Es necesario entender que hay, dijéramos, en nosotros mismos, una parte oculta de nuestro propio Ego que nunca se ve a simple vista. Así como la Luna tiene dos aspectos públicos: Uno que se ve a simple vista, y hay el lado oculto; así también hay en nosotros un lado oculto que nunca vemos.
Ante todo, quiero que
entiendan ustedes, que así como hay una Luna física que nos ilumina, existe
también la LUNA PSICOLÓGICA. Esa Luna Psicológica la cargamos muy adentro. Es
el Ego, el Yo, el mí mismo, el sí mismo.
El lado visible, todo el mundo
con un poquito de observación lo ve. Pero hay un lado invisible de nuestra Luna
Psicológica, que a simple vista no se ve. La Conciencia, desafortunadamente, no
ha iluminado esa parte oculta de nuestra propia Luna Interior.
Realmente, nosotros vivimos en
una pequeña zona de nuestra Conciencia; nosotros nos hemos forjado un retrato
de nosotros mismos, más un retrato no es la totalidad.
Cuando logremos que la Conciencia penetre como un rayo de luz en ese lado invisible, que no se ve, en ese lado oculto de nosotros mismos (puesto que lo que de nosotros ignoramos es muchísimo), entonces el retrato que sobre sí mismos nos hayamos forjado se desintegra, queda reducido a polvareda cósmica.
Es lamentable que sólo vivimos
en una pequeña fracción de sí mismos; lo que de nosotros ignoramos es
muchísimo.
El lado oculto que
desconocemos suele ser muy profundo, pero necesitamos conocernos, y sólo
podremos conocernos proyectando la Luz de la Conciencia sobre ese lado oculto.
Y es importante ese lado
oculto, porque es precisamente en ese lado donde están todas las causas de
nuestros errores, las innumerables reacciones mecánicas, las antipatías
mecánicas, nuestras mezquindades, etc.
En tanto nosotros no hayamos
iluminado ese lado oculto, con los Rayos de la Conciencia, obviamente,
estaremos muy mal relacionados, no solamente consigo mismos, sino también con
los demás.
Cuando uno ilumina ese lado
oculto de su Luna Psicológica con los Rayos de la Conciencia, conoce sus
errores, y entonces sabe ver a los demás; pero cuando uno no ilumina con su
Consciencia ese lado oculto de sí mismo, comete el error de proyectarlo sobre
las gentes que nos rodean, y eso es gravísimo...
Proyectamos sobre las gentes
todos nuestros defectos psicológicos, y si somos mezquinos, a todos los veremos
mezquinos; si estamos llenos de odio, a todos los veremos en esa forma; y si somos
envidiosos, creeremos que los otros son también envidiosos; y si somos
violentos, no sabremos comprender la violencia ajena, creeremos que sólo
nosotros tenemos la razón y que los demás no la tienen.
Cuando sentimos antipatía por
alguien, es claro que allí está, precisamente, el “quid” de la cuestión, allí
está, precisamente, el defecto que interiormente llevamos y que lo estamos
proyectando sobre ese alguien.
¿Por
qué nos causa antipatía tal o cual persona? ¿Por qué le vemos este o aquel
defecto que nos molesta tanto? Aunque parezca increíble, aunque no lo
admitamos, aunque lo rechacemos, la verdad es que ese defecto lo tenemos
adentro, y que lo estamos proyectando sobre el prójimo.
Cuando uno
comprende, entonces se propone disolver el elemento que ha descubierto. Si uno
ve que el prójimo tiene tal o cual defecto, seguro es que en el lado oculto que
uno no ve, en el lado oculto de uno mismo, está el defecto en cuestión.
Así pues, es lamentable que
nosotros estemos tan mal relacionados con la gente. Desgraciadamente, como
quiera que estamos nosotros mal relacionados con nosotros mismos, pues, tenemos
que estarlo con los demás. Si sabemos relacionarnos consigo mismos, sabremos
también relacionarnos con los demás, eso es obvio...
A medida que avanza uno en
esto, va dándose cuenta de cuán equivocado anda por el camino de la vida.
Protesta uno porque otros no son cuidadosos, y uno sí lo es; creemos que los
demás andan mal, porque no son cuidadosos, cree uno que sí es cuidadoso, y se
molesta contra alguien porque no lo es.
Si uno observa en detalle,
verá que ese que no es cuidadoso, ese defecto que ve uno en otros, lo tiene muy
sobrado en sí mismo, en el lado desconocido de sí mismo.
Porque se crea uno muy
cuidadoso, puede suceder (y es verdad, sucede) que no es tan cuidadoso como
cree, pues, hay desorden dentro de sí mismo que ignora y no acepta, y no cree,
ni entiende...
Vale la pena conocer uno ese
lado desconocido de sí mismo. Porque cuando uno de verdad proyecta la Luz de la
Conciencia sobre ese lado que de sí mismo desconocía, cambia radicalmente.
Al descubrir uno que es
violento, por ejemplo, entonces aprende a tolerar la violencia de los demás. Se
dice a sí mismo: “Yo soy violento; entonces, ¿por qué critico a aquél que es
violento?, si yo lo soy”. Cuando uno comprende realmente que es injusto consigo
mismo, carga la injusticia consigo mismo, aprende a tolerar la injusticia de
los otros.
Se nos ha dicho, en la Gnosis,
que “debemos aprender a recibir con agrado las manifestaciones desagradables de
nuestros semejantes”; mas no podría uno llegar, de verdad, a recibir con agrado
las manifestaciones desagradables de nuestros semejantes, si no acepta sus
propias manifestaciones desagradables, si no las conoce; y para conocerlas debe
lanzar un rayo de Luz sobre ese lado oscuro de sí mismo.
Obviamente, en ese lado que no
ve, están, en verdad, las manifestaciones desagradables que interiormente carga
y que proyecta sobre los demás. Así que, cuando uno conoce sus propias
manifestaciones desagradables, pues, aprende a tolerar las manifestaciones
desagradables del prójimo.
