Los múltiples elementos subjetivos que
constituyen el ego tienen raíces causales.
Los yoes causas están vinculados a las
leyes de Causa y Efecto. Obviamente no puede existir causa sin efecto, ni
efecto sin causa; esto es incuestionable, indubitable.
Sería inconcebible la eliminación de los
diversos elementos inhumanos que en nuestro interior cargamos sino elimináramos
radicalmente las causas intrínsecas de nuestros defectos psicológicos.
Obviamente los yoes causas se hallan
íntimamente asociados a determinadas deudas Kármicas.
Solo el arrepentimiento más profundo y los
respectivos negocios con los señores de la ley, pueden darnos la dicha de
lograr la desintegración de todos esos elementos causales que en una u otra
forma pueden conducirnos a la eliminación definitiva de los elementos
indeseables.
Las causas intrínsecas de nuestros
errores, ciertamente pueden ser erradicadas de sí mismos gracias a los
eficientes trabajos del Cristo Intimo.
Obviamente los yoes causas suelen tener
complejidades espantosamente difíciles.
Ejemplo: Un estudiante esoterista podría
ser defraudado por su instructor y en secuencia tal neófito se tornaría
escéptico. En este caso concreto el yo causa que originara tal error, solo
podría desintegrarse mediante el supremo arrepentimiento íntimo y con
negociaciones esotéricas muy especiales.
El Cristo íntimo dentro de nosotros mismos
trabaja intensivamente eliminando a base de trabajos concientes y padecimientos
voluntarios todas esas causas secretas de nuestros errores.
El señor de perfecciones debe vivir en
nuestras intimas profundidades todo el drama cósmico.
Uno se asombra al contemplar en el mundo
causal todas las torturas por las que pasa el Señor de Perfecciones.
En el mundo causal El Cristo secreto pasa
por todas las amarguras indecibles de su Vía crucis.
Indubitablemente Pilatos se lava las manos
y se justifica pero al fin condena el adorable a la muerte de cruz.
Resulta extraordinario para el iniciado
vidente el ascenso al calvario.
Indubitablemente la conciencia solar
integrada con el Cristo Intimo, crucificada en la cruz majestuosa del calvario,
pronuncia frases terribles que a los seres humanos no les es dable comprender.
La frase final (Padre mío en tus manos
encomiendo mi espíritu), va seguida da rayos y truenos y grandes cataclismos.
Posteriormente el Cristo íntimo después de
la desclavación es depositado en su Santo Sepulcro.
Mediante
la muerte el Cristo íntimo mata a la muerte. Mucho más tarde en el tiempo el
Cristo íntimo debe resucitar en nosotros.
Incuestionablemente la resurrección
Crística viene a transformarnos radicalmente.
Cualquier Maestro Resurrecto posee poderes
extraordinarios sobre el fuego, el aire, las aguas y la tierra.
Indubitablemente los Maestros Resurrectos
adquieren la inmortalidad, no solamente psicológica sino también corporal.
Jesús El Gran Kabir todavía vive con el
mismo cuerpo físico que tuvo en la tierra Santa; El Conde San Germán que
transmutaba el plomo en oro y hacía diamantes de la mejor calidad durante los
siglos XV, XVI, XVII, XVIII, etc., aún vive todavía.
El enigmático y poderoso Conde Cagliostro
que tanto asombrara a Europa con sus poderes durante los siglos XVI, XVII y
XVIII es un Maestro Resurrecto y todavía conserva su mismo cuerpo físico.
Un Código de Anahuac ha dicho: "Los
Dioses crearon a los hombres de madera y después de haberlos creado los
fusionaron con la divinidad"; más luego añade: "No todos los hombres
logran integrarse con la divinidad".
Incuestionablemente lo primero que se
necesita es crear al hombre antes de poder integrarlo con lo real.
El animal intelectual equivocadamente
llamado hombre en modo alguno es el hombre.
Si nosotros comparamos al hombre con el
animal intelectual, podremos entonces verificar por sí mismos el hecho concreto
de que el animal intelectual aunque físicamente se parezca al hombre,
psicológicamente es absolutamente distinto.
Desafortunadamente todos piensan erróneamente,
suponen ser hombres, se califican de tales.
Siempre hemos creído que el hombre es el
rey de la creación; el animal intelectual hasta la fecha presente no ha
demostrado ser siquiera rey de sí mismo; si no es rey sus propios procesos,
psicológicos, si no puede dirigirlos a voluntad, mucho menos podrá gobernar la
naturaleza.
En modo alguno podríamos aceptar al hombre
convertido en esclavo, incapaz de gobernarse a sí mismo y convertido en juguete
de las fuerzas bestiales de la naturaleza.
O se es rey del universo o no se es; en el
último de estos casos incuestionablemente queda demostrado el hecho concreto de
no haber llegado todavía al estado de hombre.
