PRECARIEDAD DEL PSIQUISMO HUMANO
¡Paz Inverencial! Esta noche, han habido aquí algunos números artísticos
maravillosos, extraordinarios. El último de éstos alude en forma enfática a la
Liberación del Hombre. Desde esta
tribuna de la elocuencia, van
mis felicitaciones muy sinceras a los hermanos gnósticos que han representado
todo este drama. También debo agradecer a la estudiantina sus acordes tan
maravillosos con los que nos ha recreado esta noche.
Concretándonos, en forma precisa,
al drama que ustedes acaban de contemplar aquí, en este escenario, voy a dar
una plática breve, pero clara y concisa.
Ciertamente, dentro de cada
persona (como ustedes han visto aquí alegorizado), existen en cada uno de
nosotros muchas personas. Esto, precisamente esto, pertenece a la Psicología
Revolucionaria (antes de poco, mi obra titulada “Tratado de Psicología
Revolucionaria”, estará en circulación).
En nombre de la verdad debemos
reconocer que NO TENEMOS UNA INDIVIDUALIDAD definida.
Diré, claramente, que dentro de cada persona habitan muchas personas. Esto podría ser rechazado por los fanáticos de la Dialéctica Materialista, mas jamás podría ser rechazado por los hombres verdaderamente inteligentes.
Ira, codicia, lujuria,
envidia, orgullo, pereza, gula, con todas sus ramificaciones, constituyen, en
el fondo, una serie de sucesivos Yoes que viven dentro de nosotros mismos, aquí
y ahora.
Dentro de nosotros no hay,
actualmente, una auténtica Individualidad, nadie es el mismo siquiera media
hora. Si yo pensara que alguno de ustedes es el mismo durante media hora,
obviamente no solamente estaría abusando de ustedes, sino además y lo que es
peor, estaría también abusando de mí mismo.
Así pues, no tenemos una
auténtica Individualidad. El Yo que hoy jura amor eterno a una mujer, es más
tarde desplazado por otro Yo que nada tiene que ver con tal juramento. El Yo
que hoy jura amor eterno por una causa, es más tarde desplazado por otro Yo que
nada tiene que ver con la misma.
Muchas veces he dicho que
nuestro Movimiento Gnóstico es un tren en marcha: Unos pasajeros
se suben en una estación y se
bajan en la otra, raro es el que llega a la estación final...
Es que, en realidad de verdad,
las gentes NO TIENEN UN CENTRO DE GRAVEDAD PERMANENTE, dentro de cada persona
hay muchas personas. También esto viene a explicar la Doctrina de los Muchos;
también esto viene a explicar, en forma enfática, las contradicciones múltiples
que se suceden dentro de nuestra psiquis.
Si nosotros nos pudiésemos
mirar de cuerpo entero, tal como somos, en un espejo, nos volveríamos locos;
estamos llenos de terribles contradicciones: Tan pronto afirmamos una cosa como
la negamos; tan pronto le brindamos amistad a alguien como somos sus enemigos;
tan pronto nos entusiasmamos por un negocio como lo echamos abajo.
NO TENEMOS CONTINUIDAD DE
PROPÓSITOS, a veces decimos: “Voy a estudiar Medicina o Abogacía” y luego nos
arrepentimos, decimos: “No, siempre no, no me interesa ya la tal Medicina;
voy a ver que otra cosa
estudio”. A veces decimos: “Voy a militar en las filas de la Gnosis, voy a trabajar
por la Revolución de la Conciencia”..., Desafortunadamente, se nos presenta una
copa, o
aparece una persona del otro
sexo en nuestro camino y el castillo de naipes se va al suelo. O bien,
alguien nos pinta la
posibilidad de conseguir mucho dinero y hacer buenos negocios y entonces las
magníficas intenciones que
teníamos quedan destruidas.
He visto en este camino de la
Gnosis a muchos que hace 15, 20, 25 años y hasta 30, nos escuchaban. De pronto
desaparecieron, y ya viejos volvieron diciendo: “Voy a ser Gnóstico, quiero
seguir por la Senda de la
Revolución de la Conciencia, quiero luchar para liberarme”...