Obviamente, para poder
cristalizar uno en sí mismo al CRISTO CÓSMICO, necesita, inevitablemente, de
aprender a recibir con agrado las manifestaciones desagradables de los demás; y
así, poco a poco, va cristalizando en sí mismo, al SEÑOR DE PERFECCIÓN. Así
pues que hay que entender que el Señor de Perfección sólo cristaliza en
nosotros a través de Santo Negar...
Hay Tres Fuerzas en nosotros
muy importantes: La primera el SANTO AFIRMAR, la segunda el SANTO NEGAR y la
tercera el SANTO CONCILIAR...
Para cristalizar, por ejemplo,
el Santo Conciliar, la TERCERA FUERZA, la del Espíritu Santo, la Fuerza Neutra,
se necesita “transmutar la Energía Creadora”; y al fin, esa fuerza maravillosa,
viene a cristalizar en los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser.
Para cristalizar en sí mismo
la SEGUNDA FUERZA, la del Señor de Perfección, la del Bendito, la de Nuestro
Señor el Cristo, se necesita, inevitablemente, “aprender a recibir con agrado
las manifestaciones desagradables de nuestros semejantes”...
Y para cristalizar en sí
mismos la PRIMERA FUERZA, la del Padre, el Santo Afirmar, necesita saber
“obedecer al Padre, así en los Cielos como en la Tierra”...
El SAGRADO SOL ABSOLUTO, del
cual dimana toda vida, quiere cristalizar en cada uno de nosotros esas TRES
FUERZAS PRIMARIAS de la Naturaleza y del Cosmos: Santo Afirmar, Santo Negar y
Santo Conciliar...
Concretándonos nuevamente en
la cuestión del Santo Negar, es decir, el Cristo, necesitamos NEGARNOS A SÍ
MISMOS, repito: “Aprender a recibir con agrado las manifestaciones
desagradables de nuestros semejantes”. Más, ¿cómo podríamos nosotros recibir
con agrado las manifestaciones desagradables del prójimo, si uno antes no ha
conocido sus propias manifestaciones desagradables?
Si por ejemplo tenemos Ira, y
sabemos que la tenemos; si nos hemos hecho consciente de que somos
“berrinchudos”, furiosos, “enojones”, iracundos, furiosos, pues es claro, que
estando bien consciente de ello, aprendemos a dispensar esos mismos errores en
los demás y, como consecuencia, nos relacionaremos mejor con el prójimo...
Si estamos llenos de Envidia y
reconocemos que la tenemos, que la cargamos en el lado oculto de nuestra Luna
Psicológica, aprendemos a perdonar las manifestaciones desagradables de la
Envidia, tal como existen en otras personas...
Si estamos llenos de Orgullo,
y sabemos que lo tenemos; sabemos que somos orgullosos, estamos engreídos, y
reconocemos que lo somos, entonces aprendemos a mirar, pues, a los orgullosos con
más comprensión. Ya no nos atreveremos a criticarlos, sabremos que dentro
cargamos esos mismos defectos...
Si un hombre se siente
honrado, si se siente incapaz de mentir, de pronto sucede que lo ofenden
diciéndole mentiroso; obviamente, si ha aceptado que en el lado de su Luna
Psicológica, en ese lado que no se ve, en el lado oculto de sí mismo, existe todavía
la mentira de forma inconsciente, no se sentirá ofendido cuando se le diga
mentiroso, sabrá ser tolerante con el prójimo...
Muchos podrán creerse muy
“liberales” en su forma de ser, y muy “justos”; más si de pronto hay alguien
que les dice que no lo son, que no son tan “liberales” ni tan “justos”, podrían
ofenderse, porque ellos se sienten siendo justos y liberales.
Más si ellos han aprendido a
proyectar antes, previamente, su Conciencia sobre el lado oculto de sí mismo,
sobre ese lado oculto que jamás se ve, entonces vienen a reconocer, por sí
mismos, directamente, que no son tan justos ni tan liberales como pensaban, que
en el fondo de todos ellos hay injusticia e intolerancia, etc.; cuando alguien
intente herirlos en ese sentido, no se hieren, porque saben que les están
diciendo la verdad.
Así pues, resulta muy
importante mirar ese lado oculto de sí mismo, ese lado que no se ve, ese lado
donde está la crítica, la censura. En nosotros hay algo que censura, algo que
critica. En la parte oculta de nosotros mismos está la censura, está la
crítica.
¿Porqué
censuramos a los demás? ¿Por qué los criticamos? ¿Por qué estamos criticando en
los demás tal o cual defecto?... Seamos sinceros, mirémonos hacia adentro, auto-explorémonos,
iluminemos esa parte oculta de nuestra propia psiquis, esa parte que no se ve,
y veremos que a los defectos que a otros estamos criticando, los tenemos muy
adentro, en sí mismos. Entonces, cuando eso sea, dejaremos de criticar.
La censura, la crítica, se
debe precisamente a la falta de comprensión, ¿qué censuramos en otros, qué
criticamos a otros, o en otros? Nuestros propios defectos, eso es lo que
estamos criticando en otros, cómo los proyectamos...
Triste es saber que nosotros
proyectamos nuestros defectos psicológicos sobre los demás; triste es saber que
los vemos tal como somos nosotros, que vemos al prójimo como somos nosotros; esto
es algo que hay que entenderlo, porque todos tenemos una tendencia, a creernos
perfectos.
Nunca se nos ha ocurrido mirar
esa parte de la “Luna”, de nuestra Luna Psicológica, esa parte que no se ve.
¡Jamás!
Ha llegado la hora, pues, de
auto-explorarnos seriamente, para conocernos de verdad. Cuando uno, de verdad,
ha iluminado, pues, la parte oculta de sí mismo, el lado invisible que lleva en
su interior, descubre, con horror, Factores Psicológicos que en modo alguno
aceptaría tener, factores
que rechazaría de inmediato,
factores que cree no tener...
