sábado, 10 de octubre de 2015

LA GRAN REBELIÓN cap xxvii, cap xxviii y cap xxix

CAPÍTULO XXVII  LOS YOES CAUSAS

Los múltiples elementos subjetivos que constituyen el ego tienen raíces causales.

Los yoes causas están vinculados a las leyes de Causa y Efecto. Obviamente no puede existir causa sin efecto, ni efecto sin causa; esto es incuestionable, indubitable.

Sería inconcebible la eliminación de los diversos elementos inhumanos que en nuestro interior cargamos sino elimináramos radicalmente las causas intrínsecas de nuestros defectos psicológicos.

Obviamente los yoes causas se hallan íntimamente asociados a determinadas deudas Kármicas.

Solo el arrepentimiento más profundo y los respectivos negocios con los señores de la ley, pueden darnos la dicha de lograr la desintegración de todos esos elementos causales que en una u otra forma pueden conducirnos a la eliminación definitiva de los elementos indeseables.

Las causas intrínsecas de nuestros errores, ciertamente pueden ser erradicadas de sí mismos gracias a los eficientes trabajos del Cristo Intimo.

Obviamente los yoes causas suelen tener complejidades espantosamente difíciles.

Ejemplo: Un estudiante esoterista podría ser defraudado por su instructor y en secuencia tal neófito se tornaría escéptico. En este caso concreto el yo causa que originara tal error, solo podría desintegrarse mediante el supremo arrepentimiento íntimo y con negociaciones esotéricas muy especiales.

El Cristo íntimo dentro de nosotros mismos trabaja intensivamente eliminando a base de trabajos concientes y padecimientos voluntarios todas esas causas secretas de nuestros errores.

El señor de perfecciones debe vivir en nuestras intimas profundidades todo el drama cósmico.

Uno se asombra al contemplar en el mundo causal todas las torturas por las que pasa el Señor de Perfecciones.

En el mundo causal El Cristo secreto pasa por todas las amarguras indecibles de su Vía crucis.

Indubitablemente Pilatos se lava las manos y se justifica pero al fin condena el adorable a la muerte de cruz.

Resulta extraordinario para el iniciado vidente el ascenso al calvario.

Indubitablemente la conciencia solar integrada con el Cristo Intimo, crucificada en la cruz majestuosa del calvario, pronuncia frases terribles que a los seres humanos no les es dable comprender.

La frase final (Padre mío en tus manos encomiendo mi espíritu), va seguida da rayos y truenos y grandes cataclismos.

Posteriormente el Cristo íntimo después de la desclavación es depositado en su Santo Sepulcro.

Mediante la muerte el Cristo íntimo mata a la muerte. Mucho más tarde en el tiempo el Cristo íntimo debe resucitar en nosotros.

Incuestionablemente la resurrección Crística viene a transformarnos radicalmente.

Cualquier Maestro Resurrecto posee poderes extraordinarios sobre el fuego, el aire, las aguas y la tierra.

Indubitablemente los Maestros Resurrectos adquieren la inmortalidad, no solamente psicológica sino también corporal.

Jesús El Gran Kabir todavía vive con el mismo cuerpo físico que tuvo en la tierra Santa; El Conde San Germán que transmutaba el plomo en oro y hacía diamantes de la mejor calidad durante los siglos XV, XVI, XVII, XVIII, etc., aún vive todavía.

El enigmático y poderoso Conde Cagliostro que tanto asombrara a Europa con sus poderes durante los siglos XVI, XVII y XVIII es un Maestro Resurrecto y todavía conserva su mismo cuerpo físico.


CAPÍTULO XXVIII  EL SUPERHOMBRE

Un Código de Anahuac ha dicho: "Los Dioses crearon a los hombres de madera y después de haberlos creado los fusionaron con la divinidad"; más luego añade: "No todos los hombres logran integrarse con la divinidad".

Incuestionablemente lo primero que se necesita es crear al hombre antes de poder integrarlo con lo real.

El animal intelectual equivocadamente llamado hombre en modo alguno es el hombre.

Si nosotros comparamos al hombre con el animal intelectual, podremos entonces verificar por sí mismos el hecho concreto de que el animal intelectual aunque físicamente se parezca al hombre, psicológicamente es absolutamente distinto.

Desafortunadamente todos piensan erróneamente, suponen ser hombres, se califican de tales.

Siempre hemos creído que el hombre es el rey de la creación; el animal intelectual hasta la fecha presente no ha demostrado ser siquiera rey de sí mismo; si no es rey sus propios procesos, psicológicos, si no puede dirigirlos a voluntad, mucho menos podrá gobernar la naturaleza.

En modo alguno podríamos aceptar al hombre convertido en esclavo, incapaz de gobernarse a sí mismo y convertido en juguete de las fuerzas bestiales de la naturaleza.

