miércoles, 27 de enero de 2021

LA LEY DEL ETERNO TROGOAUTOEGOCRATICO COSMICO COMUN

En nombre de la verdad debo decir que existe una gran ley que se podría denomina así: Ley del Eterno Trogoautoegocrático Cósmico Común. Tal ley tiene dos factores básicos fundamentales: tragar y ser tragado (recíproca alimentación de todos los organismos). Incuestionablemente, el pez grande siempre se tragará al chico; y en las selvas profundas, el más débil sucumbirá ante el más fuerte (es la ley de la vida).

            Por muy vegetarianos que nosotros fuéramos, en la negra sepultura, nuestro cuerpo sería devorado por los gusanos, y así se cumple siempre la Ley del Eterno Trogoautoegocrático Cósmico Común. Indiscutiblemente, todos los organismos viven de todos los organismos.

            Si descendemos en el interior de la Tierra, descubriremos un metal que sirve de gravitación para las fuerzas evolutivas e involutivas de la naturaleza, quiero referirme en forma enfática al cobre. Si aplicáramos el factor positivo de la electricidad, por ejemplo, a dicho metal, podríamos evidenciar con el sexto sentido, procesos evolutivos maravillosos, en las moléculas, en los átomos. Más si aplicamos la fuerza negativa, vemos a la inversa, procesos involutivos muy semejantes a los de la humanidad decadente de nuestros tiempos. La fuerza neutra mantendría pues, al metal en un estado estático o neutro. Obviamente la radiación del cobre, es también transmitida a otros metales que se encuentran en el interior de la Tierra y viceversa, las emanaciones de aquellos son recibidas por el cobre, y así los metales dentro del interior de la Tierra se alimentan recíprocamente (he allí la Ley del Eterno Trogoautoegocrático Cósmico Común).

Resulta maravilloso saber, que la radiación de todos los metales entre las entrañas de la Tierra en que se desenvuelven, es transmitida a otros planetas del espacio infinito; las emanaciones llegan al interior, es decir, llegan a las entrañas vivas de los planetas vecinos de nuestro sistema solar; son recibidas tales radiaciones por los metales de esos otros planetas, situados entre las entrañas de ellos mismos, y a su vez, ellos también irradian, y sus irradiaciones son ondulaciones energéticas que llegan hasta el interior de nuestro mundo tierra, para alimentar a los metales de éste nuestro planeta en el cual vivimos, nos movemos y tenemos nuestro Ser.

 

 

            Todos los mundos viven de todos los mundos, eso es obvio, indiscutible, palmario y manifiesto, y sobre esta ley de la recíproca alimentación planetaria, se fundamenta el equilibrio cósmico.

            Resulta interesante esto, ¿verdad? Cómo alimentándose los mundos unos a otros entre sí, cómo viviendo unos y otros, se ajusta un equilibrio planetario tan maravilloso y tan perfecto.

            El agua en los mundo es, dijéramos, el alimento básico para la cristalización de esta gran Ley del Eterno Trogoautoegocrático Cósmico Común. Pensemos por un momento, ¿qué sería de nosotros mismos y de nuestro planeta Tierra, qué sería de las plantas y de todas las criaturas animales, si el agua se evaporara, desapareciera, finalizara? Obviamente, nuestro mundo se convertiría en una gran luna, en un cadáver cósmico, no podría cristalizar la gran Ley del Eterno Trogoautoegocrático Cósmico Común, todas las criaturas fallecerían de hambre.

            Esta gran ley se procesa, ciertamente, de acuerdo con las leyes del Santo Triamanzikanno (la Ley del Tres), y el Sagrado Heptaparaparshinok (la Ley del Siete). Obsérvese bien cómo se procesan esas leyes: un principio activo por ejemplo, se acerca a un principio pasivo, o para ser más claro, la víctima es tragada por el principio activo; esa es la ley, ¿verdad? El principio activo sería, dijéramos, el polo positivo, el principio pasivo sería el negativo, y un principio que concilia a los dos, es la tercera fuerza.

            La primera es el Santo Afirmar, la segunda es el Santo Negar, y la tercera es el Santo Conciliar, y esta ultima concilia al Afirmar con el Negar y la víctima es devorada claro está, por quien le corresponde, de acuerdo con la misma ley, ¿entendido? El tigre se traga por ejemplo al humilde conejo, el tigre sería el Santo Afirmar, el conejo el Santo Negar y la fuerza que los concilia a ambos es el Santo Conciliar, y se realiza entonces la Ley del Eterno Trogoautoegocrático Cósmico Común.

