CAPÍTULO XX LA SEXTA TROMPETA
Y
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el sexto ángel (Zachariel) tocó la trompeta; y
oí una voz de los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de
Dios" (Ap. 9: 13). El altar de oro, son el hombre y la mujer, el fuego y
el agua. (IOD, HE, VAU, HE). El altar de Dios es la naturaleza.
"Diciendo al
sexto ángel, que tenía la trompeta: Desata los cuatro ángeles que están atados
en el gran río Eufrates (los cuatro Devarajas que gobiernan los cuatro
vientos)" (Ap. 9: 14).
"Y fueron
desatados los cuatro ángeles que estaban aparejados para la hora y día y mes y
año, para matar la tercera parte de los hombres" (Ap. 9: 15).
Con la bomba de
hidrógeno quedarán libres los cuatro ángeles de los cuatro puntos cardinales de
la tierra, que fueran designados para el día y la hora. Elementos desconocidos
para el hombre serán liberados, y la ciencia humana no podrá controlarlos.
La bomba de
hidrógeno será el pandemonio.
"Y el número
del ejército de los de a caballo era doscientos millones. Y oí el número de
ellos" (Ap. 9: 16).
El número
200.000.000, sumado en cifras cabalísticas, nos da el arcano 2 del tarot: La
mujer, la papisa, la ciencia oculta.
Dos, es la
naturaleza, y la gran naturaleza será tremendamente agitada por grandes
cataclismos.
El poderío atómico
y la bomba de hidrógeno producirán los espantosos y terribles cataclismos de
los tiempos del fin. Elementos desconocidos de la naturaleza serán liberados
con la bomba H., y nadie podrá controlarlos.
Los ejércitos
humanos armados con potencial atómico, cohetes teledirigidos, bombas H., etc.,
herirán a la gran naturaleza, y entonces, ¡Ay de los moradores de la tierra!.
"Y así vi los
caballos en visión, y los que sobre ellos estaban sentados, los cuales tenían
corazas de fuego, de jacinto y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran
como cabezas de leones; y de la boca de ellos salía fuego y humo y azufre"
(Ap. 9: 17). Estos caballos y estos ejércitos, son pueblos y muchedumbres y
lenguas.
Y de las bocas de
los moradores de la tierra, sale fuego de pasión, humo de pereza y azufre de
dolor.
Rajas y Tamas traen
enfermedades y dolor, tinieblas y desesperación, guerras, hambres, hospitales,
etc. Rajas es emoción, pasión. Tamas es inercia, pereza.
"De estas tres
plagas fue muerta la tercera parte de los hombres, del fuego, y del humo y del
azufre, que salían de la boca de ellos" (Ap. 9: 18).
¡Ay de los
moradores de la tierra! ¡Ay de los científicos del anticristo! ¡Ay de los
buitres de la guerra!
"Porque su
poder está en su boca (que habla blasfemias) y en sus colas, porque sus colas
eran semejantes a serpientes, y tenían cabezas, y con ellas dañan" (Ap. 9:
19). Esos son los demonios de la gran Babilonia: Hombres-Demonios.
"Y los otros
hombres que no fueron muertos con estas plagas, aun no se arrepintieron de las
obras de sus manos, para que no adorasen a los demonios, a las imágenes de oro,
y de plata, y de metal, y de piedra, y de madera; las cuales no pueden ver, ni
oír, ni andar" (Ap. 9: 20).
"Y no se
arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación,
ni de sus hurtos" (Ap. 9: 21).
Los tiempos del fin
son llegados, y estamos en ellos. En el Arcano 2,500 se encierra el misterio
cabalístico de los tiempos, del día, y la hora.
CAPÍTULO XXI LA SÉPTIMA TROMPETA
Y
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vi otro ángel fuerte descender del cielo,
cercado de una nube, y el arco celeste sobre su cabeza; y su rostro era como el
sol, y sus pies como columnas de fuego (este ángel es Orifiel, el Genio de
Saturno). Y tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el
mar, y el izquierdo sobre la tierra" (Ap. 10: 1, 2).
