miércoles, 15 de abril de 2015

PSICOLOGÍA REVOLUCIONARÍA cap xvii y cap xviii


CAPÍTULO XVII

CRIATURAS MECÁNICAS


De ninguna manera podríamos negar la Ley de Recurrencia procesándose en cada momento de nuestra vida.

Ciertamente en cada día de nuestra existencia, existe repetición de eventos, estados de conciencia, palabra, deseos, pensamientos, voliciones, etc.

Es obvio que cuando uno no se auto-observa, no puede darse cuenta de esta incesante repetición diaria.

Resulta evidente que quien no siente interés alguno por observarse a sí mismo, tampoco desea trabajar para lograr una verdadera transformación radical.

Para colmo de los colmos hay gentes que quieren transformarse sin trabajar sobre sí mismos.

No negamos el hecho de que cada cual tiene derecho a la real felicidad del espíritu, más también es cierto, que la felicidad sería algo más que imposible si no trabajamos sobre sí mismos.


Uno puede cambiar íntimamente, cuando de verdad consigue modificar sus reacciones ante los diversos hechos que le sobrevienen diariamente.

Empero no podríamos modificar nuestra forma de reaccionar ante los hechos de la vida práctica, sino trabajáramos seriamente sobre sí mismos.

Necesitamos cambiar nuestra manera de pensar, ser menos negligentes, volvemos mas serios y tomar la vida en forma diferente, en su sentido real y practico.

Empero, si continuamos así tal como estamos, comportándonos en la misma forma todos los días, repitiendo los mismos errores, con la misma negligencia de siempre, cualquier posibilidad de cambio quedará de hecho eliminada.

Si uno de verdad quiere llegar a conocerse a sí mismo, debe empezar por observar su propia conducta, ante los sucesos de cualquier día de la vida.

No queremos decir con esto que no deba uno observarse a sí mismo diariamente, sólo queremos afirmar que se debe empezar por observar un primer día.

En todo debe haber un comienzo, y empezar por observar nuestra conducta en cualquier día de nuestra vida, es un buen comienzo.

Observar nuestras reacciones mecánicas ante todos esos pequeños detalles de alcoba, hogar, comedor, casa, calle, trabajo, etc., etc., etc., lo que uno dice, siente y piensa, es ciertamente lo más indicado.

Lo importante es ver luego como o de que manera puede uno cambiar esas reacciones; empero, si creemos que somos buenas personas, que nunca nos comportamos en forma inconsciente y equivocada, nunca cambiaremos.

Ante todo necesitamos comprender que somos personas-máquinas, simples marionetas controladas por agentes secretos, por Yoes ocultos.

Dentro de nuestra persona viven muchas personas, nunca somos idénticos; a veces se manifiesta en nosotros una persona mezquina, otras veces una persona irritable, en cualquier otro instante una persona espléndida, benevolente, mas tarde una persona escandalosa o calumniadora, después un santo, luego un embustero, etc.

Tenemos gente de toda clase dentro de cada uno de nosotros, Yoes de toda especie. Nuestra personalidad no es mas que una marioneta, un muñeco parlante, algo mecánico.

Empecemos por comportamos conscientemente durante una pequeña parte del día; necesitamos dejar de ser simples máquinas aunque sea durante por breves minutos diarios, esto influirá decisivamente sobre nuestra existencia.

Cuando nos Auto-Observamos y no hacemos lo que tal o cual Yo quiere, es claro que empezamos a dejar de ser máquinas.

Un sólo momento, en que se está bastante consciente, como para dejar de ser máquina, si se hace voluntariamente, suele modificar radicalmente muchas circunstancias desagradables.

Desgraciadamente vivimos diariamente una vida mecanicista, rutinaria, absurda. Repetimos sucesos, nuestros hábitos son los mismos, nunca hemos querido modificarlos, son el carril mecánico por donde circula el tren de nuestra miserable existencia, empero, pensamos de nosotros lo mejor...

Por donde quiera abundan los "MITÓMANOS", los que se creen Dioses; criaturas mecánicas, rutinarias, personajes del lodo de la tierra, míseros muñecos movidos por diversos Yoes; gentes así no trabajarán sobre sí mismos...


CAPÍTULO XVIII

EL PAN SUPERSUBSTANCIAL


Si observamos cuidadosamente cualquier día de nuestra vida, veremos que ciertamente no sabemos vivir conscientemente.

