Amigos míos: reunidos esta tarde, en esta casa vamos hoy a estudiar la Ley del Eterno Retorno de todas las cosas.
A la hora de la muerte, llega siempre
ante el lecho el Angel de la Muerte. De estos hay legión, y todos ellos
trabajan de acuerdo con la Gran Ley.
Tres cosas van al panteón o cementerio: primero, el cadáver físico; segundo, el Cuerpo Vital (éste se escapa del cuerpo físico con la ultima exhalación), tal vehículo flota ante el sepulcro y se va descomponiendo lentamente, a medida que el cuerpo físico se desintegra; tercero, la ex personalidad. Esta, indiscutiblemente, puede a veces escaparse de entre la tumba y deambular por el panteón, o dirigirse a algunos lugares que le son familiares. No hay duda de que la ex personalidad se disuelve lentamente, a través del tiempo. No existe ningún mañana para la personalidad del muerto; ésta, en sí misma, es perecedera. Aquello que continúa, aquello que no va al sepulcro, es el Ego, el mí mismo, el sí mismo.
La muerte
en sí misma es una resta de quebrados, terminada la operación matemática sólo
quedan los valores. Obviamente, las sumas de valores se atraen y repelen de
acuerdo con la Ley de la Imantación Universal, flotan en la atmósfera del
mundo.
La
Eternidad abre sus fauces para tragarse al Ego y luego lo expele, lo arroja, lo
devuelve al tiempo.
Se nos ha
dicho que en el instante preciso de la muerte, en el momento en que el difunto
exhala su postrer aliento proyecta un diseño electropsíquico de su
personalidad. Tal diseño continúa en las regiones suprasensibles de la
naturaleza, y más tarde viene a saturar el huevo fecundado. Así es como al
retornar, al regresar, al reincorporarnos en un nuevo cuerpo físico, venimos a
poseer características personales muy similares a las de la vida anterior.
Eso que
continúa después de la muerte, no es, pues, algo muy hermoso. Aquello que no es
destruido con el cuerpo físico, no es más que un montón de diablos, de
agregados psíquicos, de defectos. Lo único decente que existe en el fondo de
todas esas entidades cavernarias que constituyen el Ego, es la Esencia, la psiquis,
eso que tenemos de Alma.
Al
regresar a un nuevo vehículo físico, entra en acción la Ley del Karma, pues no
existe efecto sin causa ni causa sin efecto.
Los
Angeles de la Vida se encargan de conectar el "Cordón de Plata" con
el zoospermo fecundante. Incuestionablemente, muchos millones de zoospermos se
escapan en el instante de la cópula, más sólo uno de ellos goza del poder
suficiente como para penetrar en el óvulo a fin de realizar la concepción. Esta
fuerza de tipo muy especial, no es un producto del acaso o del azar, lo que
sucede es que está impulsado desde adentro, en su energetismo íntimo, por el
Angel de la Vida que en tales instantes realiza la conexión de la Esencia que
retorna.
Los
Biólogos saben muy bien que los gametos masculino y femenino, llevan cada uno
veinticuatro cromosomas. Sumadas estas entre sí, dan la suma total de cuarenta
y ocho, que vienen a componer la célula germinal. Esto de los cuarenta y ocho
cromosomas, viene a recordarnos las cuarenta y ocho leyes que gobiernan el
cuerpo físico.
La Esencia
viene a quedar, pues, conectada con la célula germinal por medio del Cordón de
Plata, y como quiera que tal célula se divide en dos, y las dos en cuatro, y
las cuatro en ocho, y así sucesivamente para el proceso de gestación fetal, es
claro que la energía sexual se convierte de hecho en el agente básico de tal
multiplicación celular. Esto significa que en modo alguno podría realizarse el
fenómeno de la mitosis sin la presencia de la energía creadora.
El
desencarnado, aquél que se prepara para tomar un nuevo cuerpo físico, no
penetra en el feto; sólo viene a reincorporarse en el instante en que la
criatura nace, en el momento preciso en que realiza su primera inhalación. Muy
interesante resulta que con la postrer exhalación del moribundo viene la
desencarnación, y que con la primera inhalación reingresamos a un nuevo
organismo.
