SAMAEL AUN WEOR
ADITANA YOGI
BUDDHA MAITREYA
KALKI AVATARA DE LA ERA DE ACUARIO
1961
INTRODUCCIÓN
En estos momentos espantosos y horribles de la
humanidad, la América Latina está Políticamente desorientada y necesita urgentemente
una orientación.
LA AMÉRICA LATINA es un bocado muy codiciado por los
dos monstruos del capitalismo y el comunismo.
Las dos bestias quieren tragarnos y nosotros no
debemos dejarnos tragar, necesitamos orientarnos para no sucumbir.
La Fundación del PARTIDO SOCIALISTA LATINOAMERICANO
fue de hecho una necesidad urgente.
En mi calidad de PRESIDENTE FUNDADOR del PARTIDO
SOCIALISTA CRISTIANO LATINOAMERICANO he escrito este libro para orientar la
opinión pública de toda la América Latina.
EL CAPITALISMO Y EL COMUNISMO se disputan en la
actualidad el dominio de la América Latina y ambos recurren en estos instantes
a la intensa propaganda, al falseamiento de los hechos, a las amenazas, a la
DIPLOMACIA, al engaño, a la astucia, a la aparente y desinteresada ayuda
económica con fines inconfesables, etc., etc., etc.
Hay momentos estelares de la humanidad y este es uno
de esos, estamos ante el dilema del ser o no ser de la filosofía, un solo paso
atrás y estamos perdidos.
Necesitamos de una verdadera transformación íntima si
es que realmente queremos cumplir con la sagrada misión que se nos ha
encomendado, cual es la de iniciar la Nueva Era.
Si los amos del Capital están creyendo que el porvenir
del Mundo será el Capitalismo, están totalmente equivocados
Si los tiranos del Kremlin suponen que el porvenir del
Mundo será el ABOMINABLE COMUNISMO, están de hecho totalmente equivocados.
El SOCIALISMO
CRISTIANO LATINOAMERICANO es de tipo completamente nuevo, no acepta la
violencia, está contra la Guerra, rechaza las revoluciones de sangre y
aguardiente.
Nuestra posición es absolutamente independiente. El
Partido Socialista Cristiano no tiene más armas que la INTELIGENCIA, y más
sistemas que el de la SABIDURÍA.
Nuestro movimiento es esencialmente Cristiano, y está
formado por hombres y mujeres de buena voluntad.
Habrá un “NOVUS ORDO SAECULORUM”, un nuevo orden en
los siglos, iniciado por la América Latina y el Socialismo Cristiano Latinoamericano.
La Nueva Cultura será sintética y la América Latina
con su Socialismo Cristiano esencialmente
Latinoamericano, cumplirá en el mundo una misión de síntesis.
Los carniceros del comunismo soviético han puesto una
base sólida en Cuba con el propósito de sovietizar la América, Castro Rus
quiere repetir en la América Latina los trágicos y sangrientos episodios de
Stalin, Lenin, y el carnicero de Hungría.
El momento en que vivimos es peligrosísimo, y si no
nos orientamos sabiamente estamos perdidos.
En este libro hemos analizado y reducido a polvo los
principios fundamentales de la dialéctica marxista.
Realmente la DIALÉCTICA MATERIALISTA no resiste un
análisis de fondo, es basura.
Si Carlos Marx logró infectar a Europa y Asia con su
sofistería barata, con nosotros si fracasó, porque la América Latina tiene otra
raza y gente.
A nosotros los latinoamericanos no pueden hacernos
comulgar con hostias soviéticas.
Carlos Marx logró deslumbrar a Europa con su
sofistería barata, pero a nosotros los Latinoamericanos no nos deslumbra porque
ya estamos maduros.
Somos libres y queremos vivir libres, sin dictaduras
de extrema derecha o de extrema izquierda, sin espías, sin campos de
concentración, sin nuevas Siberias.
Mi gran amigo, el ilustre señor Licenciado Don
Alejandro Salas y Linares, decía: que sólo demostrando la falsedad de la
Dialéctica Marxista, y tirando sobre el tapete de actualidad los principios
Fundamentales del GNOSTICISMO, podría de verdad iniciarse en el mundo de la
nueva era.
No andaba lejos de la verdad el distinguido político y
hombre de letras. El Socialismo
Cristiano está en este libro demostrándole a la humanidad la tremenda
falsedad de la Dialéctica MATERIALISTA.
