CAPÍTULO XXVI LOS SIETE ÁNGELES Y LAS SIETE COPAS
Y
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vi otra señal en el cielo, grande y admirable,
que era siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas es
consumada la ira de Dios" (Ap. 15: 1).
Los siete ángeles
son: Gabriel, Raphael, Uriel, Michael, Samael, Zachariel y Orifiel. De todos
los siete, el quinto es el que más ha sufrido. Todos los siete cumplen órdenes
superiores y actúan de acuerdo con la ley.
Después de la
catástrofe de la Atlántida, el Bodhisattva del quinto se cayó, y después de haber
sufrido mucho se levantó del barro de la tierra y regresó a su Dios.
En la catedral del
alma hay más alegría por un pecador que se arrepiente, que por mil justos que
no necesitan de arrepentimiento.
El quinto de los
siete recibió el elixir de larga vida allá en la Lemuria hace dieciocho millones
de años. El quinto de los siete conservó ese cuerpo Lemur durante todo el tiempo
de la Atlántida y fue uno de los sabios guías espirituales que dirigió los
destinos de millones de seres humanos del continente sumergido. Después de la
sumersión de la Atlántida, ese Maestro se enamoró de una mujer, y después de
otra. Entonces cayó, perdió su maravilloso cuerpo, y quedó sometido a la
terrible rueda de las reencarnaciones y del Karma.
Eliphas Levi comete
el error de comentar un documento apócrifo de Enoch, y juzga falsamente a los
Veinte Egrégores de la Montaña del Juramento, condenándolos dogmáticamente y
calificándolos de demonios.
Algo impuro se
mezcla en las Enseñanzas de Eliphas Levi.
Rudolf Steiner
asegura que Eliphas Levi estuvo dos veces reencarnado como sacerdote en una
tribu mejicana. Esa tribu después de haber culminado en esplendores de sabiduría
y gloria, entró finalmente en decadencia y en hechicería. Entonces esa alma que
más tarde fue Eliphas Levi, se nutrió con ese conocimiento impuro. Sólo así podemos
explicarnos los grandes errores en que cae el Abate Alfonso Luis Constans (Eliphas
Levi). Aclaramos: No queremos decir que Eliphas Levi sea mago negro. Lo que
afirmamos es que en sus obras, a pesar de tener el sello de grandeza, se
mezclan muchos conocimientos impuros. Eso es todo.
Azazel es un
Egrégor que prestó grandes servicios a la humanidad.
Azazel fue el Rey
Salomón. El Bodhisattva de Azazel está caído actualmente; pero es lógico que en
un futuro próximo, ese Bodhisattva se levantará del barro de la tierra.
Raphael, a pesar de
no figurar entre los Veinte Egrégores de la Montaña del Juramento, está caído
por estos tiempos y lucha por levantarse. Raphael también es un Egrégor.
Todos los ángeles
de familia, nación, tribu, etc., son Egrégores.
En el Glosario
Teosófico de H. P. Blavatsky, página 184, encontramos lo siguiente:
"EGRÉGORES
(del
griego Egrégori).
Eliphas Levi los
denomina "los príncipes de las almas que son los espíritus de energía y acción".
Cualquiera cosa que pueda o no significar, los ocultistas orientales describen
a los Egrégores como seres cuyos cuerpos y esencia son un tejido de la llamada
luz astral.
Son las sombras (o
los Bodhisattvas) de los espíritus planetarios superiores cuyos cuerpos son de
la esencia de la luz divina superior. En el Libro de Enoch, se ha dado dicho
nombre a los ángeles que se casaron con las hijas de Seth y tuvieron por hijos
a los gigantes.
Los nombres y los
símbolos de los siete ángeles del Eterno, tienen también siete significados;
esto ha confundido a muchos estudiantes esoteristas.
"Y vi así como
un mar de vidrio mezclado con fuego; y los que habían alcanzado la victoria de
la bestia, y de su imagen, y de su señal, y del número de su nombre, estar sobre
el mar de vidrio, teniendo las arpas de Dios" (Ap. 15: 2).
El vidrio líquido, flexible, maleable, es el semen Cristónico.
Realmente el semen es el habitáculo del fuego. El semen es el vitriolo de los
viejos alquimistas medievales.
Aquellos que han
alcanzado la victoria sobre la bestia, se pasean felices sobre el mar de vidrio,
hablando la palabra perdida; parlando en el orto purísimo de la Divina Lengua.
La laringe es la
Lira de Orfeo. Hay que aprender a tocar la Lira de Orfeo. Hay que encarnar el
Verbo. Cuando el Verbo se hace carne en nosotros, entonces pulsamos la lira de
Orfeo, y nos paseamos victoriosos sobre el mar de vidrio.