Todos van y vienen, no hay un
Centro de Gravedad Permanente. Somos verdaderas marionetas movidas por hilos
invisibles. Cada uno de nuestros Yoes (como aquí han visto ustedes en escena),
por medio de hilos invisibles
nos controla.
Se ha dicho que María
Magdalena tenía dentro de su interior Siete Demonios, y que Jesús, el Gran
Kabir, se los sacó de entre el cuerpo; ésos son los Siete Pecados Capitales.
No quiere decir que no existan
muchos otros Yoes. Virgilio, el poeta de Mantua dijo: “Aunque tuviésemos mil
lenguas para hablar y paladar de acero no acabaríamos de enumerarlos a todos
cabalmente”...
¡Son
así de innumerables nuestros defectos!
Así pues, lo que ustedes han
visto representado esta noche en forma escénica, tiene una verdadera
realidad...
La Doctrina de los Muchos
afirma que no tenemos un Yo individual, sino muchos Yoes. Existe el “Yo amo”,
el “Yo odio”, el “Yo tengo celos”, el “Yo tengo rencor”, el “Yo tengo
resentimientos”, el “Yo tengo lujuria”, el “Yo me voy a vengar”, el “Yo soy
comerciante”, el “Yo necesita dinero”, etc., etc., etc.
Todos esos múltiples Yoes
pelean dentro de nosotros mismos, combaten por la supremacía, cada uno de ellos
quiere ser el amo, el mejor, el señor.
Nos parecemos nosotros en
verdad a una casa llena de muchos criados, cada uno de ellos se siente siendo
el amo, ninguno de ellos se siente pequeño, cada cual quiere mandar. Así pues,
¿dónde está nuestra verdadera realidad? ¿Cuál es nuestra auténtica
Individualidad? La escena de esta noche ha sido clara, objetiva, para aquellos
que verdaderamente estén dispuestos a comprender.
La CONCIENCIA es lo más digno
que tenemos en nuestro interior. Desafortunadamente se encuentra enfrascada,
embotellada, embutida entre todos esos Yoes que en nuestro interior moran.
Ahora se explicarán ustedes
por qué las gentes tienen la CONCIENCIA DORMIDA, sin embargo, todos creen que
están despiertos. Si los aquí presentes se dieran cuenta en verdad de que están
dormidos, dejarían de ser máquinas, se convertirían en criaturas despiertas.
Hace algún tiempo hube de ver
en plena calle en el Distrito Federal un hecho insólito: Quiero referirme a un
joven que trabajaba en “Luz y Fuerza”. Venía aquél hombre por la calle,
tranquilo;
al pasar cerca de un edificio,
situado en una esquina, un pedazo de material que formaba parte de
una cornisa cayó como un rayo
sobre su cabeza. El hombre, de hecho, perdió el sentido, se le vio
tendido en el suelo, exhausto,
posiblemente fue muerto. Sus compañeros le recogieron agonizante y se lo
llevaron...
Esto no tiene nada de
asombroso ¿verdad? Esto de que a alguien le caiga un pedazo de cornisa de un
edificio viejo y lo bate, pues en medio de tanta humanidad parece normal; es
cuestión de un accidente y de verdad esto no es novedoso.
Lo novedoso no está ahí, no,
mis queridos hermanos gnósticos, lo novedoso está en la multitud,
en millares de personas que se
acumularon bajo las ruinas de ese edificio para mirar hacia arriba, y esos
fueron los que debajo, exactamente debajo del pedazo de cornisa se situaron
para mirar hacia arriba, verticalmente. Así fue como quedé yo asombrado. He ahí
el estado de inconsciencia
en que se encuentra la
humanidad.
Recuerdo también hace unos 20
años algo extraordinario. Sucedió que estando yo en un mercado llamado “Mercado
Gómez”, en la Colonia Federal en el Distrito, explotó de pronto un depósito de
dinamita. Se vieron muchos materiales volar por los aires; pareció como si la
tierra se hubiera estremecido, polvo, ruinas, desolación...
