Guadalajara,Jalisco. República de México, 27 de Octubre de 1.976
Desde esta tribuna me dirijo a
todos, con el propósito de hacer llegar mis pensamientos y palabras de amor.
Es grande, para nosotros los
mexicanos, tener la visita de hermanos de todas las latitudes de América.
Ciertamente, nosotros los mexicanos tenemos una rica Antropología que
compartimos con todos los pueblos, naciones, lenguas; nuestra patria mexicana
contiene tesoros preciosos de sapiencia, que está dispuesta para que los
estudiosos puedan beber allí el summum de la sabiduría.
Ha llegado la hora de comprender
que en todos los países del orbe, palpita la sabiduría oculta, ha llegado la
hora de entender que bajo las Pirámides de Egipto, floreció la sabiduría de los
Hierofantes; ha llegado el momento de saber que en las Pirámides de
Teotihuacán, aún se escucha el verbo que resuena de los antiguos Maestros de
Anáhuac. En nombre de la verdad he de decir que la sapiencia cósmica fluye y
palpita en todo lo que es, en todo lo que ha sido, en todo lo que será.
A través del tiempo, distintos
Hierofantes del saber resplandecieron en la noche profunda de todas las edades:
ora Hermes Trismegisto, el tres veces grande Dios Ibis de Thot, grabando su
sapiencia en la "Tabla Esmeraldina"; ora los grandes sabios de la
antigua Grecia, enseñando a las multitudes desde los Misterios de Eleusis; ora
los Hierofantes de Asiria y de Persia; ora los Sacerdotes Incas, que brillaban
como soles resplandecientes en el Alto Cuzco (Perú); era la sapiencia soberana
de los grandes Sacerdotes de Anáhuac, el arte magistral de nuestros artistas
Toltecas de la lejana Tule. Sí: por aquí, por allá y acullá, resplandece la
sabiduría de todas las edades, la sabiduría oculta.
Existe una gran diferencia entre la
Antropología meramente profana y la Antropología Gnóstica. La Antropología
meramente profana, mediante asociaciones de tipo intelectivo, saca deducciones
lógicas que pueden no estar de acuerdo, en realidad de verdad, con los
principios esoteristas de Anáhuac, o de los Toltecas, o del Egipto, etc. Pero
la sabiduría gnóstica, la Antropología Gnóstica, basada en reglas precisas y en
principios tradicionales eternos, sabe extraer de las piedras arcaicas toda la
sapiencia esotérica. Así pues, debemos diferenciar entre la Antropología
Gnóstica y la Antropología meramente intelectiva.
Este es un momento de confusión, la
humanidad se encuentra en estado caótico, hay crisis mundial y bancarrota de
todos los principios morales; las gentes se han lanzado a la guerra: unos
contra otros y todos contra todos.
En este momento de confusión
mundial y de bancarrota de todos los aforismos y principios herméticos, no nos
queda más remedio que ahondar en la sabiduría del pasado, extraer de muchos
códices la orientación precisa, para guiarnos en el momento presente; beber en
la fuente tradicional de la augusta sabiduría de la naturaleza, buscar los
primeros cauces de la sapiencia cósmica. El momento ha llegado en que nosotros
debemos volver nuevamente a estudiar los libros clásicos, pero con ojo avizor,
sabiendo sacar de entre "la letra que mata", el "espíritu que da
vida".
El hombre, en sí mismo, es un
misterio. Los antiguos dijeron: "Nosce Te Ipsum" (Hombre conócete a
ti mismo y conocerás al universo y a los Dioses)... Ha llegado la hora de
investigarnos a fondo, de salir al encuentro de nuestro propio destino, de
ahondar en las profundidades de sí mismos.
A través de diversos estudios
antropológicos y psicológicos, llegamos a la conclusión lógica de que el animal
intelectual equivocadamente llamado hombre, en realidad de verdad no es el
hombre. Hagamos una plena diferenciación entre el mamífero intelectual y el
hombre. Incuestionablemente, si colocamos a un hombre frente a un animal
intelectual, veremos que físicamente se parecen, más si les observamos
psicológicamente, podremos notar cuan distintos son.