Necesitamos crear la verdadera democracia, y esto sólo
es posible basado en cristianismo dinámico, de cristianismo dialéctico.
Marx contra el Cristo, empero Marx no sirve ni para
limpiarle el polvo de las sandalias al Cristo.
La dialéctica de Marx convence a los imbéciles, a los
castrados volitivos, a los tiranos de la extrema izquierda.
A nosotros los latinoamericanos no puede convencernos
la jerga marxista, ¡a otros con ese cuento!, Nosotros somos gente madura.
Nosotros vamos a los hechos, al grano, no nos gusta
vivir soñando con paraísos soviéticos.
Este libro es eminentemente práctico, esencialmente
ético y profundamente filosófico y científico.
Si se ríen del libro, si nos critican, si nos
insultan, ¿Qué importa a la ciencia y qué a nosotros?
El que ríe de lo que desconoce está en el camino de
ser idiota. Allá va este libro al campo de batalla como un león terrible, para
desenmascarar a los traidores y desconcertar a los tiranos ante el veredicto
solemne de la conciencia pública.
EL INDIVIDUO Y LA SOCIEDAD
El peligro comunista amenaza a la América Latina y por
doquier escuchamos lamentos de dolor.
Cuba la hermosa Isla del Caribe ha sido invadida por
las hordas bárbaras del marxismo brutalizante. Las cárceles de Cuba están
llenas de infelices. En estos instantes nuestra amada América está amenazada de
muerte por la avalancha arrolladora y brutal del abominable comunismo.
Ha llegado la hora de reflexionar seriamente sobre
nuestro propio destino. Las grandes potencias del mundo tienen puestos sus ojos
en nuestra querida tierra latinoamericana.
América es su bocado apetecido y todos quieren
saborearlo. América ha sufrido lo indecible y ama su libertad. América ha conquistado
su independencia en los campos de batalla, la independencia es algo que nos ha
costado mucha sangre.
No negamos que hay hambre en la América Latina;
ciertamente que la hay, pero no es con la violencia como podemos vencer al
Monstruo fatal del hambre y la miseria. No es entregándonos a las hordas
bárbaras del Marxismo Leninismo como podemos resolver el problema del hambre.
La violencia no resuelve nada. La violencia sólo puede conducirnos al fracaso.
Necesitamos paz, serenidad, reflexión, comprensión.
El problema del mundo es el problema del individuo.
Las Revoluciones de sangre y aguardiente no resuelven nada. Sólo mediante la
inteligencia resolveremos el problema del hambre y de la miseria, sólo mediante
la inteligencia podemos salvar a nuestra sagrada tierra. Sólo con la
inteligencia podemos vencer al monstruo del comunismo.
En estos instantes la América Latina está confundida y
desorientada, sabemos que el monstruo Marxista quiere tragarnos pero nosotros
no estamos dispuestos a llevar sobre nuestros cuerpos las cadenas de una nueva
esclavitud. Los indo-americanos somos libres y queremos conservar nuestra
libertad.
La sociedad humana es la extensión del individuo. Si
queremos realmente un cambio radical, si queremos un mundo mejor, un mundo sin hambre,
necesitamos cambiar individualmente, cambiar dentro de nosotros mismos, alterar
dentro de nuestra propia individualidad los abominables factores que producen
en el mundo hambre y miseria. Recordemos que la masa es una suma de individuos.
Si cada individuo cambia, la masa cambiará inevitablemente.
La sociedad es la extensión del individuo. Si el
individuo es codicioso, cruel, despiadado, egoísta, etc., así será la sociedad.
Es necesario ser sinceros con nosotros mismos, nosotros, cada uno de nosotros
es malo y por lo tanto y por lo tanto la sociedad tiene que ser mala
inevitablemente. Esto no lo puede resolver el monstruo comunista, esto sólo lo
puede resolver el individuo.
Es urgente acabar con el egoísmo, y cultivar el
Cristo-centrismo. Sólo así podemos hacer un mundo mejor, es indispensable
eliminar la codicia y la crueldad que cada uno lleva dentro, sólo así, sólo
cambiando el individuo cambiará la sociedad porque esta, sólo es la extensión
del individuo. Hay dolor, hay hambre, hay confusión pero nada de esto se puede
eliminar mediante los procedimientos absurdos de la violencia, quienes quieren
transformar el mundo basándose en revoluciones, de sangre y aguardiente o con
golpes de estado y fusilamientos, están totalmente equivocados, porque la violencia,
sólo engendra más violencia, y el odio más odio. Necesitamos paz, si es que
queremos resolver problemas, necesitamos paz si es que realmente queremos
salvar a AMÉRICA LATINA.
