CAPÍTULO XXII LOS DOS TESTIGOS
Y
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me fue dada una
caña semejante a una vara (el bastón de Brahma, lavara de Aarón, símbolo de la
médula espinal y de su maravilloso canal medular. El flujo ascendente de la
creadora energía del Espíritu Santo, a lo largo del canal medular, nos
convierte en dioses). Y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el
altar, y a los que adoran en él" (Ap. 11: 1).
El templo de Dios
es el hombre y hay que medirlo con una caña. Si quieres la iniciación,
escríbela sobre una vara.
"Y echa fuera
el patio que está fuera del templo, y no lo midas, porque es dado a los gentiles
y hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses" (Ap. 11: 2).
Realmente el patio
que está fuera del templo es el patio de los profanos, el patio de los fornicarios.
Ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses; ellos profanaron la sagrada
ciudad de las nueve puertas. La ciudad santa es el hombre, y la novena esfera o
la novena puerta, es el sexo. Los fornicarios han hollado la ciudad santa
cuarenta y dos meses.
La ciencia de los
números nos dice que 4 + 2 = 6. Los cabalistas saben que el arcano seis del
tarot es el enamorado. El número de la gran ramera es el 6, repetido tres
veces: 666.
"Y daré a mis
dos testigos, y ellos profetizarán por mil doscientos y sesenta días, vestidos
de sacos" (Ap. 11: 3).
Esta cantidad se
escribe así: 1,260. Si sumamos cabalísticamente los números entre si, tenemos
el siguiente resultado 1 + 2 + 6 = 9. Nueve es la novena esfera. La novena esfera
es el sexo.
Dice el gran
maestro Hilariux IX, que en los antiguos tiempos el descenso a la novena esfera
era la prueba máxima para la suprema dignidad del Hierofante. Hermes, Budha, Jesucristo,
Dante, Zoroastro, Mahoma, Rama, Krishna, Pitágoras, Platón y muchos otros,
tuvieron que bajar a la novena esfera para trabajar con el fuego y el agua,
origen de mundos, bestias, hombres y dioses. Toda auténtica iniciación blanca,
comienza por allí.
El fuego y el agua
suben por los dos cordones simpáticos que se enroscan en la médula espinal.
Esos dos testigos, en el Oriente, son Idá y Pingalá.
F + A = C. Fuego
más agua, igual conciencia. El fuego y el agua producen el despertar de la
conciencia cósmica. Entonces profetizamos por mil doscientos y sesenta días vestidos
de sacos y de cilicios, haciendo ayuno y penitencia.
Los dos cordones
simpáticos son los dos testigos, por donde sube el fuego y el agua del sexo.
"Estas son las dos olivas, y los dos candeleros que están delante del Dios
de la tierra (el Dios interno). Y si alguno les quisiere dañar, sale fuego de
la boca de ellos, y devora a sus enemigos y si alguno les quisiere hacer daño
es necesario que él sea así muerto 11 (Ap. 11: 4, 5).
Los dos testigos
producen el despertar del Kundalini; entonces recibimos la espada flamígera que
se revuelve amenazadora guardando el camino del árbol de la vida.
Fue necesario que
el Señor hubiese así muerto. Ahora debemos resucitarlo dentro de nosotros
mismos. Los dos testigos pueden matar y dar vida.
"Estos tienen
potestad de cerrar el cielo, que no llueva en los días de su profecía, y tienen
poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con
toda plaga cuantas veces quisiesen" (Ap. 11: 6). Si la serpiente sagrada
sube, abre el cielo; si baja, cierra el cielo. Las aguas se convierten en
sangre cuando fornicamos; y la aflicción del abismo es más terrible que la
muerte.
La fornicación es
pecado contra el Espíritu Santo. El que fornica, contra su propio cuerpo peca.
La humanidad fornicaria es herida con toda plaga.
Todo aquel que
derrame el semen, es fornicario, aunque sea casado oficialmente.
Los dos testigos
tienen poder para despertar el Kundalini (fuego Pentecostal).
