Mis estimables amigos, caballeros y damas, vamos esta noche a platicar un poco sobre nuestras inquietudes espirituales. Ante todo, es bueno saber por qué estamos aquí; qué es, en realidad, lo que nos ha traído esta noche a este salón de la Gnosis. En el fondo, ¿qué es lo que estamos buscando? Tenemos que aclarar bien estos enigmas, con el propósito de orientarnos.
Ciertamente, podemos escuchar
discursos de los Instructores. Mas vale la pena que nos preguntemos a sí
mismos: ¿Realmente habremos entendido sus palabras? Ha hablado nuestro hermano S.,
Misionero Gnóstico Internacional. Sus anhelos, sus aspiraciones, sus inquietudes
místicas, han sido expresadas plenamente; ha pensado, dijéramos, en voz alta;
ustedes han escuchado, pero, no estamos seguros de que ustedes hayan
comprendido sus palabras. Por eso es que, ante todo, debemos inquirir un poco,
tratar de aclarar: ¿Qué es lo que queremos? ¿Qué es lo que buscamos?
¿Qué
es lo que anhelamos? ¿Qué nos trae esta noche?
¡Vivimos!,
eso no lo podemos negar, ¡existimos! Estamos aquí sentados: Ustedes con el
ánimo de escuchar, yo con el ánimo de hablarles... Todos ustedes tienen
problemas en la vida, ya sean estos de tipo económico o de tipo moral, etc.,
pero, casi no hay persona que no tenga problemas.
Todos ustedes quisieran no
tener problemas, vivir en paz; quisieran que no les faltara nada, absolutamente
nada; y estoy de acuerdo en que uno necesita, pan, abrigo y refugio; eso es
obvio.
Mas hay que saber dónde
termina la NECESIDAD y dónde comienza la AMBICIÓN. Que necesitamos una casa
para vivir, eso es claro; que necesitamos vestirnos decorosamente, es cierto; que
necesitamos comer, naturalmente, sino moriríamos...
Ahora bien, dónde termina la
necesidad y dónde comienza la ambición. Hay gentes que en la vida, solamente se
preocupan por conseguir dinero, dinero y más dinero. Pero, en realidad de verdad,
no saben por qué, ni para qué. Trabajan de sol a sol con el ánimo de conseguir
dinero y hasta llegan a ser multimillonarios.
Pero me pregunto y les
pregunto a ustedes, ¿para qué ese afán? De la noche a la mañana mueren y los
dineros que con tantos sacrificios consiguieron, ahí quedan, no se los pueden
llevar. En realidad de verdad, uno cuando se muere, no se lleva ni una aguja,
que es lo que es menos. Entonces, ¿de qué le sirve a
esos archimillonarios haber sacrificado su vida en aras del dinero?
No quiero decirles a ustedes,
que no se necesite conseguirlo, pues claro, si uno no consigue, pues, no puede
pagar la renta y lo ponen de patitas en la calle; es cierto que si uno no
consigue, pues, se muere de hambre, que si uno no consigue, pues, tiene que
andar “en cueros” por la calle; eso es obvio.
Pero lo que no está claro, es
por qué hemos de dedicar una vida, exclusivamente, a querer volvernos
millonarios. ¿Qué ganan aquellos ambiciosos, que se la pasan acumulando fortuna
y mueren? ¿Y de qué les sirven sus ricos caudales?
Todas estas cosas valen la
pena pensarlas un poco. Hay muchas otras inquietudes: No hay duda de que el
hombre necesita una compañera, tampoco podemos negar que la mujer necesita un varón,
un marido, eso es obvio. Pero, observen ustedes las parejas y verán que rara
vez son felices.
Muchas veces se llevan en
armonía por un tiempo y de pronto, resultan gruñendo entre sí. A veces sucede
que el hombre se encuentra por ahí otra damisela y entonces viene el triángulo
fatal; otras veces es la mujer, que adultera y viene el fracaso. Pero a veces
se ven los casos de parejas que aparentemente son felices, donde no hay una
tercera persona de por medio, y resultan peleándose entre sí cuando menos se
piensa. El dice una palabra, ella dice otra, vino la discusión y termina la vajilla
vuelta pedazos... Entonces, ¿qué?
