Está
bastante destruida, por lo que es un poco difícil de estudiar.
Rostro, humano.
Orejas, con grandes
pendientes como aretes, indican la necesidad de saber escuchar, de poner
atención a la Sabiduría.
A los lados se ven
perfectamente simbolizadas las dos fuerzas, positiva y negativa, el mercurio y
el azufre de los grandes filósofos. Las rayas transversales nos indican ese
mercurio de los sabios.
El mercurio asume la
forma de páginas u hojas de libro en la parte interna. El mercurio no es más
que el alma metálica del esperma sagrado y se organiza esotéricamente en forma
de láminas u hojas de libro, eso lo puede ver cualquier persona que tenga el
Ojo de Dangma abierto; se ve así, en forma de láminas.
En las antiguas piedras,
tanto del Norte como del Sur, del Este como del Oeste, se le representa así.
Quienes conocemos esto y hemos oído hablar del libro, por ejemplo, del libro de
figuras de Nicolás Flamel, no encontramos otra representación del mercurio y
del azufre en su forma positiva y negativa.
Las líneas transversales
nos indican que el mercurio y el azufre han sido transmutados, así aparecen en
los distintos libros sagrados también.
Todos los pueblos de la
Tierra conocieron la alquimia y la kábala. Nicolás Flamel habló de la alquimia
y no es una excepción en los mayas.
Los principios de todos
los metales son la sal, el azufre y el mercurio.
El mercurio solo, o el
azufre o la sal sola, no podrían dar origen a los metales, pero unidos dan
origen a los diversos metales minerales. Es pues lógico que nuestra piedra
filosofal deba tener inevitablemente estos tres principios.
EL fuego es el azufre de
la alquimia.
El mercurio es el
espíritu de la alquimia.
La sal es la maestría de
la alquimia Para elaborar el elixir
rojo y el elixir blanco necesitamos, inevitablemente, de una substancia donde
la sal, el azufre y el mercurio estén puros y perfectos, porque la impureza y
la imperfección se vuelve a encontrar en el compuesto. Empero, como a los
metales no se les puede agregar sino substancias extraídas de ellos mismos, es
lógico que ninguna substancia extraída puede servirnos. Por lo tanto, dentro de
nosotros mismos tiene que encontrarse la materia prima para la Gran Obra.
Nosotros perfeccionamos
esa substancia según el arte y es el fuego sagrado de nuestro laboratorio
orgánico. Esta substancia semisólida, semilíquida, tiene un mercurio puro,
claro, blanco y rojo, y un azufre semejante. Además, posee dos clases de sales,
una fija y una volátil. Esta materia prima de la Gran Obra no es otra cosa que
el semen de nuestras glándulas sexuales.
Con nuestra ciencia y
mediante el fuego transformamos esta maravillosa substancia, para que al final
de la obra sea millones de veces más perfecta. Así elaboramos los elixires
blanco y rojo.
Arnoldo de Villanueva,
Raimundo Lulio, Alberto el Grande y muchos otros alquimistas, denominan
mercurio al esperma sagrado. Solamente hay una sola materia que sirve de
fundamento a la Gran Obra: el esperma sagrado, llamado mercurio por los grandes
alquimistas.
Cada cosa se descompone
en sus elementos propios. Con la ayuda del calor se puede descomponer el hielo
en agua, porque el agua es el elemento del hielo.
Todos los metales de la
tierra pueden ser descompuestos en mercurio, porque es la materia prima de
todos los metales.
El hombre puede descomponerse
en semen, porque es el elemento de donde salió.
Antes de poder
transmutar los metales hay que reducirlos a la materia prima. Así, el hombre,
antes de redimirse de los pecados y entrar en el reino de los cielos, hay
primero que reducirlo a la materia prima, para luego transmutarlo en el hombre
celestial del que nos habla San Pablo.
Cambia la naturaleza y
hallarás lo que buscas.
El semen se transforma
en espíritu y el espíritu se seminiza.
El Divino Maestro, al
abrir el camino de la iniciación, la primera enseñanza que nos dio fue de
alquimia sexual. Cristo transmutó el agua en vino en las bodas de Caná.
Necesario es transmutar
el agua en vino para realizarnos a fondo como Maestros del Mahámanvantara.
El mercurio es un licor
espiritual, áureo y raro.
El mercurio es el águila
voladora de la filosofía.
El mercurio es nuestro
caos.
El mercurio es nuestro
semen.
Esta estela es muy
diciente, es un libro de alquimia completo, maravilloso, único.
SAMAEL AUN WEOR
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