"Y cuando
ellos hubieren acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra
contra ellos, y los vencerá, y los matará. Y sus cuerpos serán echados en la
plaza de la grande ciudad, que espiritualmente es llamada Sodoma y Egipto,
donde también nuestro Señor fue crucificado" (Ap. 11: 7, 8) .
En los antiguos
tiempos hablaron los profetas. Los dos testigos dieron entonces su testimonio,
y anunciaron los tiempos del fin. Los dos testigos dieron testimonio de la luz,
y la luz vino a las tinieblas, pero las tinieblas no la conocieron.
La bestia que subió
del abismo -el Satán que llevamos dentro- hizo guerra contra ellos y los venció
y los mató, porque el hombre se entregó a la fornicación.
Los cuerpos de los
dos testigos fueron echados en la plaza de Babilonia la grande, la madre de
todas las fornicaciones y abominaciones de la tierra; la tierra de Sodoma y Egipto,
donde también nuestro Señor fue crucificado; el valle de la amargura donde vive
la gran ramera.
"Y los de los
linajes, y de los pueblos, y de las lenguas, y de los gentiles, verán los cuerpos
de ellos por tres días y medio, y no permitirán que sus cuerpos sean puestos en
sepulcros" (V. 9).
Jesucristo, el Gran
Hierofante, dijo: "Yo puedo destruir el templo, y en tres días edificarlo
nuevamente" (Mateo 26: 61). El cuerpo del Salvador del Mundo permaneció tres
días entre su Santo Sepulcro. Jonás estuvo tres días entre el vientre de la
ballena.
Los cuerpos de los
dos testigos todavía no merecen bajar al santo sepulcro; porque están llenos de
fornicación. El hombre se entregó a la fornicación y los dos testigos están muertos.
"Y los
moradores de la tierra se gozarán sobre ellos, y se alegrarán, y se enviarán
dones los unos a los otros; porque estos dos profetas han atormentado a los que
moran sobre la tierra" (Ap. 11: 10). Las palabras de los profetas son
tormento para los moradores de la tierra.
"Y después de
tres días y medio, el espíritu de vida enviado de Dios, entró en ellos, y se alzaron
sobre sus pies, y vino gran temor sobre los que lo vieron" (Ap. 11: 11).
Los tres días
simbolizan al triuno espíritu del hombre. La Santa Trinidad Perfecta. Al tercer
día tiene la resurrección de los muertos. Ya hemos sufrido mucho tres días,
ahora resucitarán los dos testigos.
"Y oyeron una
grande voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube,
y sus enemigos los vieron" (Ap. 11: 12).
Con el arcano
A.Z.F., ahora suben los dos testigos. Estamos en los tiempos del fin. Esta es
la época del cumplimiento de la profecía. La resurrección de los dos testigos
es un problema absolutamente sexual.
Cuando el hombre y
la mujer saben retirarse del acto sexual sin derramar el semen, resucitan los
dos testigos, porque la fuerza del Espíritu Santo retorna por entre ellos hacia
adentro y hacia arriba.
Los dos testigos,
son los dos maravillosos canales simpáticos de la energía creadora.
Los tiempos del fin
ya llegaron.
La divulgación del
Gran Arcano, la resurrección de los dos testigos, y el gran cataclismo final,
marcan con exactitud el fin de la raza aria.
Los seres humanos
que no acepten la castidad científica, se hundirán en el abismo.
Habrá un cataclismo
pavoroso. Empero, ningún ser humano puede conocer la fecha, ni el día, ni la
hora. Vendrá un choque planetario, una colisión de mundos, y sólo serán salvados
aquellos que hayan hecho resucitar sus dos testigos.
"Y en aquella
hora fue hecho gran temblor de tierra, y la décima parte de la ciudad cayó, y
fueron muertos en el temblor de tierra en número de siete mil hombres; y los
demás fueron espantados, y dieron gloria al Dios del cielo" (Ap. 11: 13).
La décima parte de
la Gran Babilonia caerá. Girará la rueda del destino y se hundirá la gran
ramera en el abismo.
El número 10 es la
rueda del destino, el arcano 10 del tarot.
En el temblor de
tierra fueron muertos siete mil hombres; el arcano 7, significa expiación,
Karma, castigo. Realmente morirá la gran ramera, y los de los linajes, y pueblos
y lenguas tan numerosos como las arenas de la mar.
