CAPÍTULO XXIX
LA DECAPITACIÓN
A medida que uno trabaja sobre sí mismo va comprendiendo
cada vez más y más, la necesidad de eliminar radicalmente de su naturaleza
interior, todo eso que nos hace tan abominables.
Las peores circunstancias de la vida las situaciones más
críticas, los hechos mas difíciles, resultan siempre maravillosos para el
auto-descubrimiento intimo.
En esos momentos insospechados, críticos, afloran siempre y
cuando menos lo pensemos, los Yoes mas secretos; si estamos alertas
incuestionablemente nos descubrimos.
Las épocas más tranquilas de la vida, son precisamente las
menos favorables para el trabajo sobre sí mismo.
Existen momentos de la vida demasiado complicados en que uno
tiene marcada tendencia a identificarse fácilmente con los sucesos y a
olvidarse completamente de sí mismos; en esos instantes hace uno tonterías que
a nada conducen; si se estuviese alerta, si en esos mismos momentos en vez de
perder la cabeza, se acordase de sí mismo, descubriría con asombro ciertos Yoes
de los cuales jamás tuvo ni la más mínima sospecha de su posible existencia.
El sentido de la auto-observación intima, se encuentra
atrofiado en todo ser humano; trabajando seriamente, auto-observándose de
momento en momento; tal sentido se desarrollará en forma progresiva.
A medida que el sentido de auto-observación prosiga su
desarrollo mediante el uso continuo, nos iremos haciendo cada vez mas capaces
de percibir en forma directa aquellos Yoes sobre los cuales jamás tuvimos dato
alguno relacionado con su existencia.
Ante el sentido de auto-observación intima cada uno de los
Yoes que en nuestro interior habitan, asumen realmente esta o aquella figura
secretamente afín con el defecto personificado por la misma. Indubitablemente
la imagen de cada uno de estos Yoes tiene cierto sabor psicológico
inconfundible mediante el cual aprehendemos, capturamos, atrapamos instintivamente
su naturaleza íntima, y el defecto que le caracteriza.
En principio el esoterista no sabe por donde empezar, ante
la necesidad de trabajar sobre sí mismo pero se halla completamente
desorientado.
Aprovechando los momentos críticos, las situaciones mas
desagradables, los instantes mas adversos, si estamos alertas descubriremos
nuestros defectos sobresalientes, los Yoes que debemos desintegrar
urgentemente.
A veces puede empezarse por la ira o por el amor propio, o
por el desdichado segundo de lujuria, etc., etc., etc.
Es necesario tomar nota sobre todo en nuestros estados
psicológicos diarios, si es que de verdad queremos un cambio definitivo.
Antes de acostarnos conviene que examinemos los hechos
ocurridos en el día, las situaciones embarazosas, la carcajada estruendosa de
Aristófanes y la sonrisa sutil de Sócrates.
Puede que hayamos herido a alguien con una carcajada, puede
que hayamos enfermado a alguien con una sonrisa o con una mirada fuera de
lugar.
Recordemos que en esoterismo puro, bueno es todo lo que está
en su lugar, malo es todo lo que está fuera de lugar.
El agua en su lugar es buena pero si ésta inundare la casa
estaría fuera, de lugar, causaría daños, seria mala y perjudicial.
El fuego en la cocina y dentro de su lugar, además de ser
útil es bueno; fuera de su lugar quemando los muebles de la sala, seria malo y
perjudicial.
Cualquier virtud por santa que sea, en su lugar es buena,
fuera de lugar es mala y perjudicial. Con las virtudes podemos dañar a otros.
Es indispensable colocar las virtudes en su lugar correspondiente.
¿Qué diríais de un sacerdote que estuviese predicando la
palabra del Señor dentro de un prostíbulo?. ¿Qué diríais de un varón manso y
tolerante que estuviese bendiciendo a una cuadrilla de asaltantes que intentasen
violarle la mujer y las hijas?. ¿Qué diríais de esa clase de tolerancia llevada
al exceso?. ¿Qué pensaríais sobre la actitud caritativa de un hombre que en vez
de llevar comida a casa, repartiese el dinero entre mendicantes del vicio?.
¿Qué opinaríais sobre el hombre servicial que en un instante dado prestase un
puñal a un asesino?.
Recordad querido lector que entre las cadencias del verso
también se esconde el delito. Hay mucha virtud en los malvados y hay mucha
maldad en los virtuosos.
Aunque parezca increíble dentro del mismo perfume de la
plegaria también se esconde el delito.
El delito se disfraza de santo, usa las mejores virtudes, se
presenta como mártir y hasta oficia en los templos sagrados.
A medida que el sentido de la auto-observación intima se
desarrolla en nosotros mediante el uso continuo, podremos ir viendo todos esos
Yoes que sirven de fundamento básico a nuestro temperamento individual, ya sea
este último, sanguíneo o nervioso, flemático o bilioso.