"Y clamó con
grande voz, como cuando un león ruge; y cuando hubo clamado, siete truenos
hablaron sus voces" (Ap. 10: 3). Esos siete truenos son las voces sublimes
de los siete espíritus ante el trono, las siete potencias de la naturaleza.
"Y cuando los
siete truenos hubieron hablado sus voces, yo iba a escribir, y oí una voz del
cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han hablado, y no las
escribas" (Ap. 10: 4).
"Y el ángel
que vi estar sobre el mar, sobre la tierra, levantó su mano al cielo. Y juró
por el que vive para siempre jamás, que ha creado el cielo y las cosas que
están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas
que están en él, que el tiempo no será más. Pero en los días de la voz del
séptimo ángel cuando él comenzare a tocar la trompeta, el misterio de Dios será
consumado, él lo anunció como a sus siervos los profetas" (Ap. 10: 5, 6,
7).
Orifiel, el Genio
de Saturno, es el último, y es el que siega con su hoz vidas de hombres y de
pueblos. "Muchos son los llamados y pocos los escogidos". Realmente
serán muy pocos aquellos que se sentarán victoriosos a la mesa del Señor. La
humanidad tenebrosa se hundió en el abismo.
"Y la voz que
oí del cielo hablaba otra vez conmigo, y decía: Ve y toma el librito abierto de
la mano del ángel que está sobre el mar y sobre la tierra. Y fui al ángel,
diciéndole que me diese el librito y él me dijo: Toma y trágalo; y él te hará
amargar tu vientre pero en tu boca será dulce como la miel" (Ap. 10: 8,
9).
"Y tomé el
librito de la mano del ángel, y lo devoré; y era dulce en mi boca como la miel;
y cuando lo hube devorado, fue amargo mi vientre. Y él me dice: Necesario es
que otra vez profetices a muchos pueblos y gentes y lenguas y reyes" (Ap.
10: 10, 11).
En los días del
séptimo ángel, ya el reino de Dios se habrá consumado como él lo anunció a sus
siervos los profetas. Veamos ahora lo que dice el Corán: "La venganza
celestial vendrá. Nadie podrá detenerla. Los cielos se estremecerán, las
montañas se derrumbarán. Desdichados, aquel día, los que hayan acusado de
impostura a los apóstoles, los que pasaren su vida en disputas frívolas.
Precipitaos en las brasas, se les dirá. He aquí el fuego cuya realidad negabais.
Víctimas de las llamas, bien prorrumpáis en maldiciones o sufráis resignados,
vuestra suerte no cambiará. No tenéis más que la justa recompensa de vuestras
obras".
Realmente el Libro
de la Profecía es dulce en la boca y amargo en el vientre.
En aquel día del
séptimo ángel se abrirán los paraísos de Jinas (las tierras de la cuarta
dimensión), donde mora la humanidad divina. Ese es el Jardín de las Delicias.
Allí vivirán los justos.
"Los elegidos
estarán más próximos al Eterno. Habitarán en el Jardín de las Delicias.
Gran número de
ancianos y algunos jóvenes serán huéspedes dichosos. Reposarán en lechos
adornados de oro y piedras preciosas. Se mirarán con afecto; serán servidos por
niños dotados de una juventud eterna. Y ofrecerán vino exquisito en copas de
formas diferentes (el vino de la Luz del alquimista). Su vapor no se subirá a
la cabeza ni oscurecerá la razón. Tendrán a discreción las frutas que deseen; y
las carnes de las aves más raras. Junto a ellos se hallarán las Huríes de
hermosos ojos negros. La blancura de su tez será igual al brillo de las perlas.
Sus favores serán el premio a la virtud. Las conversaciones frívolas serán
desterradas de esta mansión. En el corazón no se albergará el mal. No se
escuchará allí más que el dulce nombre de paz. ¡Qué felices los que ocuparán la
derecha! Se pasearán entre nabos que no tienen espinas y entre plátanos
artísticamente dispuestos. Gozarán de su espeso follaje, junto a las aguas
cantarinas.
