La palabra debe salir del corazón, no de los distintos agregados psíquicos que poseemos. Con profundo dolor me doy cuenta de que cuando alguien habla, la palabra sale desgraciadamente, no de las profundidades del Ser, sino del fondo de cualquier agregado psíquico inhumano. La palabra brotada exclusivamente de la Esencia, no habría nada que objetarle: sería pura, perfecta, pero las gentes tienen distintos agregados psíquicos, muy desarrollados. Así es que, cuando los Sacerdotes Gnósticos y Directivos de Santuarios en general se dirigen a la grey, lo hacen casi siempre con el propósito de lanzar alguna ironía contra alguien, de humillar a alguien, de insultar a alguien, etc. Es decir, no nace la palabra, de la Esencia pura, no brota del Ser, sino que deviene del fondo de algún Yo, y por ello no es espontánea, no es pura, no produce un efecto creador.
Cuando
la palabra surge de entre las profundidades del Ser, está llena de plenitud y
de belleza interior; más cuando la palabra surge de las entrañas de tal o cual
agregado psíquico, está condicionada por el mismo, no tiene elasticidad, no
tiene ductibilidad, no goza de plenitud, no es íntegra, y produce en el
ambiente discordias y problemas de toda especie.
Los
devotos concurren al rito, a los Lumisiales, para recibir un bálsamo, un
consuelo para su adolorido corazón. ¿Pero qué alivio podrían tener? ¿Cómo haríamos
para que progresara el Movimiento Gnóstico, si proseguimos con esa conducta?
Esa tendencia que tienen unos y otros hermanos a reaccionar, me parece
horripilante, absurda. No son dueños de sus propios procesos psicológicos: si
se les "puya", reaccionan, siempre reaccionan ante todo.
No
olviden ustedes que en el mundo físico vivimos y que hay tres clases de
alimentos para cada uno. El primer alimento ya lo conocen ustedes: la comida,
que es el menos importante; parece increíble, pero así es. Prueba de que es el
menos importante, es que uno puede vivir sin comer, muchas veces hasta un mes.
Mahatma Gandhi duraba hasta tres meses sin comer. Este alimento entra por la
boca y va al estómago.
La
segunda clase de alimento es el aire, es la respiración, que se relaciona con
las fosas nasales y los pulmones. Difícilmente podríamos vivir, ni siquiera
tres o cuatro minutos, sin respirar. La gente dura, normalmente, un minuto sin
respirar y luego viene un síncope. Gracias a un entrenamiento, podríamos llegar
a dos o tres minutos, o a cuatro, que ya sería el máximo de los máximos, pero
son pocos o raros los que llegan a vivir sin respirar durante cierto tiempo.
Esto nos está indicando que el segundo alimento es todavía más importante que
el primero.
Por
último viene el tercer alimento, que es aún más importante. Quiero referirme,
en forma enfática, a las impresiones. Si la comida no lograra impresionar al
organismo humano, no funcionaría el lóbulo intestinal ni el estómago, y en
general moriríamos. Si el aire no lograra impresionar a los pulmones y a la
sangre, pues de nada serviría el aire.
Así,
mis queridos hermanos, este tercer alimento es el más importante, porque nadie
podría existir, ni siquiera un solo segundo, sin el alimento de las
impresiones.
Ahora
bien, todo alimento necesita pasar por una transformación. El alimento
relacionado con el estómago, necesita pasar por una transformación; ésta es
factible gracias al sistema digestivo. El alimento relacionado con la
respiración, tiene como vehículo de transformación a los pulmones; pero, para
el tercer alimento no hay un órgano especial, no hay pulmones que valgan: hay
que crear ese tercer órgano.
Todo
lo que nos llega a la mente, tiene forma de impresión. Ustedes me están
escuchando aquí, ven a un hombre que les está hablando a través de un
micrófono, y todo esto es un conjunto de impresiones que les llegan a la mente.
Todas las emociones y pasiones, todo lo que nos rodea, llega a nosotros en
forma de impresiones.
El
aire se transforma mediante los pulmones, la comida se transforma mediante el
estómago, y aire y comida se convierten en principios vitales para el
organismo. Pero, desgraciadamente, las impresiones no se transforman, llegan a
la mente sin ser digeridas.
Las
impresiones sin digerir se convierten en nuevos agregados psíquicos, es decir,
en nuevos Yoes, ¡y eso es gravísimo! Hay que digerir las impresiones. ¿Cómo?