En realidad de verdad, el ser
humano no sabe vivir. Las cárceles, por ejemplo, están llenas de gente, todos
los que están en la cárcel se lavan las manos, dicen: “No, yo no soy culpable,
lo que sucede es que esos jueces injustos me tienen aquí metido”... Total:
Ninguno es culpable. Pero no hay duda de que están en la cárcel, porque no
saben vivir; si supieran vivir no estarían en la cárcel. ¡He ahí el problema
más grave!...
Diríamos todos: “Sí, estamos
llenos de inquietudes, pero no sabemos vivir”... Si alguien supiera vivir, pues
le iría bien, pero no sabemos vivir, las gentes riñen por todo: Alguien dice
cierta palabrita inarmónica y el aludido reacciona violentamente, total: Pues,
¡pelea! Pero esa tendencia que he visto en la humanidad, precisamente... ...unos contra otros y todos contra todos.
Nadie sabe vivir en paz, ¿qué es lo que está pasando en todo esto? En realidad
de verdad, vale la pena que sepamos nosotros, qué es lo que cargamos allá, en
nuestro interior, qué es lo que “nos traemos”?
Cuando golpeamos alguna
puerta, nos preguntan: “¿Quién es?” Respondemos: “¡Yo!” Pero, ¿qué
es ese “Yo” que tenemos dentro? Obviamente es el de los problemas; y cada uno
de nosotros parece un problema y es un problema; el Yo es problemas. Pero
tenemos un Yo, cada uno de ustedes tiene un Yo, que cuando golpean en una
puerta y le preguntan: “¿Quién es?” Contestan:
“¡Yo!”.
Bueno, me parece que esta
noche vale la pena que nosotros tratemos de entender qué cosa es ese “Yo”. Me
parece que no debe ser muy “buenecito”, puesto que por cualquier cosa peleamos;
me parece que no será un
“Santo”, cuando a todas horas estamos llenos de ambiciones.
Si dejáramos, si pusiéramos
aquí una caja de oro en polvo, ¿podríamos estar seguros, de que ese oro en
polvo no sería tocado por ninguno de nosotros? Examínense a sí mismos los
hombres honrados, y las mujeres muy dignas... ¿O qué tal, con esa caja de oro
en polvo, no aquí, sino allá,
dentro su casa, que alguien se
la dejara guardada, estaríamos seguros de que ustedes no tocarían ni un granito
de ese oro? ¿Quién me podría dar una respuesta? ¿Quién se sentiría capaz de no
tocar ni un miligramo de una caja donde hay oro en polvo?
Creo que ninguno. Porque hay
un dicho que dice: “En el arca abierta, hasta el más justo peca”.
Y ésa es una tremenda verdad.
Y sin embargo, les advierto que todos nosotros somos personas honradas (se
supone)...
Ahora bien, en los tiempos
antiguos y todavía en esta época, sigue existiendo por allá, en el Medio
Oriente, una secta muy extraordinaria. Quiero referirme a la secta aquella de
los DRUSOS SIRIOS). Cierto caballero Alemán que llegó a Siria, solicitó
ingresar a esa secta. Lo metieron en un subterráneo inmenso, después de
someterlo a muchas pruebas. En todas las pruebas salió bien. Por último, ya
hambriento, después de unos ocho días de no comer, lo colocaron ante unos
platos
deliciosos, allí brillaban las
frutas, en fin, aquella comida invitaba, pues, al paladar. El hombre tenía
un hambre atroz y ante aquella
cena tan maravillosa, sin embargo, él tuvo la fuerza de voluntad y
no comió, por ahí salió
vencedor...
Pero viene ahora la parte más
grave, y es la siguiente: LA PRUEBA SEXUAL. Lo acostaron en una cama bellísima,
entre flores, perfumes y todo. Él estaba tan cansado que resolvió dormir un poco.