El momento ha llegado en que nazca
el hombre dentro de nosotros mismos, aquí y ahora. Existen fuentes
tradicionales de conocimiento que nos indican, con exactitud, cuál es el camino
que conduce al advenimiento del hombre.
Ante todo, es necesario que haya
verdadero amor a la sabiduría, ante todo es necesario que haya disponibilidad
al hombre.
Dice la Antropología Esotérica
Gnóstica, que el Sol en estos momentos está haciendo un gran ensayo, en el tubo
de ensayos de la naturaleza. El Sol quiere crear hombres. Cuentan viejas
tradiciones que se pierden en la noche profunda de todas las edades, que
durante la época de Abrahán, hubo una buena cantidad de creaciones humanas. En
las épocas del cristianismo, durante los primeros ocho siglos, también hubo una
buena cantidad de creaciones humanas. En la Edad Media, se hicieron algunas
creaciones. En estos momentos el Sol, dicen las viejas tradiciones, está
haciendo un último esfuerzo por crear al hombre.
El Sol ha depositado, en las glándulas
sexuales de cada ser viviente, los gérmenes para el hombre. Ahora sólo nos toca
cooperar con el Sol, para que nazca el hombre dentro de nosotros mismos, aquí y
ahora.
La creación del hombre es un
problema dificilísimo: se necesita cooperar con el Sol, para que nazca el
hombre. Si nosotros no cooperamos con el Sol, el hombre no podrá nacer dentro
de nosotros. Urge, pues, cooperar con el Sol, para que nazca en nosotros. La
semilla para el hombre está dentro de nosotros: cooperemos con el Sol y esa
semilla germinará.
No todos los millones de seres
humanos que pueblan la faz de la Tierra, son hombres; pero los gérmenes pera el
hombre, están ubicados en las glándulas endocrinas sexuales de los animales
intelectuales equivocadamente llamado hombre. Así como la mariposa se forma
dentro de la oruga, así también dentro del animal intelectual, puede germinar
el hombre.
No es por medio de la evolución
como el hombre puede nacer en nosotros: es a través de la Revolución de la
Conciencia. Quienes preconizan el dogma de la evolución, como fundamento de la
autorrealización íntima, están perfectamente equivocados. Sólo a través de la
Revolución de la Conciencia, puede nacer el hombre dentro de nosotros.
Federico Nietzsche habla del
Superhombre. Olvidó Federico Nietzsche que antes que el Superhombre
resplandezca sobre la faz de la Tierra, debe nacer el hombre.
Los antiguos Náhuatls dijeron:
"Los Dioses crearon al hombre de madera y después de haberlo creado, lo
fusionaron con la divinidad". Luego añade el Códice: "No todos los
hombres logran fusionarse con la divinidad"... Obviamente, primero debe
nacer el hombre, mediante la creación de los Cuerpos Existenciales Superiores
del Ser; posteriormente, integrarse con la divinidad. Cuando el hombre se
integra con la divinidad, nace el Superhombre.
El Superhombre resplandece en la
noche de los siglos, brilla sobre las cumbres majestuosas del Calvario, asombra
a las gentes del Monte Nebo; se estremecen las Pirámides cuando escuchan su
verbo; resuena maravillosamente, en las cátedras de Pitágoras; vibra,
extraordinariamente, sobre las Pirámides de Egipto y de Yucatán; como un Sol
hace resplandecer el Alto Cuzco del Perú. El Superhombre brilla por un instante
y luego desaparece de entre las multitudes; el Superhombre está más allá del
bien y del mal: conoce lo bueno de lo malo y lo malo de lo bueno.
Al Superhombre lo crucifican tres
traidores: Judas, Pilato y Caifás; al Superhombre lo odian tres clases de
gentes: los escribas, los sacerdotes y los ancianos del templo. Los escribas
(es decir, los intelectuales) le abominan porque no encaja dentro de sus
dogmas, dentro de sus teorías; los sacerdotes lo excomulgan porque no cabe
dentro de sus sectas, y por último, los ancianos le abominan porque se sale de
sus viejas costumbres reaccionarias y conservadoras.