Corrían por aquél mercado las
mujeres con sus niñitos. Los mercaderes abandonaban sus puestos sin importarles
ni el dinero ni las mercancías. Entonces sucedió algo extraordinario: Los bomberos
(buenos servidores de la humanidad, los “tragahumos” como les decimos siempre,
deseosos, sí, de brindar hasta la última gota de sangre por sus semejantes,
pues así son esos sufridoshombres que de verdad se sacrifican por la gentes), llegaron...
Cuando les vi llegar en sus
carros haciendo resonar las sirenas y sus campanas, no pude menos que exclamar:
“¡De todos esos que en este momento se están metiendo en el lugar de las
explosiones, no va a salir uno vivo!...” Y dicho y hecho; llegó la segunda
explosión y aquéllos hombres se desintegraron atómicamente, no se les halló
jamás. Lo único que se pudo encontrar fue la bota de un sargento...
Claro, se hizo mucha alabanza,
pues, a su mérito, a su valor (se lo merecen de verdad), pero hay algo más: No
hay duda de que estos hombres dormían; sí, su Conciencia estaba profundamente dormida.
Si hubiera estado despierta no se les habría ocurrido meterse dentro de un
depósito de
dinamita...
Así pues, las pobres gentes
están dormidas; y es que tienen la Conciencia desgraciadamente embutida entre
todos esos Yoes que llevamos en nuestro interior y que personifican nuestros
defectos.
Nosotros somos pobres máquinas
controladas por hilos invisibles, esos Yoes nos tienen entre sus garras. Así ha
sido representado el espectáculo esta noche, en forma tan clara y tan
maravillosa.
Muchas veces en el Cosmos
infinito hay alguna catástrofe: Puede darse el caso de que un planeta choque
con otro, y entonces LAS FUERZAS CÓSMICAS DE AQUELLA CATÁSTROFE LLEGAN A LA
TIERRA, tocan a las máquinas humanas, las hieren, y millones de seres humanos
se lanzan a la guerra contra millones de seres humanos, enarbolando banderas,
lemas, diciendo: “Voy a pelear por la libertad, por la democracia”, etc., etc.,
etc.
Son millones de máquinas
peleando contra millones de máquinas, todos inconscientes, todos dormidos; no
se dan cuenta que lo que sucede es que han sido heridos, tocados por corrientes
eléctricas de altísimo voltaje.
Y, ¿qué diremos de los
SOLIOONENSIUS? Sucede que a veces se acerca a nuestro Sistema Solar el SOL
BALEOOTO. Cuando eso sucede, nuestro Sistema Solar reacciona tremendamente:
Pone en acción gran fuerza
eléctrica, altísima tensión y la Tierra toda, por decirlo así, recibe un voltaje
de fuerzas extraordinarias. Como secuencia o corolario, las máquinas humanas
inconscientes sin saber qué hacer, sin sentir responsabilidad moral de ninguna
especie, se lanzan a las grandes revoluciones.
Así fue como estalló la
Revolución de 1917. Entonces, ¿qué sucedió? Se sacrificó al Zar y a la Zarina,
y la cabeza del Zar clavada en un palo fue paseada por las calles de Moscú.
Solioonensius semejantes
acaecieron en el antiguo Egipto. Entre dinastía y dinastía hubieron tales
Solioonensius, y los pueblos violentamente se lanzaron contra sus gobernantes.
Todavía podemos
recordar el caso insólito de
una de esas revoluciones de sangre y aguardiente. El pueblo, durante el
Solioonensius, mató a todos los gobernantes y sus cuerpos fueron atravesados
por un cable de hierro; collar macabro que luego fue amarrado a unos cuantos
toros y arrojado al Nilo.
Solioonensius violentos
produjeron otro caso parecido. Entonces para erigir un nuevo gobernante
se estableció un sistema
bárbaro. Se exigió que aquél hombre que tuviera la mayor cantidad de ojos
humanos metidos entre vasos gigantes podría ser convertido en Faraón. Y claro,
piensen ustedes cuántas víctimas, cuántas gentes se quedaron sin sus queridos
ojos...