Antes del gran
cataclismo que se avecina, hablarán los dos testigos. Antes de la pavorosa
catástrofe que se acerca, los cielos se abrirán con grande estruendo y las multitudes
humanas de Marte, Mercurio, Venus y otros mundos, vendrán a la tierra en sus
astronaves. Las humanidades hermanas de otros planetas, vendrán para Enseñarnos
la ley y el orden. Se nos dará la oportunidad de escuchar al Hijo del Hombre.
Entonces... ¡Ay de
los que repudien al Hijo del Hombre! ¡Ay de los que rechacen el Gran Arcano!...
¡Ay de los que sigan derramando el semen!
El hombre de la
tierra se ha lanzado a la conquista del espacio y pronto tocará con sus astronaves
a las puertas de otros mundos habitados. El resultado de su atrevimiento será la
respuesta del Hijo del Hombre: "Entonces él vendrá sobre las nubes del
cielo y todo ojo le verá".
El Hijo del Hombre
es la Humanidad Divina. El Hijo del Hombre son multitudes superiores de otros
mundos habitados.
Cada cohete cósmico
disparado al espacio, nos acerca más al gran acontecimiento cósmico. ¡Ay de los
que no acepten la última palabra del Hijo del Hombre! ¡Después vendrá el gran
cataclismo!
"El segundo ay
es pasado; he aquí el tercer ay vendrá presto" (Ap. 11: 14).
"Y el séptimo
ángel tocó la trompeta, y fueron hechas grandes voces en el cielo, que decían:
Los reinos del mundo, han venido a ser los reinos de nuestro Señor, y de su Cristo,
y reinará para siempre jamás (Ap. 11: 15).
"Y los veinticuatro
ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus sillas, se postraron sobre
sus rostros y adoraron a Dios, diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso,
que eres y que eras, y que has de venir; porque has tomado tu grande potencia y
has reinado" (Ap. 11: 16, 17).
"Y se han
airado las naciones, y tu ira es venida, y el tiempo de los muertos para ser juzgados,
y para que des el galardón a tus siervos los profetas, y a los santos, y a los
que temen tu nombre, a los pequeñitos y a los grandes, y para que destruyas los
que destruyen la tierra (los buitres de la guerra y los científicos del
anticristo) (Ap. 11: 18).
El juicio final ya
fue hecho el 12 de abril del año 1950. Los dioses juzgaron a la gran ramera y
la consideraron indigna. La sentencia de los dioses fue: ¡Al Abismo! ¡Al Abismo!
¡Al Abismo! La tierra pasará por un proceso de desintegración y de reintegración
planetaria. El día, ni la hora, nadie lo sabe, sino el Padre.
"Y el templo
de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su testamento, fue vista en su templo.
Y fueron hechos relámpagos, y voces y truenos, y terremotos y grande
granizo"
(Ap. 11: 19).
El arca del
testamento es el sexo. El arca del testamento es el arca de la ciencia. El arca
del testimonio es el arca de la alianza. Dentro del arca del testamento está la
vara de Aarón, símbolo del Phalo; y el vaso, y Gomor, lleno del maná, símbolo
del útero (Véase Éxodo 16: 31-36).
En la unión del
Phalo y del Útero se halla la clave de todo poder. Dentro del arca de la ciencia
están las tablas de la ley.
Todo aquel que
viole el decálogo divino, se hundirá en el abismo. Sólo en el arca del testamento
lograremos el milagro de nuestra salvación.
CAPÍTULO XXIII LA MUJER Y EL DRAGÓN
(Apoc. 12:1-17)
"Y una grande señal apareció en el cielo: Una mujer vestida de sol, y la luna
debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas (V.1) Y
estando preñada, clamaba con dolores de parto, y sufría tormento por
parir" (V.2).
Con esta grande
señal que apareció en el cielo del fin de los tiempos, nosotros los hermanos
Enseñamos al hombre a edificar el templo.
Hay que edificarlo
sobre la roca viva; pero la roca está llena de nopales, con agudas espinas que
hieren las carnes.
El Hijo de Hombre
nace siempre del seno de una virgen.