Aunque usted no lo crea, querido lector, detrás del
temperamento que poseemos se esconde entre las mas remotas profundidades de
nuestra psiquis, las creaciones diabólicas mas execrables.
Ver tales creaciones, observar esas monstruosidades del
infierno dentro de las cuales se halla embotellada nuestra mismísima
conciencia, se hace posible con el desarrollo siempre progresivo del sentido de
auto-observación intima.
En tanto un hombre no haya disuelto estas creaciones del
infierno, estas aberraciones de sí mismo, Indubitablemente en lo más hondo, en
lo más profundo, continuará siendo algo que no debiera existir, una deformidad,
una abominación.
Lo más grave de todo esto es que el abominable no se da
cuenta de su propia abominación, se cree bello, justo, buena persona, y hasta
se queja de la incomprensión de los demás, lamenta la ingratitud de sus
semejantes, dice que no le entienden, llora afirmando que le deben, que le han
pagado con moneda negra, etc., etc., etc.
El sentido de la auto-observación íntima nos permite
verificar por si mismos y en forma directa el trabajo secreto mediante el cual
en tiempo dado estamos disolviendo tal o cual Yo (tal o cual defecto
psicológico), posiblemente descubierto en condiciones difíciles y cuando menos
lo sospechábamos.
¿Habéis pensado tú alguna vez en la vida sobre lo que más os
agrada o desagrada?. ¿Tú, habéis reflexionado sobre los resortes secretos de la
acción?. ¿Por qué queréis tener una bella casa?. ¿Por qué deseáis tener un
coche último modelo?. ¿Por qué queréis estar siempre a la última moda?. ¿Por
qué codiciáis no ser codicioso?. ¿Qué es lo que más te ofendió en un momento
dado?. ¿Qué es lo que más os halagó ayer?. ¿Por qué os sentisteis superior a
fulano o a fulana de tal, en determinado instante?. ¿A qué hora te sentisteis
superior a alguien?. ¿Por qué te engreísteis al relatar tus triunfos?. ¿No
pudisteis callar cuando murmuraban de otra persona conocida?. ¿Recibisteis la
copa de licor por cortesía?. ¿Aceptaste fumar tal vez no teniendo el vicio,
posiblemente por el concepto de educación o de hombría?. ¿Estáis tú seguro de
haber sido sincero en aquella conversación?. ¿Y cuando te Justificas a ti
mismo, y cuando te alabas, y cuando cuentas tus triunfos y los relatas
repitiendo lo que antes dijiste a los demás, comprendiste que eras vanidoso?.
El sentido de la auto-observación íntima, además de
permitirte ver claramente al Yo que estáis disolviendo, te permitirá también
ver los resultados patéticos y definidos de tu trabajo interior.
En principio estas creaciones del infierno, estas aberraciones
psíquicas que desgraciadamente te caracterizan, son más feas y monstruosas que
las bestias más horrendas que existen en el fondo de los mares o en las selvas
más profundas de la tierra; conforme avancéis en vuestro trabajo podéis
evidenciar mediante el sentido de auto-observación interior el hecho
sobresaliente de que aquellas abominaciones van perdiendo volumen, se van
empequeñeciendo...
Resulta interesante saber que tales bestialidades conforme
decrecen en tamaño, conforme pierden volumen y se empequeñecen, ganan en
belleza, asumen lentamente la figura infantil; por último se desintegran, se
convierten en polvareda cósmica, entonces la Esencia enfrascada, se libera, se
emancipa, despierta.
Indubitablemente la mente no puede alterar fundamentalmente ningún
defecto psicológico; obviamente el entendimiento puede darse el lujo de rotular
un defecto con tal o cual nombre, de justificarlo, de pasarlo de un nivel a
otro, etc., mas no podría por sí mismo aniquilarlo, desintegrarlo.
Necesitamos urgentemente de un poder flamígero superior a la
mente, de un poder que sea capaz por si mismo de reducir tal o cual defecto
psicológico a mera polvareda cósmica.
Afortunadamente existe en nosotros ese poder serpentino, ese
fuego maravilloso que los viejos alquimistas medievales bautizaron con el
nombre misterioso de Stella Maris, la Virgen del Mar, el Azoe de la Ciencia de
Hermes, la Tonantzín del México Azteca, esa derivación de nuestro propio ser
intimo, Dios Madre en nuestro interior simbolizado siempre con la serpiente
sagrada de los Grandes Misterios.
Si después de haber observado y comprendido profundamente
tal o cual defecto psicológico (tal o cual Yo), suplicamos a nuestra Madre
Cósmica particular, pues cada uno de nos tiene la suya propia, desintegre,
reduzca a polvareda cósmica, este o aquel defecto, aquel Yo, motivo de nuestro
trabajo interior, podéis estar seguro de que el mismo perderá volumen y
lentamente se irá pulverizando.