Mediante la Conciencia Superlativa del Ser.
Normalmente, las impresiones llegan a la mente y ésta reacciona. Si
alguien nos insulta, reaccionamos con ganas de vengarnos; si alguien nos
ofrece una copa de vino, reaccionamos con ganas de beber; si una persona del
sexo opuesto nos tienta, sentimos ganas de fornicar. Siempre reaccionamos ante
los impactos del mundo exterior, y eso es grave.
En las
asambleas he visto cómo se hieren los hermanos unos a otros: uno dice una
palabra y el que se siente aludido reacciona violentamente, diciendo una peor.
A veces lo que dicen no es demasiado grosero, sino sutil decente, y acompañado
de una sonrisa, pero en el fondo lleva el veneno espantoso de la reacción
violenta.
No hay
amor entre los hermanos, se han olvidado de su propio Ser, y sólo viven en el
mundo del Ego, en el mundo de la reacción. Cuando uno se olvida de su propio
Ser, reacciona violentamente. Si uno se olvida de su propio Ser en presencia de
una botella de vino, resulta borracho; si uno se olvida de su propio Ser en
presencia de una persona del sexo opuesto, resulta fornicando; si uno se olvida
de su propio Ser Interior Profundo en presencia de un insultador, termina
insultando.
Lo más
grave en la vida, es olvidarse de sí mismo. Así que, es necesario transformar
las impresiones, y esto sólo es posible interponiendo al Ser entre las
diversas vibraciones del mundo exterior y la mente. Cuando uno interpone,
entre las impresiones y la mente, eso que se llama la Conciencia, es obvio que
las impresiones se transforman en fuerzas y poderes de orden superior.
Normalmente, las impresiones están constituidas por un hidrógeno muy
pesado: el Hidrógeno 48. Cuando uno interpone entre las impresiones y la mente,
a la Conciencia, el Hidrógeno 48 se transforma en Hidrógeno 24, que sirve de
alimento al Cuerpo Astral. A su vez, el excedente del Hidrógeno 24 se
transforma en Hidrógeno 12, que sirve de alimento para el Cuerpo Mental. Y por
último, el excedente del Hidrógeno 12 se transforma en Hidrógeno 6, que sirve
de alimento para el Cuerpo Causal. Pero si uno no transforma las impresiones,
éstas se convierten en nuevos agregados psíquicos, en nuevos Yoes.
Así
pues, debemos transformar las impresiones mediante la Conciencia. Es muy fácil
interponer la Conciencia entre las impresiones y la mente. Para recibir las
impresiones con la Conciencia, y no con la mente, sólo se necesita no
olvidarnos de nosotros mismos en un instante dado. Si alguien, en cualquier
momento, nos dice algo que nos hiere el amor propio, el orgullo, el
engreimiento, etc., en esos instantes sólo el Ser debe estar en nosotros;
debemos estar concentrados en el Ser, para que sea el Ser, la Conciencia
Superlativa del Ser, la que reciba las impresiones y las digiera correctamente.
Así se evitan las horripilantes reacciones que todos, unos y otros, tienen ante
los impactos procedentes del mundo exterior. Así se transforman completamente
las impresiones, y transformadas, nos desarrollan maravillosamente.
Amigos, repito: que los sacerdotes no vuelvan a cometer el error de
reaccionar violentamente contra el prójimo. Los directores, los misioneros,
desistan, de una vez por todas, de esa horrible tendencia que tienen a reaccionar.
Si alguien dice algo, que lo diga, pero, ¿por qué tiene que reaccionar su
vecino? ¡Cada cual es libre de decir lo que quiera! Y en cuanto a mí atañe,
afirmo lo que tengo que afirmar, y si alguien refuta, si dice lo contrario de
una plática dada sobre un problema que tenemos, me limito a guardar silencio;
ya dije, y eso es todo.
¿Por
qué en cuestiones privadas quieren imponer su concepto a la fuerza? ¡Eso es
absurdo! Eso de imponer nuestra opinión a la brava, no es sino el resultado de
las reacciones, es la reacción misma del Ego, de la mente. Resulta abominable
ese proceder que ha formado terribles problemas en todo el Movimiento Gnóstico
Internacional.
Por
aquí, por allá, por acullá, se utiliza el púlpito para insultar, para herir,
para agredir con la palabra a otros, y todo eso está causando confusión en el
Movimiento Gnóstico Internacional. Hasta aquí mis palabras.
SAMAEL AUN WEOR
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