Nuestro adorable
Salvador, sangrando en su cruz, nos Enseñó el secreto de la mujer vestida de
sol, y de la iniciación venusta.
"Y como Jesús
vio a la madre, y al discípulo que él amaba, que estaba presente, dice a su
madre: Mujer, he ahí a tu hijo" (Juan 19: 26).
"Después dice
al discípulo: He ahí a tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió
consigo" (Juan 19: 27).
Este discípulo se
llamaba Juan. Este nombre se descompone en las cinco vocales: I, E, O,
U, A, N. Juan es el verbo; Juan es el Hijo, y éste nace siempre del
vientre de una mujer.
Con esto queremos
decir que sólo practicando magia sexual podemos encarnar al Cristo dentro de
nosotros mismos. Sólo trabajando con el arcano A.Z.F., logramos la iniciación venusta.
El verbo nace siempre de inmaculadas concepciones. El Hijo del Hombre es siempre
hijo de una Virgen-Madre.
Esa mujer vestida
de sol, coronada con doce estrellas y la luna a sus pies, es la mujer que ha
logrado alcanzar el grado secreto de Virgen Madre. Esa es la Urania-Venus. La Reina
del Cielo, que estando preñada sufre dolores de parto.
"Y fue vista
otra señal en el cielo: y he aquí un grande dragón bermejo, que tenía siete cabezas
y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas" (V.3).
Ese dragón
tenebroso gira con la rueda de los siglos. Ese dragón de las tinieblas subió del
abismo y al girar la rueda caerá al abismo. El dragón del abismo es el mal del mundo,
es la Logia Negra, es el enemigo secreto con sus terribles maldades.
Con el número siete
expiaremos nuestros errores. Los diez cuernos son la rueda del destino. Girará
la rueda, y la bestia se hundirá en el abismo. Los tiempos del fin ya llegaron,
y nadie sabe con exactitud, cuántos años durarán estos tiempos del fin.
El dragón de las
tinieblas es el príncipe de este mundo.
El dragón de las
tinieblas es el yo, el mi mismo, el ego que llevamos dentro (Satán).
"Y su cola
arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las echó en tierra. Y
el dragón se paró delante de la mujer que estaba para parir, a fin de devorar a
su hijo cuando hubiese parido" (V.4).
Realmente durante
la edad de hierro se cayeron millares de Bodhisattvas. El dragón de las
tinieblas se para delante de la mujer para devorar a su hijo. El enemigo
secreto quiere devorarnos.
El nirvana tiene
épocas de actividad y épocas de profundo reposo.
Desde el diecinueve
de febrero del año mil novecientos diecinueve, el nirvana entró en actividad,
porque los tiempos del fin ya llegaron y necesitamos auxilio. El diecinueve de febrero,
a las cuatro de la tarde, comenzaron a nacer las vírgenes. Millones de vírgenes
del nirvana están reencarnándose ahora, para ayudarnos.
Es asombroso
contemplar a esas vírgenes reencarnadas ahora, como pobres hembras, como
humildes criadas.
Esa es la gran
señal que apareció en el cielo, esa es la Venus Urania, esa es la mujer vestida
de sol y la luna a sus pies.
Ella nació para ser
virgen madre. El grado de virgen es el estado Búdhico.
La virgen madre
estando preñada sufre tormentos por parir, y el dragón de las tinieblas quiere devorar
su hijo y frustrar en nosotros la encarnación del Cristo.
El anticristo
aborrece el arcano A.Z.F., y no quiere que nazca el Cristo en nosotros.
"Muchos son
los llamados y pocos los escogidos".
En noches largas de
invierno nace el Cristo en el corazón del hombre. En noches de amargura y de
tinieblas y lágrimas, nace el Salvador en el pesebre del mundo.
"Y ella parió
un hijo varón, el cual había de regir todas las gentes con vara de hierro; y su
hijo fue arrebatado para Dios y su trono" (V.5).
Esa mujer vestida
de sol, coronada con doce estrellas y la luna a sus pies, pare siempre un hijo
varón, el Hijo del Hombre que en estos tiempos del fin es muy fuerte, y debe regir
a las gentes con vara de hierro. Realmente el Hijo del Hombre, es arrebatado
para Dios y su trono.