Que a un hombre honrado, por
ejemplo, se le diga ladrón, es una ofensa. ¿Por qué se ofendería un hombre honrado
si se le dice ladrón? El Ego inmediatamente tiene la tendencia a decir:
“Porque
me se le ha calificado mal”...
Aún más, el ofendido podría
apelar a la violencia para tratar de justificarse. El hecho mismo de que un
hombre honrado se ofenda cuando se le dice ladrón demuestra que no es honrado.
Hay está el quid de la cuestión. Porque si de verdad fuera honrado, no se
ofendería porque le digan ladrón; si se ofende, no es honrado...
Si ese hombre, por ejemplo,
iluminara con su propia Luz de la Conciencia, esa parte de sí mismo que no se
ve, esa parte oculta de su Luna Psicológica, con horror descubriría lo que no
quiso aceptar: Descubriría Yoes del robo, ladrones (¡qué horror, imposible,
pero así es!).
En nosotros hay factores que
ni remotamente sospechamos, que rechazamos, que de ninguna manera aceptamos,
que nos horrorizan, y sin embargo, en el fondo los tenemos, ¡horrendo eso, pero
así es!
Yo mismo, cuando estaba en el
trabajo de la disolución de Yo en el Mundo de las Causas Naturales, fui
sorprendido; nunca pensé que tuviera dentro de mi interior Yoes del robo, y
encontré toda una Legión de Yoes ladrones, ¡imposible! Yo nunca le robo a nadie
ni cinco centavos. ¿Cómo va a ser posible que aparezcan Yoes del robo allá
adentro? Pues, imposible y no imposible, aunque rechazara, ahí estaban; me
gustara o no me gustara, ahí estaban...
Y les advierto, que en el
terreno de la vida práctica, alguien podría dejar aquí, en este lugar, un
tesoro de oro puro, y yo no sacaría ni una sola moneda; aunque dicho está que
en “el arca abierta, hasta el más justo peca”... Pero por ese lado, estoy
seguro de no fallar, porque ni dejándome oro en polvo me sacaría yo, pues, ni
un miligramo de aquel oro. Sin embargo, con cuánto dolor descubrí que, allá en
el fondo, existían Yoes del robo.
Cuando los observaba con el
sentido de la AUTOOBSERVACIÓN PSICOLÓGICA, los veía huyendo (el ladrón que roba
y huye despavorido; ¡horribles caras del robo!). Quedé horrorizado, sí, de mí
mismo, pero no tengo ningún inconveniente en confesarlo, porque si no lo
confesara, sería señal de que todavía estarían vivos esos Yoes, allá adentro;
porque el hipócrita tiene la tendencia a ocultar sus propios defectos...
Así pues, que no tengo ningún
inconveniente en confesarlo (que tenía esa clase de Yoes).
Aún llevando una vida honrada,
los tenía; aún pagando las deudas ajenas, los tenía. ¿Qué me tocó?
Desintegrarlos. Reducirlos a
polvareda cósmica y eso me causo horror...
Sí, hermanos, dentro de uno,
en su interior, en ese lado oculto que no ve de sí mismo, lleva monstruosidades
inenarrables, indescriptibles...
Cuando alguien se lava las
manos diciendo: “Yo soy hombre bueno, yo ha nadie le robo jamás cinco centavos,
he hechos muchas obras de caridad, soy buen esposo, buen padre de familia, buen
hijo, no mato, no robo, no le quito la mujer al prójimo, entonces yo soy un
Santo”..., ésos que hablan así, son candidatos seguros para el ABISMO y la
MUERTE SEGUNDA, son casos perdidos...
Que ninguno de nosotros se
crea Santo, porque en el lado oculto de sí mismo, en ese lado que no ve, carga
monstruosidades inenarrables, horripilantes, que ni remotamente sospecha...
Desgraciadamente, la gente
(como les he dicho a ustedes), no vive sino en una pequeña parte de sí misma.
No ve la totalidad del cuadro, solamente ve un rincón del mismo; se ha forjado cada
cual un retrato sobre sí mismo un retrato: El retrato del hombre honorable; el
retrato de la dama virtuosa (aunque no lo sea, pero ella se cree virtuosa); el
retrato del caballero caritativo, etc., y de acuerdo con ese retrato,
condiciona su existencia, y de allí acciona y reacciona incesantemente.
Allí están todas sus
mezquindades, sus críticas y censuras, pero él se cree perfecto...
Bien vale la pena reflexionar
en todas estas cosas... Ver ese lado oculto de sí mismos, tener el valor de
verlo. Todo el mundo lo sospecha, pero nadie se atreve a ver de verdad, cara a
cara, ese lado oculto de sí mismo, donde están, precisamente, los factores que
producen discordia en el mundo, donde está la censura y la crítica, donde está
la violencia, donde está la envidia, etc.
La ENVIDIA, por ejemplo, se ha
convertido, dijéramos, en la mecánica de esta civilización, en el factor básico
de la acción. ¡Cuán lamentable es eso!...
Si alguien tiene un carrito, y
de pronto ve que otro pasó con un carro más hermoso, un flameante automóvil,
dice: “Hombre, yo tengo gana de mejorar un poco, voy a ver cómo me consigo un
carrito mejor”...
Pero, no se le ocurre saber
por qué se le ocurrió, por qué anhela un carrito mejor. Así, muchas veces puede
suceder que él carrito qué esté usando le está sirviendo, pero, ¿por qué anheló
otro mejor? Sencillamente, por envidia. Y esa envidia está allá, en el lado
oculto que no se ve, en el lado oculto de nuestra propia Luna Psicológica, allí
está.
Obviamente, se ha convertido
(repito), LA ENVIDIA en el RESORTE SECRETO DE LA ACCIÓN y eso es realmente
lamentable...