De pronto, ve a una dama inefable; se acerca hacia él (claro, esto que estoy
contando a las damas no les llamará la atención, pues, son damas. Pero no
olviden que para las damas también hay pruebas, no con damas sino con varones,
claro está, pero aquí, el caso, como era un varón, tenían que probarlo con
damas; eso es obvio).
Aquella dama vino en el
“vestido de Eva”, naturalmente, con el cáliz en la mano e invitando a este
hombre al amor. Podría decirse que más bien, hasta trataba de violentarlo
sexualmente. Pero él, con una fuerza de acero, con una voluntad poderosa se
marchó firme y no cayó. Claro, como salió triunfante, recibió la INICIACIÓN
SIRIA, recibió algunos Poderes; en un espejo, un Sacerdote le mostró el
porvenir que le aguardaba (y ese porvenir se cumplió al pie de la letra).
Si él hubiera fallado un
instante, lo hubieran matado, porque a través de las paredes hay pequeños
agujeros, por medio de los cuales estaba siendo observado. Una falla de él, ¡y
lo matan!, deja de vivir el pobre. Pero, tenía una voluntad de acero, y
triunfó: Recibió la Iniciación y recibió muchos Poderes extraordinarios...
Ahora, digo a las mujeres,
para ellas hay otras pruebas, pero las pruebas para ellas son con varones y si
fallan, les corre la misma suerte que los hombres...
Ahora les pregunto a ustedes a
los varones que están aquí presentes: ¿No fallarían ustedes?
¿Están
seguros de que si una dama de esas, inefables, vestida con el “traje del
Paraíso”, viene a acostarse, a dormir con ustedes, en forma tentadora, ustedes
son de una voluntad tan fuertes que
no fallan? Pónganse la mano
aquí, en el corazón, y díganse a sí mismos, pregúntense a sí mismos si
son capaces de pasar esa
prueba.
En cuanto a la mujeres, les
diría yo: ¿Serían capaces de pasarla, si viene a ellas, jóvenes, la presencia
de un Apolo, enamorándolas? ¿Saldrían victoriosas?
De manera que nosotros no
somos unas mansas ovejas. Dentro cargamos la fornicación y eso no pueden
negarlo ustedes; cargamos el adulterio, ¿quién podría negarlo? Los terribles
celos, esos que mortifican la vida; la ira: Por cualquier cosa estamos
corajudos, berrinchudos, iracundos, irascible, furiosos, entonces el tal Yo,
ése que cargamos en nuestro interior, me parece que no es muy “Santo”.
Y es que en realidad, el tal Yo existe dentro de nosotros, y vale la pena que
reflexionemos, esta noche, en lo que es el Yo.
El Yo, es una suma de defectos
psicológicos: Ira, codicia, lujuria, envidia, orgullo, pereza, gula, etc. Dicen
que Jesús de Nazareth, expulsó del cuerpo de María Magdalena Siete Demonios (estos
representan los SIETE PECADOS CAPITALES; cada uno de ellos es cabeza de
legión). Cuando al poseso del Evangelio, Jesús le preguntara cuál era su
nombre, contestó: “Mi verdadero nombre es LEGIÓN... Esto quiere decir que el Yo
es legión, legión de Demonios; eso es claro.
De manera que cada uno de
nosotros es un “poseso”, cada uno de nosotros carga en su interior una legión
de Diablos. Esto nos molesta, que nos hablen así, porque nosotros sentimos que somos
muy buenas personas, pero la realidad es ésa, ¿o alguno de ustedes cree que no
carga en el interior los Siete Pecados Capitales?
Recordemos que María Magdalena
fue una mujer arrepentida, pero Jesús tuvo que sacar de ella Siete Demonios.
Estos tales Demonios no son más que los “elementos” de lo que está compuesto
el Ego, el Yo. El Yo es algo
PLURALIZADO, no algo singular. El Yo es un montón de gentes, no gente física de
carne y hueso, ¡no! Es gente psicológica, pero gente que existe dentro de
nosotros.