Entre dinastía y dinastía
hubieron casos insólitos, estos se debió siempre a los Solioonensius.
¿Y qué
diremos de la Revolución Francesa? Millones de personas perecieron en la misma.
Cayó la cabeza de María
Antonieta y de Luis XVI. La guillotina no respetó a nadie, ni siquiera a Guillotin,
el inventor macabro de tan horripilante arma; ni siquiera a Robespierre, que
había querido hacer una revolución extraordinaria. Ese hombre macabro tuvo que
subir al cadalso y con su propia sangre escribió sobre la piedra del patíbulo:
“Credo Uni Deo”.
No hubiera estallado jamás la
Revolución Francesa si no hubiera existido un Solioonensius.
¿Qué
diremos, también, de las MANCHAS SOLARES? Bien sabemos que estas se suceden periódicamente.
Fueron las manchas solares las que provocaron la Guerra 1914-1918; fueron las
manchas solares, bien vistas
con toda claridad desde todos los observatorios del mundo, las que
pusieron a la gente tan
nerviosa y tan desesperada, que les llevaron a las batallas de la Segunda Guerra
Mundial.
Pero las gentes que tiene la
Conciencia perfectamente dormida, que nada sabe de estas cosas, que no cree de
ninguna manera en todas estas cosas, enarbola banderas, hacen relucir lemas, lucha
que por la democracia, que va a hacer un mundo mejor, etc., etc., etc.
Así pues, las gentes duermen,
duermen profundamente, y seguirán durmiendo hasta que seresuelvan a acabar con
todos esos Yoes que personifican nuestros errores, y que llevamos dentro de nosotros
mismos, aquí y ahora.
Creemos que somos individuos
cuando tan sólo somos máquinas. No aceptamos jamás que se nos trate de
“máquinas”, no podemos aceptar que se crea que estamos dormidos; nos sentimos despiertos,
muy despiertos, mas en verdad, dormimos.
Ahora comprenderán ustedes por
qué el Cristo allá en el Calvario exclamó: “Padre mío perdónalos,
por que no saben lo que
hacen”...
Si aquéllos que le
crucificaron hubieran estado despiertos, pueden ustedes estar absolutamente
seguros de que no le habrían
crucificado. ¿Quién, qué despierto se atrevería a crucificar al SEÑOR DE
GLORIA? ¿Qué despierto se atrevería a envenenar, por ejemplo, a GAUTAMA EL
BUDDHA SAKYAMUNI? ¿Qué despierto se hubiera atrevido a llevarle veneno a
MILAREPA, a aquél poderoso iniciado del Tíbet Oriental? ¡Sólo los dormidos son
capaces de esas cosas!...
Continuando, pues, con estas
disquisiciones digo: ¡HAY NECESIDAD DE DESPERTAR! Ante todo tenemos que aceptar
la Doctrina de los Muchos.
No quiero, hoy, obligarles a
ustedes a aceptar esa doctrina en forma dogmática. Únicamente quiero invitarles
a la aceptación mediante una reflexión analítica de fondo. Bastará con que
comprendamos que estamos LLENOS DE TERRIBLES CONTRADICCIONES. Basta con saber
que no
somos los mismos ni siquiera
media hora.
Nosotros mismos nos damos
cuenta de nuestras contradicciones, mas nos las arreglamos, tratando de hacer
malabares mentales con el propósito de autoengañarnos.
Si aceptáramos nuestras
contradicciones, si aceptáramos que un rato estamos diciendo una cosa y otro
rato otra, que hoy estamos jurando amor y mañana estamos odiando, pues
terminaríamos
francamente locos.