Conforme nosotros vayamos
progresando en la Autoexploración Psicológica, nos iremos haciendo cada vez más
consciente de sí mismos, y eso es lo mejor...
Ha llegado la hora de entender que los errores que nosotros vemos, los cargamos adentro de nosotros. Ha llegado la hora de entender que en tanto nosotros no conozcamos ese lado oculto de sí mismo, estaremos mal relacionados con el prójimo; Es necesario aprender a relacionarnos mejor consigo mismos, para podernos relacionar mejor con los demás. ¿Cómo podríamos relacionarnos bien con el prójimo, cuando ni siquiera nos hemos relacionados bien consigo mismos?
No solamente debemos pensar en la Luna esta física, repito, sino en la Luna Psicológica que interiormente cargamos, que es la más monstruosa. Hay en nosotros Yoes de una monstruosidad terrible, están en el lado oculto que no vemos.
Todas esas visiones que el
Dante describiera en su “Divina Comedia”, con garras y aletas horribles,
dientes y pezuñas, monstruosidades y monstruos, existen en el lado oculto de
nosotros mismos, en ese lado que no vemos...
Mas en el trabajo sobre sí
mismos, hay pasos muy difíciles: Sucede que cuando trabajamos sobre sí mismos,
cambiamos, obviamente. Al cambiar, somos mal interpretados por nuestros
semejantes.
Sucede que nuestros semejantes
no quieren cambiar, ellos viven embotellados en el Tiempo, son el resultado de
muchos ayeres, y si nosotros cambiamos, ellos gritan y protestan, y nos juzgan equivocadamente.
Todo esto debe saberlo el estudiante gnóstico...
En el mundo se han escritos
muchos CÓDIGOS DE MORAL, más, ¿qué cosa es la moral?
¿Serviría
acaso para la disolución del Yo? ¿Podrá iluminarnos ese lado oculto de sí
mismo, ese lado que no se ve? ¿Podrá conducirnos a la Santificación, o qué?
¡Nada de eso! La moral es hija de las costumbres, del lugar y de la época. Lo
que en un lugar es moral, en otro lugar es inmoral; lo que en una época fue
moral, en otra época dejo de serlo. Así pues, que, ¿en qué quedamos? ¿En qué queda
la moral?...
En la China antigua, matar a su padre era justo, cuando ya éste estaba demasiado anciano e incapaz de bastarse a sí mismo. Aquí ¿qué diríamos nosotros de un hombre mata a su padre? ¡Parricida!, ¿verdad?
Así pues, la moral es esclava del lugar, de las costumbres y de la época (repito); entonces, ¿de qué sirven los códigos de moral que en el mundo se han escrito? ¿De qué sirve tan brillantes códigos? ¿Podrían ellos disolver el Yo? ¿Podrían iluminar la cara oculta de nuestra Luna Psicológica? ¡Nada de eso, no sirven!
En el camino éste de la
disolución del Yo, a simple vista pareceríamos inmorales. ¿Qué clase de moral
necesitamos entonces seguir? ¿Cuál? Si no sirven los códigos, ¿entonces qué?
Hay un tipo de ÉTICA que
ustedes no lo conocen (algunos lo conocen en los Himalayas); Me refiero a ese
tipo de CONDUCTA RECTA de la Naturaleza, a esa Ética que los Tibetanos un día condensaron
en “LOS PARAMITAS” (lástima que “Los Paramitas” no estuvieran traducidos, pues,
al lenguaje occidental; los he buscado, no los he hallado) Es el tipo de Ética
Real, pero, ¿quién la entiende? Tal vez ustedes la entiendan, tal vez no...
Si ustedes cambian, puede
suceder que la gente se vuelva contra ustedes. Si alguien de ustedes cambia,
puede suceder que todos los hermanos que aquí están, lo estén calificando
entonces mal, lo estemos señalando como inmoral, malvado, “vea lo que ha hecho,
o está haciendo”..., es decir, surge la censura.
Y es que las gentes quieren
que el Iniciado permanezca embotellado en el pasado. De ninguna manera quieren
que el Iniciado surja a lo nuevo, que cambie. Cuando el Iniciado cambia, es mal
interpretado, juzgado equivocadamente.
Así que el EGO ES TIEMPO, y el
Ego ajeno no puede tolerar que alguien se salga del Tiempo; no lo perdona, de
ninguna manera...
A mí me corrieron de mi propia
casa paterna, porque resolví cambiar. Me tenían demasiado atormentado con su
“mochismo”: la férula de los profesores llovía sobre mí, incesantemente, los jalones
de orejas, los golpes en la cabeza, porque no dominaba aquellas materias que
para ellos eran muy fundamentales, cosas allá de los Egos, pero que para ellos
son básicas, y que se enorgullecen de tener esas cosas adentro...
Me corrieron... Me corrieron
de mi propia casa paterna, me corrieron de la escuela y me corrieron de todas
partes. Conclusión: Yo era una calamidad, sencillamente porque estaba
cambiando, porque no quería seguir metido en el Tiempo, entonces, se me
endilgaban toda clases de barbaridades: Se me condenaba como “hereje”,
“malvado”, y hasta se me perseguía para darme muerte: “¡El enemigo número uno
de la Religión ortodoxa!”... Conclusión: Me coloqué como dice el dicho por ahí,
“fuera de onda”. No podían perdonarme que me saliera, pues, del “Jacal”, y no
me lo perdonaron...
Aquí mismos estamos todos
reunidos; si uno de ustedes cambia, puede estar seguro de que todos los demás
le criticarán (y estamos aquí, en pleno Lumisial). Queremos que todo marche...,
queremos que hasta el mismo Maestro camine de acuerdo con ciertas normas
preestablecidas en el tiempo.
Yo les aseguro que ustedes no
mirarían con agrado que yo me saliera de esas normas. Ustedes tiene sus normas,
y si yo me salgo de esas normas, ¿entonces qué? Ya no mirarían con agrado eso;
posiblemente dirían: “Qué raro que está el Maestro; pero vean lo que está
haciendo, y es un Maestro... ¡Imposible, eso no es un Maestro!”...