La ira por sí mismo es un
Demonio; parece una persona, tiene sus razones y sus motivos, se justifica,
etc.; la codicia es otro Demonio, ¿quien podría negarlo?; la lujuria, lo mismo,
la envidia, el
orgullo, la pereza, la gula,
Demonios son y existen dentro de nuestro cuerpo, son los Yoes. De manera que el
Yo está compuesto, no es singular, es plural, es Yos o Yoes.
El Yo Pluralizado es analizado
ahora en la Psicología Experimental, el Yo Pluralizado lo tenemos cada uno de
nosotros, es decir, dentro de cada uno de nosotros hay muchos Yoes, y cada Yo
es una persona. Si decimos que “dentro de una persona viven muchas personas”,
estamos diciendo
una verdad. Cada una de esas
personas que viven dentro de nosotros, tiene su propio criterio, sus
propias ideas, sus propios
pensamientos, sus propios anhelos, etc.
Así pues, en realidad de
verdad, dentro de nuestra persona viven muchas personas, que luchan entre sí,
que se pelean por la supremacía, que quieren controlar totalmente nuestro
cuerpo, nuestro cerebro, nuestro corazón, el sexo, etc. Ahora se explicaran
ustedes por qué uno está lleno
de tantas CONTRADICCIONES. Si
nosotros pudiéramos vernos en un espejo de cuerpo entero, tal
como somos, huiríamos
despavoridos; dentro de nosotros vive mucha gente. Ahora comprenderán por qué
nos contradecimos a cada instante.
El Yo que hoy está jurando
amor eterno a una mujer, es más tarde desplazado por otro, que nada tiene que
ver con el juramento; el sujeto se retira y la infeliz queda decepcionada.
El Yo de una mujer que está
jurando amor eterno a un hombre, en un instante dado, más tarde es desplazado
por otro que no tiene velas en el entierro; la dama se retira y el sujeto queda
desconcertado.
El Yo que jura amor eterno por
la Gnosis, que dice: “¡Sí, voy a seguir estos estudios, son sumamente interesantes
y maravillosos!”, es desplazado más tarde por otro que dice: “¡Yo no tengo que
ver nada con estos estudios, a mí no me interesan, a mí me interesan los
negocios, a mí me interesa la cantina, a mí me interesan las pachangas,
etc.!”... El sujeto entonces se retira y todos los hermanos del grupo quedan
desconcertados.
Es decir, no tenemos un Yo
permanente, tenemos es una multiplicidad de Yos. Nuestra humana
persona es una máquina, movida
por distintos Yos. Hoy pensamos una cosa, mañana pensamos
otra, es decir, nuestra Mente
es “Mente veleta”: Se mueve para donde el viento la mueva...
No somos individuos
responsables. Si le tomamos un juramento a alguien, podemos estar seguros que
ese alguien no cumple con el juramento. ¿Por qué? Porque no tenemos un Yo
permanente.
Entonces, somos máquinas...
MÁQUINAS MOVIDAS POR FUERZAS
QUE DESCONOCEMOS: Muchas veces en el espacio infinito, hay una catástrofe (por
ejemplo, chocan dos mundos entre sí, dos planetas), como resultado vienen
terribles Fuerzas Cósmicas a la Tierra. Las multitudes captan esas Fuerzas y de
inmediato se lanzan a la guerra, enarbolando distintos lemas: Que van a pelear
por la democracia, que van a pelear contra la tiranía etc., pero en realidad de
verdad no saben por qué van a pelear. Los han tocado ciertas Fuerzas del
Cosmos, y eso es todo.
¿Y qué
diremos de la CONCIENCIA? ¿Ustedes tienen Consciencia? Creo que sí la tienen, ¿verdad? ¡Pero la tienen DORMIDA! Si la tuvieran DESPIERTA
ustedes conocerían por experiencia directa, los Misterios de la Vida y de la
Muerte. Pero ustedes no saben por qué nacieron ni cuándo nacieron. Les dijeron
que habían nacido en tal año, en tal fecha, pero eso fue porque se los
dijeron).