Todo esto implica naturalmente sucesivos trabajos de fondo,
siempre continuos, pues ningún Yo, puede ser desintegrado jamás
instantáneamente. El sentido de auto-observación íntima podrá ver el avance
progresivo del trabajo relacionado con la abominación que nos interese
verdaderamente desintegrar.
Stella Maris aunque parezca increíble es la signatura astral
de la potencia sexual humana.
Obviamente Stella Maris tiene el poder efectivo para
desintegrar las aberraciones que en nuestro interior psicológico cargamos.
La decapitación de Juan Bautista es algo que nos invita a la
reflexión, no sería posible ningún cambio psicológico radical si antes no
pasáramos por la decapitación.
Nuestro propio ser derivado, Tonantzín, Stella Maris como
potencia eléctrica desconocida para la humanidad entera y que se halla latente
en el fondo mismo de nuestra psiquis, ostensiblemente goza del poder que le
permite decapitar a cualquier Yo antes de la desintegración final.
Stella Maris es ese fuego filosofal que se encuentra latente
en toda materia orgánica e inorgánica.
Los impulsos psicológicos pueden provocar la acción
intensiva de tal fuego y entonces la decapitación se hace posible.
Algunos Yoes suelen ser decapitados al comienzo del trabajo
psicológico, otros en el medio y los últimos al final. Stella Maris como
potencia ígnea sexual tiene conciencia plena del trabajo a realizar y realiza
la decapitación en el momento oportuno, en el instante adecuado.
En tanto no se haya producido la desintegración de todas
estas abominaciones psicológicas, de todas estas lascivias, de todas estas
maldiciones, robo, envidia, adulterio secreto o manifiesto, ambición de dinero
o de poderes psíquicos, etc., aún cuando nos creamos personas honorables,
cumplidoras de la palabra, sinceras, corteses, caritativas, hermosas en el
interior, etc., obviamente no pasaremos de ser más que sepulcros blanqueados,
hermosos por fuera mas por dentro llenos de asqueante podredumbre.
La erudición libresca, la pseudo-sapiencia, la información
completa sobre las sagradas escrituras, ya sean éstas de oriente o de
occidente,, del norte o del sur, el pseudo-ocultismo, el pseudo-esoterismo, la
absoluta seguridad de estar bien documentados, el sectarismo intransigente con
pleno convencimiento, etc., de nada sirve porque en realidad solo existe en el
fondo eso que ignoramos, creaciones del infierno, maldiciones, monstruosidades
que se esconden tras la cara bonita, tras el rostro venerable, bajo el ropaje
santísimo del líder sagrado, etc.
Tenemos que ser sinceros consigo mismo, preguntamos qué es
lo que queremos, si hemos venido a la Enseñanza Gnóstica por mera curiosidad,
si de verdad no es pasar por la decapitación lo que estamos deseando, entonces
nos estamos engañando a sí mismos, estamos defendiendo nuestra propia
podredumbre, estamos procediendo hipócritamente.
En las escuelas más venerables de la sapiencia esotérica y
del ocultismo existen muchos equivocados sinceros que de verdad quieren
auto-realizarse pero que no están dedicados a la desintegración de sus
abominaciones interiores.
Son muchas las gentes que suponen que mediante las buenas
intenciones es posible llegar a la santificación. Obviamente en tanto no se
trabaje con intensidad sobre esos Yoes que en nuestro interior cargamos, ellos
continuarán existiendo bajo el fondo de la mirada piadosa y de la buena
conducta.
Ha llegado la hora de saber que somos unos malvados
disfrazados con la túnica de la santidad; ovejas con piel de lobo; caníbales
vestidos con traje de caballero; verdugos escondidos tras del signo sagrado de
la cruz, etc.
Por muy majestuosos que aparezcamos dentro de nuestros
templos, o dentro de nuestras aulas de luz y de armonía, por muy serenos y
dulces que nos vean nuestros semejantes, por muy reverendos y humildes que
parezcamos, en el fondo de nuestra psiquis continúan existiendo todas las
abominaciones del infierno y todas las monstruosidades de las guerras.
En Psicología Revolucionaria se nos hace evidente la
necesidad de una transformación radical y ésta solo es posible declarándonos a
sí mismos una guerra a muerte, despiadada y cruel.
Ciertamente nosotros todos no valemos nada, somos cada uno
de nos la desgracia de la tierra, lo execrable.
Afortunadamente Juan Bautista nos enseñó el camino secreto:
MORIR EN SÍ MISMOS MEDIANTE LA DECAPITACIÓN PSICOLÓGICA.
CAPÍTULO XXX
EL CENTRO DE
GRAVEDAD PERMANENTE
No existiendo una verdadera individualidad, resulta
imposible que haya continuidad de propósitos.