Es
completamente absurdo afirmar que uno escoge en forma voluntaria el lugar en
donde debe renacer; la realidad es muy diferente: son precisamente los Señores
de la Ley, los Agentes del Karma, quienes seleccionan para nosotros el sitio
exacto, hogar, familia, nación, etc., donde debemos reincorporarnos, retornar.
Si el Ego pudiera escoger el sitio, lugar o familia, etc., para su nueva reincorporación,
entonces los ambiciosos, orgullosos, avaros, codiciosos, buscarían los
palacios, las casas de los millonarios, las ricas mansiones, los lechos de
rosas y de plumas, y el mundo sería todo riqueza y suntuosidad, no habría
pobres, no existiría el dolor ni la amargura, nadie pagaría Karma, todos
podríamos cometer los peores delitos sin que la justicia celestial nos
alcanzara, etc., etc., etc.
La cruda
realidad de los hechos es que el Ego no tiene derecho para escoger el lugar o
la familia donde debe nacer; cada uno de nosotros tiene que pagar lo que debe.
Escrito está que "el que siembra rayos cosechará tempestades". ¡Ley
es ley, y la ley se cumple! Es pues muy lamentable que tantos escritores
famosos de la espiritualidad contemporánea, afirmen en forma enfática que cada
cual tiene derecho a escoger el sitio donde debe renacer.
Lo que hay
mas allá del sepulcro es algo que solamente pueden conocer los hombres
despiertos, aquellos que ya disolvieron el Ego, la gente verdaderamente
autoconsciente.
En el
mundo existen muchas teorías, ya de tipo espiritualizado o ya de tipo
materializado, y la razón de los humanoides intelectuales da para todo: lo
mismo puede crear teorías espiritualizadas que materializadas. Los homúnculos
racionales pueden elaborar dentro de su encéfalo cerebral, mediante los
procesos lógicos más severos, una teoría materialista o una espiritualista, y
tanto en una como en la otra, tanto en la tesis como en la antítesis, la lógica
de fondo es realmente admirable. Incuestionablemente, la razón con todos sus
procesos lógicos, como facultad de investigación, tiene un principio y un fin,
es demasiado estrecha y limitada, pues como ya dijimos, se presta para todo,
sirve para todo, lo mismo para la tesis que para la antítesis. Ostensiblemente,
los procesos de cerebrización lógica no son por sí mismos convincentes, por el
hecho concreto de que con ellos se puede elaborar cualquier tesis
espiritualizada o materializada, demostrando ambas el mismo vigor lógico, ciertamente
plausible para todo razonador humanoide. No es posible, pues, que la razón
conozca verdaderamente nada de lo que hay de "tejas para arriba", de
lo que está más allá de eso que continúa después de la muerte.
Ya Don
Emmanuel Kant, el gran filósofo alemán, demostró con su gran obra titulada
"La Critica de la Razón Pura", que la razón por sí misma no puede
conocer nada sobre la verdad, sobre lo real, sobre Dios, etc., etc., etc. No
estamos nosotros, pues, lanzando al aire ideas a priori, lo que estoy diciendo
con tanto énfasis, puede ser documentado con la citada obra del filósofo
mencionado. Obviamente, tenemos que descartar a la razón como elemento de
cognición idóneo para el descubrimiento de lo real.
Archivados
los procesos razonativos en esta cuestión de metafísica practica, sentaremos
desde ahora mismo una base sólida para la verificación de eso que esta más allá
del tiempo, de aquello que continúa y que no puede ser destruido con la muerte
del cuerpo físico. Estoy aseverando algo que me consta, algo que he
experimentado en ausencia de la razón. No está demás recordar a este honorable
auditorio, que yo recuerdo todas mis existencias anteriores.
En los
antiguos tiempos, antes de la sumersión del Continente Atlante, las gentes
tenían desarrollada esa facultad del Ser conocida con el nombre de
"percepción instintiva de las verdades cósmicas". Después de la
sumersión de ese antiguo continente, esa preciosa facultad entró en el ciclo
involutivo, descendente, y se perdió totalmente.