Allí una multitud
de frutos diversos se ofrecerán a la mano que desee cojerlos.
Reposarán en lechos
elevados. Sus esposas serán de una creación especial, serán vírgenes. Les
amarán y gozarán de la misma juventud que ellos" (Versículos 11 al 36 del
Capítulo LVI del Corán).
En los días del
séptimo ángel, el Reino de Dios se habrá consumado, como él lo anunció a sus
siervos los profetas, y se abrirán los paraísos de Jinas donde mora la
humanidad divina.
"Los justos
serán los huéspedes de la mansión de las delicias. Acostados en el lecho
nupcial, se dirigirán sus miradas por doquier. Brillará en su frente la
alegría. Beberán un vino exquisito y sellado (el vino de luz del alquimista).
El sello será el almizcle. Que quienes deseen la dicha se esfuercen en
merecerla. Este vino estará mezclado con agua del Tasnim. Preciosa fuente donde
apagarán la sed los que estén más cerca del Eterno"
(Capítulo LXXXIII,
versículos 22 al 28 del Corán).
El almizcle, el
semen, es el origen y el sello de la gran dicha. El vino de luz del alquimista
está mezclado con agua del Tasnim. Esa agua pura de vida es el semen
Cristónico.
Hay que transmutar
el agua en vino. No hay que derramar esa agua pura de vida. Puede haber
conexión sexual; pero debemos retirarnos antes del espasmo para evitar la
eyaculación seminal. Así nos volvemos dioses y entramos en el jardín de las
delicias.
El semen es la
preciosa fuente de la vida. "Preciosa fuente donde apagarán la sed los que
estén más cerca del Eterno".
Realmente con justa
razón dijo Mahoma: "El sello será el almizcle. Que quienes deseen la dicha
se esfuercen en merecerla". Ese esfuerzo sólo es posible con la
magia-sexual.
Ese es el Arcano
A.Z.F.
Los que quieran
entrar en el Jardín de las Delicias no deben derramar el semen jamás en la
vida.
Hay que transmutar
el deseo en voluntad y retirarnos del acto sexual antes del espasmo para evitar
la eyaculación del semen.
Así despertamos el
fuego sagrado y nos convertimos en dioses. El semen no debe salir de nuestro
organismo. El semen jamás, nunca jamás, se debe derramar.
Puede entrar el
Phalo sagrado en el útero, pero no se debe derramar el semen. Esta es la puerta
angosta, estrecha y difícil que nos conduce a la luz. Esta es la clave para
despertar el Kundalini.
El Arcano A.Z.F. es
la piedra de tropiezo y roca de escándalo para los malvados.
Nosotros salimos de
los paraísos de Jinas por la puerta del sexo; y sólo por esa puerta podemos
retornar al jardín de las delicias.
En los días del
séptimo ángel, sólo morarán en el jardín de las delicias los que hayan aceptado
el Gran Arcano A.Z.F. Por ello dice Mahoma lo siguiente: "Los verdaderos
servidores de Dios gozarán de la felicidad. Tendrán alimentos escogidos y
frutas exquisitas y serán servidos con honor. Los jardines de la voluptuosidad
serán su asilo. Llenos de mutua bienaventuranza, reposaran en el lecho nupcial.
Se les ofrecerá copas de agua pura, limpia y de un sabor delicioso (el semen).
Ella no ofuscará
sus rostros ni les harán insensibles, junto a ellos habrán vírgenes intactas, y
bajarán humildemente los ojos" (Versículos 39 al 47 del Capítulo XXXVII
del Corán).
Realmente, Dios
resplandece sobre la pareja perfecta.
El hombre y la
mujer nacieron para amarse.
¡Dichosos los seres
que se saben amar!
SAMAEL AUN WEOR
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