sábado, 6 de mayo de 2017

EL PARSIFAL DEVELADO Cap 27 a Cap 29

CAPITULO XXVII  LAS NINFAS
En el fondo cavernario del Misterio, exótico se contempla el almenaje fatal de las vetustas murallas, en las que se apoyan lateralmente los salientes extraños del edificio milenario del castillo de KLINGSOR y sus espléndidas terrazas de arabesco estilo...
Entre el terror sagrado de esas extrañas almenas del enigma, surge como por encanto el PARSIFAL Wagneriano contemplando arrobado los jardines hechiceros...
Las bellezas femeninas de la Santa predestinación, pervertidas desgraciadamente por el espíritu del mal, aparecen por doquiera.
De todas partes, así de los jardines como del magnífico palacio, surgen como por arte de magia, muchas jóvenes Ninfas peligrosamente bellas.
Vienen unas en tropel, otras aisladas, en número siempre creciente, semi-desnudas, hermosas, espantosamente provocativas.


Ellas que dormían dichosas con sus amantes -los infortunados caballeros del Grial caídos entre sus redes amorosas-, como despertando de un sueño erótico, abandonan ahora su lecho de placeres...
Es la hora de la tentación y ellas han vuelto a sus antiguas andanzas en busca de una nueva víctima...
Por todos los senderos de la noche han venido: ¡Vedlas ahí! Hay cabezas doradas al sol, como maduras. Hay cabezas como tocadas de sombra y de misterio. Cabezas coronadas de laureles.
Cabezas que quisieran descansar en el cielo. Algunas que no alcanzan a oler la primavera y muchas otras que trascienden a las flores de invierno.
¡Qué afán tan terrible el que agita a las entrañas de toda Ninfa viendo partir la nave que borda sobre el agua su fugitiva estela!...
¡Ellas, las deliciosas beldades femeninas, intentan ahora seducir con sus encantos al mancebo WAGNERIANO, pero éste las aparta indignado con su brazo Hercúleo!...
"Único amor, ya tan mío, que irá sazonando el tiempo. ¿Por qué me desprecias?" Grita una desesperada...
"Mis manos te han olvidado, pero mis ojos te vieron, y cuando es amargo el mundo para mirarte los cierro". Exclama otra...
"No quiero encontrarte nunca, que estás conmigo y no quiero que despedace tu vida lo que fabrica mi sueño". Así dice una soñadora.
"Como un día me la diste, viva tu imagen poseo, que a diario lavan mis ojos con lágrimas tu recuerdo". Susurra así al oído del muchacho, la más provocativa...
Las Ninfas, féminas, mudables de todos los tiempos preocupadas ahora... sufriendo por
PARSIFAL, haciendo hasta lo imposible...
El pasaje musical que subraya toda esta escena miliunanochesca ha fascinado totalmente a los públicos más exigentes del mundo entero...
En este pasaje ígneo del coloso, existe color, amor, perfume, hechizos indecibles, todo cuanto puede en verdad seducir a los sentidos humanos.
Empero, es obvio que el Héroe no sucumbe en la batalla de las tentaciones...
Sin embargo, esto no es todo, falta lo más terrible, el encuentro con KUNDRY, la mujer por antonomasia, la mujer-símbolo, la Eva maravillosa de la Mitología Hebráica.

CAPITULO XXVIII  LA DIABLESA ORIGINARIA
De entre el ensueño encantador de unas flores hechiceras, surge la mágica voz de KUNDRY, la diablesa originaria, el prototipo de la perdición y de la caída, a la que ni el propio Amfortas, el rey maravilloso del Santo Grial, pudo antaño resistir.
Clama apasionada la fémina misteriosa llamando al héroe por su propio nombre. Aquél con el cual en otros tiempos le llamara tiernamente su madre amorosa.
"¡PARSIFAL, detente! -le grita la dulce voz-. A un tiempo te invitan el placer y la dicha...
¡Apartaos de él, vulgares mujeres, enamoradas y frívolas niñas, flores fascinantes de unas cuantas horas que muy pronto os marchitáis!".
Ante aquellas palabras, las Ninfas volubles, variables y versátiles, quedan profundamente contristadas.
Escrito está -y eso lo saben muchas gentes-, que aquellas bellezas malignas después se alejaron riendo de regreso al castillo tenebroso de KLINGSOR.
PARSIFAL dirige una mirada temerosa hacia ese lugar de amores donde la voz había surgido...
Y entonces contempla la visión aquella de juvenil y espléndida hermosura; la provocativa
KUNDRY tendida en un macizo de exquisitas flores y exornada con el más fantástico y tentador ropaje que el refinamiento árabe pudo jamás soñar.
"¿Acaso fuiste tú, sublime beldad femenina, aquella que me llamara? ¿A mí quien jamás tuviera nombre?".
"¿También ¡Oh Dioses!, crecisteis y os desprendísteis de la floresta perfumada?".
"Sí", responde KUNDRY, aquella rubia borrascosa que llamaban Herodías, y sus palabras tan tiernas resuenan con acentos conmovedores de dulcísima lira...
"A tí inocente y puro, llamé FAL-PARSI..."
"Moribundo en la exótica tierra de KALIFAS y SULTANES, así nombró y saludó gozoso tu valeroso Padre GAMURET al hijo que había engendrado. Precisamente para revelártelo
esperaba yo aquí".
"Ciertamente yo no nací de entre este jardín de maravillas como las otras beldades..."
"Muy lejos de todos estos encantos miliunanochescos está mi querida Patria; tan sólo estaba en este rincón de dichas pasionales para que me encontrases".
De tierras muy lejanas llegué y muchas cosas extraordinarias he visto; espero que me escuches..."
"Es bueno que tú sepas que tuve la inmensa dicha de conocer a tu madre HERZELEIDE..."
"Sólo llorar sabía aquella excepcional mujer rindiéndose al dolor por el amor y la muerte de tu padre, de cuya misma desventura quiso preservarte, cifrando en ello sus más altos e imperiosos deberes, apartándote del ejercicio de las armas para guardarte y salvarte de la saña de los hombres".
"Madrecita linda, madrecita buena, que tuviste un día labios de granada, dientes de marfil, bucles que rodaban como una cascada sobre esa tu espalda tibia y perfumada, en ese tu cuerpo tallado a buril..."
"Madrecita santa que tuviste un día, todos los encantos de una bella hurí; madrecita tierna, blanca y perfumada como una azucena que al abrir su cáliz convirtióse en cuna para mecerte a tí".
"Tan sólo hubo para ella sombras y temores, que nunca tú, habías de conocer. ¿No escuchas acaso sus llamadas de angustia, las mismas de cuando lejos andabas?".
"Madrecita linda, madrecita buena, que en aquellas noches de la Luna llena, ponías el columpio en el gran árbol de tu jardín..."
"Ya allí te llevaba el dulce y la cena olorosa a musgo, clavel y verbena y a rosas, durazno y jazmín..."
"Más tú nunca supiste sus penas, ni jamás el delirio de sus sufrimientos, un día te fuiste para jamás volver..."
"Ansiosa te esperó muchos días, hasta que la hicieron enmudecer sus propios lamentos y murió..."