¿Por
qué? Porque me les salí del “Jacal”, porque no quise seguir metido en sus
normas, porque no quise continuar embotellado en el Tiempo, porque no quise
seguir encerrado en sus códigos de moral; porque aunque parezca increíble, cada
uno de ustedes sigue determinado códigos de moral: Algunos de ustedes seguirán
los Diez Mandamientos que ya están estipulados, y de ahí no se salen ni a
cañonazos; otros de ustedes siguen normas más o menos preestablecidas por sus
familiares en el tiempo; otros de ustedes siguen determinadas reglas de
conducta que aprendieron pues en distintas Escuelas de tipo Pseudo-Esotérico o
Pseudo-Ocultista, o que oyeron de sus preceptores religiosos...
Cuando alguien se sale, cuando
alguien no se comporta de acuerdo con esas normas que ustedes tienen
establecidas en sus mentes, ese alguien para ustedes es un indigno, un infame,
un malvado... ¡Vean ustedes cuán difícil es llegar uno a la AUTORREALIZACIÓN
ÍNTIMA DEL SER!
A medida que uno se auto-observa
psicológicamente, va eliminando, precisamente, esa cara oculta que no ve. Va
conociendo que en su interior hay factores que ignoraba, crímenes que ni remotamente
sospecha...
Conforme disuelve tales
factores, se originan cambios psicológicos, que obviamente se reflejan sobre
sus semejantes. Esos cambios son mal interpretados por el prójimo. De ninguna
manera el prójimo puede aceptar que alguien no se comporte de acuerdo con las
normas establecidas, de acuerdo con los códigos ya escritos, de acuerdo con los
principios sustentados...
Resulta que en el trabajo,
muchas veces tenemos que volvernos “inmorales”. Cuando hablo de “inmorales” hay
que saber entender esto (ponerlo entre comillas y subrayarlo), me estoy
refiriendo, no estoy citando esta palabra en la forma que ustedes la están
entendiendo, en la forma negativa; quiero únicamente aclarar; cito, esta
palabra, en el sentido edificante o dignificante, en el sentido positivo,
constructivo; en el sentido de que hay necesidad de evitar los códigos caducos,
de cierta moralidad sin basamento sólido.
(Tengo que llamar la atención
a Aladino, porque ha llegado ya al final de la clase, y eso no está correcto.
Has hecho un escándalo. Hay que llegar siempre puntuales, a la hora que
empezamos:
Empezamos a las nueve de la
noche; a esa hora)...
Bueno, mis queridos hermanos,
llegamos, pues, a la conclusión de que la VÍA suele ser difícil.
En ese Camino angosto,
estrecho, de lado y lado, hay horrendos precipicios, subidas maravillosas, bajadas
horribles...
Del Camino suelen salir muchos
“caminitos”: Algunos lo conduce a uno al dominio de determinada zonas del
Universo, es decir, le convierten de hecho en un Deiduso o Cosmocrator (para hablar
esta vez en el sentido Indostánico); otros le llevan a determinados Paraísos;
aquellos nos traen de regreso a los sufrimientos de la tierra, más otros al
Abismo y a la Muerte Segunda. Hay sendas que se escapan del Camino Central con
apariencias maravillosas de Santidad, pero que conducen al Abismo y a la Muerte
Segunda; es difícil no perderse; lo normal es que se pierdan; muchas veces por
atenerse uno a un código de moral establecido, se pierde, cae en el abismo de perdición...
¿Entonces
qué, cómo hacer? AUTOOBSERVARSE PSICOLÓGICAMENTE EN FORMA INCESANTE, y antes de
censurar a otros, censurarse a sí mismo; y antes de ser violentos con otros, AUTOEXPLORARSE,
para conocer su propia violencia, su violencia íntima, que la carga, aunque la rechacé,
aunque piense que no la carga.
Si la gente viviera en una
forma más consciente, todo sería diferente; desgraciadamente, nosotros (como
les he repetido tanto esta noche), nos hemos forjado muchos retratos, sobre sí mismos,
porque solamente vivimos en una pequeña parte de sí mismos; cuando proyectamos
nuestra Conciencia sobre esa parte que no se ve, los retratos aquellos dejan de
ser alimentados y se vuelven polvareda cósmica...
¡Nos
toca, necesitamos cambiar!... ¡Qué pequeños y deformes retratos nos hemos
forjado de sí mismo, qué mezquinos; y cuán lejos están esos retratos de lo que
realmente somos, desgraciadamente!...
(Estaba pensando aquí en voz
alta, y ustedes están formando parte de mis propias reflexiones)...
¡Cuán
mezquinos somos, y sin embargo, ni remotamente sospechamos que somos mezquinos,
y que en el lado oculto de sí mismos, cargamos la mezquindad!
A veces pensamos: “Si este
grupo, o estos grupos Esotéricos Gnósticos caminaran mejor, seríamos más
felices”... (Parece que como que nosotros reclamamos un mundo ideal para
trabajar); que si nos fuéramos a las montañas, si nos fuéramos a los valles más
profundos, creeríamos que así caminaríamos mejor. Mas, ¿de qué sirve
encerrarnos en una cueva, cuando dentro de sí mismo cargamos todos los factores
que producen envidia, odio, lujuria, etc., etc., etc.?...
Los aquí presentes no son una
mansas ovejas (o “no somos”, decía Tío Lucas), porque perfecto solamente hay
uno, y es el Padre. Nosotros no somos perfectos, eso es obvio.
Aquí, veo a muchos hermanos
reunidos (bueno, estoy exagerando la palabra “muchos”. Un pequeño grupo de
hermanos reunidos)... ¿Están seguro los aquí presentes de constituir,
precisamente, un núcleo de fraternidad, de amor y de belleza? ¿Nunca, nadie de
los aquí presente a criticado a nadie? ¿Y cuando están en plena asamblea, se
han tratado siempre con un amor nunca visto? ¿Jamás, han disputado entre sí?