Por eso preferimos
autoengañarnos y sacar frases tan lúcidas como esas de que: “Bueno, bueno,
bueno por que ya reflexioné”, “bueno, por que ya pensé que mejor así no, es
mejor que haga de
otro modo”, etc. Así nos
autoengañamos: “Sí, es que yo soy muy reflexivo”, “sí, es que analizando las cosas
me resulta mejor de esta manera y no de aquella como en principio había
pensado”. ¡Qué manerita tan tonta de autoengañarnos!, ¿verdad?
¿Dónde
está nuestra Individualidad? Hoy damos una palabra y mañana damos otra, hoy decimos
una cosa y mañana otra, ¿cuál es verdaderamente la continuidad de propósitos
que tenemos?
Dentro de nosotros vive mucha
gente, muchos fantasmas de nosotros mismos, muchos Yoes.
Cada uno de esos tales Yoes es
una persona completa por sí misma. Es decir, dentro del cuerpo humano habitan
muchas personas: Habita el “Yo odio”, el “Yo amo”, el “Yo envidio”, el “Yo tengo
celos”, el “Yo tengo lujuria”, etc., etc., etc.
Hay también YOES, dijéramos,
PRESTIDIGITADORES, que son capaces de producir ruidos, sonidos, levantar mesas,
hacer malabares de toda especie. Eso lo saben bien los especialistas en Magia
Práctica, en psiquismo de tipo experimental.
Pero, si nosotros no
analizamos, si nosotros no reflexionamos sobre la Doctrina de los Muchos, si
meramente rechazamos así por que sí, si no nos abrimos a lo nuevo, no será
posible entonces cambio alguno.
Cuando aceptamos la Doctrina
de los Muchos estamos en posibilidad de cambiar; cuando aceptamos la Doctrina
de los Muchos estamos resueltos, de verdad, a eliminar a esos “muchos” que viven
dentro de nuestro interior a fin de liberar la Conciencia y despertar
radicalmente. Ante todo, se hace necesario aceptar la Doctrina de los Muchos.
Es precisamente en la vida
práctica donde nosotros podemos AUTODESCUBRIRNOS. La vida práctica es un
Gimnasio Psicológico maravilloso donde nosotros podemos autodescubrirnos, en relación
con nuestros semejantes, con nuestros amigos, en relación con los compañeros de
trabajo, en la casa, en la oficina, si estamos alertas y vigilantes como el
vigía en época de guerra, nos autodescubrimos.
Defecto descubierto debe ser
debidamente enjuiciado, analizado, estudiado, y después disuelto,
desintegrado.
OBSERVACIÓN, ENJUICIAMIENTO Y
EJECUCIÓN, son las tres fases del Trabajo para acabar con todos esos Yoes que
en nuestro interior llevamos y que en el fondo nos torturan.
Primero: Se ha dicho que a los
espías en la guerra se les descubre; segundo, se les enjuicia y tercero, se les
lleva al paredón de fusilamiento. Así debemos proceder con esos Yoes que en
nuestro interior cargamos. Primero, descubrirlos en relación con nuestros
semejantes; segundo, estudiarlos; tercero, desintegrarlos.
Cuando ya hemos descubierto un
Yo, vale la pena que lo analicemos; mas PARA el proceso de LA DESINTEGRACIÓN
NECESITAMOS DE UNA FUERZA QUE SEA SUPERIOR A LA MENTE. La mente por sí misma no
puede eliminar ningún defecto, no puede alterarlo radicalmente, la mente tan
sólo puede pasar los defectos de un nivel a otro, esconderlos de sí misma o de
los demás, justificarlos, etc., pero no alterarlos fundamentalmente.
Nosotros necesitamos erradicar
de nuestra psiquis los defectos psicológicos, y eso solamente es posible
apelando a un poder que sea superior a la mente.
Esta noche, aquí, en la
escena, ha aparecido LA MADRE DIVINA.
En la escena vemos como Adán
gime, suplica, pide a la Madre Divina le desintegre tal o cual defecto
psicológico, y ella acude con su lanza, hiere al Error, lo vuelve polvareda
cósmica. Así debemos proceder nosotros.
Esa Madre Divina que todas las
religiones aman (Dios Madre), existe dentro de nosotros mismos, aquí y ahora.