Es posible
regenerar esa facultad mediante la disolución del Ego. Logrado tal propósito,
podremos verificar por sí mismos, en forma autoconsciente, la Ley del Eterno
Retorno de todas las cosas. Indubitablemente, la citada facultad del Ser nos
permite experimentar lo real, eso que continúa, lo que está más allá de la
muerte, del cuerpo físico, etc., etc., etc., y como quiera que yo poseo tal
facultad desarrollada, puedo afirmar con plena autoridad lo que me consta, lo
que he vivido, lo que está más allá, etc., etc.
Hablando
sinceramente y con el corazón en la mano, puedo decirles lo siguiente: los
difuntos viven normalmente en el "Limbo", en la antesala del
infierno, en la región de los muertos (Astral inferior), región plenamente
representada en todas esas grutas y cavernas subterráneas del mundo, que unidas
o entrelazadas íntimamente, forman un todo en su conjunto.
Es
lamentable el estado en que se encuentran los difuntos: parecen sonámbulos,
tienen la Conciencia completamente dormida, deambulan por todas partes, y creen
firmemente que están vivos, ignoran su muerte.
Después de
la desencarnación, los tenderos continúan en sus tiendas, los borrachos en las
cantinas, las prostitutas en los prostíbulos, etc., etc. Sería imposible que
gentes así, sonámbulos de esta clase, inconscientes, pudieran darse el lujo de
escoger el sitio donde deben renacer. Lo más natural es que éstos nazcan sin
saber a que hora ni como, y mueran completamente inconscientes.
Las sombras de los fallecidos son
muchas; cada desencarnado es un montón de sombras inconscientes, un montón de
larvas que viven en el pasado, que no se dan cuenta del presente, que están
embotelladas entre todos sus dogmas, en las cosas rancias del ayer, en las
ocurrencias de los tiempos idos, en los afectos, en los sentimentalismos de
familia, en los intereses egoístas, en las pasiones animales, en los vicios,
etc., etc., etc.
Al renacer
la Esencia se expresa durante los primeros tres o cuatro años de la infancia, y
entonces la criatura es hermosa, sublime, inocente, feliz. Desafortunadamente,
el Ego comienza a expresarse poco a poco, al acercamos a la edad de siete años,
y viene del todo a manifestarse cuando la nueva personalidad ha sido totalmente
creada.
Es
indispensable comprender que la nueva personalidad se crea precisamente durante
los primeros siete años de la infancia, y que se robustece con el tiempo y las
experiencias. La personalidad es energética, no es física, como pretenden
muchas personas, y después de la muerte se descompone lentamente en el panteón,
hasta desintegrarse radicalmente. Antes de que la nueva personalidad se forme
totalmente, la Esencia puede darse el lujo de manifestarse con toda su belleza,
y hasta hace que los niños pequeños sean ciertamente psíquicos, sensitivos,
clarividentes, puros, etc., etc.
Cuan
felices seríamos todos si no tuviéramos Ego, si sólo se expresara en nosotros
la Esencia. Indiscutiblemente, entonces no habría dolor, la tierra sería un
paraíso, un Edén, algo inefable, sublime.
El retorno
del Ego a este mundo es verdaderamente asqueante, horripilante, abominable; el
Ego en sí mismo irradia ondas vibratorias siniestras, tenebrosas, nada
agradables.
Yo digo que toda persona, en tanto no haya
disuelto el Ego, es más o menos negra, aunque esté caminando por la senda de la
Iniciación, y aunque presuma de santidad y de virtud.
El
incesante retorno de todas las cosas es una ley de la vida, y esto lo podemos
verificar de instante en instante y de momento en momento. Retorna la Tierra a
su punto de partida cada año, y entonces celebramos el año nuevo; retornan
todos los astros a su punto de partida original, retornan los átomos dentro de
la molécula a su punto inicial, retornan los días, retornan las noches,
retornan las cuatro estaciones (primavera, verano, otoño e invierno), retornan
los Ciclos, Kalpas, Yugas, Mahamanvantaras, etc. Es pues la Ley del Eterno
Retorno, algo indiscutible, irrefutable, irrebatible.