Cada uno, ¿cómo ve a cada uno? Creo que no se ven muy bien...
Actualmente, aquí están todos
reunidos como santitos, si, así es. Pero en el fondo de ustedes saben que hay
envidias, disputas, odios, críticas mal sanas, etc., etc., etc. Lo saben sí;
sin embargo, cada cual ve los errores en los demás, pero no los ve en sí
mismos. A nadie se le ocurre que el error que está viendo en otros, pues, lo
carga dentro de sí mismo; eso no se le ocurre. Son pocos los hermanos que saben
reflexionar en estas cosas, son pocos los que saben...
¿Por
qué quisiéramos nosotros algo ideal, un grupo ideal, donde nadie se odiara,
donde todos fueran hermanos, donde todos se dedicaran únicamente al Saber y al
Amor. ¿Por qué? ¿Hay razón para desear eso? En verdad, que no la hay.
El grupo éste, de Tercera
Cámara, viene a simbolizar o a representar, precisamente a la vida, allá, a la
vida que está fuera de esta Cámara.
Ustedes saben que la vida, el tren de vida, la humanidad en su conjunto, está llena de terribles defectos. Ustedes saben que esa multitud amorfa, que abunda por ahí, está llena de ira, de codicia, de lujuria, de envidia, de orgullo, de Pereza, de gula, etc., etc., etc. No es ideal, ¿verdad? ¡No, no lo es!
Entonces este pequeño grupo
¿por qué queremos que sea ideal? Este pequeño grupo representa a esa humanidad,
a ese montón, a esos millones de personas que hay en el mundo. Aquí está este
pequeño grupo, con esos mismos errores que tienen las multitudes.
Entonces, en este pequeño hay
una “escuela” maravillosa, hay un “gimnasio” formidable, así con sus defectos,
así como están. Esto es un GIMNASIO PSICOLÓGICO magnífico...
¿Qué
el hermano tal dijo algo del hermano tal?... Bueno, el que dijo, en lugar de
decirlo debe investigarse a sí mismo; mirar esa parte oculta de sí mismo, esa
parte que no se ve, a ver porque lo dijo, o por qué censuró al prójimo...
¿Que
la hermanita tal dijo algo de la otra hermanita zutana?.. Bueno, en lugar de
estar criticando esa hermanita a la otra hermanita, auto-explórese, para ver
esa parte de la “Luna” que no se ve, y a buen seguro que el error que está
viendo en la otra hermanita, lo carga en la parte oculta de sí misma, en la
parte que no se ve...
Si nosotros sabemos
aprovechar, precisamente, los propios defectos psicológicos de nuestros hermanos;
si en vez de estarlos criticando, los aprovechamos para el autodescubrimiento
de sí mismos, pues, tendremos, entonces, que este pequeño grupo es una “escuela”
maravillosa, extraordinaria.
Aquí está representada toda la
humanidad; en este pequeño grupo hay un “gimnasio” precioso, necesario para el
autodescubrimiento; lo que hay es que aprovecharlo.
Si este pequeño grupo fuera de
“Perfectos”, entonces no habría necesidad de que existiera este grupo, ¿para
qué? Si todos llegaron a la Perfección, ¿para que formar este grupo? Este grupo
existe porque no somos Perfectos, por eso existe; si fuéramos Perfectos, este
grupo no existiría.
Los errores de nosotros, los
errores de todos los hermanos, sumados entre sí, son los errores de la
humanidad. Aquí esta tipificada, ejemplarizada; esto es una muestra de lo que
es la humanidad; pues, aprovechemos esta muestra, aprovechemos esta “escuela”,
y en vez de censurar a nuestros hermanos, censurémonos así mismos; el error que
en otro hermano veamos, éste debe servirnos de ilustración para la Conciencia;
nos permitirá saber que nosotros cargamos ese error en la parte oculta que no
se ve...
¡Vean
ustedes cuán útil es una ESCUELA ESOTÉRICA, una ESCUELA DE REGENERACIÓN!
Ésta es una Escuela de
Regeneración; mas somos tontos cuando dejamos la “escuela”, cuando nos vamos
“de pinta” buscando una humanidad ideal ¿Dónde la van a encontrar? ¿En qué
parte del Cosmos? Imposible, ¿verdad?
Hay una HUMANIDAD DIVINA, sí,
pero no es la humanidad corriente, no; me refiero, en forma enfática, al
CÍRCULO CONSCIENTE DE LA HUMANIDAD SOLAR, a ese círculo que opera sobre los
CENTROS SUPERIORES DEL SER.
Ésa es la única Humanidad que
yo diría “ideal”. Pues, ¿cómo vamos a llamar “ideal” al hijo del vecino? ¿Cómo
aún, vamos a llamar “ideal” a Pedro, Juan, Diego, Chucho, Jacinto o José. Sin embargo,
todos somos necesarios.
Los errores del vecino pueden
servir muy bien para nosotros; podemos utilizarlos como indicación:
Si yo descubro que el hermano
fulano de tal, está lleno de envidia. Pues debo ser un poquito reflexivo...
¿Por qué estoy censurando la envidia del hermano fulano de tal? El hecho de que
esté censurando la envidia del hermano fulano de tal, indica que yo la tengo en
las profundidades de mi Conciencia, en esa parte que no se ve...
Ahora bien, hay que saber
quién es el que censura, quién es el “censurador”, cuál es el Yo de la Crítica.
Vale la pena que le hagamos la “autopsia”, que lo reduzcamos a polvareda
cósmica...
Hasta aquí esta platica, mis
queridos hermanos. Ahora si ustedes quieren preguntar. Pueden hacerlo con
entera libertad. ¡Habla M.!..