O se es rey del universo o no se es; en el último de estos casos incuestionablemente queda demostrado el hecho concreto de no haber llegado todavía al estado de hombre.

Dentro de las glándulas sexuales del animal intelectual el sol ha depositado los gérmenes para el hombre.

Obviamente tales gérmenes pueden desarrollarse o perderse definitivamente.

Si queremos que tales gérmenes se desarrollen, se hace indispensable cooperar con el esfuerzo que el sol está haciendo para crear hombres.

El hombre legítimo debe trabajar intensivamente con el propósito evidente de eliminar de sí mismo los elementos indeseables que en nuestro interior cargamos.

Si el hombre real no eliminara de sí mismo tales elementos, fracasaría lamentablemente; se convertiría en un aborto de la Madre Cósmica, en un fracaso.

El hombre que verdaderamente trabaje sobre sí mismo con el propósito de despertar conciencia, podrá integrarse con lo divinal.

Ostensiblemente el hombre solar integrado con la divinidad, se convierte de hecho y por derecho propio en SUPER-HOMBRE.

No es tan fácil llegar al SUPER-HOMBRE. Indubitablemente el camino que conduce al SUPER-HOMBRE está más allá del bien y del mal.

Una cosa es buena cuando nos conviene y mala cuando no nos conviene. Entre las cadencias del verso también se esconde el delito. Hay mucha virtud en el malvado y mucha maldad en el virtuoso.

El camino que conduce al SUPER-HOMBRE es la Senda del Filo de la Navaja; esta senda está llena de peligros dentro y por fuera.

El mal es peligroso, el bien también es peligroso; el espantoso camino está más allá del bien y del mal, es terriblemente cruel.

Cualquier código de moral puede detenernos en la marcha hacia el SUPER-HOMBRE. El apego a tales o cuales ayeres, a tales o cuales escenas puede detenernos en el camino que llega hasta el SUPER-HOMBRE.

Las normas, los procedimientos, por muy sabios que sean, si se encuentran enfrascados en tal o cual fanatismo, en tal o cual prejuicio, en tal o cual concepto puede obstaculizarnos en el avance hacia el SUPER-HOMBRE.

El SUPER-HOMBRE conoce lo bueno de lo malo y lo malo de lo bueno; empuña la espada de la justicia cósmica y está más allá del bien y del mal.

El SUPER-HOMBRE habiendo liquidado en sí mismo todos los valores buenos y malos, se ha convertido en algo que nadie entiende, es el rayo, es la llama del espíritu universal de vida resplandeciendo en el rostro de un Moisés.

En cada tienda del camino algún anacoreta ofrece sus dádivas al SUPER-HOMBRE más éste continúa su camino mas allá de las buenas intenciones de los anacoretas.

Lo que dijeron las gentes bajo el pórtico sagrado de los templos tiene mucha belleza, pero el SUPER-HOMBRE está más allá de los dichos piadosos de las gentes.

El SUPER-HOMBRE es el rayo y su palabra es el trueno que desintegra a los poderes del bien y del mal.

El SUPER-HOMBRE resplandece en las tinieblas, más las tinieblas odian al SUPER-HOMBRE.

Las multitudes califican al SUPER-HOMBRE de perverso por el hecho mismo de que no cabe dentro de los dogmas indiscutibles, ni dentro de las frases piadosas, ni dentro de la sana moral de los hombres serios.

Las gentes aborrecen al SUPER-HOMBRE y le crucifican entre criminales porque no lo entienden, porque lo prejuzgan, mirándolo a través del lente psicológico de lo que se cree santo aunque sea malvado.

El SUPER-HOMBRE es como la centella que cae sobre los perversos o como el brillo de algo que no se entiende y que se pierde después en el misterio.

El SUPER-HOMBRE ni es santo ni es perverso, está más allá de la santidad y de la perversidad; más las gentes le califican de santo o de perverso.

El SUPER-HOMBRE brilla por un momento entre las tinieblas de este mundo y luego desaparece para siempre.

Dentro del SUPER-HOMBRE resplandece abrasadoramente el Cristo Rojo. El Cristo revolucionario, el Señor de la Gran Rebelión.


CAPÍTULO XXIX
EL SANTO GRIAL

El Santo Grial resplandece en la noche profunda de todas las edades. Los Caballeros de la Edad Media en la época de las Cruzadas buscaron inútilmente el Santo Grial en la tierra Santa más no le hallaron.

Cuando Abraham el Profeta volvía de la guerra contra los reyes de Sodoma y de Gomorra, dicen que encontró a Melquisedec el Genio de la Tierra. Ciertamente ese Gran Ser vivía en una fortaleza ubicada exactamente en aquel lugar donde más tarde se edificó a Jerusalem, la ciudad querida de los Profetas.