Es necesario apelar a esa Madre adorable, es necesario suplicarle nos ayude; ella
puede, con su magnífico Poder, eliminar de nuestra psiquis los defectos que
nosotros hayamos, primero, observado, y segundo, enjuiciado.
Hay que observar primero, y
luego enjuiciar, antes de suplicar a la Divina Madre elimine de nuestro
interior tal o cual Yo Psicológico.
Si quisiéramos a base de puro
análisis eliminar los Yoes, no lo lograríamos; necesitamos utilizar el Poder de
la Divina Madre; ella es una parte de nuestro propio Ser Interior Divinal, Subliminal
y si nosotros la invocamos con pureza de corazón nos auxiliará.
Así pues, ése es el camino
obvio a seguir para la desintegración de los Yoes. Como quiera que dentro de
cada uno de ellos existe un porcentaje de Conciencia, si nosotros los
desintegramos, a
medida que vayamos
desintegrándolos la Conciencia allí embotellada se irá liberando.
Y cuando ya la totalidad de
los Yoes haya sido desintegrada, cuando el Adán pecador pueda levantar su
espada en alto para gritar: “¡Viva la Liberación!” (como se pudo representar
aquí, esta
noche, en escena), entonces la
Conciencia, en su totalidad, también estará liberada, despierta.
Tener Conciencia despierta es
algo extraordinario. Cuando uno tiene la Conciencia despierta, puede
experimentar la Verdad directamente, aquí mismo y ahora; cuando uno tiene la
Conciencia
despierta, puede ver, oír,
tocar y palpar las grandes realidades de la vida y de la muerte; cuando uno
tiene la Conciencia despierta, puede recordar sus vidas anteriores; cuando uno
tiene la Conciencia despierta, puede experimentar, en forma directa, Eso que es
lo Real.
Ante todo, necesitamos
experimentar la Verdad. Jesús el Cristo dijo: “Conoced la Verdad y ella os hará
libres”... La Verdad no es cuestión de teorías ni de opiniones, ni de ideas.
Una opinión, por
muy respetable que sea, no es
más que una opinión y jamás la Verdad; cualquier idea que nosotros tengamos
sobre la Verdad, no es la Verdad; cualquier concepto lógico que nosotros podamos
forjarnos sobre la Verdad, no es la Verdad.
La Verdad hay que
experimentarla como cuando uno mete el dedo en llama y se quema, o como cuando
uno traga agua y se ahoga. La Verdad es cuestión de experiencia directa,
vívida, no cuestión de teorías.
El Racionalismo subjetivo
puede construir bellísimos conceptos, pero eso no es la Verdad; dos personas
discutiendo pueden hablar maravillas... ¿Para qué da la razón? La razón da para
todo.
Con la razón podemos hacer de
una pulga un caballo, o de un caballo una pulga, ¿y qué?
La razón puede edificar
maravillas. Si escuchamos a dos hombres discutiendo, uno Espiritualista
y otro Materialista, el
Espiritualista podrá exponer cualquier doctrina con una lógica maravillosa,
extraordinaria, y el
Materialista, por antítesis, por oposición, podrá crear también una preciosa teoría
analítica, lógica, perfecta, ¿y qué? ¿Cuál de esa dos teorías (ambas lógicas,
ambas estructuradas con base en una Dialéctica Razonativa), es la Verdad?
¡La
razón da para todo! Los procesos psicológicos del uno y del otro, pueden ser
muy juiciosos, respetables, y lo que se quiera, pero eso no es la Verdad. La
Verdad hay que experimentarla, repito, como cuando uno mete el dedo en el fuego
y se quema.
“Conoced
la Verdad y ella os hará libres”..., dijo el Cristo. ¡Desintégrense los Yoes,
redúzcanse a polvareda cósmica y la Conciencia quedará libre, despierta! ¡Entonces y sólo entonces podremos experimentar, en forma
clara, eso que es la Verdad, Eso que es lo Real, Eso que puede hacernos libres,
aquí y ahora!...
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