Si no existe el individuo psicológico, si en cada uno de
nosotros viven muchas personas, si no hay sujeto responsable, seria absurdo
exigirle a alguien continuidad de propósitos.
Bien sabemos que dentro de una persona viven muchas
personas, entonces el sentido pleno de la responsabilidad no existe realmente
en nosotros.
Lo que un Yo determinado afirma en un instante dado, no
puede revestir ninguna seriedad debido al hecho concreto de que cualquier otro
Yo puede afirmar exactamente lo contrario en cualquier otro momento.
Lo grave de todo esto es que muchas gentes creen poseer el
sentido de responsabilidad moral y se auto-engañan afirmando ser siempre las
mismas.
Personas hay que en cualquier instante de su existencia
vienen a los estudios Gnósticos, resplandecen con la fuerza del anhelo, se
entusiasman con el trabajo esotérico y hasta juran consagrar la totalidad de su
existencia a estas cuestiones.
Incuestionablemente todos los hermanos de nuestro movimiento
llegan hasta admirar a un entusiasta así.
Uno no puede menos que sentir gran alegría al escuchar
personas de esta clase, tan devotas y definitivamente sinceras.
Sin embargo el idilio no dura mucho tiempo, cualquier día
debido a tal o cual motivo justo o injusto, sencillo o complicado, la persona
se retira de la Gnosis, entonces abandona el trabajo y para enderezar el
entuerto, o tratando de justificarse a sí misma, se afilia a cualquier otra
organización mística y piensa que ahora va mejor.
Todo este ir y venir, todo este cambiar incesante de
escuelas, sectas, religiones, se debe a la multiplicidad de Yoes que en nuestro
interior luchan entre sí por su propia supremacía.
Como quiera que cada Yo posee su propio criterio, su propia
mente, sus propias ideas, es apenas normal este cambio de pareceres, este
mariposear constante de organización, de ideal en ideal, etc.
El sujeto en sí, no es más que una máquina que tan pronto
sirve de vehículo a un Yo, como a otro.
Algunos Yoes místicos se auto-engañan, después de abandonar
tal o cual secta resuelven creerse Dioses, brillan como luces fatuas y por
último desaparecen.
Personas hay que por un momento se asoman al trabajo
esotérico y luego en el instante en que otro Yo interviene, abandonan
definitivamente estos estudios y se dejan tragar por la vida.
Obviamente si uno no lucha contra la vida, ésta se lo devora
y son raros los aspirantes que de verdad no se dejan tragar por la vida.
Existiendo dentro de nosotros toda una multiplicidad de
Yoes, el centro de gravedad permanente no puede existir.
Es apenas normal que no todos los sujetos se auto-realicen
íntimamente. Bien sabemos que la auto-realización íntima del ser exige
continuidad de propósitos y como quiera que es muy difícil encontrar a alguien
que tenga un centro de gravedad permanente, entonces no es extraño que sea muy
rara la persona que llegue a la auto-realización interior profunda.
Lo normal es que alguien se entusiasme por el trabajo
esotérico y que luego lo abandone; lo extraño es que alguien no abandone el
trabajo y llegue a la meta.
Ciertamente y en nombre de la verdad, afirmamos que el Sol
está haciendo un experimento de laboratorio muy complicado y terriblemente
difícil.
Dentro del animal intelectual equivocadamente llamado
hombre, existen gérmenes que convenientemente desarrollados pueden convertirse
en hombres solares.
Sin embargo no está de más aclarar que no es seguro que esos
gérmenes se desarrollen, lo normal es que se degeneren y pierdan lamentablemente.
En todo caso los citados gérmenes que han de convertirnos en
hombres solares necesitan de un ambiente adecuado, pues bien sabido es que la
semilla, en un medio estéril no germina, se pierde.
Para que la semilla real del hombre depositada en nuestras
glándulas sexuales, pueda germinar se necesita continuidad de propósitos y
cuerpo físico normal.
Si los científicos continúan haciendo ensayos con las
glándulas de secreción interna, cualquier posibilidad de desarrollo de los
mencionados gérmenes podrá perderse.
Aunque parezca increíble, las hormigas pasaron ya por un
proceso similar, en un remoto pasado arcaico de nuestro planeta Tierra.
Uno se llena de asombro al contemplar la perfección de un
palacio de hormigas. No hay duda de que el orden establecido en cualquier
hormiguero es formidable.
Aquellos Iniciados que han despertado conciencia saben por
experiencia mística directa, que las hormigas en tiempos que ni remotamente
sospechan los historiadores más grandes del mundo, fueron una raza humana que
creó una, poderosísima civilización socialista.
Entonces eliminaron los dictadores de aquella familia, Las
diversas sectas religiosas y el libre albedrío, pues todo ello les restaba
poder y ellos necesitaban ser totalitarios en el sentido mas completo de la
palabra.