Dice la leyenda de los siglos y esto lo saben los divinos y los humanos, que Abraham celebró la Unción Gnóstica con el compartimiento del pan y del vino en presencia de Melquisedec.

No está demás afirmar que entonces Abraham entregó a Melquisedec los diezmos y primicias tal como está escrito en el Libro de la Ley.

Abraham recibió de manos de Melquisedec el Santo Grial; mucho más tarde en el tiempo esta copa fue a dar en el templo de Jerusalem.

No hay duda de que la Reina de Saba sirvió de mediadora para este hecho. Ella se presentó ante Salomón Rey con el Santo Grial y después de someterle a rigurosas pruebas le hizo entrega de tan preciada joya.

El Gran Kabir Jesús bebió en esa copa en la ceremonia sagrada de la última cena tal como está escrito en los Cuatro Evangelios.

José de Arimatea llenó el Cáliz con la sangre que manaba de las heridas del Adorable en el Monte de las Calaveras.

Cuando la policía Romana allanó la morada del citado Senador no halló esta preciosa joya.

El Senador Romano no solo escondió la tan preciosa joya sino que, además, junto con ella guardó bajo tierra la lanza de Longibus con la cual el centurión Romano hiriera el costado del Señor.

José de Arimatea fue encerrado en una horrible prisión por no haber querido entregar el Santo Grial.

Cuando el citado Senador salió de la cárcel se marchó para Roma portando el Santo Grial.

Al llegar a Roma José de Arimatea encontró la persecución de Nerón contra los Cristianos y se fue por las orillas del Mediterráneo.

Una noche en sueños se te apareció un ángel y le dijo: "Este cáliz tiene un gran poder porque en él se encuentra la sangre del Redentor del Mundo." José de Arimatea obedeciendo órdenes del ángel enterró tal cáliz en un templo ubicado en Montserrat, Cataluña, España.

Con el tiempo tal cáliz se hizo invisible junto con el templo y parte de la montaña.

El Santo Grial es el vaso de Hermes, la copa de Salomón, la urna preciosa de todos los templos de misterios.

En el Arca de la alianza no faltaba nunca el Santo Grial en la forma de la copa o gomor, dentro de la cual se hallaba depositado el maná del desierto.

El Santo Grial categoriza en forma enfática al YONI femenino, dentro de esta santa copa está el néctar de la inmortalidad, el Soma de los místicos, la suprema bebida de los Dioses Santos.

El Cristo Rojo bebe del Santo Grial en la hora suprema de la Cristificación, así está escrito en el Evangelio del Señor.

Nunca falta el Santo Grial en el altar del templo. Obviamente el Sacerdote debe beber el vino de la luz en la Copa Santa.

Sería absurdo suponer un templo de misterios dentro del cual faltara la bendita copa de todas las edades.

Esto viene a recordarnos a Ginebra La Reina de los Jinas aquella que a Lanzarote escanciara el vino en las copas delicias de SUFRA y de MANTI.

Los Dioses inmortales se alimentan con la bebida contenida en la Copa Santa; aquellos que odian a la Bendita Copa, blasfeman contra el espíritu santo.

El Súper-hombre debe alimentarse con el néctar de la inmortalidad contenido en el cáliz divinal del templo.

Transmutación de la energía creadora es fundamental cuando se quiere beber en el Vaso Santo.

El Cristo Rojo siempre revolucionario, siempre rebelde, siempre heroico, siempre triunfante, brinda por los Dioses bebiendo en el cáliz de oro.

Levantad bien vuestra copa y cuidad de verter ni siquiera una gota del precioso vino.

Recordad que nuestro lema divisa es THELEMA (voluntad).

Del fondo del cáliz -simbólica figura del órgano sexual femenino-, brotan llamas que resplandecen en el rostro encendido del Súper-Hombre.

Los Dioses inefables de todas las galaxias beben siempre de la bebida de la inmortalidad en el cáliz eterno.

El frío lunar produce involuciones en el tiempo; es necesario beber del vino sagrado de la luz en el vaso santo de la Alquimia.

La púrpura de los reyes sagrados, la corona real y el oro flamígero solo es para el Cristo Rojo.

El Señor del Rayo y del Trueno empuña en su diestra el Santo Grial y bebe el vino de oro para alimentarse.

Quienes derraman el Vaso de Hermes durante la cópula química, de hecho se convierten en criaturas infrahumanas del sub-mundo.

Todo lo que aquí hemos escrito encuentra plena documentación en mi libro titulado «El Matrimonio Perfecto».



El texto precedente es copia íntegra de la primera edición Colombiana de 1975 del libro del maestro Samael Aun Weor titulado La Gran Rebelión

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