Pero, ¿dónde estaban ustedes
antes de haber nacido? Alguno de ustedes me podría decir, ¿dónde estaba antes
de nacer? ¡Pues, claro que no!
Y la muerte, ¿qué? ¿Qué hay
más allá de la muerte? ¿Alguno de ustedes lo sabe, lo conoce por experiencia
directa? ¡Nada! Viven un pedacito de vida (que por cierto, es muy amargo), unos
cuantos años. Antes del nacimiento, ¡no saben nada!; después de la muerte ¡no
saben nada! Unos
pocos años viven, ahí, con la
Consciencia dormida, luchando para conseguir los frijoles, luchando
para pagar la renta, o para
poner estos trapos, para no andar desnudos, luchando por algún amor,
un ser que se quiera, un
apego. Luego viene la muerte, ¿y qué? ¿Qué saben ustedes de la muerte?
¡Nada!,
¿verdad?
Entonces, la cruda realidad de
los hechos es que la gente, toda, tiene la Consciencia dormida.
Si la tuviera despierta, sabría
dónde se estaba antes del nacimiento. Si la tuvieran despierta, sabrían ustedes
qué les aguarda después de la muerte. ¡Pero, ustedes no saben nada de eso,
porque tienen la Consciencia dormida!
Algo más les digo a ustedes:
De todos los FENÓMENOS FÍSICOS que se suceden a nuestro alrededor, la
Consciencia humana PERCIBE tan solo UNA MILLONÉSIMA PARTE. Aquí mismo,
alrededor de nosotros, están sucediéndose muchos hechos físicos, materiales. No
les estoy hablando de hechos metafísicos, ¡no!, ¡Físicos!, de los cuales
ustedes no tienen Consciencia, no los ven, no los tocan, ¡y son físicos! Y si
yo les dijera uno solo de esos, no me lo creerían.
Ya he ensayado con algunos
auditorios. Les he dicho, por ejemplo, sobre tal o cual fenómeno que no percibe
nadie, ¡se los he dicho y no me lo ha entendido nadie! Ésa es la cruda
realidad, ¿por qué? Porque faltan ciertas áreas del cerebro que actualmente no
funcionan, que están hechas para captar ese tipo de fenómenos.
De manera que los seres
humanos tienen la Consciencia de sonámbulos: Andan dormidos.
Interesante sería despertar la
Consciencia, ¡eso si sería interesante! Entonces uno podría percibir, por sí
mismo, directamente, la Verdad. Si uno despertara la Consciencia, conocería los
Misterios de la Vida y de la Muerte. Pero mientras esté uno así, como está, con
la Consciencia dormida, ¿qué
pueden saber de los Misterios
de la Vida y de la Muerte? ¡Nada, ni “papa!”...
¿Hay
alguna manera como para poder DESPERTAR LA CONCIENCIA? Yo digo que sí la hay y les
voy a entregar a ustedes la técnica esta noche: Ante todo, tiene uno que
admitir que tiene su PROPIA PSICOLOGÍA. Las gentes son un poco difíciles en
esto, admiten que tienen un cuerpo de carne y hueso, porque lo pueden tocar,
pueden agarrarse las manos, olerlas, etc., pero, difícilmente aceptan que
tienen una psicología, porque eso sí, no la pueden ver. ¿Cómo harían para
verla, para
tocarla, para palparla?
Sin embargo, cuando alguien
acepta que tiene su propia Idiosincrasia Psicológica, de hecho comienza a
AUTOOBSERVARSE. Cuando alguien se autoobserva, de hecho ya es un individuo
diferente a los demás, porque los demás no se autoobservan.
Uno necesita autoobservarse en
acción: Recordemos que los defectos que llevamos escondidos, afloran
espontáneamente cuando uno menos lo piensa; afloran en relación con los amigos,
en la calle; o con la familia, en la casa; o con los compañeros, en la fábrica,
etc., ¡pero afloran! Y si uno
se mantiene alerta y
vigilante, como el vigía en época de guerra, entonces los ve. Defecto
psicológico que uno haya descubierto, debe COMPRENDERLO, debe ANALIZARLO, debe
ESTUDIARLO...