NO SE DESHACEN LAS TINIEBLAS A MANOTAZOS. SINO
TRAYENDO LA LUZ. TAMPOCO SE DESHACE EL ERROR COMBATIENDO CUERPO A CUERPO CON
ÉL, SINO DIFUNDIENDO LA VERDAD, SIN NECESIDAD DE ATACAR EL ERROR. TODO CUANTO
LA VERDAD AVANCE. TODO ESO EL ERROR HABRÁ DE RETROCEDER, NO HAY QUE RESISTIR AL
MAL SINO PRACTICAR INCONDICIONALMENTE EL BIEN Y ENSEÑAR SUS VENTAJAS POR LA
PRÁCTICA, ATACANDO EL ERROR PROVOCAREMOS EL ODIO DE LOS QUE YERRAN, Y ASÍ DE
EQUIVOCADOS LLEGARÁN A HACERSE MALOS.
ATACANDO EL MAL PROVOCAREMOS EL RENCOR DE LOS MALOS, Y
ASÍ LOS MALOS SERÁN PEORES.
Lo que necesitamos es difundir la luz para disipar las
tinieblas.
Es urgente analizar los principios fundamentales de la
dialéctica marxista y demostrarle al mundo la tremenda realidad de que estos no
resisten un análisis, son pura sofistería barata. Hagamos luz si es que
queremos vencer a las tinieblas, no derramemos sangre.
Ha llegado la hora de ser comprensivos.
Se hace necesario estudiar nuestro propio yo si es que
realmente amamos a nuestros semejantes, es necesario comprender que sólo
acabando con los factores del egoísmo y la crueldad que cada uno de nosotros
lleva dentro, podemos hacer un mundo mejor, un mundo sin hambre y sin temor.
La sociedad es el individuo. El mundo es el individuo.
Si el individuo cambia fundamentalmente, el mundo cambiará inevitablemente.
La América está en grave peligro y sólo
transformándonos radicalmente como individuos, podemos salvarnos y salvar a la
América.
LA NIÑEZ
DESAMPARADA
Hemos vistos en noches largas de invierno, a muchos
niños hambrientos y desnudos, vagar por las calles de las grandes ciudades,
buscando angustiados un refugio donde pasar la noche. Los hemos visto abrigados
con papeles sucios en las afueras de las lujosas metrópolis. Todavía llegan a
nuestros oídos aquellas palabras inocentes de estos infelices: “HERMANITO... TAPÉMONOS
BIEN PORQUE NOS HACE DAÑO LA LUNA”. Pobrecitos... pobrecitos... pobrecitos...
Para ellos no existen los flameantes cochecitos que
tanto alegran a los niños bien, para ellos no hay jugueticos, ni fiestas
navideñas, para ellos no existe una palabra piadosa que diga ¡hijito mío!
Cuando estos pobres niños de la calle llegan a una lujosa mansión solicitando
un pan, ladran los elegantes perros mejor cuidados que ellos, y el ama de casa
les arrojan a la puerta diciendo: “VAGABUNDOS, A TRABAJAR, ¡NO MOLESTEN!, Si
ustedes siguen molestando llamaré a la policía para que se los lleven”.
A veces los grandes señores les arrojan una moneda, o
las damas elegantes que orgullosas transitan por las calles les dan un pan o un
dulce sintiéndose después inmensamente satisfechas de su gran caridad.
Hemos visto a estos pobrecitos niños de la calle
huyendo desesperados del gendarme que los persigue para llevarlos a la cárcel o
en el mejor de los casos a un asilo de huérfanos semejante a una cárcel de la
peor calidad. No existe compasión para los infelices niños que huérfanos
ambulan hambrientos y desnudos por la calle. Para ellos no hay lujosos
colegios, ni bellos vestidos.
Realmente la crueldad que cada ser humano lleva
dentro, se expresa fuera como falta de legítima caridad para los desamparados.
El individuo es cruel y malvado, y así es la sociedad que el mismo ha creado.
