Es necesario aprender a no forjarse problemas en la vida; es preferible, más bien, salir al campo, llevar una vida que esté en armonía con el infinito.
Los problemas no son más que
formas mentales, formas creadas por la mente. ¿Qué es un problema? Es una forma
mental con dos polos: uno positivo y otro negativo. Esas formas son sostenidas
por la mente y dejan de existir cuando la mente deja de sostenerlas.
¿Qué
es lo que debemos hacer nosotros?, ¿resolver problemas? ¡No, no es eso lo que
se necesita! ¿Entonces qué? Lo que se necesita es disolverlos. ¿Cómo se
disuelven? Sencillamente, olvidándolos... Cuando alguno esté con una
preocupación, salga un poco al campo y procure ponerse en armonía con todas las
cosas, con todo lo que es, con todo lo que ha sido y con todo lo que será.
Olvidar problemas, es básico. Ustedes me dirán que "es imposible olvidar
los problemas", pero sí es posible. Cuando uno quiera olvidarlos, lo único
que tiene que hacer es poner a trabajar cualquier otro centro de la máquina
orgánica.
Recuerden ustedes que el
organismo humano tiene cinco centros o cilindros muy importantes: primero, el
Centro Intelectual, situado en el cerebro; segundo, el Centro Emocional, que
está ubicado, naturalmente, en el plexo solar y centros nerviosos
"simpáticos"; el tercero, el Centro Motor, se encuentra en la parte
superior de la espina dorsal; el cuarto, el Centro Instintivo, se encuentra en
la parte inferior de la espina dorsal, y el quinto, el Centro Sexual,
obviamente, se encuentra en el sexo. Estos cinco centros son básicos e
indispensables, y hay que aprender a manejarlos.
Sinteticemos un poco: pensemos
únicamente en el Centro Intelectual, o sea en el hombre meramente intelectual;
pensemos en el hombre emocional y pensemos también en el hombre
Motor-Instintivo-Sexual. Así, sintetizando, creo que nos vamos a entender,
¿verdad? Ahora, en cuanto al hombre intelectual, él es el que crea los
problemas de todo tipo. Si ustedes tienen problemas, ya dije que se resuelven
olvidándolos, que lo importante no es resolverlos al fin y al cabo, sino
disolverlos, y para eso hay que olvidarlos.
Entonces, ¿cómo proceder?
Poniendo a trabajar el Centro Emocional. Eso es lo interesante, porque entonces
el Centro Intelectual descansa y así olvidamos el problema. Y si queremos
trabajar con cualquier otro centro, pondríamos a funcionar el Centro
Instintivo-motor, mas ya esto sería diferente.
Aquí, en este Bosque de
Xochimilco, hemos puesto a trabajar al Centro Emocional y al Instintivo-
motor. Al Emocional lo hemos
puesto a trabajar mediante el intercambio de impresiones, de alegrías; y el
Instintivo-motor lo hemos puesto a trabajar montando a caballo, yendo y
viniendo por este bosque que es tan hermoso... Pues bien, les estoy dando a
ustedes la clave para disolver los problemas, y esto es muy importante,
¿verdad?
Si ustedes me arguyeran que
así no se puede resolver por ejemplo, el pago de una letra, impedir que nos
"corran" de la casa por no pagar el alquiler o el pago de una deuda,
etc., yo les diría que los hechos son hechos y ellos andan por sí solos; pero
que el problema es algo diferente.
El problema es algo que la
mente crea; cuando uno lo disuelve, el problema para uno deja de existir.
Las gentes tienen miedo de
resolver un problema, tienen miedo de olvidarlo, y eso es muy grave. Piensan,
por ejemplo: "Si no pago el alquiler de la casa, me corren, tengo que
salir de ella y ¿a dónde voy?" (he ahí el temor).
Primero que todo, uno tiene que aprender a no temer; eso es lo más importante:
no temer. Cuando termina el temor, la vida le reserva a uno muchas sorpresas agradables.
A veces lo que parecía insoluble, se vuelve soluble; lo que parecía un problema
demasiado difícil, resulta más fácil que tomarse un vaso con agua. De manera
que, la preocupación saldría sobrando, ¿verdad? La preocupación daña la mente,
la preocupación la crea la mente embotellada en el problema. Es claro que el
problema (con sus dos polos, positivo y negativo), que no es más que una forma
mental, hace conflicto allá adentro y entonces viene la preocupación, que daña a
la mente y daña al cerebro también.