En estas condiciones, eliminada la iniciativa individual y
el derecho religioso, el animal intelectual se precipitó por el camino de la
involución y degeneración.
A todo lo antes dicho se añadieron los experimentos
científicos; trasplantes de órganos, glándulas, ensayos con hormonas, etc.,
etc., etc., cuyo resultado fue el empequeñecimiento gradual y la alteración
morfológica de aquellos organismos humanos hasta convertirse por último en las
hormigas que conocemos.
Toda aquella civilización, todos esos movimientos
relacionados con el orden social establecido se volvieron mecánicos y se
heredaron de padres a hijos; hoy uno se llena de sombro al ver un hormiguero,
mas no podemos menos que lamentar su falta de inteligencia.
Si no trabajamos sobre sí mismos, involucionamos y
degeneramos espantosamente.
El experimento que el Sol está haciendo en el laboratorio de
la naturaleza, ciertamente además de ser difícil ha dado muy pocos resultados.
Crear hombres solares solo es posible cuando existe
verdadera cooperación en cada uno de nosotros.
No es posible la creación del hombre solar si no
establecemos antes un centro de gravedad permanente en nuestro interior.
¿Cómo podríamos tener continuidad de propósitos si no
establecemos en nuestra psiquis el centro de gravedad?.
Cualquier raza creada por el Sol, ciertamente no tiene otro
objetivo en la naturaleza, que el de servir a los intereses de esta creación y
al experimento solar.
Si el Sol fracasa en su experimento, pierde todo interés por
una raza así y ésta de hecho queda condenada a la destrucción y a la
involución.
Cada una de las razas que han existido sobre la faz de la
Tierra ha servido para el experimento solar. De cada raza ha logrado el Sol
algunos triunfos, cosechando pequeños grupos de hombres solares.
Cuando una raza ha dado sus frutos, desaparece en forma
progresiva o perece violentamente mediante grandes catástrofes.
La creación de hombres solares es posible cuando uno lucha
por independizarse de las fuerzas lunares. No hay duda de que todos estos Yoes
que llevamos en nuestra psiquis, son de tipo exclusivamente lunar.
En modo alguno sería imposible liberarnos de la fuerza lunar
si no estableciéramos previamente en nosotros un centro de gravedad permanente.
¿Cómo podríamos disolver la totalidad del Yo pluralizado si
no tenemos continuidad de propósitos?. ¿De qué manera podríamos tener
continuidad de propósitos sin haber establecido previamente en nuestra psiquis
un centro de gravedad permanente?.
Como quiera que la raza actual en vez de independizarse de
la influencia lunar, ha perdido todo interés por la inteligencia solar,
incuestionablemente se ha condenado a sí misma hacia la Involución y
degeneración.
No es posible que el hombre verdadero surja mediante la
mecánica evolutiva. Bien sabemos que la evolución y su hermana gemela la
involución, son tan solo dos leyes que constituyen el eje mecánico de toda la
naturaleza. Se evoluciona hasta cierto punto perfectamente definido y luego
viene el proceso involutivo; a toda subida le sucede una bajada y viceversa.
Nosotros somos exclusivamente máquinas controladas por
distintos Yoes. Servimos a la economía de la naturaleza, no tenemos una
individualidad definida como suponen equivocadamente muchos seudo-esoteristas y
seudo-ocultistas.
Necesitamos cambiar con urgencia máxima a fin de que los
gérmenes del hombre den sus frutos.
Solo trabajando sobre sí mismos con verdadera continuidad de
propósitos y sentido completo de responsabilidad moral podemos convertimos en
hombres solares. Esto implica consagrar la totalidad de nuestra existencia al
trabajo esotérico sobre sí mismos.
Aquellos que tienen esperanza en llegar al estado solar
mediante la mecánica de la evolución, se engañan a sí mismos y se condenan de
hecho a la degeneración Involutiva.
En el trabajo esotérico no podemos darnos el lujo de la
versatilidad; esos que tienen ideas veletas, esos que hoy trabajan sobre su
psiquis y mañana se dejan tragar por la vida, esos que buscan evasivas,
justificaciones, para abandonar el trabajo esotérico degenerarán e
involucionaran.
Algunos aplazan el error, dejan toda para un mañana mientras
mejoran su situación económica, sin tener en cuenta que el experimento solar es
algo muy distinto a su criterio personal y a sus consabidos proyectos.
No es tan fácil convertirse en hombre solar cuando cargamos
la Luna en nuestro interior, (El Ego es lunar).
La tierra tiene dos lunas; la segunda de esta es llamada
Lilith y se haya un poco mas distante que la luna blanca.
Los astrónomos suelen ver a Lilith cómo una lenteja pues es
de muy poco tamaño. Esa es la Luna negra.
