TU RITMO
Antes de que hables, pregúntate.
Lo que voy a decir, ¿es útil?, ¿es bueno?,
¿es verdadero?, ¿es armonioso?.
Cuando no puedas contestar afirmativamente a
estas preguntas, desciende al fondo mismo de tu conciencia.
Parla, estudia, ve, observa, medita y pon una
nota, una larga nota de silencio, al agrio diapasón de tus propias sugerencias…
Si lo que vas a decir no tiene un ritmo
perenne de armonía, súmete bajo tu capa y destruye en silencio tu propio acorde
disonante.
Fíjate que todo en la Naturaleza es ritmo…
Que todo es Armonía…
Cada palabra que salga de tus labios como
filo tajante que impulse tu pasión, quiebra esas Leyes… Y el Alma muda,
silenciosa, de las cosas mismas, se resiente y quebranta en su rítmico
concierto… Con la piedra que arrojes, turba el arroyo su augusta placidez.
El pájaro se espanta…
El nido tiembla en la floresta… La brisa se
rasga…
El lobo aúlla y lanza un gemido de angustia.
¡El hombre se conmueve!…
No turbes, no, el ritmo santo de la Obra de
Dios.
Cada rosa que cortes del rosal, es una vida
que siegas, es un perfume que matas. Cada flor que tronches en mitad de su
esplendor, te ofrecerá otras tantas espinas para punzar tu carne reflexivamente…
Esta será tu remuneración…
Parla, estudia, ve, observa, medita…
Si lo que vas a decir no es útil, no es
bueno, no es verdadero, no es armonioso, acalla tus propias sugerencias…
Pon una nota de silencio en tu agrio
diapasón.
TU SERENIDAD
Aplaca el tumulto de tu propio ruido.
Acalla esas voces interiores que te asedian,
los gritos que te conmueven y sé sereno…
Sé sereno, y escucharás la voz inaudita, el
eco síntesis de todas tus voces, la nota singular que te caracteriza y estarás
apto para aplicar tu oído al vasto pecho de la Tierra y escuchar los cien mil
latidos de sus cien mil corazones minúsculos…
Singularizarás la vida múltiple. Llevarás a
la unidad millones y millones de sumandos y terminarás por reconocer UNA SOLA
VOZ entre todas tus voces…
Es preciso que tus sentidos se vayan
afinando, se vayan sutilizando como los del
Artista, para que comiences a ver hacia
adentro…
Tienes que reconocer que todas las cosas
llevan una fisonomía especial y una vida poderosísima. Que todo tiene un matiz
único y un alcance energético. Que todo Es como Es y no como nuestra
mediocridad sentimental lo percibe.
Para hablar del cielo, del mar, de la
montaña, es preciso analizar sus infinitas estructuras maravillosas y el
milagroso enredo de sus secretos ritmos.
Para citarlos, tan sólo, como simples
aglomeraciones de materia o equilibrios de fuerza, vale más no hablar del
cielo, del mar, de la montaña.
Para auscultar estos latidos minúsculos del
Universo, como sus íntimas pulsaciones, necesitamos un nuevo sentido y un nuevo
prisma.
Los que nos legaron, sólo sirven para
distinguir las grandes líneas, los marcados relieves…
Si pretendes que este sentido se sutilice. Si
quieres que este prisma se concrete, que la
Rosa florezca, sé
cauto y en
el silencio de
tu propio espíritu,
acude a tu
propia serenidad…
KRUMM HELLER
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