CAPÍTULO XI
EL QUERIDO EGO
Como quiera que superior e inferior son dos secciones de una
misma cosa, no está de más sentar el siguiente corolario: "YO SUPERIOR, YO
INFERIOR" son dos aspectos del mismo EGO tenebroso y pluralizado.
El denominado "YO DIVINO" o "YO
SUPERIOR", "ALTER EGO" o algo por el estilo, es ciertamente una
triquiñuela del "MÍ MISMO", una forma de AUTO-ENGAÑO.
Cuando el YO quiere continuar aquí y en el mas allá, se
Auto-Engaña con el falso concepto de un YO Divino Inmortal...
Ninguno de nosotros tiene un "Yo" verdadero,
permanente, inmutable, eterno, inefable, etc., etc., etc.
Ninguno de nosotros tiene en verdad una verdadera y
auténtica Unidad de Ser; desafortunadamente ni siquiera poseemos una legítima
individualidad.
El Ego aunque continúa más allá del sepulcro, tiene sin
embargo un principio y un fin.
El Ego, el YO, nunca es algo individual, unitario, unitotal.
Obviamente el YO es "YOES".
En el Tibet Oriental a los "YOES" se les denominan
"AGREGADOS PSÍQUICOS" o simplemente "Valores" sean estos
últimos positivos o negativos.
Si pensamos en cada "Yo" como una persona
diferente, podemos aseverar en forma enfática lo siguiente: "Dentro de
cada persona que vive en el mundo, existen muchas personas".
Incuestionablemente dentro de cada uno de nosotros viven
muchísimas personas diferentes, algunas mejores, otras peores...
Cada uno de estos Yoes, cada una de estas personas lucha por
la supremacía, quiere ser exclusiva, controla el cerebro intelectual o los
centros emocional y motor cada vez que puede, mientras otro lo desplaza...
La Doctrina de los muchos Yoes fue enseñada en el Tibet
Oriental por los verdaderos Clarividentes, por los auténticos Iluminados...
Cada uno de nuestros defectos psicológicos está
personificado en tal o cual Yo. Como quiera que tenemos millares y hasta
millones de defectos, ostensiblemente vive mucha gente en nuestro interior.
En cuestiones psicológicas hemos podido evidenciar
claramente que los sujetos paranoicos, ególatras y mitómanos por nada de la
vida abandonarían el culto al querido Ego.
Incuestionablemente tales gentes odian mortalmente la
doctrina de los muchos "Yoes".
Cuando uno de verdad quiere conocerse a sí mismo, debe
auto-observarse y tratar de conocer los diferentes "Yoes" que están
metidos dentro de la personalidad.
Si alguno de nuestros lectores no comprende todavía esta
doctrina de los muchos "Yoes", se debe exclusivamente a la falta de
práctica en materia de Auto-Observación.
A medida que uno practica la Auto-Observación Interior, va
descubriendo por si mismo a muchas gentes, a muchos "Yoes", que viven
dentro de nuestra propia personalidad.
Quienes niegan la doctrina de los muchos Yoes, quienes
adoran a un YO Divino, indubitablemente jamás se han Auto-Observado seriamente.
Hablando esta vez en estilo Socrático diremos que esas gentes no sólo ignoran
sino además ignoran que ignoran.
Ciertamente jamás podríamos conocernos a sí mismos, sin la
auto-observación seria y profunda.
En tanto un sujeto cualquiera siga considerándose cono Uno,
es claro que cualquier cambio interior será algo mas que imposible.
CAPÍTULO XII
EL CAMBIO RADICAL
En tanto un hombre prosiga con el error de creerse a sí
mismo Uno, Único, Individual, es evidente que el cambio radical será algo mas
que imposible.
El hecho mismo de que el trabajo esotérico comience con la
rigurosa observación de sí mismo, nos está indicando una multiplicidad de
factores Psicológicos, Yoes o elementos indeseables que es urgente extirpar,
erradicar de nuestro interior.
Incuestionablemente en modo alguno seria posible eliminar
errores desconocidos, urge observar previamente aquello que queremos separar de
nuestra Psiquis.