Las fuerzas más siniestras del Ego llegan a la Tierra desde
Lilith y producen resultados psicológicos infrahumanos y bestiales.
Los crímenes de la prensa Roja, asesinatos más monstruosos
de la historia, los delitos más insospechados, etc., etc., etc., se deben a las
ondas vibratorias de Lilith.
La doble influencia lunar representada en el ser humano
mediante el Ego que carga en su interior hace de nosotros un verdadero fracaso.
Si no vemos la urgencia de entregar la totalidad de nuestra
existencia al trabajo sobre sí mismos con el propósito de liberarnos de la
doble fuerza lunar, terminaremos tragados por la Luna, involucionando,
degenerando cada vez más y más dentro de ciertos estados que bien podríamos
calificar de inconscientes e infraconscientes.
Lo grave de todo esto es que no poseemos la verdadera
individualidad, si tuviéramos un centro de gravedad permanente trabajaríamos de
verdad seriamente hasta lograr el estado solar.
Hay tantas disculpas en estas cuestiones, hay tantas
evasivas, existen tantas atracciones fascinantes, que de hecho suele hacerse
casi imposible comprender por tal motivo la urgencia del trabajo esotérico.
Sin embargo el pequeño margen que tenemos del libre albedrío
y la Enseñanza Gnóstica orientada hacia el trabajo práctico, podrían servirnos
de basamento para nuestros nobles propósitos relacionados con el experimento
solar.
La mente veleta no entiende lo que aquí estamos diciendo,
lee este capítulo y posteriormente lo olvida; viene después otro libro y otro,
y al final concluimos afiliándonos a cualquier institución que nos venda
pasaporte para el cielo, que nos hable en forma más optimista, que nos asegure
comodidades en el mas allá.
Así son las gentes, meras marionetas controladas por hilos
invisibles, muñecos mecánicos con ideas veletas y sin continuidad de
propósitos.
EL TRABAJO
ESOTÉRICO GNÓSTICO
LA ORACIÓN EN EL
TRABAJO
CAPÍTULO XXXI
EL TRABAJO
ESOTÉRICO GNÓSTICO
Es urgente estudiar la Gnosis y utilizar las ideas prácticas
que en esta obra damos para trabajar seriamente sobre sí mismos.
Sin embargo no podríamos trabajar sobre sí mismos con la
intención de disolver tal o cual "Yo" sin haberlo observado
previamente.
La observación de sí mismo permite que penetre un rayo de
luz en nuestro interior.
Cualquier "Yo" se expresa en la cabeza de un modo,
en el corazón de otro modo y en el sexo de otro modo.
Necesitamos observar al "Yo" que en un momento
dado hallamos atrapado, urge verlo en cada uno de estos tres centros de nuestro
organismo.
En relación con otras gentes si estamos alertas y vigilantes
como el vigía en época de guerra, nos auto-descubrimos.
¿Recuerda Ud. a qué hora le hirieron su vanidad?, ¿Su
orgullo?, ¿Qué fue lo que más le contrarió en el día?, ¿Por qué tuvo esa
contrariedad?, ¿Cuál su causa secreta?, Estudie esto, observe su cabeza,
corazón y sexo...
La vida práctica es una escuela maravillosa; en la
interrelación podemos descubrir esos "Yoes" que en nuestro interior
cargamos.
Cualquier contrariedad, cualquier incidente, puede
conducirnos mediante la auto-observación íntima, al descubrimiento de un
"Yo", ya sea éste de amor propio, envidia, celos, ira, codicia,
sospecha, calumnia, lujuria, etc., etc., etc.
Necesitamos conocemos a sí mismos antes de poder conocer a
los demás. Es urgente aprender a ver el punto de vista ajeno.
Si nos ponemos en el lugar de los demás, descubrimos que los
defectos psicológicos que a otros endilgamos, los tenemos muy sobrados en
nuestro interior.
Amar al prójimo es indispensable, mas uno no podría amar a
otros si antes no aprende a ponerse en la posición de otra persona en el
trabajo esotérico.
La crueldad continuará existiendo sobre la faz de la tierra,
en tanto no hayamos aprendido a ponernos en el lugar de otros.
¿Mas si uno no tiene el valor de verse a sí mismo, cómo
podría colocarse en el lugar de otros?.
¿Por qué habríamos de ver exclusivamente la parte mala de
otras personas?.
La antipatía mecánica hacia otra persona que por vez primera
conocemos, indica que no sabemos ponernos en el lugar del prójimo, que no
amamos al prójimo, que tenemos la conciencia demasiado dormida.
¿Nos cae muy antipática determinada persona?, ¿Por que
motivo?, ¿Tal vez bebe?, Observémonos... ¿Estamos seguros de nuestra virtud?,
¿Estamos seguros de no cargar en nuestro interior el "Yo" de la
embriaguez?.