Discípulo. Maestro, respecto a
lo que hablo ayer de los personajes gorgónicos, ¿nos quiere usted aclarar?
Maestro. ¿Cómo? ¡Explícalo!
D. A las Gorgonas...
M. Las Gorgonas... ¿Qué
quieres saber de las Gorgonas? No habló acaso sobre ellas Virgilio, el poeta de
Mantua, en la “Eneida”. No habló acaso de las Gorgonas, el Dante Alighieri en
la “Divina Comedia”. ¿Qué quieres saber tu sobre las Gorgonas?...
D. ¿Qué son lo que son en sí
mismas?
M. ¿Cómo?
D. ¿Qué son lo que son en sí
mismas?
M. Las Gorgonas, con sus
venenos gorgónicos, no son otra cosa sino las TRES FURIAS que nos hablara
Virgilio en su “Eneida”. Allí están, sí, no lo niego (las Tres Furias, las Tres
Gorgonas), allí están, terribles...
En el Esoterismo Crístico
podríamos llamarlas, a la primera “JUDAS”, el DEMONIO DEL DESEO; a la segunda
podríamos llamarla “PILATOS”, el DEMONIO DE LA MENTE, y a la tercera podríamos llamarla
“CAIFÁS”, el DEMONIO DE LA MALA VOLUNTAD...
¿Qué
las decapitó quién, PERSEO con su Espada Flamígera? ¿Quién lo hizo? Ahora, lo
que importa es que cada uno de nosotros decapite a las Tres Gorgonas que lleva
dentro; ellas pertenecen, precisamente, a ese lado oculto de sí mismo, a ese
lado que no se ve... ¿Hay alguna otra pregunta, hermanos?...
D. Cuando usted mencionaba eso
del “código de moral”, se me ocurre que puede existir el peligro de que
convirtamos la Gnosis, a las Enseñanzas Gnósticas, en un código de moral. Si no
comprendemos la Enseñanza, si no vivimos de acuerdo a la enseñanza, puede
existir ese peligro, ¿no es cierto?
M. ¡Así es! Y
veo una marcadísima tendencia en todos los hermanos del Movimiento Gnóstico, a
escribir códigos morales; todos tienen la tendencia a que esos códigos sean
respetados, todos quieren establecer códigos morales en el Movimiento, a fin de
que los hermanos se ajusten a esos
códigos.
A la larga, esos códigos
resultan absurdos, rancios, torpes; se convierten, dijéramos, en botellas, entre
las cuales queda la Mente embotellada; entonces viene el fracaso en el trabajo
de la eliminación del Ego...
Sucede que, en este trabajo,
hay que hacer cosas que parecerían “inmorales”; tiene uno que salirse a veces de
ciertas normas, a las cuales todos ustedes están sujetos; sucede que cuando uno
cree que va muy bien, va muy
mal; y a veces, cuando los demás piensan que uno va mal internamente, El Camino
es así: “Hay mucha virtud en los malvados y hay mucha maldad en los
virtuosos”...
Hay peligros tremendos:
Cualquiera puede meterse por un callejón que cree es el correcto, y se aparta
del Real Camino y lo lleva al fracaso.
Así pues, ¿de qué sirven los
códigos morales? ¿De qué sirve la moral convencional de las gentes? Lo mejor es
que nosotros marchemos con los Principios de la Sabiduría, que debemos encontrar
dentro de nosotros mismos, aquí y ahora... ¿Alguna otra pregunta?...
D. Maestro, ¿tampoco tener los
Mandamientos?
M. Pues, cada cual debe
seguir, o no, tales o cuales Mandamientos... Las gentes tienen tantas cosas,
han inventado tantos dogmas a través de los siglos que, realmente, si uno se
pronunciara contra todas esas normas, a lo único que se expondría sería a ser
apedreado en la plaza pública.
En esto lo que sirve es el
DISCERNIMIENTO, la AUTOEXPLORACIÓN de sí mismo, la AUTOOBSERVACIÓN Psicológica;
conforme uno se vaya auto-observando, va viendo lo que tiene, y va procediendo
de acuerdo con lo que necesita, con lo que debe ser, con lo urgente.
De nada sirve que estemos
siguiendo códigos de moral convencional; más sirve, la Autoobservación de sí
mismos. Eso es lo que debe orientarnos... Y vernos, y vernos y seguirnos
viendo, y proyectar la Conciencia, una y otra vez sobre ese lado oculto de sí
mismos, sobre ese lado oculto que no se ve; eso es lo que sirve. Lo demás, lo
que digan los códices... ...A ver A...
D. Venerable Maestro, nosotros
que somos Instructores y que tenemos que apoyar la Sabiduría Gnóstica, por
ejemplo, a veces, utilizamos la Biblia, allí está el Sexto Mandamiento, “No
Fornicar”;
Noveno, “No Adulterar”, etc.,
que se conocen como la “Ley de Moisés”, entonces digamos, si no nos apoyáramos
allí, ¿con qué apoyaríamos sus obras? Nosotros estamos de acuerdo que los
códigos hay que apartarlos, pero esos Mandamientos, por ejemplo, en apoyo a
nuestros objetivos, ¿es plausible?
M. ¡De nada sirven todos esos
dogmas! Lo único que le sirve a uno en la vida es auto-observarse psicológicamente.
Bien sabemos que debemos nosotros transmutar nuestra Energía Creadora, no
porque se diga “No Fornicar”, sino, sencillamente, por Autoobservación
psicológica.
Uno comprende que si transmuta
su Energía Creadora, consigue desarrollar los Fuegos Espinales, consigue crear
los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, consigue transformarse y
convertirse en un Logos. Es cuestión de Conocimiento Maduro Directo, es
cuestión de Observación propia, etc.
Sobre el adulterio: ¡Es
repugnante, quién no lo dicho! Realmente el adulterio es horrible.
