Damas y caballeros: me dirijo a ustedes esta noche con el
propósito de hablar sobre poderes psíquicos, es decir, sobre Psicología
Experimental llevada a la práctica. Empezaremos por hacer un análisis, somero,
sobre lo que es ciertamente, el mundo físico en el que vivimos.
Einstein dijo: "Energía es igual a masa, multiplicada par la velocidad de la luz al cuadrado. La masa se transforma en energía, la energía se transforma en masa"... Incuestionablemente, el mundo tridimensional de Euclides se encierra dentro de esa fórmula básica de Einstein; sin embargo, más allá de esa fórmula existe algo; quiero referirme, en forma enfática, a la cuarta coordenada, a la cuarta vertical. Veamos esta mesa, que es larga, ancha y alta (he allí las tres dimensiones), pero, ¿cuanto hace que fue construida esta mesa, cuanto tiempo? (he allí la cuarta vertical); así pues, la cuarta vertical es el tiempo. Mas allá de esta cuarta vertical existe la quinta coordenada, y esta en sí misma y por sí misma, es la Eternidad; y muchísimo más allá de la quinta vertical tenemos la sexta (la sexta en sí misma, trasciende al tiempo y a la Eternidad); por último existe la dimensión cero desconocida, la séptima dimensión.
Vivimos, pues, en un mundo multidimensional; desafortunadamente, las gentes sólo perciben el mundo de tres dimensiones; es necesario desarrollar otras facultades que nos permitan conocer la cuarta vertical. Afortunadamente, en la anatomía oculta del ser humano, se encuentran, en estado latente, los sentidos que convenientemente desarrollados en forma científica, pueden darnos acceso no solamente a la cuarta vertical, sino a las dimensiones quinta, sexta y séptima.
Obviamente, en la espina dorsal de los seres humanos, en estado latente, se hallan divinales poderes; empezaremos por examinar el centro coxígeo. En el coxis existe un centro magnético especial, un Chacra, hablando al estilo oriental; dentro de tal centro subyace un poder eléctrico formidable; quiero referirme, en forma enfática, a Devi Kundalini Shakti, la serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes. Los indostanes dicen que esta serpiente está encerrada dentro del Chacra Coxígeo; que allí se encuentra enroscada, afirman, con tres vueltas y media. Nosotros tenemos poderes latentes, y uno de ellos es precisamente el de la Kundalini (algunas Escuelas temen el despertar del Kundalini); es un poder explosivo, maravilloso. Quien logre despertar la serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes, puede salirse de una caja herméticamente cerrada; quien logre despertar ese poder ígneo, flamígero, puede caminar sobre las aguas sin hundirse, volar por los aires como lo hicieron muchos ascetas místicos, tanto en el oriente como en el occidente del mundo... Hay que despertar ese poder ígneo, flamígero, que subyace como ya dije, dentro del centro magnético del coxis; en El Apocalipsis de San Juan, a ese centro magnético coxígeo se le denomina Iglesia de Efeso. Despertar, poner en actividad tal centro flamígero, es algo grandioso. Quien lo despierte, adquirirá poder sobre el elemento tierra; podrá con su voluntad hacer caer una roca, podrá con su voluntad dominar los terremotos, etc.
El segundo poder flamígero, latente en la espina dorsal del hombre, se haya ubicado a la altura de la próstata; en El Apocalipsis de San Juan, a dicho centro se le denomina Iglesia de Esmirna; bien saben los ascetas místicos que con el despertar de esa maravillosa facultad, se adquiere poder sobre las aguas; entonces podremos dominar las tempestades del océano, o desatarlas a voluntad.
El tercer poder, existente en la espina dorsal del hombre, se haya ubicado exactamente a la altura del plexo solar, es decir, a la altura del ombligo; en El Apocalipsis de San Juan, a tal centro se le denomina, esotéricamente, Iglesia de Pérgamo; poner en actividad tal poder flamígero, equivale a adquirir la potestad de dominar el fuego. Los Yoguis indostánicos que han despertado tal maravilloso poder, pueden ordenar a los volcanes en erupción que cesen en su actividad, y ellos obedecerán. El asceta que ha conseguido el despertar de ese centro, puede manejar las potencias da la vida universal; puede enterrarse vivo durante meses enteros, y cuando alguien lo saque, hallará que no ha recibido daño de ninguna especie. En el plexo solar, en la región umbilical, está también al Centro Telepático; ese centro telepático, ciertamente, pertenece a las funciones de la Iglesia de Pérgamo.
