LA ROSA COMO SIMBOLO
Los Teósofos se han asido, como Rosa
Simbólica, a la Flor de Loto y le dedican una verdadera veneración. Sus pétalos
y sus hojas simétricas, es algo poético, como su forma de crecer y
desarrollarse, pues extendidas sus raíces por el fango, va lanzando el tallo
hacia arriba a través del agua para luego ofrecer su flor cara al Sol.
Es esto verdaderamente simbólico y delicado
para los espíritus religiosos, pero no único. Abrase una Botánica y encontramos
centenares de flores iguales en nuestra zona sin necesidad de basarnos
exclusivamente en la de la India. Todavía a la Flor de Loto, le falta algo muy
esencial para prestarse del todo a un símbolo que es el Aroma. Carece de él en
absoluto y si en ciertas regiones conserva alguno, es un olor detestable.
Cuán diferentes son nuestras Rosas. Plantadas
en el fango, van poco a poco removiéndolo y quemando químicamente esas escorias
hasta transformarlas en tallo, en hojas, en flor, en aroma riquísimo…
En eso estriba su gran valor y enseñanza
ética. Nosotros, como las Rosas o como plantas que las producen, vivimos
constantemente en la miseria, en el fango de nuestro vivir hediondo
y crapuloso y
hemos de transformarnos, quemando
nuestras propias escorias, para
que en nosotros surja un día el Hombre virtuoso y esencial. Es decir, hay que
verificar o realizar el milagro por consunción de convertir nuestra naturaleza
animal en espiritual, el Ángel malo en bueno, nuestras sombras en luz radiante…
La Rosa es un símbolo de Belleza. Pero ese
símbolo no nace ni de su forma, ni de su
color. La tonalidad
de sus matices
podrá ser un
verdadero iris con
variedades divinamente combinadas. Su forma, será la más adecuada y
simbólica.
Todo en ella se prestará para dar la
sensación más estricta de la Belleza, pero su verdadero valor intrínseco, está
en su conjunto, en su totalidad. Ya Homero, en su lírica, la compara con el
Alba de la Mañana y canta extáticamente ante su conjunto, como un Sol
expresivo.
La Rosa es el símbolo del Amor. Los pueblos
antiguos así lo entendieron y la ofrendaban a los Dioses del Amor de ambos
sexos. Teócrito cuenta, que los enamorados se pasaban mutuamente sobre los
dedos, hojas de Rosas y si soñaban, forzados por este dulce sortilegio, eran para
ellos una gran prueba de amor y de fidelidad.
En Tannhausser dice Wagner: A quien el
corazón se le inflame de amor lleva una corona de Rosas. Y otro vate de épocas
pasadas, exclama: Que tan pronto veía a una
mujer todo se le transformaba color de rosa…
Por un cuento germano medieval, se sabe de
una mujer muy hermosa que se encuentra encerrada en una Torre inaccesible para
su pretendiente. No sabe éste qué hacer para estar cerca de la bien amada y
entonces intenta ponerse un vestido color de rosa, cubriendo con frescas y
fragantes rosas todo su cuerpo y haciéndose introducir dentro de un cesto
adecuado para ser transportado a la Torre. Los portadores del cesto, al notar
un peso excesivo, suponen que sea el rocío el que ofrece aquel peso y no se
atreven a tocar, porque
sólo la Dama deberá posar sus manos sobre las
gotas de rocío. Como en todos los cuentos, los dos amantes se unen por haber
sido él traído con Rosas.
La Rosa es el símbolo de la Felicidad. Ya
Cicerón expresa, que los felices tienen
lecho de Rosas…
Cuando el valiente mexicano Cuahtemoc fue
amarrado a un banquillo por orden de Cortés mientras sus pies se abrasaban en
una hoguera para arrancarle el secreto del lugar donde había sido depositado el
Tesoro Imperial, uno de sus Ministros llenos de dolor le gritaba: ¡Emperador!
Decid dónde tenéis escondido el oro. Ved cómo sufro… Y Cuahtemoc, con toda
calma, se volvió hacia él respondiendo: ¿Crees tú que yo estoy sobre
un lecho de Rosas?…
La Rosa es el símbolo del Sigilo, del
Silencio. En los antiguos misterios, no faltaba jamás la Rosa, tanto dentro del
Santuario como en el Pórtico donde el Guía le llamaba la atención al Neófito
sobre tal emblema expresándole que tan sólo era elocuente por su presencia y
por el misterio que en ella se encerraba, pero que nunca hablaba. Con esto
quería decirle - y así se lo recomendaba - que había que ser mudo y callado
como lo era la Rosa.