"Y la mujer
huyó al desierto, donde tiene lugar aparejado de Dios, para que allí la El mantengan mil doscientos y sesenta días" (V.6).
Toda virgen madre
vive en su propio desierto, lejos del mundo, el demonio y la carne.
Las vírgenes madres
viviendo en el mundo se crean a sí mismas su propio desierto.
La cantidad
cabalística 1,260 se descompone así: 1 + 2 + 6 = 9. Realmente 9 es la novena
esfera (el sexo). El Hijo del Hombre nace entre el fuego y el agua de la novena
esfera; allí es conservada toda mujer que haya alcanzado el grado esotérico de
virgen, por 1,260 días.
"Y fue hecha
una grande batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles lidiaban contra el dragón;
y lidiaba el dragón y sus ángeles" (V.7).
Y Miguel, y todos
nosotros los hermanos del Rayo de la Fuerza, lidiamos contra el dragón de las
tinieblas y contra las legiones tenebrosas de la Logia Negra. Esta lidia contra
el dragón y sus ángeles negros, comenzó exactamente en el año 1950.
"Y no
prevalecieron, ni su lugar fue más hallado en el cielo" (V.8). Las
batallas entre las legiones de la luz y de las tinieblas, han sido terribles y
espantosas en los mundos internos.
"Y fue lanzado
fuera aquel gran dragón, la serpiente antigua que se llama diablo y Satanás, el
cual engaña a todo el mundo; fue arrojado en tierra, y sus ángeles fueron arrojados
con él" (V.9).
La gran Logia Negra
y todos los adeptos de la mano izquierda, moraban normalmente en las distintas
regiones atómicas de la naturaleza. Desde el año 1950 comenzó la gran batalla
entre la Logia Blanca y la Logia Negra.
Desde el año 1950,
los secuaces de Lucifer y Arimán, los seguidores de Bons y Dugpas, los enemigos
del cuarto sendero, los Nicolaítas y los tántricos Anagarikas, están entrando
en el abismo.
Realmente el abismo
es el Avitchi de los indostaníes. El abismo son los gliphos de la cábala. Esos
gliphos son atómicos, tenebrosos, sublunares.
La antítesis de
esos gliphos es un átomo súper divino que se halla relacionado con la iglesia
de Laodicea, o loto de los mil pétalos.
En última síntesis,
nosotros somos ese átomo súper divino. El nombre de ese átomo es "Ain
Soph".
El Ain Soph es
nuestra estrella atómica. Esa estrella resplandece llena de gloria en el Espacio
Abstracto Absoluto.
De esa estrella
emanan Kether, Chokmah y Binah. De esa estrella emana el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo de todo hombre.
El abismo es la
antítesis del Ain Soph, la sombra fatal del Ain Soph.
El Ain Soph es
omnisciencia y felicidad. En el abismo moran los tenebrosos del sendero lunar.
"Y oí una
grande voz en el cielo, que decía ahora ha venido la salvación y la virtud, y
el reino de nuestro Dios, y el poder de su Cristo; porque el acusador de
nuestros hermanos ha sido arrojado, el cual los acusaba delante de nuestro
Dios, día y noche" (Ap. 12: 10).
El acusador de
nuestros hermanos es el dragón negro. El acusador de nuestros hermanos apedreó,
envenenó y crucificó a los profetas. El acusador de nuestros hermanos es la Logia
Negra.
Ahora los santos
del Señor saldrán victoriosos. Ellos han vencido a Satán.
"Y ellos le
han vencido por la sangre del Cordero, y por la palabra de su testimonio; y no
han amado sus vidas hasta la muerte" (Ap. 12: 11).
"Por lo cual
alegraos cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y
del mar!; porque el diablo a descendido a vosotros, teniendo grande ira,
sabiendo que tiene poco tiempo" (Ap. 12: 12). El Satán lleno de ira,
sabiendo que tiene poco tiempo, precipitará la guerra atómica. Este siglo será
de guerras a muerte y espantosos cataclismos.
"Y cuando vio
el dragón que él había sido arrojado a la tierra (y al abismo), persiguió a la
mujer que había parido al hijo varón" (Ap. 12: 13).