¿Cuándo será el día en que grupos de damas y caballeros verdaderamente
caritativos se asocien para brindar a estos niños pobres, elegantes y bellos hogares
infantiles? ¿Hermosos colegios? ¿Y resplandecientes comedores? ¿Cuándo?
¿Cuándo? ¿Cuándo?.
Sólo cuando cada individuo se haga consciente de su
propia crueldad, sólo cuando comprendamos que somos EGOÍSTAS Y CRUELES.
Necesitamos no justificar la crueldad. Necesitamos no condenar la crueldad. Si
justificamos la crueldad entonces la reforzamos. Si condenamos la crueldad
entonces ésta desaparece de la superficie mental y se sumerge dentro de las
profundidades de la mente asumiendo nuevas características y formas de
expresión. Es indispensable comprender profundamente la crueldad en todos los
niveles de la Conciencia. Sólo así desaparecerá la crueldad, sólo así nacerá en
nosotros en forma clara y espontánea algo nuevo: ese algo es la verdadera
caridad consciente.
Es indispensable que grupos de personas verdaderamente
caritativas se asocien para trabajar por la niñez desamparada y afligida. Sólo
así es posible brindar a estos pobres niños pan, abrigo y refugio. Sólo así es
posible abrir lujosos colegios para estos niños desamparados. Estos bellos
niños son también seres humanos. Ellos no son menos que nadie, son tan humanos
como los niños ricos, son tan bellos como los hermosísimos niños elegantes.
Tienen los mismos derechos de los ricos y la sociedad debe reconocerles sus
derechos. La crueldad para con estos niños no admite justificación.
Los devotos de todas las religiones, los hermanos de
todas las escuelas, ordenes, logias y sociedades ocultas pueden tomar la
iniciativa y asociarse para resolver este problema de la infancia desamparada.
Ha llegado la hora de practicar la caridad enseñada
por los maestros y sacerdotes de todos los tiempos. Las palabras que se dijeron
entre el arrullo de las palomas bajo los sagrados pórticos de todos los
templos, deben ahora convertirse en realidad concreta.
La caridad consciente es el bálsamo milagroso que
puede consolar nuestro adolorido corazón.
Cuán doloroso es ver a los niños pobres y sucios,
miserables y descalzos andando por las lujosas calles de las metrópolis. Los
miembros de todas las religiones, los devotos de todas las sectas, los obreros
de todas las fábricas, la gente de todas las industrias, deben asociarse y
trabajar por estos infelices.
ACCIDENTES DE
TRANSITO
En un diario de México hallamos un artículo
periodístico titulado así: “YA ERA SU DESTINO MORIR DESPEDAZADO”. El texto del
artículo es el siguiente:
“Un medio hombre, pues le faltaban las piernas y sólo
tenía dos patéticos muñones -consecuencia de atropellamiento por un tren hace
tiempo- y quien en vida se llamó Fernando Contreras Morán, quedó convertido en
una masa sanguinolenta al ser arrollado anoche, en la esquina de Claudio
Bernard y Dr. Barragán, por pesado vehículo manejado por un borracho de nombre
Manuel Zamudio Martínez, quien se encuentra detenido en la sexta Delegación”.
“Por lo que se ve el destino de este hombre estaba
señalado. Hacía veinte años, un tranvía, de los conocidos entonces por
“rápidos” le había amputado las piernas al caer bajo sus ruedas en la calzada
de Tlalpan”.
“Y no muy distante del sitio donde le ocurrió el
primero y terrible accidente, fue en donde anoche encontró espantoso final”.
Hasta aquí el texto del fatal artículo. El periodista
la hace aquí de profeta. Menciona la ley del destino y cree que el destino de
este infeliz fue morir despedazado. Nosotros no negamos la Ley de Causa y
Efecto, pero es difícil para un simple periodista descubrir si tragedias
semejantes como ésta son todas resultado del Destino o de la Ley de Accidentes.
Existe el destino conocido como Ley del
Karma en el oriente. Existe también la ley de los accidentes.
Resulta absurdo afirmar con tono profético que todos
los accidentes de tránsito figuren en el horóscopo y que el destino es su causa
secreta.
Ciertamente muchos accidentes son el resultado del
Destino. Pero no todos los accidentes son el resultado del destino. Realmente
un 99% de los accidentes de tránsito son fiel producto de la imprudencia.