P.-
Maestro: nos ha dicho usted que no hay ningún mañana para la personalidad del
muerto, y que el Cuerpo Etérico se va desintegrando poco a poco. Quisiera saber
si la personalidad dura más que el cuerpo físico en la desintegración.
R.- La
pregunta que sale del auditorio me ha parecido interesante, y con el mayor
placer me apresuro a responderla.
Incuestionablemente, la ex personalidad es de mayor duración que el
fondo vital eliminado. Quiero con esto afirmar que el Cuerpo Vital se va
descomponiendo, conforme el físico se va desintegrando en la sepultura.
La
personalidad es diferente. Como quiera que se vigoriza a través del tiempo con
las distintas experiencias de la vida, obviamente dura más, es una nota
energética más firme, suele resistir durante muchos años. No es exagerado en
modo alguno afirmar que la personalidad descartada puede sobrevivir por siglos
enteros (resulta curioso contemplar a varias personalidades descartadas
platicando entre sí).
Estoy
hablando ahora algo que a ustedes puede parecerles extraño; he podido contar
hasta diez personalidades descartadas, correspondientes a un mismo dueño, es
decir, a diez retornos de un mismo Ego; las he visto en intercambio de opiniones
subjetivas, reunidas entre sí, por afinidad psíquica.
Sin
embargo, quiero aclarar un poco más esto para evitar confusiones. Yo he dicho
que uno no nace con la personalidad, que debe formarla, que esto es posible
durante los primeros años de la infancia. También he afirmado que en el
instante de la muerte, la personalidad va al panteón y que a veces deambula
dentro del mismo, o se esconde entre su sepultura.
Pensad
ahora, por un momento, en un Ego que después de cada retorno, se escapa del
cuerpo físico; es claro que deja tras de sí a la personalidad. Y si reunimos,
por ejemplo, diez vidas de un mismo Ego, tendremos diez personalidades
diferentes, y éstas pueden reunirse por afinidad, para platicar en los
panteones, para hacer intercambio de opiniones subjetivas. Indubitablemente,
tales ex personalidades se van debilitando poco a poco, se van extinguiendo
paulatinamente, hasta desintegrarse por último radicalmente. Empero el recuerdo
de tales personalidades continúa en el Mundo Causal, entre los Archivos
Akáshicos de la naturaleza.
En
instantes en que platico con ustedes aquí esta noche, me viene a la memoria una
antigua existencia que tuve como militar, durante la época del Renacimiento en
la vieja Europa. En cualquier instante, mientras trabajaba en el Mundo de las
Causas Naturales, como Hombre Causal, se me ocurrió sacar de entre los archivos
secretos, en esa región, el recuerdo de tal ex personalidad. El resultado fue
ciertamente extraordinario: vi entonces a aquél militar vestido con el uniforme
de la época en que vivió. Desenvainando su espada, me atacó violentamente; no
me fue difícil conjurarle, para guardarle nuevamente entre los Archivos. Esto
significa que en el Mundo de las Causas Naturales, todo recuerdo está vivo,
tiene realidad, y esto es algo que puede sorprender a muchos estudiantes
esoteristas y ocultistas.
P.-
Maestro: nos dice usted que la personalidad no nace con el Ego. ¿Qué nos puede
decir sobre el nacimiento del Cuerpo Vital?
R.-
Amigos: quiero que ustedes comprendan que el Cuerpo Vital, asiento básico de la
vida orgánica, ha sido diseñado por los agentes de la vida, de acuerdo con la
Ley de Causa y Efecto.
Aquéllos
que en su pasada existencia acumularon deudas muy graves, podrán nacer con un
Cuerpo Vital defectuoso, el cual, como es muy natural, servirá de base para un
cuerpo también defectuoso. Los mentirosos, pueden nacer con un Cuerpo Vital
deformado, dando por resultado un vehículo físico monstruoso o enfermizo; los
viciosos podrán nacer con cuerpos vitales manifiestamente degenerados, lo cual
dará base para cuerpos físicos también degenerados.
Ejemplo:
el abusador pasionario sexual, a la larga puede nacer con el Cuerpo Vital
indebidamente polarizado; esto motivará un vehículo homosexual, o una forma
femenina lesbiana. Indubitablemente, homosexuales y lesbianas son el resultado
del abuso sexual en pasadas existencias.