Este tipo de trabajo no es externo sino interno y quienes
piensen que cualquier manual de urbanidad o sistema ético externo y superficial
les pueda llevar al éxito, estarán de hecho totalmente equivocados.
El hecho concreto y definitivo de que el trabajo íntimo
empiece con la atención concentrada en la observación plena de sí mismo, es
motivo mas que suficiente como para demostrar que esto exige un esfuerzo
personal muy particular de cada uno de nosotros.
Hablando francamente y sin ambages, aseveramos en forma
enfática lo siguiente: Ningún ser humano podría hacer este trabajo por
nosotros.
No es posible cambio alguno en nuestra Psiquis, sin la
observación directa de todo ese conjunto de factores subjetivos que llevamos
dentro.
Dar por aceptada la multiplicidad de errores, descartando la
necesidad de estudio y observación directa de los mismos, significa de hecho
una evasiva o escapatoria, una huida de sí mismo, una forma de auto-engaño.
Sólo a través del esfuerzo riguroso de la observación
juiciosa de sí mismo, sin escapatorias de ninguna especie podremos evidenciar
realmente que no somos "Uno" sino "Muchos".
Admitir la pluralidad del YO y evidenciarla a través de la
observación rigurosa, son dos aspectos diferentes.
Alguien puede aceptar la Doctrina de los muchos Yoes sin
haberlo jamás evidenciado; esto último sólo es posible auto-observándose
cuidadosamente.
Rehuir el trabajo de observación íntima, buscar evasivas, es
signo inconfundible de degeneración.
Mientras un hombre sustente la ilusión de que es siempre una
y la misma persona, no puede cambiar y, es obvio que la finalidad de este
trabajo es precisamente lograr un cambio gradual en nuestra vida interior.
La transformación radical es una posibilidad definida que
normalmente se pierde cuando no se trabaja sobre sí mismo.
El punto inicial del cambio radical permanece oculto
mientras el hombre continúe creyéndose Uno.
Quienes rechazan la Doctrina de los muchos Yoes, demuestran
claramente que jamás se han auto-observado seriamente.
La severa observación de sí mismo sin escapatorias de
ninguna especie, nos permite verificar por sí mismos el crudo realismo de que
no somos "Uno" sino "Muchos".
En el mundo de las opiniones subjetivas, diversas teorías
seudo-esotéricas o seudo-ocultistas, sirven siempre de callejón para huir de sí
mismos...
Incuestionablemente la ilusión de que se es siempre una y la
misma persona, sirve de escollo para la auto-observación...
Alguien podría decir: "Sé que no soy Uno sino Muchos,
la Gnosis me lo ha enseñado". Tal afirmación aunque fuese muy sincera sino
existiese plena experiencia vivida sobre ese aspecto doctrinario, obviamente
tal afirmación sería algo meramente externo y superficial.
Evidenciar, experimentar y comprender es lo fundamental,
sólo así es posible trabajar conscientemente para lograr un cambio radical.
Afirmar es una cosa y comprender es otra. Cuando alguien
dice: "Comprendo que no soy Uno sino Muchos", si su comprensión es
verdadera y no mera palabrería insustancial de charla ambigua, esto indica,
señala, acusa, plena verificación de la Doctrina de los Muchos Yoes.
Conocimiento y Comprensión son diferentes. El primero de
estos es de la mente, el segundo del corazón.
El mero conocimiento de la Doctrina de los Muchos Yoes de
nada sirve; desafortunadamente por estos tiempos en que vivimos, el
conocimiento ha ido mucho más allá de la comprensión, porque el pobre animal
intelectual equivocadamente llamado hombre, desenvolvió exclusivamente el lado
del conocimiento olvidando lamentablemente el correspondiente lado del Ser.
Conocer la Doctrina de los Muchos Yoes y comprenderla, es
fundamental para todo cambio radical verdadero.
Cuando un hombre comienza a observarse detenidamente a sí
mismo, desde el ángulo de que no es Uno sino Muchos, obviamente ha iniciado el
trabajo serio sobre su naturaleza interior.
V.M. SAMAEL AUN WEOR.
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