Mejor seria que al ver un borracho haciendo payasadas
dijéramos: "Este soy yo, que payasadas estoy haciendo.
Es usted una mujer honesta y virtuosa y por ello le cae mal
cierta dama; siente antipatía por ella. ¿Por qué?, ¿Se siente muy segura de sí
misma?, ¿Cree usted que dentro de su interior no tiene el "Yo" de la
lujuria?, ¿Piensa que aquella dama desacreditada por sus escándalos y lascivias
es perversa?, ¿Está usted segura de que en su interior no existe la lascivia y
perversidad que usted ve en esa mujer?.
Mejor sería que se auto-observase íntimamente y que en
profunda meditación ocupase el lugar de aquella mujer a quien aborrece.
Es urgente valorizar el trabajo esotérico Gnóstico, es
indispensable comprenderlo y apreciarlo si es que en realidad anhelamos un
cambio radical.
Se hace indispensable saber amar a nuestros semejantes,
estudiar la Gnosis y llevar esta enseñanza a todas las gentes, de lo contrario
caeremos en el egoísmo.
Si uno se dedica al trabajo esotérico sobre sí mismo, pero
no da la enseñanza a los demás, su progreso íntimo se torna muy difícil por
falta de amor al prójimo.
"El que da, recibe y mientras más dé, mas recibirá,
pero al que nada da hasta lo que tiene le será quitado". Esa es la Ley.
CAPÍTULO XXXII
LA ORACIÓN EN EL
TRABAJO
Observación, Juicio y Ejecución, son los tres factores
básicos de la disolución. Primero: se observa. Segundo: se enjuicia. Tercero:
se ejecuta.
A los espías en la guerra, primero se les observa; segundo
se les enjuicia; tercero se les fusila.
En la interrelación existe auto-descubrimiento y
auto-revelación. Quien renuncia a la convivencia con sus semejantes, renuncia
también al auto-descubrimiento.
Cualquier incidente de la vida por insignificante que
parezca, indubitablemente tiene por causa un actor íntimo en nosotros, un
agregado psíquico, un "Yo".
El auto-descubrimiento es posible cuando nos encontramos en
estado de alerta percepción, alerta novedad.
"Yo", descubierto in fraganti, debe ser observado
cuidadosamente en nuestro cerebro, corazón y sexo.
Un Yo cualquiera de lujuria podría manifestarse en el
corazón como amor, en el cerebro como un Ideal, más al poner atención al sexo,
sentiríamos cierta excitación morbosa inconfundible.
El enjuiciamiento de cualquier Yo debe ser definitivo.
Necesitamos sentarle en el banquillo de los acusados y juzgarle
despiadadamente.
Cualquier evasiva, justificación, consideración, debe ser
eliminada, si es que en verdad queremos hacemos conscientes del "Yo"
que anhelamos extirpar de nuestra psiquis.
Ejecución es diferente; no sería posible ejecutar a un
"Yo" cualquiera, sin haberle previamente observado y enjuiciado.
Oración en el trabajo psicológico es fundamental para la
disolución. Necesitamos de un poder superior a la mente, si es que en realidad
deseamos desintegrar tal o cual "Yo".
La mente por si misma nunca podría desintegrar ningún
"Yo", esto es irrebatible, irrefutable.
Orar es platicar con Dios. Nosotros debemos apelar a Dios
Madre en Nuestra Intimidad, si es que en verdad queremos desintegrar
"Yoes", quien no ama a su Madre, el hijo ingrato, fracasará en el
trabajo sobre sí mismo.
Cada uno de nosotros tiene su Madre Divina particular,
individual, ella en sí misma, es una parte de nuestro propio Ser, pero
derivado.
Todos los pueblos antiguos adoraron a "Dios Madre"
en lo más profundo de nuestro Ser. El principio femenino del Eterno es ISIS,
MARÍA, TONANTZIN, CIBELES, REA, ADONÍA, INSOBERTA, etc., etc., etc.
Si en lo meramente físico tenemos padre y madre, en lo más
hondo de nuestro Ser tenemos también a nuestro Padre que está en secreto y a
nuestra Divina Madre KUNDALINI.
Hay tantos Padres en el Cielo cuantos hombres en la tierra.
Dios Madre en nuestra propia intimidad es el aspecto femenino de nuestro Padre
que está en secreto.
ÉL y ELLA son ciertamente las dos partes superiores de
nuestro Ser intimo. Indubitablemente ÉL y ELLA son nuestro mismo Ser Real más
allá del "YO" de la Psicología.
ÉL se desdobla en ELLA y manda, dirige, instruye. ELLA
elimina los elementos indeseables que en nuestro interior llevamos, a condición
de un trabajo continuo sobre sí mismo.
