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CAPITULO
VIII EL
HIJO DE HERZELEIDE
el casto inocente, es osParsifal tensible que en un remoto pasado había también herido
con su flecha al cisne de inmaculada blancura, al HAMSA milagroso...
A las
diversas preguntas que con tanto énfasis se le hacen, guarda silencio, es obvio
que lo ignora todo, ha eliminado el YO, ni siquiera recuerda el nombre de su
progenitor terrenal, ha reconquistado la inocencia edénica...
Sólo
sabe que su madre se llamó HERZELEIDE y que el bosque más profundo era su
morada.
Su pobre
madrecita de corazón adolorido le dió a luz huérfano de padre, cuando éste,
llamado Gamuret, caía gloriosamente entre los yelmos y las rodelas en el campo
de batalla.
La
adorable madre, para proteger a su hijo contra el signo prematuro de los
héroes, lo crió con infinita ternura en un yermo, extraño a las armas y en
medio de la más crasa ignorancia.
Empero...
un día cualquiera, aquel mancebo de heroico linaje vió llamas humanas en el bosque...
Fue
tanto el brillo de aquellos caballeros de relucientes vestiduras -los
caballeros del Grial-, que acertaron a pasar por aquellos boscosos parajes
solitarios, que el joven impulsado por su instinto de héroe resolvió seguirlos
a través de las montañas.
Protegido
con las armas de Vulcano, aquel rapaz combatió a las bestias del abismo, viles representaciones
de sus antiguos errores y las redujo a polvareda cósmica.
Así
avanzó el muchacho hasta los dominios del Grial... (Así debemos avanzar
nosotros...).
KUNDRY,
HERODIAS, le informa que su madre adorable ha muerto. Noticia cruel que le sume
en infinita amargura imposible de describir con palabras...
Instante
espantoso éste; se precipita sobre la hetaira como loco, luego cae desfallecido
y ésta le socorre de inmediato con el agua deliciosa del manantial...
Después
viene la hora tremenda: La Gundrigia dice cosas terribles; para todo existe su
día y su hora.
Es
conveniente ahora recordar aquel hermoso poema de Don Ramón del Valle Inclán,
titulado:
LA
ROSA DEL RELOJ
Es la
hora de los enigmas,
cuando
la tarde del verano,
de las
nubes mandó un milano
sobre
las palomas benignas.
¡Es la
hora de los enigmas!
Es la
hora de la paloma:
sigue
los vuelos la mirada
de una
niña. Tarde rosada,
musical
y divina coma.
¡Es la
hora de la paloma!
Es la
hora de la culebra:
el
diablo se arranca una cana,
cae del
árbol la manzana
y el
cristal de un sueño se quiebra.
¡Es la
hora de la culebra!
Es la
hora de la gallina:
el
cementerio tiene luces,
se
santiguan ante las cruces
las
beatas, el viento agoniza.
¡Es la
hora de la gallina!
Es la
hora de la doncella:
lágrimas,
cartas y cantares,
el aire
pleno de azahares,
la
tarde azul, sólo una estrella.
¡Es la
hora de la doncella!
Es la
hora de la lechuza:
descifra
escrituras el viejo,
se
quiebra de pronto el espejo,
sale la
vieja con la alcuza.
¡Es la
hora de la lechuza!
Es la
hora de la raposa:
Ronda
la calle una vihuela,
porta
la vieja a la mozuela
un
anillo con una rosa.
¡Es la
hora de la raposa!
Es la
hora del alma en pena:
una
bruja en la encrucijada,
con la
oración excomulgada
le pide
al muerto su cadena.
¡Es la
hora del alma en pena!
Es la
hora del lubricán:
acecha
el mochuelo en el pino,
el
bandolero en el camino,
y en el
prostíbulo Satán.
¡Es la
hora del lubricán!
CAPITULO IX PALABRAS
DE KUNDRY
Kundry,
la Eva maravillosa de la Mitología Hebráica, víctima inconsciente del mago
malo, frente al Parsifal Wagneriano, exclama con dolor infinito:
"Yo
nunca hago el bien; sólo el descanso quiero... ¡Sólo el descanso para esta mísera
extenuada!".
¡A
dormir, y ojalá no despertara nunca! -en aquel momento comienza a experimentar
los fluídos de la sugestión a distancia del mago, e irguiéndose estremecida de espanto,
exclama: ¡No! ¡Dormir!, ¡No! ¡Me causa horror todo esto!-.
"Da
en seguida un grito sordo, todo su cuerpo tiembla como una brizna de hierba
agitada por la tempestad, hasta que, impotente contra el maleficio, deja caer
inerte los brazos, inclina la cabeza y dando unos pasos vacilantes, cae
hipnotizada entre la maleza gimiendo":
"Inútil
resistencia. La hora ha llegado. Dormir... Dormir... Es preciso... Es preciso
dormir".
La
mujer por antonomasia, la mujer símbolo, la diablesa originaria, el prototipo
de la perdición y de la caida, a la que ni el propio Amfortas, el Rey magnífico
del Santo Grial, pudo entonces resistir, duerme ahora bajo el poder hipnótico
del mago malo...
¡Más
que hermosa te vemos, Kundry! ¡Nacisteis como un milagro en el Edén de todas
las maravillas! ¡Eres el pensamiento más bello del Creador hecho carne, sangre
y vida...!
¡Tu
cuerpo delcioso parece haber sido amasado con las delicadas rosas de la orilla
de la campiña que hace UAD-AL KEBIR feraz...!
Las
frondas taciturnas plateadas por la luna pálida, han dado dulce sombra a tus
pestañas...
Tus
párpados de exótico encanto fueron creados con hojas divinas de azahares.
Esencia de nardos sublimes se esconde en tus entrañas...
Tus
fascinantes trenzas parecen más bien cascadas de noche cayendo sobre tus
núbiles hombros...
¡Cuán
hermosa eres!... ¿Me escuchas? Tu boca encantadora sonríe: Tu lengua pugna en sueños
palabras por formar...
El
cielo estrellado se abre como una rosa: ¡Tú duermes, Kundry, envenenada por un
exótico misterio que nadie entiende...!
Duermes
¡Sí!... lo sé... El bosque de las Mil y Una Noches me presta sus follajes donde
anidan las aves que cantan dulcemente; susurra suavemente la floresta, murmura
el río entre su lecho de rocas: Todo invita a la siesta y tú duermes; Eva,
Kundry, Gundrigia, Herodías...
Dormid
entre tus secretos lamentos: Eres la víctima inconsciente de un sortilegio
fatal... Mas ¡Oh, Dios mío!... ¿Qué idea terrorífica en sueños te acosa? ¿Qué
es aquello que queriendo no hacer, haces?
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