Parece increíble que un pobre hombre como el
mencionado en esta tragedia no haya logrado alterar en lo más mínimo las leyes
de tránsito y circulación. Es apenas creíble que exista una sociedad humana tan
cruel y despiadada. Toda una vida de desgracia con una conclusión tan fatal no
fue suficiente para mover el corazón de la sociedad humana.
Un hombre que hubiera podido formar un hogar, un
hombre que hubiera podido ser útil a la sociedad, fue condenado a morir
desgraciado y a vivir desgraciado sin que por ello en nada se hubiera modificado
el sistema de tránsito en las calles de la ciudad. Esto está demostrado hasta
la saciedad el grado de irresponsabilidad en que se halla la humanidad.
Un escritor famoso consideraba que la cantidad de
muertos por accidentes de tránsito según los datos estadísticos anuales
equivalía a todos los millones de muertos ocurridos durante la primera guerra
mundial. Esto parece increíble, y sin embargo todo continúa lo mismo, nada se
modifica, siguen diariamente los accidentes sin que la sociedad humana haga el
más mínimo esfuerzo por suprimirlos. A la gente le parece esto lo más natural,
lo más normal. Realmente esto sólo es posible en gentes dormidas, indolentes,
crueles.
En el fondo, verdaderamente debemos reconocer que los
seres humanos todavía no han despertado, tienen la Conciencia Dormida, sólo así
se explica que esta barbarie no cambie, sin embargo esto no debe servirnos de
disculpas para continuar con el asesinato accidental. Ha llegado la hora de
comprender que somos crueles y despiadados. Cuando comprendemos profundamente
que somos crueles y despiadados, surge en nosotros en forma espontánea la llamarada
de compasión.
En parte los gobiernos de la tierra son culpables de
todas estas dolorosas tragedias relacionadas con el tránsito, y en parte no lo
son. Ciertamente los gobiernos son el producto de la sociedad. Si la sociedad
es cruel y despiadada, el gobierno es también cruel y despiadado. En síntesis
podemos afirmar que la sociedad es la extensión del individuo y que el gobierno
es la extensión de la sociedad. El gobierno es representante del pueblo.
Tal pueblo, tal gobierno. Cuando nosotros visitamos
cierto país que había vivido durante muchos años bajo la bota de un terrible
Dictador militar, comprobamos con asombro que cada jefe de familia era un
dictador en su casa.
Si existiese sobre la tierra un país con individuos
verdaderamente responsables y respetuosos de la vida humana, podéis estar
seguros que allí habría un gobierno sabio que haría respetar verdaderamente la
vida de cada ciudadano.
Un gobierno verdaderamente justo establecería leyes
muy sabias sobre el sistema de circulación y tránsito en las ciudades.
Hoy en día ya las ciudades están congestionadas por
coches, tranvías y multitudes de gentes. A diario se registran escenas que
parten el alma, madres que mueren con sus niños entre sus brazos arrolladas por
las máquinas que afanosamente corren por las calles de las ciudades, niños,
ancianos, inválidos, etc. Caen bajo las ruedas de los vehículos. No existe
piedad para nadie, no existe un átomo de compasión, nadie vale en la ciudad.
Podrían escribirse las epopeyas más conmovedoras, los
dramas más dolorosos que a diario ocurren en la vida urbana con los accidentes
de tránsito. Seres que vivían dichosos, nobles esposas, madres que adoraban a
sus hijos, respetables varones, todos ellos fueron víctimas de automóviles y
tranvías. Muchos hogares quedaron desamparados, huérfanos... viudas...
desolación, ese es el resultado de los accidentes de tránsito; y sin embargo
todo continúa como antes, todo parece lo más natural, en nada se modifican los
sistemas de circulación y tránsito de las ciudades.
A nadie le duele el dolor ajeno. A nadie le importa un
ápice el sufrimiento de su prójimo. El individuo sólo se acuerda que existen
estos accidentes dolorosos cuando los experimentan en su propio pellejo.
Entonces culpa a todo el mundo, protesta, blasfema, etc., así es este mundo de
gentes con la CONCIENCIA DORMIDA. Viven en un estado completo de estupidez.
Nadie quiere darse cuenta de su propia crueldad e indolencia.
Si cada individuo de la sociedad humana se volviera
más comprensivo, si cada ciudadano entendiera profundamente su propia crueldad,
surgiría la caridad en cada corazón, y entonces esta caridad se manifestaría en
hechos colectivos, en reformas completas sobre el sistema de circulación y
tránsito.