Cuando hayamos muerto radicalmente, cuando todos los
elementos indeseables hayan sido eliminados después de muchos trabajos
concientes y padecimientos voluntarios nos fusionaremos e integraremos con el
"PADRE-MADRE", entonces seremos Dioses terriblemente divinos, mas
allá del bien y del mal.
Nuestra Madre Divina particular, individual, mediante sus
poderes flamígeros puede reducir a polvareda cósmica a cualquiera de esos
tantos "Yoes", que haya sido previamente observado y enjuiciado.
En modo alguno sería necesaria una fórmula específica para
rezarle a nuestra Madre Divina interior. Debemos ser muy naturales y simples al
dirigirnos a ELLA. El niño que se dirige a su madre, nunca tiene fórmulas
especiales, dice lo que sale de su corazón y eso es todo.
Ningún "Yo" se disuelve instantáneamente; nuestra
Divina Madre debe trabajar y hasta sufrir muchísimo antes de lograr una
aniquilación de cualquier "Yo".
Volveos introvertidos, dirigid vuestra plegaria hacia
adentro, buscando dentro de vuestro interior a vuestra Divina Señora y con
súplicas sinceras podéis hablarle. Rogadle desintegre aquel "Yo" que
hayáis previamente observado y enjuiciado.
El sentido de auto-observación intima, conforme se vaya
desarrollando, os permitirá verificar el avance progresivo de vuestro trabajo.
Comprensión, discernimiento, son fundamentales, sin embargo
se necesita de algo mas si es que en realidad queremos desintegrar el "MI
MISMO".
La mente puede darse el lujo de rotular cualquier defecto,
pasarlo de un departamento a otro, exhibirlo, esconderlo, etc., más nunca
podría alterarlo fundamentalmente.
Se necesita de un "poder especial" superior a la
mente, de un poder flamígero capaz de reducir a cenizas cualquier defecto.
STELLA MARIS, nuestra Divina Madre, tiene ese poder, puede
pulverizar cualquier defecto psicológico.
Nuestra Madre Divina, vive en nuestra intimidad, mas allá
del cuerpo, de los afectos y la mente. Ella es por sí misma un poder ígneo
superior a la mente.
Nuestra Madre Cósmica particular, individual, posee
Sabiduría, Amor y Poder. En ella existe absoluta perfección.
Las buenas intenciones y la repetición constante de las
mismas, de nada sirven, a nada conducen.
De nada serviría repetir: "no seré lujurioso"; los
Yoes de la lascivia de todas maneras continuarán existiendo en el fondo mismo
de nuestra psiquis.
De nada serviría repetir diariamente: "no tendré más
ira". Los "Yoes" de la ira continuarían existiendo en nuestros
fondos psicológicos.
De nada serviría decir diariamente: "no seré más
codicioso". Los "Yoes" de la codicia continuarían existiendo en
los diversos trasfondos de nuestra psiquis.
De nada serviría apartamos del mundo y encerrarnos en un
convento o vivir en alguna caverna; los "Yoes" dentro de nosotros
continuarían existiendo.
Algunos anacoretas cavernarios a base de rigurosas
disciplinas llegaron al éxtasis de los santos y fueron llevados a los cielos,
donde vieron y oyeron cosas que a los seres humanos no les es dable comprender;
sin embargo los "Yoes" continuaron existiendo en su interior.
Incuestionablemente la Esencia puede escaparse del
"Yo" a base de rigurosas disciplinas y gozar del éxtasis, empero,
después de la dicha, retorna al interior del "Mí mismo".
Quienes se han acostumbrado al éxtasis, sin haber disuelto
el "Ego", creen que ya alcanzaron la liberación, se auto-engañan
creyéndose Maestros y hasta Ingresan a la Involución sumergida.
Jamás nos pronunciaríamos contra el arrobamiento místico,
contra el éxtasis y la felicidad del Alma en ausencia del EGO.
Sólo queremos poner énfasis en la necesidad de disolver
"Yoes" para lograr la liberación final.
La Esencia de cualquier anacoreta disciplinado, acostumbrado
a escaparse del "Yo", repite tal hazaña después de la muerte del
cuerpo físico, goza por un tiempo del éxtasis y luego vuelve como el Genio de
la lámpara de Aladino al interior de la botella, al Ego, al Mí Mismo.
Entonces no le queda más remedio que retornar a un nuevo
cuerpo físico, con el propósito de repetir su vida sobre el tapete de la
existencia.
Muchos místicos que desencarnaron en las cavernas de los
Himalayas, en el Asia Central, ahora son personas vulgares, comunes y
corrientes en este mundo, a pesar de que sus seguidores todavía les adoren y
veneren.
Cualquier intento de liberación por grandioso que este sea,
si no tiene en cuenta la necesidad de disolver el Ego, está condenado al
fracaso.
V.M. SAMAEL AUN WEOR.
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