El
alcohólico puede nacer con un cerebro vital anómalo, defectuoso, el cual podría
servir de fundamento a un cerebro también defectuoso.
El
asesino, el homicida, aquél que incesantemente repite tan horrendo delito, a la
larga puede nacer inválido, cojo, paralítico, ciego de nacimiento, deformado,
horripilante, asqueante, o definitivamente loco. Es bueno saber que el
asesinato es el peor grado de corrupción humana, y de ninguna manera podría el
asesino retornar con un vehículo sano. Sería, pues, muy largo hablar más, en
este instante sobre el punto relacionado con la pregunta que se me ha hecho.
P.-
Maestro: los que nacen con defectos físicos, ¿no es entonces por taras
hereditarias?
R.-
Distinguida dama: su pregunta es muy importante, y merece que la examinemos en
detalle.
Las taras hereditarias, ostensiblemente
están puestas al servicio de la Ley del Karma, vienen a ser el mecanismo
maravilloso mediante el cual se procesa el Karma. Evidentemente, la herencia
está en los genes del sexo, allí la encontramos, y mediante estos, trabaja la
Ley con todo el mecanismo celular.
Es bueno
comprender que los genes controlan la totalidad del organismo humano; se hallan
en los cromosomas, en la célula germinal, son el fundamento de la forma física.
Cuando estos genes se encuentran en desorden, cuando no existe la formación
natural legítima de ellos, indiscutiblemente originan un cuerpo defectuoso, y
esto es algo que ya está demostrado.
P.-
Maestro: los Egos desencarnados que están profundamente dormidos en la región
de los muertos, y creen que aun viven, ¿cómo pueden representarse las escenas
de su vida, careciendo de Cuerpo Mental?
R.- La
pregunta que el señor hace, resulta equivocada en el fondo. Esto significa que
está mal hecha.
El Ego
pluralizado es mente. Ya hemos hablado claramente, ya hemos dicho que el animal
intelectual equivocadamente llamado hombre, no tiene mente, sino mentes.
Indubitablemente, los diversos, agregados psíquicos que componen el Ego,
no son más que diversas formas mentales, pluralización del entendimiento, etc.
Al retornar todo ese conjunto de mentes, o Yoes pendencieros y gritones, suele
suceder que no todos consiguen reincorporarse. De una suma total de agregados
psíquicos, algunos de éstos ingresan a la involución sumergida del reino
mineral, o se reincorporan en organismos animales, o se adhieren a determinados
lugares, etc., etc., etc. Después de la muerte, cada uno de estos agregados
vive en sus propias ocurrencias y deseos, siempre en el pasado, nunca en el
presente. No olviden ustedes, amigos míos, que el Yo es memoria, que el Yo es
tiempo, que el Yo es un libro de muchos tomos.
P.- Por lo
que usted nos acaba de decir, Maestro, siendo nosotros legión de Yoes, debo
concluir que tampoco tenemos realidad, por ser también formas mentales. ¿Estoy
en lo correcto?
R.-
Distinguido amigo, señores, señoras... Deben ustedes entender que el animal
intelectual equivocadamente llamado hombre, todavía no es un ser logrado. Esto
significa que uno es un punto matemático en el espacio, que accede a servir de
vehículo a determinadas sumas de valores. Cada sujeto es un pobre animal
pensante condenado a la pena de vivir, una máquina controlada por múltiples
agregados psíquicos, infrahumanos y bestiales. Lo único digno que hay dentro de
cada uno de nosotros, es la Esencia, el material psíquico, la materia prima
para fabricar Alma, y ésta, desafortunadamente, está enfrascada entre todos
estos agregados psíquicos inhumanos.
Ser hombre
es algo muy diferente. Para esto se necesita desintegrar al Ego y fabricar los
Cuerpos Existenciales Superiores del Ser. Creo que ahora me han entendido...
P.-
Maestro: ¿quiere decir, entonces, que en efecto somos formas mentales sin una
realidad objetiva?