Entre
los antiguos Germanos
y, sobre todo,
entre los Caballeros
de la Mesa Redonda que buscaban el Santo Grial, se
usaba una corona de encina colgada o puesta sobre la Mesa y en el centro se
destacaba una Rosa como símbolo del silencio.
En muchas Casas Municipales o Alcaldías de
Alemania, cuyos edificios aun se conservan intactos desde la Edad Media,
encontramos en la Sala de Sesiones una Rosa tras los asientos.
En los mismos
protocolos encerrados en
los Archivos, se
puede leer claramente que tal o
cual miembro del Consejo fue destituido, por haber lesionado la Rosa de su
asiento siendo indiscreto y habiendo divulgado los acuerdos que se había
comprometido silenciar en reuniones secretas.
Dicen algunos Oradores de aquellos tiempos
que así como las hojas de la flor de la
Rosa están unidas sin dejar penetrar lo más
mínimo, de igual manera debe ser el secreto, intransitable.
La Rosa es el símbolo de la Instabilidad que
preside a todo lo que nace y muere… Hoy vemos la Rosa, fresca, erguida y
lozana. Mañana, amarilla, lacia y mustia… Así en los Misterios antiguos, la
Rosa blanca era el símbolo de la Muerte y el emblema de la destrucción.
La Rosa, es un constante memento mori que a
cada paso debe hacernos recordar que somos de polvo y en polvo hemos de
convertirnos. Es un anuncio permanente de que la muerte nos ronda a cada
instante.
Verdaderamente que es curioso, que en ninguna
ocasión, falten las Rosas. Ella la ofrecemos a la mujer amada y aun después la
vemos colocada sobre el ataúd de la pobre novia muerta…
Finalmente, es el símbolo de la Virginidad.
Todo lo que sea puro, inmaculado, limpio y pudoroso, está encarnado en la Rosa
que nunca pierde su perfume aunque manos impuras la toquen. La misma flor de
azahar, en algunos países, es puesta en manos de la desposada como símbolo de
su virginidad. Al nacer el Sol, se habrá rasgado el velo de Himeneo como se
habrán marchitado las flores de azahar…
LA LEYENDA DEL SANTO GRIAL
Belleza de las Andaluzas.
El Cáliz que, como lluvia bendita, recogió la
sangre del Salvador en el Gólgota. La Copa Sagrada que recibió en su seno aquel
divino emblema de Redención, estaba en aquellos tiempos bajo la custodia de los
Esenios para venir más tarde a ser depositada en la Santa Montaña de Monserrat
donde permanece invisible ocultándose de aquellas miradas profanas que aún no
han aprendido a mirar al cielo.
Pero desde la custodia de los Esenios, no
vino directamente a Monserrat. En poder del Santo José de Arimatea, estuvo
antes depositado en varios lugares y, sobre todo, pasó con él dos veces por
España quedando guardado temporalmente en dos de sus Templos Iniciáticos.
Según se lee en tradiciones y apuntes
esotéricos recogidos en Irlanda, donde tocó primeramente, fue en Galicia. Allí
fue recogido en una Montaña en la que todavía se guarda un Cáliz Sagrado, cuya
existencia muy pocos pero buenos Gallegos conocen.
Luego vino a parar a la sierra de Aracena en
la Provincia de Huelva, ocultándosele en una cueva donde existía un Templo
Iniciático cuyo plano se dice actualmente que ha sido encontrado entre los
Manuscritos del insigne Arias Montano.
Pero como el Santo Grial, el Cáliz
misterioso, por donde quiera que va reparte su influencia y su divina belleza,
de ahí la hermosura y el bello rostro de las Andaluzas que son fama por todas
las Regiones españolas.
Cuentan las Leyendas bíblicas que la
Sabiduría del Rey Salomón era tanta y de tal magnitud que la noticia de su
preponderancia había invadido el mundo entero. Entonces, llegó a oídos de la
Reina de Saba, hija del Rey de Yemen de nombre Hadhad.
Gracias a la presencia del Grial en una de
las Colonias de este Rey que él había visitado, denominada Gades (hoy Cádiz,
España), logró tanta belleza física que hasta los mismos Dioses
se enamoraron de
él. Su hija
Balkis, la Reina
de Saba, heredó
esa exuberante belleza cuya cualidad, gracias al Grial, se propagó por
toda la comarca.
Cuando la Balkis fabulosa, desbordante de
púrpuras y deslumbrante de gemas visitó a Salomón, llevó con ella el Santo
Grial y un séquito de mil jóvenes de ambos sexos cuya extraordinaria belleza
verdaderamente asombraba.
Para que Salomón demostrara si tenía las
cualidades y aptitudes necesarias para ser digno guardador y custodio del Santo
Cáliz, la Reina de Saba lo sometió a varias pruebas. Una de ellas consistía en
adivinar quiénes, entre los mil andaluces, eran varones o hembras, pues era tal
la hermosura y suavidad de sus rostros, que se confundían con sus adornos de
Rosas y montados de igual manera en mil caballos blancos.