Pero, ¿qué es lo que se debe
entender por “adulterio”? No solamente existe el adulterio sexual, hay otra
clase de adulterios: Hay gentes que no adulteran sexualmente pero sí adulteran
Doctrinas; hay gentes que adultera la leche, le echa agua para dañar los
estómagos de los niños; hay gentes que adultera los frutos de la tierra (todos
esos que hacen injertos vegetales son adúlteros; están adulterando los frutos
de la tierra), etc.
Hay cosas en el camino ése, de
la Ética que sorprenden: No todos los casos que se han visto de hombres que se
van con otras mujeres o de mujeres que se van con otros hombres es adulterio.
Hay casos de Ley, casos del
Karma, que la gente no sabe. Porque la gente no sabe ni lo que es bueno ni lo
que es malo; no entienden esas cosas... ¿Qué va a saber el dormido? ¿Qué puede
saber el dormido sobre lo que bueno y lo que es malo?
No quiero decir que sea
recomendable que el esposo traicione a la esposa, porque eso es absurdo, es
adulterio; ni quiero decir que sea recomendable que una esposa traicione al
esposo, porque eso es un crimen, eso es adulterio. Pero no todos los casos son
adulterio, hay casos Kármicos tanto como para el uno como para el otro.
Mas, con esto que digo, podría
suceder que las gentes inmaduras dijesen bueno: “Yo me voy con aquella y dejo a
mi esposa porque es correcto, es cuestión del Karma”... Siempre existe la
tendencia, pues, a agarrar la Sabiduría y acomodársela a su modo, cada cual
quiere acomodarse la Doctrina a su modo para justificar sus delitos.
Son pocos los que saben ser
imparciales; siempre son parciales por naturaleza, por instinto.
De la parcialidad, lo único
que resulta es el error; de la parcialidad resulta la falta de consideración para
con el prójimo. Cuando uno es parcial, no sabe, dijéramos, relacionarse con los
demás, critica los errores de otro, pero no se le ocurre pensar que ese error
la carga adentro, en la parte aquella de sí mismo, esa parte que no se ve.
Hay que ser un poquito más
maduros: Salirnos de tantos códigos y de tantas morales; volvernos revolucionarios,
marchar por el camino de la Rebeldía Psicológica.
La mejor Ética es la de
aprenderse ver a sí mismo. Cuando uno se ve a sí mismo, sabe qué le falta y qué
le sobra, hace un inventario correcto.
Pero cuando uno no se auto-observa,
sino que se deja guiar por los códigos rancios de moral torpe, no sabe ni qué
le falta, ni sabe que le sobra; cree tener lo que no tiene, y lo que no cree
tener, eso tiene...
Pero la Autoobservación
psicológica es maravillosa, porque le permite a uno saber, qué le falta y qué
le sobra.
Necesitamos iluminar más el
fondo desconocido de sí mismos, porque, como les dije, hasta hora vivimos en
una pequeña fracción de sí mismos, en una pequeña parte de sí mismos, en un retrato
de sí mismos. No hemos aprendido, pues, a vernos verdaderamente, tal cual
somos... Necesitamos aprender a vernos mejor, ¿no?, a auto-observarnos...
D. Maestro, pero yo no me
refería a esos Mandamientos, sino a los Mandamientos que tiene la Gnosis, porque
yo los desconozco, es decir, como los Mandamientos que tiene, según el
Catecismo Católico, la Santa Madre Iglesia, que son: el primero, asistir a misa
los domingos y fiestas de guardar; el segundo, comulgar (como lo manda la
S.M.I); el tercero, ayunar (cuando lo manda también la S.M.I); el cuarto,
comulgar por Pascua Florida; el quinto, pagar diezmos y primicias a la S.M.I. y
así...
Yo pensaba que aquí también
había algunos Mandamientos por el estilo, los cuales los desconozco o no los
sé. A eso me refería yo.
M. Pues, pueden existir
algunos Mandamientos en la Gnosis; mas podría suceder también, que si esos
Mandamientos no son debidamente comprendidos se convirtieran en normas frías y fijas,
dentro de las cuales quedara embotellada la Mente, entonces vendría el
estancamiento. Hay que salirse de todo clase de Mandamientos y aprender a vernos
así mismos, tal cual somos.
Sólo por ese camino podemos
marchar, de verdad, hacia la Liberación Final. Se necesita tener buen Juicio,
buen sentido de Discernimiento, y no olvidar jamás, la Autoobservación
psicológica; aprender siempre a auto-observarnos; eso es lo mejor. ¿Alguna otra
pregunta, hermanos?...
Habla hermano...
D. Maestro, es que cuando uno
no comprende una cosa, entonces la convierte en un código de su propia
insuficiencia para comprender. Aquí nos puede ilustrar el caso de los
Evangelios, ¿no? Cuando los Judíos, en los Evangelios, criticaban a Jesús,
porque el curaba en Sábado, ¿no? Y si curaba los Sábados, y la Ley decía que
los Sábados había que descansar, entonces lo criticaban y decía que estaba haciendo
mal. Ellos lo vivían de acuerdo a la Ley, pero no la comprendían...
M. ¡Así es: Vivían de acuerdo
a la Ley pero no la comprendían! Hacia cosas Jesús que parecerían
“inmorales”:
¡Curar en día Sábado, cuando en día Sábado le estaba prohibido! Pero a él no le
interesaban los códigos, al Gran Maestro le interesaba el AMOR; curar al
enfermo el Sábado, el Lunes o el día que fuera, ¡pero curar!
Porque absurdo o injusto es
que, pudiendo curarse a un enfermo, no se le cure. Eso hubiera sido más
punible.
Desgraciadamente, las gentes
no saben ver el camino como se debe ver. Las gentes quieren que el Iniciado
marche de acuerdo con las normas establecidas. Si alguien viola las normas, ese
alguien es mal calificado; así son las gentes... Por tal motivo, las gentes,
permanecen petrificadas en el tiempo...
SAMAEL AUN WEOR
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