Dentro de las glándulas sexuales del
animal intelectual el sol ha depositado los gérmenes para el hombre.
Obviamente tales gérmenes pueden
desarrollarse o perderse definitivamente.
Si queremos que tales gérmenes se
desarrollen, se hace indispensable cooperar con el esfuerzo que el sol está
haciendo para crear hombres.
El hombre legítimo debe trabajar
intensivamente con el propósito evidente de eliminar de sí mismo los elementos
indeseables que en nuestro interior cargamos.
Si el hombre real no eliminara de sí mismo
tales elementos, fracasaría lamentablemente; se convertiría en un aborto de la
Madre Cósmica, en un fracaso.
El hombre que verdaderamente trabaje sobre
sí mismo con el propósito de despertar conciencia, podrá integrarse con lo
divinal.
Ostensiblemente el hombre solar integrado
con la divinidad, se convierte de hecho y por derecho propio en SUPER-HOMBRE.
No es tan fácil llegar al SUPER-HOMBRE.
Indubitablemente el camino que conduce al SUPER-HOMBRE está más allá del bien y
del mal.
Una cosa es buena cuando nos conviene y
mala cuando no nos conviene. Entre las cadencias del verso también se esconde
el delito. Hay mucha virtud en el malvado y mucha maldad en el virtuoso.
El camino que conduce al SUPER-HOMBRE es
la Senda del Filo de la Navaja; esta senda está llena de peligros dentro y por
fuera.
El mal es peligroso, el bien también es peligroso;
el espantoso camino está más allá del bien y del mal, es terriblemente cruel.
Cualquier código de moral puede detenernos
en la marcha hacia el SUPER-HOMBRE. El apego a tales o cuales ayeres, a tales o
cuales escenas puede detenernos en el camino que llega hasta el SUPER-HOMBRE.
Las normas, los procedimientos, por muy
sabios que sean, si se encuentran enfrascados en tal o cual fanatismo, en tal o
cual prejuicio, en tal o cual concepto puede obstaculizarnos en el avance hacia
el SUPER-HOMBRE.
El SUPER-HOMBRE conoce lo bueno de lo malo
y lo malo de lo bueno; empuña la espada de la justicia cósmica y está más allá
del bien y del mal.
El SUPER-HOMBRE habiendo liquidado en sí
mismo todos los valores buenos y malos, se ha convertido en algo que nadie
entiende, es el rayo, es la llama del espíritu universal de vida
resplandeciendo en el rostro de un Moisés.
En cada tienda del camino algún anacoreta
ofrece sus dádivas al SUPER-HOMBRE más éste continúa su camino mas allá de las
buenas intenciones de los anacoretas.
Lo que dijeron las gentes bajo el pórtico
sagrado de los templos tiene mucha belleza, pero el SUPER-HOMBRE está más allá
de los dichos piadosos de las gentes.
El SUPER-HOMBRE es el rayo y su palabra es
el trueno que desintegra a los poderes del bien y del mal.
El SUPER-HOMBRE resplandece en las
tinieblas, más las tinieblas odian al SUPER-HOMBRE.
Las multitudes califican al SUPER-HOMBRE
de perverso por el hecho mismo de que no cabe dentro de los dogmas
indiscutibles, ni dentro de las frases piadosas, ni dentro de la sana moral de
los hombres serios.
Las gentes aborrecen al SUPER-HOMBRE y le
crucifican entre criminales porque no lo entienden, porque lo prejuzgan,
mirándolo a través del lente psicológico de lo que se cree santo aunque sea
malvado.
El SUPER-HOMBRE es como la centella que
cae sobre los perversos o como el brillo de algo que no se entiende y que se
pierde después en el misterio.
El SUPER-HOMBRE ni es santo ni es
perverso, está más allá de la santidad y de la perversidad; más las gentes le
califican de santo o de perverso.
El SUPER-HOMBRE brilla por un momento
entre las tinieblas de este mundo y luego desaparece para siempre.
Dentro del SUPER-HOMBRE resplandece
abrasadoramente el Cristo Rojo. El Cristo revolucionario, el Señor de la Gran
Rebelión.
CAPÍTULO XXIX
EL SANTO GRIAL
El Santo Grial resplandece en la noche
profunda de todas las edades. Los Caballeros de la Edad Media en la época de
las Cruzadas buscaron inútilmente el Santo Grial en la tierra Santa más no le
hallaron.
Cuando Abraham el Profeta volvía de la
guerra contra los reyes de Sodoma y de Gomorra, dicen que encontró a
Melquisedec el Genio de la Tierra. Ciertamente ese Gran Ser vivía en una
fortaleza ubicada exactamente en aquel lugar donde más tarde se edificó a Jerusalem,
la ciudad querida de los Profetas.