El cuarto poder, existente en la espina dorsal, se halla exactamente situado a la altura del corazón; en El Apocalipsis de San Juan, a ese centro se le denomina Iglesia de Tiatira. Quien logre despertar ese maravilloso poder flamígero del corazón, realizará prodigios; despertar ese centro es indispensable, porque con esa centro adquirimos facultades, tales como el desdoblamiento astral, las Estados de Jinas, etc.
Mucho habla Don Mario Rosso de Luna, en su distintas obras, sobre las Estados de Jinas; es necesario que revisemos, aunque sea en forma somera, esa cuestión "Jina"... Quiero que ustedes sepan, en nombre de la verdad, que no sólo en este mundo de tres dimensiones existe una humanidad; ciertamente existe, en la cuarta vertical, determinada raza humana, gentes que aún viven en el Edén, personas de carne y hueso como nosotros, pero que no se han degenerado como nosotros; personas físicas con poderes extraordinarios (no hablarán inglés, ni francés, ni español, ni alemán, pero sí parlan en el lenguaje primitivo, que como un río de oro corre bajo la selva espesa del Sol).
Muchos son las escépticos que dicen: "Nadie ha ido al otro mundo para volver y contarnos lo que hay allá, del otro lado". Yo les digo a ustedes, en nombre da la verdad, que es posible, ciertamente, ir allá, al otro mundo en carne y hueso; si desarrollamos los poderes del cardias, esto jamas as imposible.
Penetrar en la cuarta vertical as indispensable, pero la ciencia actual en materia de Física se encuentra estancada; la Física contemporánea es regresiva, retardataria, reaccionaria, no sirve; cuando los científicos abandonen el dogma tridimensional de Euclides, entonces habrá una Física revolucionaria, con naves capaces de viajar por entre la cuarta vertical.
Es indispensable salir del dogma tridimensional de Euclides; se hace inaplazable, impostergable, investigar el átomo mas profundamente; en el átomo encontraremos la línea de la cuarta vertical. Cuando la línea de la cuarta vertical pueda ser trazada, entonces se elaborará una geometría tetradimensional; con tal geometría será posible construir una Física de cuatro dimensiones. Obviamente, una Física así, servirá de basamento para fabricar naves capaces de atravesar, instantáneamente, la barrera de la velocidad de la luz y entrar en la cuarta dimensión. Si una nave logra atravesar instantáneamente la barrera de la velocidad de la luz, puede viajar entre la cuarta vertical, a través del Infinito, y entonces la conquista del espacio es un hecho definitivo. Con esos cohetes que lanzan "tirios" y "troyanos", impulsados por combustible liquido; esa sofistería barata que tanto asombra a los incautos, resulta mas bien como de circo (cincuenta mil maromas para descender en la Luna). La conquista del espacio es posible con una Física tetradimensional; cuando tal Física exista, y cuando nos hayamos también apropiado de la energía solar, cuando sepamos manejarla, utilizarla, la posibilidad de viajar a través del Infinito será ya un hecho concreto, claro y definitivo. ¡Naves viajando por entre la cuarta vertical, e impulsadas por energía solar: he allí las naves del Superhombre, he allí naves que verdaderamente pueden viajar a través del espacio estrellado, de Galaxia en Galaxia!
