Ha llegado la hora de comprender lo que es realmente el Ser, lo que son nuestros estudios, lo que es la Gnosis. Ante todo, tenemos que rendir culto al Agnostos Theos, al Espacio Abstracto Absoluto, incondicionado y eterno.
Indubitablemente, la divinidad
incógnita y desconocida, es eso que no tiene nombre: aquello, lo innominado, lo
inefable.
El Absoluto está más allá de
todo lo que tenga forma y figura, lado por lado, cantidad, cualidad, número,
medida y peso: es lo que no es, lo que no tiene forma, lo real.
Al usar esta clase de
términos, deben ustedes saberlo entender desde un punto de vista intuitivo;
cuando digo "es lo que no es", hay que aprehender su honda
significación.
Una forma de ser, sería la que
tenemos en nuestro intelecto, pero "aquello" no es lo que tenemos en
nuestro intelecto; por eso digo: "es lo que no es", ese no Ser que es
el real Ser; sólo así podremos entender algo puesto que "aquello"
está más allá de toda comprensión.
Sat, el inmanifestado,
indubitablemente pertenece al aspecto negativo de la luz. Estamos acostumbrados
a pensar en la luz en su aspecto positivo, pero el aspecto negativo de la Gran
Vida está mucho más allá de todo lo que podamos entender, mucho más allá de los
sephirotes de la Cábala, mucho más allá del silencio y del sonido y de los
oídos para percibirlo; mucho más allá del pensamiento, del verbo y del acto.
Cuando se habla de
"existencia negativa", debemos entender aquello que no es y sin
embargo es. La "luz increada", pues, es el aspecto negativo de la
luz, es lo real; la "existencia negativa" tomémosla en el sentido de
que no es manifestada, que se oculta tras los velos de la manifestación.
El Anciano de los Días, por
ejemplo, en cada uno de nosotros, resulta siendo el Malkuth, es decir, un
aspecto inferior, es para el absoluto. Así como Malkuth dentro de la
manifestación cósmica, o sea el mundo físico, es el aspecto más inferior de
todos los diez sephirotes, así también el Anciano de los Días, con toda y su
grandeza, majestad y señorío, es el Malkuth para el Absoluto.
De esa divinidad incógnita y
desconocida, que se halla latente en todo lo que es, ha sido y será, surge toda
emanación: los inefables, el Ejército de la Voz, la Gran Palabra, los Dioses
Santos, los Gobernadores de todo el universo. Ellos no son sino manifestaciones
de la divinidad incógnita y desconocida: del Agnostos Theos.
Bien, mis caros hermanos, no
olvidemos pues al Jehová, al Iod Heve. Cuando hablo en esta forma, no quiero
referirme, en modo alguno, al Jehová aquel antropomórfico de la Iglesia de Roma
y de Jerusalén y de todas las gentes dogmáticas en general; no, el Jehová a que
me refiero, a que hago alusión, es el Jehová íntimo de cada cual; es obvio que
cada uno de nosotros trae dentro su propio Iod Heve. Iod es el principio masculino,
Heve es el principio femenino; Iod es nuestro Padre que está en secreto, Heve
es nuestra Divina Madre Kundalini (ese es el Jehová íntimo, particular, de
cada cual).
Jesús de Nazaret rechazó al
Jehová antropomórfico de los judíos, a ese Jehová bíblico, al de la "Ley
del Talión", al de la venganza; Jesús de Nazaret amó a su Padre que está
en secreto, y a su Divina Madre Kundalini. Vemos al Divino Rabí de Galilea,
crucificado, exclamando al Padre con gran voz: "¡Padre, en tus manos encomiendo
mi Espíritu!" Su Madre Divina Kundalini está al pie de la cruz; ella le
asiste, ella es Ram Io. "Ram" es un mantram, el mantram del fuego, el
mantram del Tattva Tejas: "Io" nos recuerda los Misterios Isíacos,
"Io" es el punto dentro del círculo, es el Lingam-Yoni.
Así pues, hermanos, Jesús
rechazó definitivamente al dogmático Jehová, a ese que fundamentaba toda su
doctrina en la venganza de "ojo por ojo y diente por diente", y adoró
firmemente a su Padre que está en secreto y a su Divina Madre. El Jehová auténtico,
pues, hay que buscarlo íntimamente; cada uno de nosotros lleva, más allá de su
Conciencia, al Padre que está en secreto y a la Divina Madre (Iod Heve).