Nuestra vida parece un tren en marcha, moviéndose en los carriles fijos de los hábitos mecánicos, rígidos, de una existencia vana y superficial.

Lo curioso del caso es que jamás se nos ocurre modificar los hábitos, parece que no nos cansamos de estar remitiendo siempre lo mismo.

Los hábitos nos tiene petrificados, más pensamos que somos libres; somos espantosamente feos pero nos creemos Apolos...

Somos gente mecánica, motivo más que suficiente como para carecer de todo sentimiento verdadero de lo que se está haciendo en la vida.

Nos movemos diariamente dentro del viejo carril de nuestros hábitos anticuados y absurdos y así es claro que no tenemos una verdadera vida; en vez de vivir, vegetamos miserablemente, y no recibimos nuevas impresiones.

Si una persona iniciara su día conscientemente, es ostensible que tal día sería muy distinto a los otros días.

Cuando uno toma la totalidad de su vida, como el mismo día que está viviendo, cuando no deja para mañana lo que se debe hacer hoy mismo, llega realmente a conocer lo que significa trabajar sobre sí mismo.

Jamás un día carece de importancia; si en verdad queremos transformarnos radicalmente, debemos vernos, observarnos y comprendernos diariamente.

Sin embargo, las gentes no quieren verse a sí mismas, algunos teniendo ganas de trabajar sobre sí mismos, justifican su negligencia con frases como la siguiente: "El trabajo en la oficina no permite trabajar sobre sí mismo". Palabras estas sin sentido, huecas, vanas, absurdas, que sólo sirven para justificar la indolencia, la pereza, la falta de amor por la Gran Causa.

Gentes así, aunque tengan muchas inquietudes espirituales, es obvio que no cambiarán nunca.

Observarnos a sí mismos es urgente, inaplazable, impostergable. La Auto-Observación íntima es fundamental para el cambio verdadero.

¿Cuál es su estado psicológico al levantarse?, ¿Cuál es su estado de ánimo durante el desayuno?, ¿Estuvo impaciente con el mesero?, ¿Con la esposa?, ¿Por qué estuvo impaciente?, ¿Qué es lo que siempre le trastorna?, etc.

Fumar o comer menos no es todo el cambio, más si indica cierto avance. Bien sabemos que el vicio y la glotonería son inhumanos y bestiales.

No está bien que alguien dedicado al Camino Secreto, tenga un cuerpo físico, excesivamente gordo y con un vientre abultado y fuera de toda euritmia de perfección. Eso indicaría glotonería, gula y hasta pereza.

La vida cotidiana, la profesión, el empleo, aunque vitales para la existencia, constituyen el sueño de la conciencia.

Saber que la vida es sueño no significa haberlo comprendido. La comprensión viene con la auto-observación y el trabajo intenso sobre sí mismo.

Para trabajar sobre sí, es indispensable trabajar sobre su vida diaria, hoy mismo, y entonces se comprenderá lo que significa aquella frase de la Oración del Señor: "Dadnos el Pan nuestro de cada día".

La frase "Cada Día", significa el "Pan supersubstancial" en griego o el "Pan de lo Alto".

La Gnosis da ese Pan de Vida en el doble sentido de ideas y fuerzas que nos permiten desintegrar errores psicológicos.

Cada vez que reducimos a polvareda cósmica tal o cual 'Yo", ganamos experiencia psicológica, comemos el "Pan de la Sabiduría", recibimos un nuevo conocimiento.

La Gnosis nos ofrece el "Pan Supersubstancial", el "Pan de la Sabiduría", y nos señala con precisión la nueva vida que comienza en uno mismo, dentro de uno mismo, aquí y ahora.

Ahora, bien, nadie puede alterar su vida o cambiar cosa alguna relacionada con las reacciones mecánicas de la existencia, a menos que cuente con la ayuda de nuevas ideas y reciba auxilio Divinal.

La Gnosis da esas nuevas ideas y enseña el "modus operandi" mediante el cual puede uno ser asistido por Fuerzas Superiores a la mente.

Necesitamos preparar los centros inferiores de nuestro organismo para recibir las ideas y fuerza que vienen de los centros Superiores.

En el trabajo sobre sí mismo no existe nada despreciable. Cualquier pensamiento por insignificante que sea, merece ser observado. Cualquier emoción negativa, reacción, etc., debe ser observada.

 V.M. SAMAEL AUN WEOR.

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