Desgraciadamente, la Física contemporánea continúa estancada; se hace necesario romper da una vez y para siempre el dogma tridimensional de Euclides. Nosotros tenemos procedimientos íntimos, particulares, para meter el cuerpo físico dentro de la cuarta coordenada. Si estudiamos cuidadosamente a los sabios orientales, veremos que ellos sí saben meter el vehículo de carne y hueso dentro de la cuarta coordenada. Decía un sabio oriental: "Practicando un Samyasin sobre el cuerpo físico, este se vuelve como de algodón, y puede caminar sobre las aguas, volar por los aires, atravesar una montaña de lado a lado, o caminar sobre carbones encendidos sin recibir daño alguno". Un Samyasin tiene tres partes: Primero, Concentración; segundo, Meditación, y tercero, Extasis... Si nos concentramos primero en el cuerpo físico y después meditamos en él mismo, en sus células, en sus moléculas, en la construcción de sus átomos, etc., y si por último llegamos a la contemplación, al éxtasis, entonces el cuerpo físico penetrará en la cuarta dimensión y podrá viajar a través de ese mundo de la cuarta vertical; podrá encontrar también, en esa región, a otra humanidad que vive al lado de la nuestra, y que come, y que duerme, y que vive, pero no sufre como estamos sufriendo todos nosotros.
Existen distintos procedimientos para meter el cuerpo físico dentro de la cuarta vertical; entre la sabiduría antigua se menciona a Harpócrates... Esto que estoy diciendo, no tiene ningún valor para las escépticos, para esos que están embotellados dentro da la dialéctica materialista, para los reaccionarios, para los conservadores, para los retardatarios; lo que estoy diciendo es demasiado revolucionario, y no gusta a los que están embotellados en el dogma tridimensional de Euclides.
Harpócrates, ¡nombre griego extraordinario, maravilloso! Los místicos de los Misterios de Eleusis, pronunciaban aquél nombre en la forma siguiente: HAR‑PO‑CRA‑TIS... Ellos hacían ciertas practicas muy ingeniosas, que bien vale la pena comentar (pertenecen a los Misterios griegos, a los Misterios que se conocieron en Atenas, Eleusis, etc.). Acostado en decúbito dorsal (boca arriba), o de medio lado preferiblemente, el asceta griego con la cabeza sobre la palma de la mano izquierda, imaginaba ser un polluelo metido dentro de un cascarón; se concentraba intensivamente en Harpócrates, llamándole (HAR‑PO-CRA‑TIS), y cuando ya entre sueños comenzaba a sentir mucha "rasquiña" en el cuerpo, armado de gran voluntad no llevaba sus manos al mismo, para no perder el especial estado psicológico en que se colocaba; después, suavemente, se levantaba de su lecho y pronunciaba esta frase ritual: "¡HAR‑PO‑CRA‑TIS, ayudadme, que voy con mi cuerpo físico!" Y confiadamente salía de su recámara, daba posteriormente un saltito, con el propósito da penetrar violentamente dentro de la cuarta vertical, y dicen viejas tradiciones que se pierden en la noche aterradora de todas las edades, que entonces el asceta, con cuerpo físico, viajaba realmente por la dimensión desconocida; entonces era cuando el místico de Eleusis platicaba con los Dioses Santos, con los Seres Inefables. Estoy comentando algo que pertenece a la antigua Grecia, pero obviamente, quien quiera practicarlo en este siglo veinte podrá evidenciarlo por sí mismo. Sin embargo, los griegos se entrenaban mucho en este sistema, hasta conseguir de verdad la penetración en la cuarta vertical.
En el México antiguo tenemos nosotros a los Caballeros Tigres; desafortunadamente, nos sentimos tan "modernos" que hemos olvidado la tradición milenaria, a pesar da que amamos a nuestra patria mexicana. Ha llegado la hora de entender un poco mas lo que fueron las Ordenes de los Caballeros Tigres. Los Caballeros Tigres, según viejos Códices de Anáhuac, acostados sobre pieles de aquel felino, invocaban (se dice) a los Angeles protectores de los mismos; imaginaban por un instante ser tigres de verdad (en Psicología y en Alta Magia se nos ha afirmado que la imaginación es femenina y que la voluntad as masculina; la clave del poder está en unir la imaginación y la voluntad); los Caballeros Tigres, repito, se sentían completamente identificados con aquel felino (pues bien sabemos que en al México antiguo el tigre era sagrado), y llenos de fe se echaban, después de caminar en cuatro pies, diciendo: "¡Nosotros nos pertenecemos!" Así cuentan los Códices antiguos; no es cosa mía, caprichosa; ustedes lo podrán evidenciar si leen los Códices; leerán que "transformados en tigres, viajando por entre la cuarta vertical, llegaban al Templo de Chapultepec" (hay pinturas murales donde lo que estoy diciendo, está debidamente demostrado), y luego, afirman los Códices de Anáhuac, aquellos caballeros asumían nuevamente su humana figura y penetraban al Templo.