Hemos citado al Espacio
Abstracto Absoluto, de donde emanó el Ejército de la Voz, de donde brotó
nuestro Jehová particular, el divino macho-hembra. Vemos, pues, que detrás de
nuestra divinidad particular está la divinidad abstracta, el Ser de nuestro
Ser, el dios desconocido, ante el cual se prosterna todo el ejército de la voz:
la deidad que no tiene nombre, la "existencia negativa",
"aquello" que no es y sin embargo es.
Hemos visto, pues, de dónde ha
brotado nuestro Ser Interior; habiendo sabido que emanó de entre las entrañas
del Espacio Abstracto, necesitamos orientarnos. Ante todo se hace indispensable
que nuestro Padre-Madre interior sea autorrealizado en nosotros; eso es posible
si nos comprendemos a sí mismos, si logramos eliminar de nuestra naturaleza,
los elementos inhumanos que cargamos dentro.
Veamos: ¿por qué en las
profundidades de sí mismos, está nuestro Padre-Madre, nuestro Elohim primordial
que ha emanado del dios desconocido, de la luz insondable, del Espacio
Abstracto, incondicionado y eterno? El ha venido con un propósito, y es tomar
forma en nosotros, autorrealizarse, cristalizar en nosotros. ¿Será posible
eso? ¡Sí lo es! Pero necesitamos, repito, primero, la eliminación de los
elementos inhumanos, a fin de que él pueda expresarse a través de nosotros;
segundo, necesitamos la creación de instrumentos o vehículos capaces de
almacenarlo, de recubrirlo con su presencia, de protegerlo; vehículos que deben
tener una constitución fuerte y sin embargo elástica y dúctil, sublime.
¿Qué clase de vehículos serán
esos? Ayer estuvimos, precisamente, hablando sobre los Cuerpos Existenciales
Superiores del Ser. Todas las gentes creen que ya poseen tales cuerpos
(cuando hablo de "todas las gentes", me refiero a los
pseudoesoteristas y pseudoocultistas); desafortunadamente, son muy pocas las personas
que nacen con un Cuerpo Astral.
Si examinamos cuidadosamente a
las gentes, vemos que solamente poseen un cuerpo planetario y ese cuerpo está
gobernado por cuarenta y ocho leyes; lo que estoy diciendo, está comprobado por
las cuarenta y ocho cromosomas que existen en la célula germinal. Como ya se
sabe, el elemento masculino proporciona veinticuatro cromosomas para formar
esa célula; no ignoran los Biólogos que el elemento femenino aporta otros
veinticuatro cromosomas; sumadas, nos dan cuarenta y ocho, que es el número que
se necesita para una célula germinal.
Así pues, nuestro cuerpo
físico está gobernado por cuarenta y ocho leyes. Es un instrumento
maravilloso; desafortunadamente, la humanidad solamente posee dicho
instrumento. El asiento vital de tal vehículo, es el Cuerpo Vital, el Lingam
Sarira de los teósofos, la condensación biotermoelectromagnética, en la cual
se haya la raíz misma de nuestra existencia. Más allá de estos cuerpos, lo
único que existe es el Ego (y eso es la humanidad).
El bípedo tricerebrado, el
animal intelectual, solamente posee el cuerpo planetario con su asiento vital,
y dentro, muy dentro, lleva el Ego, el Yo, el mí mismo, el sí mismo. Tal Yo,
tal Ego, esta compuesto por diversos elementos inhumanos. Desafortunadamente,
la Esencia se halla enfrascada, embutida entre los citados elementos y es obvio
que se procesa de acuerdo con su propio condicionamiento.
Nos hallamos, pues, en un
estado desastroso y sin embargo estamos llamados a recubrir con nuestras
presencias al divino macho-hembra, a ese que emanó del Espacio Abstracto
Absoluto.
Entonces, ¿cómo hacer, cómo
proceder, cómo actuar, cómo trabajar para que, un día, nuestro sagrado Elohim
pueda ser recubierto con nuestra presencia?, ¿de qué manera? Ante todo debemos
empezar por eliminar de nuestra naturaleza, los elementos inhumanos. Tales,
repito (y para que me entiendan bien, aclaro), se hayan personificados con las
diversas figuras que constituyen el Yo, el mí mismo, el sí mismo: ira, codicia,
lujuria, envidia, orgullo, pereza, gula, etc. (son tan innumerables los
defectos, que aunque tuviéramos mil bocas para hablar, no acabaríamos de
enumerarlos a todos detenidamente). Se hace muy necesario, urgente,
inaplazable, poder eliminar todos esos defectos. Cada uno de ellos es un
elemento inhumano y dentro de cada uno de ellos está enfrascada, embotellada,
embutida la Esencia, que es lo más digno, que es lo más decente que poseemos.