"Y fueron
dadas a la mujer dos alas de grande águila, para que de la presencia de la serpiente
volase al desierto, a su lugar, donde es mantenida por un tiempo, y tiempos, y la
mitad de un tiempo" (Ap. 12: 14).
Por estos tiempos
del fin las mujeres nirvánicas se retirarán al desierto de su misma vida,
huyendo de la serpiente tentadora. Muchas se hacen monjas por algún tiempo; la mayoría
son criadas de las casas de familia. Así se ganan el pan de cada día. Así
sirven con humildad. Ellas tienen las alas del águila del espíritu, y se
refugian en el desierto.
Realmente esas
vírgenes madres sufren lo indecible. Para ellas la vida del mundo es un desierto.
Ellas se quejan del tiempo perdido. No hallan en este terrible desierto un hombre
que quiera cristificarse.
Allí se mantienen
en el desierto, por un tiempo, y tiempos y la mitad de un tiempo.
Cosas del oficio,
cosas del trabajo. Tiempo: la rutina del oficio. Tiempos: los cambios de casa,
oficinas, trabajo. La mitad de un tiempo: cuando suena la hora, cuando aparece en
el desierto de la vida, el hombre que aguardan.
"Y la
serpiente echó de su boca tras la mujer, agua como un río a fin de hacer que
fuese arrebatada del río. Y la tierra ayudó a la mujer, y la tierra abrió su
boca y sorbió el río que había echado el dragón de su boca" (Ap. 12: 15,
16).
La serpiente
tentadora del Edém tienta a la mujer vestida de sol y trata de hacerla caer sexualmente;
pero esas vírgenes madres, transmutan sus energías creadoras y vuelan alto en
alas del espíritu.
La tierra
filosófica, es decir, el organismo físico, se traga el río, lo transmuta en luz
y fuego. Ese río es el disolvente universal de la Alquimia: el lapis
philosophorum, el oro puro o summa materia. También es llamado menstruum
universalis. Esa es la esencia que el dragón echa de su boca y que nosotros
debemos transmutar para volar en alas del espíritu como águilas de Luz.
Así es como la Urania
Venus se defiende de la serpiente tentadora que hizo pecar a la Eva-Venus.
Hay varias clases
de mujeres. Veamos:
Primera: Eva-Venus. La hembra
animálica, instintiva, brutal.
Segunda: Venus-Eva. La hembra muy
humana que ama cuando encuentra un varón apasionado sexualmente, y que sepa
quererla.
Tercera: La Venus-Urania. La mujer muy
humana, consciente y llena de hondo sentimiento espiritual y humano a la vez.
Cuarta: La
Urania-Venus, la madre del Hijo del Hombre, las vírgenes del nirvana, la mujer
vestida de sol y con la luna a sus pies. Esa mujer está coronada con doce
estrellas que simbolizan las siete iglesias y los cinco sentidos, es decir, las
doce facultades.
Sólo la mujer puede
establecer la justicia sobre la faz de la tierra, porque ella tiene el poder de
despertar el fuego flamígero al hombre. La clave está en el arcano A.Z.F.
Ella le entrega la
espada al hombre.
Ella es Urania-Venus con la espada en la mano.
Ella permanece ante
la balanza cósmica en el arcano ocho.
Ella es la madre
del Hijo del Hombre. Ella quiere aplastar la cabeza de la serpiente tentadora
para domarla y levantarla por el canal medular.
Desgraciadamente,
como dijo Goethe: "Ley del hombre triste y grave, indaga, lucha, se agita.
Lo que más necesita es lo que menos sabe".
El hombre necesita
el arcano A.Z.F., y no lo sabe; eso es lo que más necesita y lo que menos sabe.
Nosotros, los
Hermanos del Templo, lo Enseñamos ahora; pero los moradores de la tierra lo
aborrecen.
El dragón tienta a
la Urania-Venus, y sale derrotado.
"Entonces el
Dragón fue airado contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra los otros de
la simiente de ella; los cuales guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio
de Jesucristo" (Ap. 12: 17).
SAMAEL AUN WEOR
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