Supongamos que de pronto uno
tuvo una disputa con la cónyuge (o si es mujer con el cónyuge), por cuestiones
de celos; que posiblemente encontró al consorte (o a la consorte) hablando muy
quedito por ahí, con una persona del sexo opuesto, etc. Sintió en su
corazoncito una molestia, un gusanito horrible: ¡Los celos! Se enojo, peleó con
la cónyuge (si es mujer con el cónyuge), en fin, ¿qué hacer?
Al llegar a casa, pues, vale
la pena que nos acostemos en nuestra cama, que relajemos completamente los
músculos, el cuerpo, que cerremos nuestros ojos, que nos concentremos en la
escena, VISUALIZÁNDOLA TAL COMO SUCEDIÓ. Al visualizarla, tal como sucedió,
vienen uno a descubrir que sintió CELOS, que lo tiene (el Yo o el Demonio de
los celos); viene a descubrir que sintió IRA, que lo tiene (el Yo de la ira);
llega a sentir que se sintió ofendido, fue herido el AMOR PROPIO, tiene el Yo
del amor propio. Obviamente ha descubierto que tiene tres Yoes: Celos, ira,
amor propio. ¿Qué hacer?
Se necesita desintegrar esos
tres Yoes. ¿Cómo hacer para desintegrarlos? Pues, habrá que apelar a una Fuerza
que sea superior a la Mente, la Mente, por sí misma, no puede alterar
fundamentalmente ningún defecto: Ella puede rotularlo con distintos nombres,
pasarlo de un Departamento a otro del Entendimiento, esconderlo de sí misma y
de los demás, etc., pero no alterarlo fundamentalmente. Se necesita de un Poder
que sea superior a la Mente, de un Poder que sea capaz de pulverizar cualquier
defecto.
Afortunadamente, ese Poder
existe dentro de nosotros, se encuentra en estado latente; lo que importa es
usarlo. Quiero referirme, en forma enfática, a un Poder que los Indostanes
allá, en la India, llaman “KUNDALINI”. Kundalini tiene la figura de una
Serpiente; asciende por la medula espinal del asceta gnóstico; es la Serpiente
de Fuego, y esa Serpiente de Fuego existe en cada ser humano. Aunque esté
enroscada tres veces y media en el hueso coxígeo (base fundamental de la espina
dorsal), ¡existe! Uno puede concentrarse en ese Poder Ígneo, Flamígero llamado
“Kundalini”.
Los Alquimistas medievales la
llamaban “STELLA MARIS”, o sea, “La Virgen del Mar”, que es una variante de
nuestro propio Ser, pero derivada. Ese Poder existe en cada uno de ustedes
(Kundalini).
Si ustedes se concentran en
ese Poder, en Stella Maris y si le ruegan en verdad, a esa Madre Divina,
REDUZCA A CENIZAS, convierta en polvareda cósmica EL AGREGADO PSÍQUICO o
defecto psicológico en cuestión, pueden estar ustedes seguros de que serán
escuchados, y que la Madre Cósmica particular (que es la misma Kundalini, la
Serpiente en cada uno de ustedes), les asistirá, desintegrando, reduciendo a
polvareda cósmica el defecto que hemos COMPRENDIDO ÍNTEGRAMENTE, en todos los
Niveles de la Mente.
Cuando un defecto se
desintegra, se libera una parte de la Consciencia que estaba ahí embutida, embotellada;
y cuando hayamos conseguido destruir todos nuestros defectos psicológicos, es decir,
todos nuestros Yos (porque cada defecto es un Yo, es una Persona Psíquica
dentro de nosotros), cuando ya hemos acabado con todos esos Yoes, entonces la
Consciencia quedará totalmente despierta, liberada. Una Consciencia despierta,
es una Consciencia que puede ver, oír, tocar y palpar...
SAMAEL AUN WEOR
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