Ante todo se hace urgente
comprender que es indispensable hacer conciencia de nuestros propios errores.
En relación con las gentes, en la lucha por el pan de cada día, en relación con
nuestras amistades, los defectos que llevamos escondidos afloran, y si nosotros
nos hallamos alertas, como el vigía en época de guerra, entonces los descubrimos.
Defecto descubierto, debe ser comprendido muy íntegramente, en todos los
departamentos de la mente.
Cada defecto es polifacético y
tiene muchas raíces. Una vez que hayamos comprendido nuestros errores a través
de la técnica de la meditación, entonces procederemos a eliminarlos. Podríamos
comprender, por ejemplo, el defecto de la ira y sin embargo continuar con ella;
podríamos comprender el defecto de la envidia y sin embargo llevarla adentro.
Se hace necesario también, repito, eliminar y esto solamente es posible
utilizando la fuerza eléctrica sexual.
Así pues, durante el Sahaja
Maithuna podemos invocar a Devi Kundalini, la serpiente ígnea de nuestros
mágicos poderes y suplicarle elimine, erradique de nosotros el defecto
descubierto. Ella procederá, utilizando la lanza de Minerva para arrojarlos
fuera. Recordemos aquel símbolo maravilloso, en el que aparece Jesús, el Gran
Kabir, dentro del Templo de Jerusalén arrojando con el látigo a los
mercaderes. Así también debemos proceder nosotros: arrojar con el látigo de la
voluntad a los mercaderes del templo (la ira, la codicia, el orgullo, etc.,
etc., etc.). Devi Kundalini se encargará de hacerlo; ella empuñará la lanza de
Minerva y con tal fuerza fohática extraordinaria, eliminará los elementos inhumanos
que llevamos dentro.
Así, mis caros hermanos, la
Conciencia se irá emancipando, liberando, y conforme se vaya liberando, irá
despertando, y cuando todos los elementos inhumanos hayan sido deshechos,
entonces ella resplandecerá abrasadoramente, entonces podremos ver, oír, tocar
y palpar las grandes realidades de los mundos superiores.
Repito: necesitamos arrojar
del templo, a los mercaderes y eso es cuestión de Thelema (voluntad).
Continuando pues hacia
adelante, el trabajo de preparación es extraordinario, porque necesitamos
realmente trabajar demasiado para poder, un día, recubrir con nuestra presencia
al divino macho-hembra, al Elohim Interior, que emanó de la luz increada, del
Espacio Abstracto Absoluto.
Hablando más profundamente
(para la preparación del templo) diremos que se necesita la fabricación de un
Cuerpo Astral. Eliminar el Ego, es una parte; crear los Cuerpos Existenciales
Superiores del Ser es otra parte y sacrificarnos por la humanidad es nuestro
deber. Con esos tres factores de la Revolución de la Conciencia, conseguiremos
la autorrealización íntima del Ser; con esos tres factores de la Revolución de
la Conciencia, nos capacitaremos para poder cristalizar, en nuestro interior,
al Elohim íntimo, al Padre-Madre, al Jehová particular, al Iod Heve.
La creación de los Cuerpos
Existenciales Superiores del Ser, es también de suma paciencia: necesitamos
transmutar el sagrado esperma en energía. En otros tiempos, cuando la humanidad
no había desarrollado el abominable Organo Kundartiguador, nadie extraía de su
cuerpo el sagrado esperma; mas cuando le fue proyectado, al animal
intelectual, el abominable Organo Kundartiguador, entonces gozó eliminando el
sagrado esperma. Si nosotros transmutamos esa materia venerable en energía,
podremos crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, pero ante todo hay
que comprender los diversos procesos alquímicos.
Se nos ha dicho que para la
Gran Obra, con una sola substancia tenemos. ¿Cuál será esa substancia? Nosotros
respondemos: el mercurio de la filosofía secreta. ¿Y dónde está ese mercurio?
Pues bien, es el alma metálica del esperma. Es claro que al no gastar el licor
seminal, éste se transmuta en energía y esa energía es el mercurio de la
filosofía secreta, es decir, el alma metálica del esperma es el mercurio de la
filosofía secreta y esa alma metálica está representada por Lucifer; al citar
a este personaje, no debemos escandalizarnos.