Dice la leyenda de los siglos y esto lo
saben los divinos y los humanos, que Abraham celebró la Unción Gnóstica con el
compartimiento del pan y del vino en presencia de Melquisedec.
No está demás afirmar que entonces Abraham
entregó a Melquisedec los diezmos y primicias tal como está escrito en el Libro
de la Ley.
Abraham recibió de manos de Melquisedec el
Santo Grial; mucho más tarde en el tiempo esta copa fue a dar en el templo de
Jerusalem.
No hay duda de que la Reina de Saba sirvió
de mediadora para este hecho. Ella se presentó ante Salomón Rey con el Santo
Grial y después de someterle a rigurosas pruebas le hizo entrega de tan
preciada joya.
El Gran Kabir Jesús bebió en esa copa en
la ceremonia sagrada de la última cena tal como está escrito en los Cuatro
Evangelios.
José de Arimatea llenó el Cáliz con la
sangre que manaba de las heridas del Adorable en el Monte de las Calaveras.
Cuando la policía Romana allanó la morada
del citado Senador no halló esta preciosa joya.
El Senador Romano no solo escondió la tan
preciosa joya sino que, además, junto con ella guardó bajo tierra la lanza de
Longibus con la cual el centurión Romano hiriera el costado del Señor.
José de Arimatea fue encerrado en una
horrible prisión por no haber querido entregar el Santo Grial.
Cuando el citado Senador salió de la
cárcel se marchó para Roma portando el Santo Grial.
Al llegar a Roma José de Arimatea encontró
la persecución de Nerón contra los Cristianos y se fue por las orillas del
Mediterráneo.
Una noche en sueños se te apareció un
ángel y le dijo: "Este cáliz tiene un gran poder porque en él se encuentra
la sangre del Redentor del Mundo." José de Arimatea obedeciendo órdenes
del ángel enterró tal cáliz en un templo ubicado en Montserrat, Cataluña,
España.
Con el tiempo tal cáliz se hizo invisible
junto con el templo y parte de la montaña.
El Santo Grial es el vaso de Hermes, la
copa de Salomón, la urna preciosa de todos los templos de misterios.
En el Arca de la alianza no faltaba nunca
el Santo Grial en la forma de la copa o gomor, dentro de la cual se hallaba
depositado el maná del desierto.
El Santo Grial categoriza en forma
enfática al YONI femenino, dentro de esta santa copa está el néctar de la
inmortalidad, el Soma de los místicos, la suprema bebida de los Dioses Santos.
El Cristo Rojo bebe del Santo Grial en la
hora suprema de la Cristificación, así está escrito en el Evangelio del Señor.
Nunca falta el Santo Grial en el altar del
templo. Obviamente el Sacerdote debe beber el vino de la luz en la Copa Santa.
Sería absurdo suponer un templo de
misterios dentro del cual faltara la bendita copa de todas las edades.
Esto viene a recordarnos a Ginebra La
Reina de los Jinas aquella que a Lanzarote escanciara el vino en las copas
delicias de SUFRA y de MANTI.
Los Dioses inmortales se alimentan con la
bebida contenida en la Copa Santa; aquellos que odian a la Bendita Copa,
blasfeman contra el espíritu santo.
El Súper-hombre debe alimentarse con el
néctar de la inmortalidad contenido en el cáliz divinal del templo.
Transmutación de la energía creadora es
fundamental cuando se quiere beber en el Vaso Santo.
El Cristo Rojo siempre revolucionario,
siempre rebelde, siempre heroico, siempre triunfante, brinda por los Dioses
bebiendo en el cáliz de oro.
Levantad bien vuestra copa y cuidad de
verter ni siquiera una gota del precioso vino.
Recordad que nuestro lema divisa es
THELEMA (voluntad).
Del fondo del cáliz -simbólica figura del
órgano sexual femenino-, brotan llamas que resplandecen en el rostro encendido
del Súper-Hombre.
Los Dioses inefables de todas las galaxias
beben siempre de la bebida de la inmortalidad en el cáliz eterno.
El frío lunar produce involuciones en el
tiempo; es necesario beber del vino sagrado de la luz en el vaso santo de la
Alquimia.
La púrpura de los reyes sagrados, la
corona real y el oro flamígero solo es para el Cristo Rojo.
El Señor del Rayo y del Trueno empuña en
su diestra el Santo Grial y bebe el vino de oro para alimentarse.
Quienes derraman el Vaso de Hermes durante
la cópula química, de hecho se convierten en criaturas infrahumanas del
sub-mundo.
Todo lo que aquí hemos escrito encuentra
plena documentación en mi libro titulado «El Matrimonio Perfecto».
El
texto precedente es copia íntegra de la primera edición Colombiana de 1975 del
libro del maestro Samael Aun Weor titulado La Gran Rebelión.
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