Aprender a vivir de instante
en instante, de momento en momento, es lo que yo les recomiendo;
aprender a vivir sin
preocupaciones de ninguna especie, sin formarse problemas. Cuando uno aprende a
vivir de segundo en segundo, de instante en instante, sin proyectarse hacia el
futuro y sin las cargas dolorosas del pasado, ve la vida desde otro ángulo, la
ve en forma diferente, la ve muy distinta. Hagan ustedes el ensayo, se los
aconsejo...
Se me ha ocurrido platicarles
a ustedes de esto, en este bosque de Xochimilco, debido a que veo mucha gente
contenta; unos van y otros vienen, montando a caballo bajo todas estas
arboledas.
Viene la pobre gente huyéndole
a los problemas que verdaderamente se crean ellas mismas.
Pero, por más que huyan, si no
los olvidan, los problemas continuarán existiendo.
Así, pues, ese es el consejo
que les doy: nunca sientan ustedes temor por nada. Ahora, no quiero con esto
decirles que no haya que hacer algo, que no se debe trabajar, que no haya
necesidad de conseguir dinero para la subsistencia o para pagar las deudas,
etc. Todo eso hay que hacerlo, pero sin crearse problemas en la mente. Aprendan
ustedes a manejar los tres cerebros (el Intelectual, el Emocional y el Motor) y
verán cómo cambian. Si hay preocupación emocional, cambien de centro: pongan a
trabajar el Cerebro Instintivo-motor, salgan a pasear, monten a caballo,
caminen aunque sea, pero hagan algo distinto y verán ustedes que la vitalidad
no se les agotará, el cuerpo físico se les rejuvenecerá maravillosamente, etc.
Ése, pues, es el consejo que les doy...
Allá por el Asia, hay un
monasterio budista muy interesante. Allí los monjes viven 400 ó 500 porque
saben manejar el Cerebro Intelectual, el Cerebro Emocional y el Cerebro Motor.
Cuando se
cansan del Cerebro Intelectual
utilizan el Emocional; cuando se cansan del Emocional, utilizan el Cerebro
Motor, y en esa forma ellos mantienen la energía, no agotan sus
"valores" vitales.
Hay quienes creen que cuando
uno viene al mundo, es porque ha debido nacer en esa fecha y hora determinada
(bueno, en eso no tengo nada que discutir), pero además piensan que uno tiene
que morir en determinada fecha
y a determinada edad y eso sí es algo discutible. Lo que sucede es
que los Señores del Karma le
entregan a uno determinado capital de "valores" vitales que son depositados
en los cerebros Intelectual, Emocional y Motor. Si uno agota cualquiera de
ellos, muere muy rápido, pero si uno conserva sus "valores", puede
vivir hasta la edad de 90 ó 100 años y aún más. De manera que, lo que hay que
hacer es aprender a manejar los tres cerebros. ¿Entendido?
Comprendan por qué les hablo
del hombre Intelectual, del hombre Emocional y del hombre Instintivo- motor.
Aprendan, pues, a manejar sus
tres cerebros con perfecto equilibrio y verán ustedes que pueden conservar sus
"valores" vitales y vivir una larga vida. Esto es semejante al hombre
que sale a viajar con determinada cantidad de dinero. Si despilfarra el dinero
no llegará al final del viaje, pero si lo conserva, no sólo llega al final del
viaje, sino que además tiene con qué pagar un magnífico hotel y regresar
tranquilo a su casa. Así que, repito, aprendan ustedes a manejar sus tres
cerebros.
¿Me
han entendido?...
Uno siempre va muriendo por
partes. Fíjense ustedes que F. D. Roosevelt, por ejemplo, empezó a morir cuando
contrajo la parálisis, es decir, la parálisis de su Cerebro Motor fue el
comienzo que produjo a la larga su muerte. Y en cuanto a otros, hay quienes
mueren a causa del Cerebro Intelectual: abusan tanto del intelecto, tienen
tantas preocupaciones, que agotan los "valores" que están en ese
cerebro, y por allí comienzan, hasta que al fin mueren. También hay otros, como
los artistas de la pantalla, que abusan del Cerebro Emocional. Por allí
comienzan, hasta que al fin se les afecta el corazón y mueren.
Así es la humanidad. Ustedes
no sigan por ese camino. Aprendan a manejar sus tres cerebros con perfecto
equilibrio, no despilfarren los "valores" vitales y llegarán a la
ancianidad.
SAMAEL AUN WEOR.
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