R.-
Amigos, por favor entiéndanme: cuando hablo de agregados psíquicos, me refiero
a formas mentales. Es claro que tales agregados son ciertamente
cristalizaciones de la mente, y esto creo que ustedes lo entienden, no me
parece necesario seguir explicándolo, ya está dicho.
P.- Me va
usted a decir, querido Maestro, que todos éstos muy distinguidos exponentes del
poder mágico de la mente, que exaltan la gran importancia de tener una mente
positiva, están pues en el error?
R.-
Amigos: por estos tiempos del Kali Yuga, la Edad de Hierro, las gentes se han
dedicado al mentalismo, y por aquí, por allá y acullá se encuentra uno en las
librerías millares de libros hablando maravillas sobre el borrico de la mente.
Lo interesante de todo esto es que Jesús el Gran Kabir, montó en el borrico (la
mente) para entrar en la Jerusalén celestial en Domingo de Ramos. Así lo
explican los evangelios, así lo dicen, pero la gente crucifica a Jesús El
Cristo y adora al burro. Así es la humanidad, mis caros hermanos; así es esta
época de tinieblas en que vivimos.
¿Qué es lo
que quieren desarrollar los mentalistas, la fuerza mental, la fuerza del burro?
Mejor sería que los comprensivos se montaran en este animal y lo domaran con el
látigo de la voluntad; así cambiarían las cosas, y nos haríamos buenos
cristianos, ¿verdad? ¿Qué es lo que quieren desarrollar los mentalistas, la
fuerza del Ego mental? ¡Mejor es que lo desintegren, que lo reduzcan a
polvareda cósmica: así resplandecería el espíritu en cada uno de ellos!
Desafortunadamente, las gentes de estos tiempos ya no quieren nada con
el espíritu, ahora hincados de rodillas, besan las patas del borrico, del asno,
y en vez de purificarse, se envilecen miserablemente.
Si las
gentes supieran que no tienen Cuerpo Mental y que lo único que poseen es una
suma de agregados psíquicos, asqueantes cristalizaciones mentales, y si en vez
de fortificar y de robustecer a esos Yoes bestiales los desintegraran, entonces
sí trabajarían para bien de sí mismos y para su propia felicidad. Empero
desarrollando la fuerza de la bestia, el poder siniestro del Ego mental, lo
único que consiguen es volverse cada día más tenebrosos, izquierdos, abismales.
Yo les
digo a mis amigos, yo les digo a los hermanos del Movimiento Gnóstico, que
reduzcan a cenizas a su Ego mental, que luchen incansablemente por libertarse
de la mente. Así alcanzarán la bienaventuranza.
P.- ¿No se
le hace, Maestro, que una Esencia sin Ego daría por resultado una vida
extremadamente aburrida en este planeta que es tan bello?
R.-
Amigos: al Ego le parece aburrida la existencia cuando no tiene lo que quiere.
Sin embargo, ¿cuando es que el Ego está satisfecho? El Ego es deseo y el deseo
a la larga se convierte en frustración, en cansancio, en hastío, y la vida se
torna entonces aburridora.
¿Con qué
derecho, pues, se atreve el Ego a hablar contra el aburrimiento, cuando él
mismo, en el fondo, se convierte en tedio, en amargura, en desilusión, en
desencanto, en frustración, en aburrimiento? Si el Ego no sabe lo que es
plenitud, ¿cómo podría lanzar conceptos sobre la misma? Incuestionablemente,
muerto el Ego, reducido a cenizas, lo único que queda en nosotros es la Esencia,
la belleza, y de ésta última deviene la felicidad, el amor, la plenitud.
Lo que
sucede es que los amantes del deseo, los que quieren satisfacciones pasionales,
la gente superficial, piensan equivocadamente, suponen que sin el Ego la vida
sería terriblemente aburridora. Si esas gentes no tuvieran Ego, pensarían en
forma diferente, serían felices y entonces exclamarían: "¡La vida del Ego
es espantosamente aburridora!" ¿Creéis acaso, amigos, que es muy delicioso
retornar incesantemente a este valle de amarguras, para llorar y sufrir
continuamente? ¡Es necesario eliminar el Ego para libertarnos de la Rueda del
Samsara!
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