ROSA ESOTÉRICA Arnold Krumm-Heller
1931
A WELEDA
QUIERO LLEGAR A TÍ
Quiero llegar a ti. Realizar el misterio
magno de concretar mi divina ilusión… Quiero llegar a ti, pulsando en mi
salterio la dulce melodía que está en mi corazón.
Jesús Alvarez Ponce.
AL LECTOR
Para que la LUZ se haga en tu sendero, Camina
despacio…
No es éste un Libro más.
Merece que tus oídos oigan y tus ojos vean.
Dispón tu Espíritu a recibir estos ritmos filosóficos donde alienta la bella
poesía de la Forma.
Si meditas, tendrás la intuición de la UNIDAD
y siete veredas mágicas se abrirán a tu paso.
Esos son, los siete benditos caminos de DIOS.
EXALTACION MISTICA
¡Parla!. Santo Silencio de mi vida, oquedad
recóndita de mi espíritu, donde una nota mística pugna por dar el brote de aquella
Melodía que presiento…
¡Parla!. Dulce Nota, en el santo silencio de
mi Silencio Santo, en la santa oquedad de mi callado espíritu. Allá en las
profundidades de Thule lejana que mora en mí, para que yo te escuche y oiga tu
voz, tu sonido, tu melodía y sienta el gozo inefable de sentirme infinito…
¡Parla!. Santo Espíritu, Divinidad oculta,
Mágico Loto que te abres en mitad de mi existencia, para sentir el dulce
Shámadi, el divino transporte de aquellos que han vivido en olor de Santidad…
¡Parla!. Y libre de mis pecados - porque
fueron pecados de inconsciencia - rozaré la cima de Francisco de Asís… y será
Teresa y será Juan de la Cruz, los dos Guardianes de mi sendero dentro de la
noche oscura y procelosa de mi alma.
¡Parla!. Porque advierto y veo más allá, de
no sé qué caminos, como una vida extraña… ¿Es acaso mi misma vida?. Tal vez.
Pero, ¿qué fui?. Sin embargo, sé que es mi vida. Y fui en ella, pequeño o
grande, mísero ignorante o genio inmortal, mendigo o potentado… Yo no sé. Sólo
observo, tras esa ruta clara, una gran inmensidad, un gran pueblo, un gran río
y un algo infinito y eterno. ¡Un algo infinito y eterno donde yo he vivido!… Y
quiero recordar y es tan grande, tan máximo el recuerdo, que tiemblo de
emoción.
¡Parla!. Porque yo soy pecador… Verás. Yo soy
pecador, porque hay una causa en mí, genésica, sexual, primitiva, que me
impulsa, me arrastra… Se me ofrece la dádiva y como Eva, ante la Manzana
Simbólica, claudico. Pero dentro de esta claudicación, en esta claudicación
misma, para consumarla, mis ojos
lloran lágrimas amargas. No
quiero y quiero a la vez. Puede más en esta lucha el Volo animal… Pero he de
sahumar mi triste claudicación, mi pobre flaqueza, con todo el sentimentalismo
de mi alma. ¿Demonio? Sí. Y mientras lo soy, beso las manos del Ángel que me
cobija con sus alas bienhechoras.
¡Parla!. Porque yo noto que en mi mente va un
algo extraño. Yo no sé definir… Dos alas de luz de Luna, se tienden a la
diestra y a la siniestra. Una Estrella pentagonal, surge en el instante y un
claro azul inmaculado la rodea. Brilla un momento, se concreta en toda su
magnitud y luego se desdibuja… ¿Es mi forma de pensamiento?. ¿Es un mensaje que
alguien me envía?. ¿Es que mi mente tiene esa forma gráfica, matemática,
numérica de condensarse?. Yo no sé, no sé definir…
¡Parla!. Porque los que me ven, los que me
escuchan, no sienten como yo y se tornan incomprensivos… No saben cómo es y a
cuánto alcanza este sentimentalismo mío, habitual, que abre hondos surcos en mi
alma y mi propia alma trata de abrirlos en la de los demás… Pero los demás
tienen otra nota vibratoria distinta y no comprenden. Creen que es un síntoma
morboso, como el de la Neurastenia, y esperan que cualquier día, yo mismo,
ponga a mi vida el trágico epílogo de Werther. No. ¡Pobres de ellos!. Se
equivocan. Ignoran que quien así piensa y quien así siente, acepta con santa
unción su propio sufrimiento y sabe
resistir y afrontar la vida, que
es más héroe
aquel que la sufre
con todas sus amarguras que el que le pone un prematuro
epílogo.
¡Parla!. Porque mi vida necesita de tu Voz
Santa preludiada en el Santo Silencio de mí mismo. Porque yo ansío y preciso,
súbito ya como un relámpago, algo en mí que sea Cumbre, que traiga Cima, que
sea como un Himalaya gigantesco coronado de nieve… Pero algo, en fin, donde
ascender, donde alzarme, donde subir para sentirme inmenso y percibir ese gozo
inefable de palparme
infinito… Donde mi
propia voz hable
un idioma trascendente que
entiendan todas las edades y donde mis ojos no sepan de los tres enigmas del
tiempo. Que Pasado, Presente y Porvenir, sean una sola cifra y un solo instante
del Todo, para vivir en el instante supremo de ese instante…
¡Parla!. Porque mi vida - yo no sé qué es de
mi vida - tiene para mí una extraña visión. Se me aparece en símbolo y es un
dedo mágico, invisible, quien me señala el emblema… Mira, alguien me dice: Tu
vida es eso. Y una Rosa magna, esplendente, de cinco pétalos gigantes, se abre
ante mí y sus bellos matices - que no son de este mundo - me fascinan, me
hielan. Tras de esos cinco pétalos, otros cinco y otros cinco y tantos otros
después… y noto que mi cuerpo se adormece, que mi vida se va, que cesa, que se
acaba… Me siento morir y resbalo lentamente a lo infinito cuando aún es
prematuro el viaje. En mitad de la Rosa, un dibujo en zigzag. ¿Es Kundalini?.
¿Es la princesa dormida bajo la caricia del Loto?. ¿Es la Sierpe de fuego, la
Llama serpentina que ha de surgir en mitad de la Rosa?.
¡Parla!. Voz diáfana, que escucho en mi
silencio. Sé pródiga y no cauta. Es tanto lo que sufrí que ya merezco tu dulce
melodía. Háblame con claridad precisa, con clara y precisa claridad, y dame tu
Mantram sonoro, tu nota nítida, pura, para que yo pueda despertar en mi alma el
Sancta Sanctorum divino que, dentro de mi Arca yace esperando la palabra
poderosa que rompa el hermetismo de su prieta cerradura…
¡Parla!. Porque…
Dr. Gnóstico
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