            El águila, por ejemplo, sería el Santo Afirmar, el pobre polluelo sería el Santo Negar; ella se lo traga a él, y la tercera fuerza, el Santo Conciliar, los concilia a ambos como un todo único. ¿Que es cruel esto? Sí, aparentemente, ¿pero qué vamos a hacer?

            Esa es la ley de los mundos, esta ley ya ha existido, existe y existirá siempre. Ley es ley y la ley se cumple, por encima de opiniones, costumbres, conceptos, etc. Pero continuemos, porque es necesario ahondar un poco más, penetrar más al fondo de este asunto. ¿De dónde viene realmente esta Ley del Eterno Trogoautoegocrático Cósmico Común? Yo digo que viene del activo Okidanok, omnipenetrante, omnisciente, omnimisericordioso. Ese activo Okidanok, a su vez, ¿de donde emana? ¿Cual es su causa causorum? Indiscutiblemente, tal origen o causa no es otra sino el Sagrado Absoluto Solar. Así pues, del Sagrado Sol Absoluto emana el Santo Okidanok, aunque él quede, dijéramos, dentro de los mundos, no queda completamente involucrado dentro de ellos, no puede ser aprisionado, y para su manifestación creadora, necesita desdoblarse en las tres fuerzas conocidas como: positiva, negativa y neutra.

            Durante la manifestación, cada una de estas tres fuerzas trabaja independientemente y separada, más siempre unida a su origen que es el Santo Okidanok. Después de la manifestación, estos tres factores, o tres ingredientes, positivo negativo y neutro, vuelven otra vez a fusionarse, a unirse con el Santo Okidanok, y al final del Mahamanvantara, el Santo Okidanok, integro, completo y total, se reabsorberá en el Sagrado Absoluto Solar.

            Vean ustedes mis caros hermanos, el origen del Eterno Trogoautoegocrático Cósmico Común, partiendo de éste principio, queda sin base, de hecho, el vegetarianismo. Obviamente los fanáticos del vegetarianismo, han hecho de éste, una religión de cocina, y eso es ciertamente lamentable. Los Grandes Maestros tibetanos no son vegetarianos, y el que dude de mis palabras, que se lea el libro titulado "Bestias, Hombres y Dioses", escrito por un gran explorador polaco; el estuvo en el Tíbet, fue recibido por los Maestros. Lo curioso del caso es que en tales banquetes y festines a los cuales él asistió, figuró la carne de toro como alimento básico de la alimentación. A los fanáticos del vegetarianismo les parecerán absurdas mis palabras, a Kozobsky, el autor de tal libro citado, se alegrará porque verá que yo he comprendido éste aspecto importante.

            Es pues, absurdo afirmar que los grandes Maestros del Tíbet son vegetarianos. Cuando el gran Iniciado Saint Germán, el Príncipe Rakozy, el Gran Maestro de la Logia Blanca, que dirige el Rayo de la Política Mundial; trabajó por la época de Luis XV, para hablar más claro, no se manifestó como vegetariano, le vieron en los festines comiendo de todo, algunos hasta comentan como saboreaba la carne de pollo por ejemplo. ¿De dónde ha surgido pues, esta cosa del vegetarianismo?

            Indiscutiblemente, la Escuela Vegetariana está en contra del Eterno Trogoautoegocrático Cósmico Común; eso es obvio. Por otra parte, las proteínas animales en modo alguno pueden ser despreciadas: son indispensables para la alimentación. Yo fui un fanático vegetariano, y en nombre de la verdad les digo que quedé desilusionado del sistema; todavía recuerdo que en la Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia, Sur América, en aquella época quise volver a un pobre perro, vegetariano, en un cien por ciento; sí, el animal aprendió, pero cuando ya aprendió murió.

