio invento. Los trabajadores se convirtieron en víctimas de su propio invento cuando les entregaron el sindicato a los capitalistas.
El crimen más horrible es el de la TRAICIÓN. Los líderes traidores, aquellos que entregan a sus compañeros, aquellos que los venden, realmente son dignos de desprecio, merecen ser expulsados del sindicato.
Los líderes que se enriquecen con los dineros de todos los compañeros de sindicato, ladrones son, y deben ser expulsados del sindicato.
Es justo que los trabajadores cooperen con su cuota para el sostenimiento de su sindicato, pero no es justo que los líderes se enriquezcan con las cuotas del sindicato.
Realmente es imposible que un sindicato marche bien si no acabamos con la codicia.
Todos los mejores propósitos de un sindicato se reducen a polvo cuando existe codicia.

CAPITULO XII EL GRAN PROBLEMA
Es necesario resolver el problema viviente del individuo y la sociedad. Es urgente saber si el individuo existe para la sociedad o al contrario, existe la sociedad para el individuo.
Si el individuo existe para la sociedad entonces la sociedad será su verdugo y él, el esclavo.
Si la sociedad existe para el individuo entonces ésta trabajará por la libertad y felicidad de cada individuo, de cada ciudadano.
La resolución consciente de este problema no depende de ningún tipo de ideología política de derecha o de izquierda, de comunismo o de capitalismo. Este problema no es cuestión de opiniones o de ideas. Las ideas cambian constantemente y las opiniones emitidas sobre tan grave problema pueden ser discutidas.
La cuestión es más seria. Necesitamos resolver el gran problema sobre el individuo y la sociedad.
Las opiniones de los intelectuales de derecha o de izquierda no podrían resolver este problema porque dicha clase de opiniones intelectuales están condicionadas por las teorías que ellos han leído y estudiado. La mente de los líderes de derecha o de izquierda está de hecho embotellada entre lo mismo que ellos están estudiando, y como es lógico, sólo piensan y opinan en función de su propio embotellamiento.
Realmente sólo podremos resolver el gran problema del individuo y la sociedad, librándonos de la influencia de toda propaganda. El problema no puede resolverlo la opinión ni la propaganda política. Nosotros mismos debemos resolver el problema. Necesitamos aprender a pensar por sí mismos. Ningún líder, ni libro alguno puede resolvernos este problema.
El individuo es el resultado del ambiente de la religión, cultura, familia, etc. El individuo es el resultado de las influencias sociales que nos rodean, esto es innegable, sea cual fuere la religión o partido político, que un individuo profese es el resultado de las influencias sociales que lo rodean.
Si queremos averiguar algo más, si queremos saber si somos algo más que un simple resultado de las influencias sociales, si queremos saber si además de las influencias sociales existe dentro de nosotros alguna otra cosa, tenemos que empezar por ser libres pensadores.
Es necesario empezar por poner en tela de juicio la influencia social, política, económica, ambiental, las ideologías, etc., etc., etc. Sólo aquellos hombres que así procedan, y piensen, y analicen, podrán de verdad iniciar una nueva era de paz, abundancia y perfección.
El mundo actual se halla muy cerca de la tercera guerra mundial y es necesario que nosotros comprendamos el problema del individuo y la sociedad. Si el individuo existe para la sociedad será esclavo. Empero si la cuestión es diferente, si la sociedad existe para el individuo, éste será libre, y la sociedad de hecho siendo la extensión del individuo será también libre y feliz.
Si queremos resolver este problema debemos abstenernos de opinar. Toda opinión puede ser discutida. Debemos resolver el problema meditando en él. Es necesario resolver el problema meditando en él. Es necesario resolverlo con la mente y el corazón. Debemos aprender a pensar por sí mismos. Es absurdo repetir como loros las opiniones ajenas.
Cuando descubrimos conscientemente con la Mente-Corazón que dentro del hombre existe algo más, algo que no es producto de la sociedad ni del ambiente, entonces se verifica dentro de nuestra Conciencia Interna un cambio total, radical y maravilloso.
Quien se conozca a sí mismo, podrá de hecho transformar el mundo, quien se haga consciente de ese algo que existe dentro de la personalidad de todo hombre, podrá comprobar por sí mismo que ha vivido como esclavo de la sociedad y de sus costumbres. Hoy en día el individuo es esclavo de la sociedad y existe para su amo: La Sociedad. Es necesario que el individuo se haga libre para que la sociedad sea también libre. Sólo una sociedad libre trabajará para el primero y el último ciudadano de una nación.
Actualmente la sociedad sólo sabe utilizar al individuo como instrumento para saciar sus ansias de placer, o como vehículo para conseguir poder (fama, riquezas, o como bestia para trabajar en sus dominios)
Es urgente reflexionar un poco para descubrir que además de ser producto de las influencias sociales y del ambiente en que vivimos, existe dentro de nosotros la esencia, la conciencia, que no es producto del ambiente.
Es indispensable tener valor para romper con toda la propaganda, y costumbres que nos han esclavizado.
Necesitamos ser libres. El día en que cada individuo se haga libre tendremos de hecho una sociedad humana de libertad y felicidad.
Se necesita realmente de un gran valor para romper con todos los hábitos, opiniones, ideologías, sistemas y costumbres de la sociedad en que vivimos, empero no existe otra forma para hacernos libres.
El mundo es el individuo, solo transformándose el individuo se transforma el mundo. La historia nos muestra que no es la masa la que transforma al mundo sino el individuo. Cuando un individuo se ha transformado ha jugado con las multitudes.
Cuando Don Miguel Hidalgo y Costilla comprendió la esclavitud del pueblo mexicano y tuvo el valor de romper con las costumbres de la época, se convirtió de hecho en el padre de la patria mexicana.
Cuando Simón Bolívar comprendió a fondo la esclavitud de América juró libertarla y en verdad se convirtió en el libertador de cinco países.
Siempre que un individuo se ha transformado, ha transformado el mundo. Así queda comprobado que el individuo se ha transformado, ha transformado el mundo. Así queda comprobado que el individuo es el mundo y que sólo transformándose el individuo, se transforma el mundo.
Es necesario saber que además de ser el individuo un producto de las influencias sociales, existe dentro de nuestra personalidad algo que no es del ambiente.
Cuando descubrimos este algo, esta Esencia, nos transformamos. Entonces debemos tener el valor de romper con las malas costumbres, vicios, licores, hábitos, ideas viejas de nuestros abuelos, etc.
Todo hombre que se transforma, de hecho, se convierte en un héroe, transforma todo lo que toca, transforma el mundo.
Ha llegado la hora de comprender que somos esclavos de la sociedad, de las modas, de las costumbres, del que dirán.
Ha llegado el tiempo de hacernos libres para iniciar una nueva era y realizar el Cristo Social sobre la faz de la tierra.
                                                                   SAMAEL AUN WEOR.


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