Realmente, en Chapultepec (México) tenemos nosotros un Templo, un Templo en Jinas, un Templo ubicado en la cuarta dimensión. Yo conozco ese Templo, soy miembro activo de ese Templo; no estoy afirmando lo que no he experimentado por mí mismo. Es un Templo formidable, maravilloso; sus columnas, sus muros, son de oro puro de la mejor calidad; allí se cultiva, en secreto, la Doctrina Secreta da las Náhuacs. No soy el único miembro activo de tal Templo; hay otros caballeros como yo, que pertenecen al mismo; también algunas damas de la sociedad de México pertenecen a tal Templo. Así pues, el Templo de Chapultepec existe. ¿Que se ríen de nosotros, que se burlan los escépticos, que no creen? ¡Qué importa a la ciencia y qué a nosotros! Escrito está que "el que se ríe de lo que desconoce, está en el camino de ser idiota". Así pues, viajar con el cuerpo físico dentro de la cuarta vertical sí es posible, pero hay que abandonar el asqueante escepticismo que desde el siglo XVIII está corroyendo la mente de esta humanidad degenerada y perversa.
En otros tiempos, dicen las tradiciones, se podía ver desde las costas de España, la isla llamada, "Nontrabada", una isla extraordinaria, formidable. En cierta ocasión, un capitán con su navío se extravió entre el borrascoso océano y fue a dar a esa isla; allí vio y oyó cosas formidables, extraordinarias... Cierto sacerdote católico había oído hablar mucho sobre la "Nontrabada", y dicen los historiadores que en cierta ocasión, cuando oficiaba la santa Misa, él y sus fieles vieron a la "Nontrabada". Aquél buen cura la exorcizó, y pareció que desaparecía tras una nube... Ya nadie habla de la "Nontrabada"; ¿habrá dejado de existir, qué se hizo? Nadie lo sabe, mas obviamente, se sumergió definitivamente entre la cuarta vertical; pero esto acaeció desde que se inició la era horripilante del escepticismo materialista. El escepticismo tiene por causa causorum a la mentira, a la farsa. Cuando la mente es mentirosa, cuando siempre está diciendo embustes, obviamente está falseada en sí misma, y no puede entonces creer en nada.
Los Estados de Jinas son extraordinarios; hay lagos en Jinas, lagos en la cuarta vertical. Me han contado un caso extraordinario, maravilloso: hay un pueblo en Honduras (me han dicho, no lo conozco) donde en determinada fecha exacta, llueven peces del cielo y las gentes corren a recogerlos en platos, bandejas, canastos, charolas, etc. Si aquel lugar está lejos del mar, ¿por qué caen allí, de donde salen? Obviamente de la cuarta vertical. Así pues, la cuarta vertical es una tremenda realidad; desgraciadamente, son muchos los que niegan esta realidad, son muchos los tontos del intelecto que se burlan de estas cosas; pero la crisálida también cree que la hoja en la que está viviendo es todo; no sospecha la crisálida que esa hoja no es mas que una de las tantas hojas del árbol de la vida. Así es el hombre intelectual: cree que este mundo tridimensional de Euclides lo es todo; no se da cuanta de que este mundo de tres dimensiones es uno de los tantos mundos del árbol de la vida.