El Superhombre es terriblemente
divino: empuña la espada de la justicia y lucha contra las potencias del bien y
del mal. El Superhombre es un Pitágoras, el Superhombre es un Hermes
Trismegisto, el tres veces grande Dios Ibis de Thot; el Superhombre es un
Quetzalcóatl, que hace estremecer a los Náhuatls; el Superhombre es un Jesús de
Nazaret; el Superhombre es un Manco Capac, que en la tierra de los Incas
origina la gran tempestad de todos los ideales, y también la fuerza que lleva
su mensaje por los países del Sur. El Superhombre, obviamente, tiene poder sobre
los elementos: sobre el fuego que flamea, sobre los aires que rugen como olas,
y también sobre las aguas y la perfumada tierra. El Superhombre, por encima de
todos los dogmas y de todos los exclusivismos, desenvaina la espada y combate
contra sí mismo, contra todo y contra todos.
¡Ha llegado la hora de que nosotros
nos preparemos para el advenimiento del Superhombre! El hombre, en realidad de
verdad, debe nacer antes que el Superhombre resplandezca en los cielos
estrellados de Urania.
Nosotros todos, que aquí estamos
reunidos, en verdad no estamos contentos con las costumbres anticuadas de esta
época, con los dogmas de tantas sectas políticas y religiosas, con los estados
de ansiedad, con la ignorancia, con el dolor, con el hambre, con la miseria,
con el asqueante materialismo, con esos viejos edificios, con esas calles
horribles, con ese humo que destruye a las criaturas. En modo alguno estamos
contentos con tanta abominación, con tanta degeneración, con tanta decrepitud.
Queremos una Edad de Oro, donde vuelva a resplandecer la sinceridad; una Edad
de Oro donde la inocencia reine soberana, una Edad de Oro donde el perfume de
la amistad y la fragancia de la cortesía, embalsen el ambiente glorioso de esta
naturaleza siempre brillante, siempre pura.
Amigos: si por algo estamos
reunidos aquí, es porque estamos descontentos con todas las porquerías de ésta
época; si por algo estamos aquí, es porque queremos el advenimiento del
Superhombre, es porque queremos un mundo mejor, entre rayos, tempestades y
grandes cataclismos. ¡No más teorías reaccionarias y anticuadas: queremos la
Revolución de la Conciencia, queremos un mundo de rebeldes inteligentes,
queremos, en verdad, hacer arder la antorcha de los genios de las Pirámides de
Teotihuacán y de Egipto, y la sapiencia de Grecia y de Roma, sobre la faz de la
Tierra!
¡Los Dioses Toltecas y de Anáhuac
nos vigilan, los Dioses Mayas no han muerto, Quetzalcóatl no se va a rendir,
ante la corrupción de esta época perversa!
Amigos: este gran banquete de la
amistad, es verdaderamente un banquete de luz, un banquete donde florece el
verbo de los Hierofantes, un banquete iluminado por el Cristo Cósmico, un
banquete donde vuelve a verse, en las mujeres, los ojos de las antiguas
Sibilas, los ojos de las Sacerdotisas de Tebas y de Nenfis, los ojos de esas
divinas doncellas de las Pirámides del Sol y de la Luna.
¡Protestamos contra esta edad
negra, perversa, y nos preparamos trabajando sobre nosotros mismos, sobre sí
mismos, para poder formar parte de un nuevo éxodo. Día llegará en que todos
ustedes tendrán que salir de entre el fuego y el humo, entre terremotos y
maremotos, rumbo a una isla sagrada, en el Océano Pacifico. Este que está
dentro de mi insignificante persona que nada vale, encabezará las legiones de
la luz, los escuadrones de acero del Ejército de Salvación Mundial.
El Movimiento Gnóstico
Internacional avanza victorioso sobre la faz de la Tierra, y con sus pasos hace
estremecer a este mundo podrido. ¡Ya nada ni nadie podrá detenernos en esta
marcha luminosa y triunfal!
Ahora es necesario que todos
integrados, todos unidos, formando poderosos escuadrones de lucha, avancemos
por el Canadá hasta las tierras de Europa. ¡Vamos a desconcertar a los tiranos
y a desenmascarar a los traidores que tienen a este mundo en tinieblas, ante el
veredicto solemne de la conciencia pública! ¡Vamos a crear un mundo mejor,
vamos a luchar para que resplandezca la luz sobre la faz de la Tierra!
¡Viva El Cristo! ¡Viva El Cristo!
¡Viva El Cristo!
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