Ese es Lucifer; pero no
pensemos en un Arcángel antropomórfico, el Lucifer es muy individual, cada
uno de nosotros, tiene su Lucifer particular, individual. Lucifer es uno de los
aspectos de nuestro Ser Interior y en verdad que el más importante; es, por
decirlo así, el duplicado del Tercer Logos en nosotros, la sombra de Shiva, el
archihierofante y archimago. ¿Que él resplandecía? Es verdad: abrasadoramente.
Como Arcángel inefable, era un santo Kumarat, pero cuando cometimos el error de
caer en la generación animal, en esa, dijéramos, la raíz de nuestros actos (por
ser él uno de los aspectos más importantes de nuestro Ser, por ser el duplicado
de nuestro Dios Intimo), cayó de hecho en las tinieblas de este mundo y se
convirtió en el diablo.
Hay tantos diablos en la
Tierra, cuantos seres humanos; cada uno de nosotros tiene su propio diablo y
este diablo particular de cada uno de nosotros, es negro como el carbón,
cristalizó por el Organo Kundartiguador, en el Fohat negativo, en el fuego de
la fatalidad, el fuego luciférico.
Está en desgracia Lucifer,
después de ser la criatura mas excelente, no dentro del Ser, sino en nosotros.
Debemos blanquearlo y eso está escrito. Los Alquimistas medievales dijeron:
"Quema tus libros y blanquea el latón"... Ya se sabe que el latón es
de cobre y el cobre está relacionado con Venus, la estrella de la mañana y de
la hora vespertina. "Blanquear el latón" significa blanquear al
propio diablo interior para liberarnos. El es Prometeo encadenado: un buitre le
devora las entrañas incansablemente (el buitre del deseo). Nuestro Lucifer tiene
poder sobre los cielos, sobre la tierra y sobre los infiernos, pero lo tenemos
en desgracia; si lo blanqueamos, seremos recompensados (y con creces). ¿Cómo
blanquearlo? Eliminando el Ego, creando en nosotros los Cuerpos Existenciales
Superiores del Ser y sacrificándonos por la humanidad.
Entre los aztecas, Lucifer
aparece lanzándose de cabeza al fondo del abismo, símbolo de nuestra caída
sexual. Más hay algo novedoso en la doctrina azteca: Lucifer ciñendo el cordón
de penitente, de anacoreta... ¿Lucifer haciendo penitencia? ¿Habrán visto algo
más extraordinario? Es digno de ver ese Lucifer; es, dijéramos, la
representación de nuestra Piedra Filosofal (en el fondo, ese paradigma tiene en
nosotros; pero está tan relacionado íntimamente con el mercurio de la
filosofía secreta, que parece como si hubiésemos nosotros pasado por una
disgregación, mas no hemos pasado por ninguna disgregación; se necesita poner
mucha atención). Ya dije que el alma metálica del esperma es la Piedra
Filosofal, ya dije que Lucifer es la Piedra Filosofal. Adivinen: ¿cuál de los
dos es la Piedra Filosofal? En realidad de verdad, tanto Lucifer como el alma
metálica del esperma, constituyen la Piedra Filosofal; esa piedra está velada
por Lucifer.
Bien, en la Catedral de Notre
Dame de París, aparece un ave, un cuervo, con la vista dirigida hacia la
"piedrecita del rincón". ¿Qué hay en la piedrecita del rincón? Una
figura, un diablo... ¿Qué significa el "cuervo de la putrefacción"?
¡La muerte! Necesitamos la eliminación, matar, destruir el Ego animal; sólo así
es posible "blanquear al diablo" que está en el rincón del templo y
que desea su liberación, pues quiere volver a ser el Arcángel luminoso de otros
tiempos.
Esa alma metálica del
esperma, repito, es extraordinaria: ha emanado del Caos y está en las aguas
seminales, en verdad. A su vez, de esa alma metálica, mediante la
transmutación, se desprende una tercera agua: es el producto, propiamente
creador, que sube por los Canales de Idá y Pingalá hasta el cerebro. Cuando
el fuego, el azufre hace fecundo a ese mercurio, entonces comienza el proceso
maravilloso de la Iniciación; pero ténganse en cuenta los tres aspectos del
mercurio:
Primero: Como caos metálico,
simple esperma.
Segundo: Como alma metálica o
mercurio.