Las calles deben ser para los peatones. El tránsito de
toda clase de vehículos puede hacerse subterráneo, o con sistemas de paso a
desnivel. Así no existirían tantas tragedias ni ocurrirían tantas desgracias;
en esta forma los hombres no quedarían convertidos en medios hombres, ni
morirían como el infeliz del caso citado en el comienzo de este capítulo.
Es muy cierto que por la calle los seres humanos andan
absortos en sus propios pensamientos. Esa es la causa de muchos accidentes. No
podríamos negar que los seres humanos están dormidos, caminan por las calles
como sonámbulos, soñando profundamente... todo esto es muy cierto, pero por lo
mismo, es necesario, es urgente, reformar el sistema de tránsito de vehículos
por la calle.
Los choferes exigen que los peatones anden por las
calles alertas y vigilantes para evitar el peligro de accidentes. Este anhelo
de los choferes y conductores de toda clase de vehículos es muy bueno y maravilloso,
pero la realidad, es distinta, todo el mundo vive absorto en sus propios
pensamientos, todo el mundo camina por las calles como un sonámbulo. Hasta los
que viven más despiertos, aquellos que aprendieron a ser prudentes y a cuidarse
de los automóviles y demás vehículos que transitan por las calles, tienen
momentos en que no se acuerdan que existen los tales automóviles. Un instante
de esos, un instante de olvido, es suficiente para caer bajo las ruedas de un
carro.
Que esta clase de accidentes hayan sucedido al
principio, cuando comenzó la época de los automóviles, es apenas normal, pero
lo que no es normal, lo absurdo, lo estúpido es que ahora, en pleno siglo XX y
con coches de última moda, se están sucediendo salvajismos de esta clase,
insospechados todavía para los caníbales del África. Estos últimos matan para
comer, lo hacen por el instinto salvaje de conservación. Eso es todo. En
cambio, los civilizados conductores de vehículos, matan por el delito de
correr, por imprudencia, por estupidez, por falta de respeto a la vida del
prójimo. Son peores que los caníbales.
Un hombre verdaderamente despierto, un hombre
verdaderamente responsable, todo haría en la vida menos manejar un automóvil
dentro de las calles de una ciudad. Sólo a los inconscientes, sólo a los cafres
del volante puede ocurrírseles el absurdo de conducir un automóvil por entre
multitudes humanas.
Realmente las calles de la ciudad y los sistemas de
tránsito y circulación resultan ahora anticuados. Es estúpido, es absurdo,
mezclar tránsito de multitudes con tránsito de automóviles. Resulta ridícula
tal civilización humana cuando vemos gentes que desesperadas tratan de pasar de
una calle a otra huyendo de la rueda asesina, grupos humanos en las esquinas
suplicando una oportunidad a los cafres del volante para poder pasar a otra
calle.
Todo eso es falta de civilización, todo eso denuncia
falta de caballerosidad y cultura en los pueblos de la tierra, todo eso
denuncia falta de inteligencia. Sólo a un loco de atar, o a un idiota, podría
ocurrírsele que todo está muy bien hecho.
Creemos que el tránsito subterráneo de vehículos
dentro de la vida urbana solucionaría todo este GRAN PROBLEMA.
Es inútil culpar a los peatones de todos los
accidentes de tránsito. Este no ha despertado todavía su Conciencia, anda
soñando, absorto en sus propios problemas, se olvida con frecuencia de que
existen los carros. Es también inútil culpar a los conductores de vehículos.
Téngase en cuenta que éstos también están dormidos, no han despertado la Conciencia,
lo mejor, lo más inteligente, lo más lógico, es reformar técnicamente los
sistemas de tránsito.
Todas las religiones, órdenes y sectas, todas las
escuelas de sabiduría divina bien podrían demostrar su caridad trabajando ante
los gobiernos de la tierra para ayudar a la humanidad doliente. Es necesario
solucionar este problema y este es el momento indicado para demostrar con
hechos el amor al prójimo.
En la práctica hemos podido evidenciar que los
viaductos con pasos a desnivel han dado magníficos resultados. Los viaductos
además de descongestionar el tránsito en las calles de las ciudades y salvar
realmente muchas vidas, resultan muy útiles para el transporte rápido.