Esos son los
victoriosos que han alcanzado la victoria sobre la bestia, y sobre la imagen y
el número de su nombre.
"Y cantan el
cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes
y maravillosas son tus obras. Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son
tus caminos, Rey de los Santos. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y engrandecerá
tu nombre?, Porque tú sólo eres santo, por lo cual todas las naciones vendrán y
adorarán delante de ti, porque tus juicios son manifestados" (Ap. 15: 3,
4).
"Y después de
estas cosas, miré, y he aquí el templo del Tabernáculo del Testimonio fue abierto
en el cielo. Y salieron del templo siete ángeles que tenían siete plagas,
vestidos de un lino limpio y blanco, y ceñidos alrededor de los pechos con
bandas de oro" (Ap. 15: 5, 6).
"Y uno de los
cuatro animales dio a los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de
Dios, que vive para siempre jamás" (Ap. 15: 7).
"Y fue el
templo lleno de humo por la majestad de Dios, y por su potencia; y ninguno podría
entrar en el templo, hasta que fuesen consumadas las siete plagas de los siete ángeles"
(Ap. 15: 8).
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CAPÍTULO XXVII
LAS SIETE COPAS SON
DERRAMADAS
Y
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oí una gran voz del
templo, que decía a los siete ángeles: Id y derramad las siete copas de la ira
de Dios sobre la tierra" (Ap. 16: 1).
"Y fue el
primero (Gabriel) y derramó su copa sobre la tierra; y vino una plaga mala y
dañosa sobre los hombres que tenían la señal de la bestia, y sobre los que
adoraban su imagen" (Ap. 16: 2).
La desmoralización
social con todos sus vicios, fornicaciones y adulterios escandalosos, es una
plaga mala y dañosa.
Todos los seres
humanos que tienen la señal de la bestia y que adoran a la imagen de la bestia,
han pecado contra la diosa Luna. Los crímenes cometidos contra la diosa Luna, son
más amargos que la muerte. Cada cual recoge el fruto de sus malas obras. El que
siembra rayos cosecha tempestades. Mujeres abandonadas, hombres burlados por
sus adúlteras esposas, violaciones, raptos, licores, etc., todo eso es una
plaga mala y dañosa, es el resultado de los crímenes contra la diosa Luna.
Gabriel es el
regente de la Luna. Por estos tiempos del fin, sólo existe degeneración social,
crímenes contra natura, cáncer incurable, madres abandonadas con sus hijos, adulterios
horribles, divorcios a millares, enfermedades espantosas, uxoricidios, etc.
Toda esta maldad
social, todas estas lágrimas, todos estos huérfanos, son el resultado de nuestras
malas obras. Todo eso es una plaga mala y dañosa. Gabriel, el regente de la Luna,
administra la ley y castiga.
La hora actual es
grave y definitiva. Sólo entrándonos por el óctuple sendero Enseñado por el
Budha, seremos salvos. Ese óctuple sendero es totalmente sexual.
El número ocho,
representa el signo del infinito. El número ocho simboliza las dos serpientes
enroscadas en la médula espinal; los dos testigos, el caduceo de mercurio, el santo
ocho. El camino es la espina dorsal. El sendero intermedio, es la espina
dorsal.
Esa es la senda del
filo de la navaja.
El gran Maestro
Francisco A. Propato, ha dicho que en el signo del infinito están simbolizados
el cerebro, corazón y sexo del genio de la tierra.
La lucha es
terrible. Cerebro contra sexo. Sexo contra cerebro. Corazón contra corazón.
Hilariux IX dijo:
"El fuego del Flegeronte y el agua del Aqueronte se entrecruzan en la novena esfera, formando el signo del
infinito".
Las ocho etapas del
óctuple sendero en la novena esfera son las siguientes:
Primera: Comprensión creadora.
Segunda: Intenciones justas.
Tercera: Palabra justa.
Cuarta: Sacrificio absoluto.
Quinta: Recta conducta.
Sexta: Castidad absoluta.
Séptima: Batallar constante contra los magos negros.
Octava: Suprema paciencia en todas las pruebas y
dolores.
Los dos testigos
enroscados en la médula espinal forman el santo ocho. En la Orden Sagrada del
Tibet se le Enseña al estudiante el signo del infinito.
El número del Logos
es 888. Si multiplicamos al ocho por tres, tenemos las 24 vocales de la Gran
Lira Zodiacal resanando en todos aquellos que encarnaron al Cristo Cósmico.
Así, pues, el
óctuple sendero Enseñado por el Budha, es absolutamente sexual. Empero, el
Budha habló veladamente, porque entonces estaba terminantemente prohibido a los
Iniciados divulgar el Gran Arcano. El óctuple sendero es el canal central de la
médula espinal.