Tercero: La tercera agua, el
fluido aquel maravilloso que sube por los Canales de Idá y Pingalá hasta el
cerebro.
Un momento llega o llegará en
que ese tercer aspecto, esos fluidos sexuales, ascendiendo por los Canales de
Idá y Pingalá, sean fecundados por el fuego sagrado (he ahí el ligamen del
mercurio y del azufre en su primer aspecto), y todo el proceso esotérico de
nosotros, se fundamenta en los cruces incesantes del mercurio con el azufre.
El Hidrógeno Sexual SI-12, del
cual nos hablan los mejores ocultistas, entre ellos Gurdjieff, seriamente
corresponde al mercurio mismo, al tercer aspecto, a la tercera agua mercurial.
Ese mercurio, al cristalizar en su primer vehículo, que es el Astral, se hace
extraordinario, maravilloso; pero para que ese mercurio tome la forma del
Cuerpo Astral, hay que trabajarlo. Mediante la transmutación, llegará el
momento en que ese mercurio tome esa figura y ya provistos de un Cuerpo
Astral, podemos viajar con él a través del espacio infinito. Mucho más tarde,
el mercurio viene a cristalizar en la forma del Cuerpo Mental y muchísimo más
tarde, en la forma del Cuerpo Causal (vean ustedes las tres formas de
cristalización del mercurio).
Cuando esos Cuerpos
Existenciales son creados, formados, encarnamos al Alma Humana: pero no basta
crear, con el mercurio, los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser; debemos
saber que el mercurio está llamado a cargar el oro del Cristo Cósmico dentro de
sí mismos (San Cristóbal, cargando al niño, es una alegoría de esta verdad que
estamos diciendo). Cada uno de nosotros debe, ante todo, preparar el mercurio;
una vez preparado, no olvidar que dentro de nosotros, debe desarrollarse el
Niño de Oro de la Alquimia Sexual.
Así pues, el Hidrógeno Sexual
SI-12 de que nos habla Gurdjieff, no es otra cosa sino el mismo mercurio.
Cuando se dice que "el oro se desarrolla dentro del mercurio del
Ser", ¿qué clase de oro es el que se forma? Repito, el oro crístico,
porque Cristo es el oro; dentro de esos cuerpos y el mercurio, debe formarse
el oro, el oro del Cristo. En fin, debe el Logos tomar forma en nosotros y ese
es un trabajo dispendioso, arduo.
No basta crear los Cuerpos
Existenciales Superiores del Ser, hay que ir más lejos: se necesita
perfeccionarlos para que puedan ser recubiertos, más tarde, con las distintas
partes del Ser.
Repito, para que comprendan
los aquí presentes y los que me escuchan: el mercurio es la materia
fundamental de la Gran Obra y tiene, ya dije, tres aspectos (y lo repito y lo
aclaro): primero, el Caos, propiamente dicho, que es la secreción semilíquida,
semisólida, de las glándulas sexuales, y eso se da no solamente en los varones
sino también en la mujer, porque si bien es cierto que el hombre durante un
orgasmo, gasta su esperma, la mujer también tiene su esperma y cuando pasa por
el orgasmo, lo pierde miserablemente. ¿Que los médicos no quieran llamar
"esperma" a la secreción sexual femenina? Eso es otra cosa; pero los
Alquimistas sí le damos el nombre de "esperma", porque es esperma y
estoy hablando en términos de Alquimia rigurosa, no en términos clínicos,
médicos, y eso debe quedar aclarado en esta plática.
¿Que tiene tres aspectos? Eso
es verdad y lo estoy repitiendo para que sea entendido: el primero, ya lo dije,
es el esperma; el segundo aspecto resulta de la transmutación, es, dijéramos,
la parte tetradimensional del esperma la parte sutil, etérica; el alma
dijéramos, de ese esperma, el alma metálica. Ese es el mercurio en su segundo aspecto;
pero el tercer aspecto deviene del segundo: es la energía ya ascendiendo por
los Cordones de Idá y Pingalá hasta el cerebro.
Dicen los Alquimistas que el
mercurio debe ser fecundado por el azufre y conviene que ustedes me entiendan.
Es claro que cuando los átomos solares y lunares hacen contacto en el Tribeni,
cerca del coxis, por inducción despierta una tercera fuerza que es el azufre,
el fuego que asciende victorioso por el Canal de Sushumna, es decir, por el
canal medular de la espina dorsal hasta el cerebro, y en su ascenso va abriendo
los chacras...
SAMAEL AUN WEOR
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