Bueno, total que ese Maestro, repito, que
cometiera el error de subestimar las...
...cualidades cristianas, o las virtudes enseñadas por el Evangelio, y
que solamente se quedará con las características de Geburah (el Rigor, la Ley),
pues, no logró ingresar a la Orden Superior...
También sé de muchos casos interesantes: Gente
magnífica, muy sinceras, muy cristianas, que solamente se dedicaron, en
exclusividad, a lograr en sí mismos las Virtudes del Evangelio Cristiano, pero
subestimando, completamente, las características de Geburah. Terminaron, por lo
común, haciendo mal uso de las Virtudes, colocándolas fuera de lugar; y ya
dije, y lo vuelvo a repetir: “Una Virtud, por muy buena que sea, fuera de lugar
se convierte en algo pernicioso, en algo malo”.
Por ejemplo: El odio es algo que está fuera de
lugar, porque lo natural es el Amor. La envidia, es algo que está fuera de
lugar. ¿Por qué hemos de sentir envidia por el bien ajeno? Al contrario:
Deberíamos alegrarnos por el bien de nuestros
semejantes. Desgraciadamente, la envidia se ha convertido, dijéramos, en el eje
de todo nuestro organismo social, en estos tiempos de degeneración humana.
¡La Caridad es grandiosa!
Pero qué se diría de alguien que saliese a darle limosna a los drogadictos para
que compraran las drogas; a los alcohólicos para que se emborracharan en las cantinas.
A los avaros para que siguieran enriqueciéndose, etc., etc. Es lógico que tan
preciosa Virtud como es la de la Caridad, fuera de lugar, pues, huele a locura,
¿verdad? Algo anómalo, algo absurdo. Sin embargo, la Caridad es una de las más
preciosas Virtudes, pero debe estar siempre en su lugar.
Nosotros mismos estamos fundando el Instituto de la
Caridad Universal, y lo estamos haciendo con gusto para servir a nuestros
semejantes; para ayudar a los que verdaderamente se lo merecen:
A los ancianos que no pueden trabajar, a las viudas,
a los huérfanos, a los desvalidos, etc. El egoísmo, por ejemplo, es algo que
está fuera de lugar, porque lo natural es el Altruismo; eso es claro.
La libertad es magnífica. Pero el mal uso de la
libertad se convierte en libertinaje, y el libertinaje está fuera de lugar porque
lo normal es la libertad consciente, no el libertinaje, que es el aspecto
negativo. Y así sucesivamente.
Así, pues, es muy fácil errar; por eso es que la
disolución del Yo resulta espantosamente difícil.
Ahora, hay un tendencia marcadísima a la auto
consideración: Muchos sujetos que aparentemente
viven una vida casta, de pronto, fornican por auto
consideración, y se justifican diciendo: “Sí, fue una necesidad tener que
fornicar”, etc., etc., etc.
Cierta mujer que adulteraba (que cometió el crimen
de adulterio), en alguna ocasión justificaba su delito diciendo: “Sí, es que mi
marido, pues, no me satisfacía sexualmente, ¿verdad? Y yo hube que buscar,
pues, otra persona con la cual poder satisfacer una necesidad muy natural, muy normal”.
Es decir, ella justificaba su delito, le parecía que no había cometido falta
alguna.
Hay pues una tendencia marcadísima a la auto-consideración
y a la auto-justificación. No es posible eliminar de los elementos inhumanos
que constituyen el Ego, mientras exista la auto-consideración y la auto-justificación;
eso es claro. Uno tiene que convertirse (si quiere disolver el Ego) en un
enemigo despiadado de sí mismo: Tratarse sin auto-consideraciones de ninguna
especie, ser crudamente realista consigo mismo.
Normalmente, las gentes quisieran escapar de la
prisión en donde están (por lo menos algunos, unos pocos quisieran escaparse),
pero no encuentran la puerta; y si la encuentran, no quieren escapar: Viéndola,
no la ven. Así es la humanidad...
Hay quienes logran escapar de esta prisión horrible
del Samsara. Pero, en vez de buscar el camino que verdaderamente les conviene,
se van por otro camino. Entonces los Señores de la Ley los regresan,
nuevamente, a la prisión.
Por todo esto y muchos otros motivos, resulta
difícil eliminar los elementos inhumanos que uno lleva dentro. Ahora, nos
explicaremos por qué es tan difícil poder penetrar a la Orden Superior.
Cuando uno ha conseguido la muerte de sí mismo en
toda forma: En sus pensamientos, en sus sentimientos, en sus voliciones, en sus
deseos; cuando realmente ha muerto realmente uno mismo en todos sus aspectos,
cuando no queda nada de Ego, entonces viene la Autorrealización Íntima del Ser.
Y es cuando, verdaderamente, se gana uno el derecho de ingresar a la Orden
Superior de los Maestros Inmortales; y eso es todo.
Por eso es que yo, francamente, invito a todos mis
hermanos a la Autorreflexión... Es necesario volvernos serios. Yo no puedo
considerar serio a una persona que no se dedica a la muerte del mí mismo, del
sí mismo.
Son muchísimos los Maestros que han trabajado en su
Autorrealización Íntima. Sin embargo, ya lo dije y lo vuelvo a repetir: “No
todos han logrado entrar en la Orden Superior”. A esa Orden solamente
pertenecen unos cuantos, unos poquitos Inmortales, un puñadito de hombres y
mujeres de buena voluntad. Bueno, hasta aquí mi plática mi estimable E. V. Q.
¡Paz Inverencial!
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