Yo también he experimentado con la Ciencia Jinas; siguiendo los procesos indicados, trabajé con Harpócratis. No está de mas decir, en forma enfática, y aunque las gentes se burlen de mí, que luché mucho para aprender a meter el cuerpo físico dentro de la cuarta dimensión, pero lo logré. Muchas veces, experimentando de noche, hube de abandonar el lecho hasta quince o dieciséis veces contadas, sin resultado alguno; mas después de cierto tiempo y de paciencia tenaz, cualquier noche de esas tantas, mi cuerpo físico penetró realmente en la cuarta dimensión; entonces flotó deliciosamente y abandoné aquella casa. Es obvio que salí a la calle, es verdad, y me encontré con muchas gentes que sabían manejar como yo el estado de Jinas; gentes de carne y hueso, vivas, y muy vivas, viviendo en la cuarta dimensión. ¿Que viajé a través del borrascoso océano? No lo niego, y no sentí temor alguno, aunque bien sabía que si por un instante me hubiera salido de ese mundo de cuatro dimensiones, caería de hecho entre las olas del enfurecido mar y perecería, pero no tuve temor y viajé por las tierras de Europa con el cuerpo metido dentro de la cuarta vertical, y llegué a donde tenía que llegar: a cierto lugar sobre el cual tenía interés, y pude regresar después de todo, al punto de partida original, sin recibir daño alguno. Tengo el valor de declararlo; no me importan las burlas porque no tengo temor. ¿Qué me podría suceder si estuviésemos en la época de la Inquisición? Cuando mucho me quemarían vivo, por brujo; en esta época, afortunadamente, no hay Inquisición; lo mas que podría recibir serían sarcasmos, ironías, pero nada mas, y esas ni siquiera me hacen cosquillas en los pies.
Así pues, la realidad Jina existe; si ustedes quieren comprobarla, hagan la prueba en sí mismos (en su propio pellejo, digo); hagan la prueba en sí mismos, porque yo no soy "conejillo de Indias", no soy "conejo de laboratorio". Ustedes quisieran que yo lo hiciera aquí, delante de ustedes, y yo les respondo: no soy "conejo de laboratorio", experimenten en su propio pellejo. Además, de nada serviría que yo metiera el cuerpo dentro de la cuarta vertical, aquí, delante de ustedes; tampoco lo creerían, porque al escéptico no lo convence nadie; lo que dirían ustedes es que yo "los hipnoticé", y eso es todo. ¿Creerían? ¡Nada! Así pues, que esto es para que experimenten en su propio pellejo.
Obviamente, los santos do los tiempos antiguos levitaban. ¿Quien podría negar que San Francisco de Asís, aquel místico cristiano, levitaba? Muchas veces su discípulo mas amado iba a llevarle la comida, y el Santo estaba a tal altura del suelo, que obviamente el discípulo no podía darle de comer. Y cuentan las historias que San Francisco se alejaba entonces por un bosque, y que flotando desaparecía en la dimensión desconocida. Felipe, está escrito que flotaba en la atmósfera. Felipe, el discípulo del Cristo, también caminaba sobre las aguas, aparecía y desaparecía a voluntad. El Evangelio de Felipe es ese: Felipe sabe ayudar a quienes lo invocan.
Cuando Gautama, el Buddha Sakyamuni, abandonó el cuerpo físico para sumergirse en el Nirvana, dicen las tradiciones que sus discípulos fueron sometidos a pruebas por las multitudes, y que cada uno de ellos debía, de acuerdo con cierto Consejo Examinador, atravesar de lado a lado una roca. Todos así lo hicieron, menos uno: Ananda, su discípulo mas amado. El pobre no podía; cuando intentaba atravesar la roca, se rompía la frente miserablemente, y sangraba; mas al fin, lleno da una fe espantosa, practicó un Samyasin, sobre su cuerpo físico; se concentró en él, meditó en él, entró en éxtasis, no se desesperó, y por último atravesó la roca de lado a lado... Así pues, esto tiene documentación. ¿No dicen que Pedro fue sacado de la cárcel por un Angel? Obviamente, aquél Angel ayudó a Pedro a entrar en la cuarta vertical, y así pudo abandonar la cárcel en vísperas de su ejecución, pues estaba condenado a muerte. Desarrollando los poderes del cardias, los poderes del corazón, todo esto es posible.