            Sin embargo, yo observé los síntomas de aquella criatura, la debilidad que presentaba antes de morir. Mucho más tarde, en la República de El Salvador, Centro América, a mí se me presentaron los mismos síntomas cuando regresaba a casa, subiendo por una larga calle que tendía más bien a ser vertical, antes que horizontal, pues era bastante pendiente; sudaba espantosamente, la debilidad aumentaba, creí que ya iba a morir. No me quedó más remedio que llamar a la Maestra Litelantes, mi esposa, y pedirle el servicio de que me asara un pedazo de carne de toro, ella lo hizo así, y yo comí la carne; entonces mis energías volvieron al cuerpo, sentí como volvía a vivir. Desde entonces me desilusioné del sistema. Aquí en México, conocí precisamente al director de una escuela vegetariana, y lo conocí en el Restaurante Vegetariano; ese hombre era alemán, su cuerpo fue debilitándose espantosamente, terriblemente, hasta presentar los mismos síntomas del perro aquel de mi experimento. El desdichado señor al fin, terriblemente debilitado, murió.

            Conocí también a Lavahniny, era Yogui, Astrólogo y no se qué cosas más (fanático vegetariano, insoportable), representaba a la Universidad de la Mesa Redonda aquí en la ciudad de México D.F., se fue debilitando su organismo terriblemente con el vegetarianismo, presentó los síntomas de aquel pobre perro de mi experimento y murió.

            Así pues, mis caros amigos, sepan que existe la Gran Ley del Eterno Trogoautoegocrático Cósmico Común, y que es inútil tratar de evadirnos de esta ley, que emana, ya dije, del activo Okidanok, no es posible alterar dicha ley, o modificarla. No quiero con esto decir, que hemos de volvernos carnívoros en forma exagerada. No; más vale que seamos un poco equilibrados. Decía el Doctor Krumm Heller, que nosotros necesitamos comer el veinte y cinco por ciento de carne entre los alimentos, y en eso estoy de acuerdo con el Maestro Huiracocha (Dr. Krumm Heller), y repito: por muy vegetarianos que nos volvamos, la ley se cumple, y cuando vayamos a la fosa sepulcral, los gusanos se tragarán nuestro cuerpo, gústenos o no nos guste, porque ley es ley; eso es obvio, ¿verdad? Las vacas son vegetarianas en un ciento por ciento, y sin embargo como dijera un gran iniciado, jamás hemos visto una vaca iniciada; y con dejar de comer carne nosotros no nos autorrealizaremos a fondo, puedo asegurarles a ustedes que nadie va a volverse más perfecto porque deje de comer carne.

            Algunos dicen que, ¿cómo van ellos a meter dentro de su organismo elementos animales, si ya ellos están en la senda de la perfección?, etc., etc. Esos que dicen tales cosas ignoran su propia constitución interna; más vale que coman un pedazo de carne y que no continúen con los agregados animalescos que cargan dentro de sí mismos.

            El organismo humano tiene como asiento un Cuerpo Vital (el Lingam Sarira de que hablan los Teósofos). Más allá de todo eso, ¿qué es lo que existe dentro los organismos de estos humanoides vivientes e intelectuales? Los agregados animalescos, aquellos psíquicos agregados que personifican nuestros errores, esos monstruos bestiales de nuestras pasiones. Pues bien, más vale eliminar a esos monstruos, que preocuparse por el pedacito de carne que se sirve en la mesa a la hora de los alimentos.

            Cuando comemos la carne del pollo o del toro, no nos perjudicamos en forma alguna, empero con todos esos agregados bestiales que cargamos, no solamente nos estamos perjudicando a sí mismos, sino que estamos perjudicando a nuestros semejantes; eso es peor. Es acaso poca cosa la ira, la codicia, la lujuria, la envidia, el orgullo, la pereza, la gula, ¿y qué diremos de todas esas bestias que llevamos dentro y que representan a la murmuración, la calumnia, la chismografía, etc., etc.? Mejor es que no nos lavemos tanto las manos presumiendo de santos. Ha llegado la hora de volvernos más comprensivos; lo importante es morir en sí mismos, aquí y ahora. Sin embargo, no quiero por ello negar la selección de los alimentos, en modo alguno aconsejaría yo, por ejemplo, carne de cerdo, eso ya se sabe, que ese animal es leproso, y que tiene una psiquis demasiado brutal y que perjudica a nuestro organismo.

            Conviene el alimento sano, la carne de res, el pollo, pero jamás llegar a los excesos, porque estos son completamente dañinos y perjudiciales.

            Bueno mis caros amigos, creo que con lo que les he hablado acerca del vegetarianismo, tienen ustedes una suficiente orientación para saber alimentar su cuerpo, sin faltarles y sin que les sobre, es decir, dentro de un equilibrio perfecto; eso es todo.

 

SAMAEL AUN WEOR

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