CAPITULO XXIX  EL BESO TERRIBLE
Tremendamente interesado con el maravilloso relato de KUNDRY, la diablesa originaria, cae PARSIFAL a los pies de la hermosa, sobrecogido y abrumado por el más acerbo dolor."Desconocido te fue hasta ahora el dolor -añade-, ni hasta ahora sentir pudiste en el corazón las dulzuras del placer -le dice KUNDRY-. ¡Aplaca ahora en los consuelos, que son el natural botín del amor, la pena y la angustia de tu llanto!..."
"El saber tornará en conocimiento la inconsciencia. Procura conocer, pues, ese amor que abrazó un día el corazón de GAMURET cuando le inundó la ardiente pasión de HERZELEIDE; ese amor que un día te dió cuerpo y vida; ese amor, que ahuyentará a la muerte; que ahuyentará tu torpeza, y que hoy ha de ofrecerte... como último saludo y bendición de tu madre... el primer beso de la pasión".
Mientras parla tan deliciosamente y con ese lenguaje tan conmovedor, KUNDRY, la beldad más terrible, ha reclinado completamente su cabeza de encantos sobre la de PARSIFAL, uniendo al fin sus labios de púrpura maldita con los de él en un largo y ardiente beso...
Sin embargo, para todo hay un momento; el ígneo contacto de tan espantosa pasión sexual, origina en el héroe de la Dramática Wagneriana, intensivo terror...
Desgarrado por la angustia grita con todas las fuerzas de su alma "¡AMFORTAS! ¡La herida! ¡La herida!..."
"¡En mi corazón arde ya! ¡Sus lamentos desgarran mi alma! ¡Yo vi sangrar esa herida..., que ahora sangra dentro de mí... aquí, aquí mismo..."
"¡No, no! ¡No es la herida! ¡Aún ha de correr esa sangre a torrentes! ¡Es el incendio aquí, aquí, en mi cuerpo!".
"¡Es el ansia horrible, que me agarra y sujeta con violencia los sentidos! ¡Oh suplico del amor!..."
"Todo mi ser palpita, arde y tiembla y se estremece en pecaminosos anhelos!"
Después viene lo mejor: el héroe evoca el recuerdo del Vaso Sagrado y de la sangre Divina que derramó el pecado, rechaza heroico a KUNDRY, la Magdala Wagneriana que espantosamente se revuelca entre su lecho de flores agitada por la más tremenda lujuria...
En vano recurre entonces KUNDRY a todos los encantos, engaños y artificios que le sugiere su astucia. El Héroe se le escapa...
La pecadora, exasperada y vencida, pero sin querer renunciar a la que creía su fácil presa, llama en su socorro al mago, que aparece en la muralla blandiendo la lanza del Señor...
Lanza que arroja contra PARSIFAL con ánimo de herirle como a AMFORTAS; pero el héroe está puro, y resulta, por tanto, invulnerable, la lanza queda suspendida sobre la cabeza de éste, quien la coge, y, en ademán extático, hace con ella la señal de la cruz...
Bajo semejante conjuro, el castillo tenebroso de KLINGSOR cae al horrible precipicio convertido en polvareda cósmica...
El jardín de las delicias queda reducido a un simple yermo de penitente y las mujeres-flores se marchitan y ruedan por el suelo arrastradas por temibles huracanes...
Momento terrible es aquél en que KUNDRY, la belleza maligna, lanza un grito y se desploma como herida de muerte...
PARSIFAL victorioso se aleja y desaparece...
 SAMAEL AUN WEOR

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