Se está necesitando con urgencia un invento especial
para salvar vidas y evitar choques de vehículos. Opinamos que todo vehículo, ya
sea este terrestre, aéreo, o acuático, debiera llevar fuerza centrífuga en
acción, para arrojar fuera de su campo de acción a toda persona, o máquina, o
cosa, que amenacen un choque inevitable.
Creemos firmemente que ha llegado la hora de aprender
a usar la energía solar sabiamente, para impulsar todos nuestros carros, naves,
aviones, etc. Sabemos muy bien que los productos de combustión mineral,
vegetal, gasolina, petróleo, etc., resultan muy dañosos para los organismos.
Se hace necesario que todos los cruces de esquina se
arreglen en forma escalonada para evitar accidentes.
Es absurdo que los borrachos y los jovencitos aún no
mayores de edad, manejen carros, las autoridades debieran tomar medidas muy
severas para castigar semejantes casos de irresponsabilidad moral.
CAPITULO IV
DELINCUENCIA
INFANTIL
En un periódico de la ciudad de México encontramos un
escandaloso artículo periodístico en contra de tres infelices niños, uno de
ocho años, otro de diez y otro de doce respectivamente.
Dicho artículo estaba encabezado con grandes letras
que cruelmente decían: “Se enjaularon en Sears, cambiaron ropa y ya elegantes
se durmieron”. “Jocosa aventura de tres vagabundos que querían vestir bien y
dormir mejor... aunque fuera una noche”.
El autor de semejante artículo contra tres infelices y
desamparados niños, escribe en forma lapidaria como si se tratase de tres
asesinos de 40 a 50 años escapados de alguna penitenciaria. El autor de dicho
artículo no le importa la tierna edad de estas infelices y desamparadas
criaturas, el texto de tan brutal y despiadado artículo, es el siguiente:
“Aparecieron en el panorama del mapa capitalino tres
chamacos, (luego vienen el nombre de los tres niños) consumados ladrones que
llevaron su audacia hasta enjaularse en la tienda de Sears Roebuck, de las
calles de San Luis Potosí e Insurgentes, allí pasaron la noche dedicándose a
buscar la mejor ropa de acuerdo a sus edades -son de 8, 10 y 12 años
respectivamente- y cuando estuvieron convertidos en “niños ricos” llegaron
hasta el departamento de muebles, escogieron cada cual la más mullida cama y se
durmieron profundamente”
“A las ocho de la mañana, cuando llegó el
administrador de dicho establecimiento, se le informó que habían hallado
algunas vitrinas (en donde había ropa de niño en exhibición) en completo
desorden y que había huellas de que gente extraña había andado en diversos
lugares de la tienda”
“Se dio aviso a Radiopatrullas. Acudieron dos
patrulleros y al realizar una inspección, con sorpresa, en el departamento de
muebles, hallaron a los tres chiquillos durmiendo a pierna suelta”
Despertaron sobresaltados y el mayor de ellos, les
dijo a sus cómplices:
“Les dije, muchachos, que nos íbamos a dormir. Y tan
elegantes que habíamos quedado”.
“Efectivamente los tres se habían puesto ropa nueva de
cabeza a pies, ropa interior, buenas camisas -cada uno se encimó hasta tres- y
también gorras e impermeables. Sobre la ropa interior se colocaron los calzones
de baño, pues proyectaban irse para Acapulco”
“Los tres pilletes, dijeron que habían decidido
enjaularse. Habilidosamente se escondieron en el recoveco de una bodega y ahí
esperaron hasta que llegara la noche: salieron y se dedicaron a escoger la
mejor ropa”.
“La policía los presentó en la octava delegación, de
donde fueron enviados al tribunal para menores”.
Hasta aquí el texto de este despiadado artículo. Realmente
no es a la cárcel donde estos niños han debido ir a parar. Estos niños
delincuentes fueron creados por la sociedad. En una sociedad humana verdaderamente
responsable, estos delincuentes infantiles no existirían. La sociedad ha dejado
a estos niños infelices en el más completo desamparo. Por las calles de las
ciudades miles de niños infelices y huérfanos van y vienen mendigando un pedazo
de pan.
A la sociedad humana, a los gobiernos de la tierra no
les importa el dolor de estos inocentes, y cuando cometen un delito como este
que acabamos de citar, en lugar de ser internados en un colegio elegante de
niños cultos se les mete en una prisión. La prisión no reforma, la prisión
corrompe y pervierte, así estos niños fueron puestos al borde del delito por
una sociedad cruel, y por último metidos en una escuela de delito: LA CÁRCEL.