Continuando pues con esta análisis da los centros magnéticos de la espina dorsal, llegamos a la altura da la glándula tiroides; bien sabemos que esta excreta el yodo biológico, tan necesario para el organismo humano. Existe un centro magnético en la glándula tiroides; quiero referirme, en forma enfática a la Iglesia de Sardis, tal como lo menciona El Apocalipsis de San Juan. Desarrollando este centro magnético, se adquiere la clariaudiencia, el poder de oír a distancia, el poder de oír la Música de las Esferas, el poder da oír a las criaturas que viven en las dimensiones superiores da la Naturaleza y del Cosmos; ese poder extraordinario puede desarrollarse si nos lo proponemos... Si a las horas de la madrugada todos nos concentramos en la Música de las Esferas, con el propósito de escucharla, día llagara en que podremos escuchar, realmente, esas melodías insonoras que resuenan en al coro maravilloso del Infinito. Obviamente, todos los sonidos que se producen en el planeta Tierra dan una nota síntesis; todos los sonidos que se producen en el planeta Venus, dan también su nota síntesis; todos los sonidos que se producen en Marte, dan su nota síntesis... Ahora bien, el conjunto de sonidos de todos los mundos que pueblan el espacio estrellado, forman la Música de las Esferas, citada por Pitágoras, el gran filósofo griego... Melodías inefables vibran en al espacio estrellado, melodías imposible de describir con palabras; exquisitas melodías, dentro de los ritmos del Mahavan y el Chotavan, que sostienen al Universo, firma en su marcha. Con justa razón dice El Apocalipsis de San Juan que "en el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios; por él todas las cosas fueron hechas, y sin él nada de lo que es hecho, hubiera sido hecho". La Música de las Esferas es una tremenda realidad; todo lo que es, todo que ha sido y todo lo que será, vibra deliciosamente en el Infinito estrellado; la flor del hermoso jardín perfumado, refleja la luz de la Luna, y entre la flor y la Luna hay un coloquio da melodías exquisitas que ningún ser humano podría comprender; la sinfonía que se escapa de la fuente cantarina, haca vibrar completamente a los átomos que pululan a su alrededor, y luego repercute entre las entrañas de los bosques, y se precipita como una catarata de sinfonías en el cielo estrellado... Así pues, la música es la base de toda creación. Cuando uno despierta el centro de la tiroides, puede escuchar esas sinfonías exquisitas de la gran coral cósmica; cuando uno despierta ese centro maravilloso, adquiere también el sintetismo conceptual; cuando uno despierta ese centro formidable, se hace mas inteligente, mas comprensivo, mas sabio.
Continuando pues hacia arriba, llegamos a la altura del centro frontal. A la altura del entrecejo, en la espina dorsal, existe otro centro magnético formidable; quiero referirme, claramente, a la Iglesia de Filadelfia. Quien despierta ese centro formidable, se hace clarividente; podrá ver por sí mismo y en forma directa, las dimensiones cuarta, quinta, sexta y séptima, y entonces tendrá conceptos diferentes. Actualmente la humanidad, con sus ojos físicos, solamente alcanza a percibir cosas del mundo de tres dimensiones, mas no todo; pero quien despierta los poderes de la Iglesia de Filadelfia, podrá ver qué es lo que existe realmente dentro del cuerpo físico; entonces comprenderá que todo allí no es carne, hueso y "manteca"; verá que allí hay algo mas: verá un Cuerpo Vital penetrando el cuerpo físico, y sirviéndole de basamento para todos los procesos biomecánicos, fisiológicos, calóricos, perceptivos, etc. Si a alguien se le extrajese definitivamente el Cuerpo Vital, es claro que moriría. En cierta ocasión, un médium espiritista que estaba en trance, proyectó fuera de sí mismo el Cuerpo Vital; aquel cuerpo se hizo visible ante los asistentes: parecía un fantasma. Un periodista presente, sacó su pistola y disparó contra dicho fantasma; lo curioso del caso fue que la bala apareció después, exactamente en el corazón de aquella víctima... Murió, es claro, ¿mas cómo se produjo aquel fenómeno? ¿Por qué estando un cuerpo físico aquí, proyecta su Vital allá? ¿Y por qué disparando contra ese Cuerpo Vital, que está tan opuesto aparece la bala en el corazón del cuerpo físico? Obviamente, se trata de un fenómeno de la cuarta vertical, de un fenómeno Jinas, fenómenos que no son conocidos aquí, en el mundo de tres dimensiones... Si en la cuarta vertical tomamos un vaso, un vaso que esté en el mundo de tres dimensiones; si lo tomamos para pasarlo a la cuarta vertical, y luego lo transportamos a otro lugar, es claro que mas tarde ese vaso regresará aquí, a su punto de partida original. Si uno, viajando con el cuerpo físico entre la cuarta dimensión, abre una puerta, esta se vuelve a cerrar por sí misma; sin embargo hay excepciones. En alguna ocasión abrí una puerta y se quedó abierta; cuando regresé de aquel viaje, descubrí que estaba abierta, y como era la de la calle, no quedó otro remedio que cerrarla otra vez.