Para salir airoso de esta prueba, ordenó
Salomón que los mil jinetes se despojaran de sus guirnaldas de Rosas y se
lavasen la cara. En el modo de ejecutar estas manipulaciones, pudo conocer y
distinguir ambos sexos…
La Reina de Saba regresó a su País de
Andalucía acompañada de aquellas deslumbradoras bellezas que había llevado en
su séquito.
El Cáliz quedó en el Templo de Salomón…
Sólo aquella belleza primordial sigue
existiendo entre los Andaluces como divina emanación de la Copa Sagrada.
………….…………………………………………………………………………………… Hoy, el
verdadero Grial, el Cáliz Sagrado, está en Monserrat. En tiempo oportuno,
pasó al estado de Jina haciéndose invisible
porque sus efluvios y la luz pura, radiante, de su intrínseca y santa
Divinidad, sería un daño manifiesto para el hombre de esta época cuya
naturaleza, demasiado animal, no resistiría tal influencia.
He aquí por qué debemos ir quemando nuestras
propias escorias a semejanza de la planta que surge del cieno. Quemar nuestro
propio cieno es quemas esas escorias que traemos como rémora maldita en nuestra
evolución, hasta que el tallo, nuestra propia vara florezca como la de José de
Nazareth, y la Rosa se encienda en mitad de nuestra Cruz.
Cuando esto sucede, cuando hayamos
conquistado la Rosa - ya que todo el esfuerzo es personal - la Copa Sagrada se
hará otra vez luminosa y visible para aquellos que supieron ser héroes a través
de toda la engañosa urdimbre de la vida frívola y arrebataron con enérgica y
positiva voluntad el Reino de Dios.
Aprended, por lo tanto, a manejar vuestro
propio cuerpo. Ha de ser el vehículo de donde
todo surja y
en donde todo
florezca. A semejanza
de un acabado
instrumento musical, es forzoso irle templando, afinando, preludiando en
sus cuerdas las notas más precisas, hasta que la caja sonora vaya embelleciendo
los sonidos y, de entre todos ellos brote su tono, su único tono, la nota pura
e inmaculada del Maestro.
Así conoceréis al Grial y vuestros labios un
día podrán beber del néctar delicioso que encierra, que es un sagrado Vino de
Vida.
Y ya que hemos citado anteriormente a José de
Nazareth, recordemos lo que acerca de este Santo Varón cuenta uno de los
Evangelios llamados apócrifos.
María, desde su florida juventud, fue
orientada hacia el Templo ya que era su vocación más ferviente la de ser
Sacerdotisa. Las Puertas del Santuario se le habían abierto de par en par y un
juramento solemne hizo sonar en sus labios la sagrada promesa de permanecer
virgen…
Desde entonces, fue su conducta de una tierna
santidad y sus manos, blancas y puras como
dos azucenas, habían
realizado sorprendentes milagros…
Esto hizo que
los Sacerdotes le encomendaran la confección de tapices para el Altar,
pero cual no sería la sorpresa de todos al observar que todo trabajo realizado
por María se le convertía en Rosas…
Así pasaron los días, hasta que se aproximó
la hora de la ocupación de su vientre… Los mismos Sacerdotes conocían su elección
para que recibiera el germen del Espíritu Santo, que había de formar al Nuevo
Mesías, y su primer deber fue el de alejarla del Templo depositándola
bajo la custodia de
un ciudadano noble
y honrado que
supiera respetar tan sagrado depósito…
No sabiendo a quien elegir, acordaron los
Sacerdotes dejar el fallo al Altísimo y entonces idearon
entregar varas a
33 varones de
reconocida pulcritud que
habían de depositarlas tras el
Altar, aguardando sobre ellas alguna manifestación divina. Todas estas
varas fueron señaladas con el nombre de cada
uno.
Pero aconteció que al ser recogidas las varas
en el siguiente día, ninguna presentaba la menor señal o indicación de Dios…
Preocupados los Sacerdotes, notan que faltaba
una sola vara por recoger y que ésta pertenecía a José. Interrogado éste por su
manera de proceder, respondió, que él estaba viejo y consideraba inútil ir por
su vara. Sin embargo, le obligaron a recogerla, para no hacer una excepción, y
al serle entregada por el Sumo Sacerdote brotó de ella una Rosa. Esta fue la
señal suprema para escoger a José como esposo de María.
¡Qué Evangelio tan hermoso y qué alto
simbolismo sexual encierra!…
KRUMM HELLER
No hay comentarios:
Publicar un comentario