Allí estos inocentes aprenden de sus compañeritos ya
más adelantados, precisamente lo que no deberían aprender. Allí se vuelven
ladrones de verdad, atracadores, estafadores, etc., etc., etc.
La cárcel como sistema reformatorio ha fracasado en
todos los países de la tierra. Ya está demostrado que la cárcel corrompe
moralmente a los seres humanos. La cárcel no reforma a nadie.
Si analizamos juiciosamente el caso de los tres
pilletes citados en este capítulo, vemos primero que todo, DESAMPARO; estos
tres niños andaban por las calles en el más completo desamparo. Segundo, desnudez
y complejo de inferioridad. Los tres pilletes no fueron debidamente vestidos
por la sociedad humana. Los tres pilletes acomplejados por la miseria y
desnudez querían vestir elegantemente. La sociedad humana, esa sociedad que los
acusa ante el veredicto solemne de la conciencia pública no fue capaz de
vestirlos elegantemente, no les reconoció el derecho de vestir elegantemente,
entonces el resultado fue el delito.
Jesús el Cristo dijo: “Quien se sienta libre de pecado
que tire la primera piedra”.
Esa sociedad cruel y desalmada que abandona a sus
niños en la calle, esa sociedad perversa y degenerada que le niega a los niños
el derecho de vestir bien, y el derecho de comer, y el derecho de estudiar en
un buen colegio por el crimen de no tener dinero, no es realmente tan limpia de
pecado como para arrojar la primera piedra a estos infelices desamparados.
Si los padres de estas criaturas murieron, si son
huérfanos, si son tan pobres e indefensos, ¿Porqué la sociedad humana que se
precia de ser tan honrada y digna, no educa a estos niños en elegantes colegios
junto con los llamados niños bien? ¿Acaso estos niños son animales? ¿Acaso
estos pequeños no son seres humanos? ¿Acaso la sangre de estos niños no es
también tan roja como la de los niños bien?
La sociedad humana no tiene derecho a condenar lo que
ella misma ha creado. El caso de estos niños es el fruto de la sociedad. Estos
niños son el fruto de la sociedad que los publica y condena cruelmente. ¿Qué se
diría de un inventor que condenase públicamente su invento? La sociedad es
víctima de su propio invento. La sociedad condena su propio invento.
Esta sociedad que presume de civilizada y dizque muy
cristiana, abandona a sus niños y los deja vagar por las calles hambrientos y
desnudos. Cuán lejos están estos civilizados cristianos de haber entendido al
Cristo cuando dijo: “Dejad que vengan los niños a mí porque de ellos es el
reino de los cielos”. Cuán lejos se halla la humanidad de haber comprendido lo
que realmente significa ser cristiano. HA LLEGADO LA HORA DE REALIZAR
URGENTEMENTE EL CRISTO SOCIAL.
Estos niños huérfanos necesitan verdaderos planteles
de educación, elegantes colegios, deben educarse donde se educan los niños bien
porque estos niños son tan humanos y tan niños como los llamados niños bien.
Estos niños necesitan internados, y buena ropa, tan buena como la de los ricos,
porque estos niños son tan humanos como los niños ricos.
Resulta absurdo internar a estos niños en escuelitas
miserables con el pretexto de que son escuelas para desamparados. Eso es cruel
y forma un complejo de inferioridad en los niños. Estos crecen acomplejados.
Estos se sienten humillados por la sociedad humana, éstos se llenan de
resentimiento contra esa sociedad que los ha discriminado tan villanamente como
si ellos no fueran tan humanos como los llamados niños bien. El resultado de
semejante discriminación es el delito más tarde. El niño crece y se hace
hombre, y después lleno de resentimiento se lanza al delito. Así es como la
sociedad se hace víctima de su propio invento.
Este es precisamente el instante en que todas las
religiones escuelas, órdenes, y logias deben demostrar su Caridad Universal,
esa caridad que ellos han preconizado tanto. Se necesita que las religiones
llamadas como siempre a conservar los valores eternos se unan entre sí para
trabajar por estos niños que necesitan lujosos colegios, comida, elegante vestido,
etc.
Si todas las religiones, escuelas y sectas dejaran sus
ancestrales celos religiosos y se unificaran para realizar este trabajo en
favor de la niñez desamparada, se haría un mundo mejor.
SAMAEL AUN WEOR.
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