Así pues, los fenómenos Jinas son extraordinarios, maravillosos... Con la clarividencia, es decir, con los poderes de la Iglesia de Filadelfia, podemos ver el Cuerpo Vital, ver las Tierras de Jinas, ver toda esa clase de fenómenos, ver qué es lo que se esconde dentro del organismo humano; ver por sí mismos, la realidad del Cuerpo Vital, que sirve de fundamento al cuerpo físico (ese Cuerpo Vital es la parte tetradimensional del cuerpo de carne y hueso). De manera que ese cuerpo que estudian en los laboratorios los científicos, no puede existir si se le extrae el Cuerpo Vital; actualmente ya hay aparatos para ver ese Cuerpo Vital, lentes poderosos, y día llegará en que esos lentes se perfeccionarán, para ver por medio de ellos, totalmente, la cuarta dimensión.
Así pues, que cerrarse en este momento a estas verdades, es algo reaccionario y conservador; porque la misma ciencia oficial destrozará los conceptos intelectuales de los conservadores, regresivos y retardatarios.
Mas allá del centro de la clarividencia, tan indispensable para conocer por sí mismos y en forma directa qué es lo que sucede cuando uno se muere, qué es lo que pasa cuando uno nace, qué son los Misterios de la Vida y de la Muerte, etc., existe también otro centro extraordinario; me refiero ahora al centro de la glándula pineal, al centro aquel que El Apocalipsis denomina Iglesia de Laodicea. El que logre despertar tan maravilloso centro, se volverá intuitivo en alto grado; pero eso sí: hay que distinguir entre los procesos razonativos y los procesos intuitivos. La razón se fundamenta en el proceso de la opción; el intuitivo no necesita razonar: sabe todo "porque sí", porque lo sabe, sin el proceso deprimente de la opción (son facultades superiores que están mas allá de las bribonadas del intelecto); la clarividencia y la intuición, pueden transformarnos radicalmente.
Hay ejercicios para el desarrollo de la clarividencia. Aquí tengo, en mi presencia, un vaso de agua; si colocamos este vaso a cierta distancia entre los ojos y el mismo, podemos hacer un ejercicio formidable: debe uno concentrar su mirada, exactamente en al centro del circulo acuático; la vista debe atravesar el cristal, la concentración debe ser profunda. Este ejercicio, practicado diez minutos diarios, nos dará la clarividencia; a los quince o veinte días, veremos el agua con colores, y si un automóvil pasa por la calle, veremos una cinta de luz en el agua (esa es la calle), y al automóvil lo veremos deslizándose sobre esa cinta. Quien tenga la paciencia de practicar el ejercicio del vaso con agua durante tres años, se hará clarividente; pero es necesario tener continuidad de propósitos; sólo así podrá desarrollarse el centro de la clarividencia.
Con el microscopio podemos nosotros ver a los microbios, a los átomos, pero la clarividencia va mas allá del microscopio; con ella podemos ver la cuarta vertical, la quinta, la sexta y la séptima; con ella podemos conocer, directamente, eso que las gentes llaman el "mas allá"; con ella podemos ver a los Seres Inefables, llámense estos "Angeles" o "Devas", o como quiera denominárseles; tales seres existen, y podemos verlos con la clarividencia.
Estoy hablando de poderes psíquicos, de Psicología Experimental, revolucionaria y trascendente; a eso he venido esta noche: a platicar con ustedes, porque quiero que ustedes se eleven al estado del Superhombre. Ha llegado la hora de luchar de verdad por una transformación radical; dentro de nosotros existen, en estado latente, poderes formidables; pero es necesario despertarlos, salir de este estado de debilidad en que nos encontramos. Hoy por hoy somos víctimas de las circunstancias, no sabemos dirigir circunstancias; somos víctimas y nada mas que eso: ¡víctimas!
SAMAEL AUN WEOR
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