El caduceo de
Mercurio tiene la forma de un ocho. Ese caduceo es el signo del infinito.
Ese caduceo es la
espina dorsal con los dos cordones simpáticos Idá y Pingalá. Las ocho etapas
del óctuple sendero están en la médula espinal.
Estamos en los
tiempos del fin y si queremos salir de este valle de las amarguras, necesitamos
entrar en el óctuple sendero.
Existen cuatro
grandes verdades que tienen el poder de aniquilar al príncipe de este mundo:
1. La primera verdad
es hacer conciencia absoluta, del dolor y de la amargura.
2. La segunda verdad
tremenda, es que el dolor es hijo de la fornicación, y que todo aquél que
derrame el semen, es fornicario.
3. La tercera verdad
es que tenemos un yo que debemos decapitar y disolver para encarnar el verbo.
4. La cuarta verdad es
que sólo con el arcano A.Z.F. podemos decapitar y disolver al príncipe de este
mundo.
Todo aquel que haya
decapitado al yo, puede encarnar al Cordero inmolado. En estos tiempos del fin
necesitamos encarnar el verbo, para ser salvados del gran cataclismo. Es urgente
comprender las cuatro verdades.
Aquel que recorre
el óctuple sendero, se convierte en un dragón de las cuatro verdades.
Todo dragón de las
cuatro verdades es un Budha. ¡Escuchadme, Oh Budhas! Necesitáis encarnar al
Cristo. Sólo renunciando al nirvana por amor a la humanidad y trabajando El con intensidad en la fragua encendida de Vulcano (el sexo),
pueden los Budhas encarnar al Cristo. Al que sabe la palabra da poder, nadie la
pronunció, nadie la pronunciará, sino solamente aquél que lo tiene encarnado.
¡Hay que encarnarlo!
"Y el segundo
ángel (Raphael) derramó su copa sobre el mar, y se convirtió en sangre como de
un muerto; y toda alma viviente fue muerta en el mar" (Ap. 16: 3).
Cuando todos
nosotros los hermanos, investigamos este segundo ángel cuyo nombre es Raphael,
y este versículo terrible, vemos entonces la época actual con todos sus horrores.
Ese mar son pueblos
y muchedumbres y lenguas. Cada cual, entre en la barca de su vida. Todos en el
arcano de la amargura y cuando el ángel derrama su copa en el mar, las aguas se
convierten en sangre.
Todos los pueblos
de la tierra se han Ensangrentado. Ríos de sangre corren por las montañas del
dolor. Por doquier dictaduras y persecuciones. Por toda la faz de la tierra, revoluciones
y muerte. Unos contra otros y todos contra todos. Por doquier golpes de Estado;
por todas partes gestapos espantosas; policías temibles, llanto y supremo
dolor.
Los pueblos de la
tierra están pagando el Némesis, el Karma de sus propios errores.
Todos los pueblos
de la tierra han sido llamados ante el Tribunal Divino. Esa es la Ley.
Ese es el Karma.
Las aguas de la
vida se convirtieron en sangre y esto no tiene remedio. Es inútil enviar más
profetas a la tierra. La humanidad odia mortalmente a los profetas. Y nadie
puede salvar esto, ya nadie puede arreglar esto. La evolución humana es un
fracaso total. Las aguas se han convertido en sangre y por doquier sólo se
escuchan gritos de supremo dolor.
"Y el tercer
ángel (Uriel) derramó su copa sobre los ríos, y sobre las fuentes de las aguas,
y se convirtieron en sangre" (Ap. 16: 4). Entonces la constelación de
Cáncer azotará con su plaga (el cáncer) a todos los fornicarios de la tierra.
"Y oí al ángel
de las aguas que decía justo eres tú, Oh Señor, que eres y que eras, el Santo
porque has juzgado estas cosas. Porque ellos derramaron la sangre de los santos
y de los profetas; también tú les has dado a beber sangre pues lo merecen"
(Ap. 16: 5, 6).
Y multitud de
enfermedades azotarán a los ríos humanos y a las fuentes sexuales del organismo
humano. La radiactividad producirá enfermedades desconocidas que la ciencia no
podrá curar.
"Y oí a otro
del altar que decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos
y justos" (Ap. 16: 7).
"Y el cuarto
ángel (Michael) derramó su copa sobre el sol, y le fue dado quemar a los hombres
con fuego. Y los hombres se quemaron con el grande calor, y blasfemaron el nombre
de Dios, que tiene potestad sobre estas plagas, y no se arrepintieron para
darle El gloria" (Ap.
16: 8, 9).
El cuarto ángel,
Michael, no tiene cuerpo físico por estos tiempos del fin.
El sol es el
símbolo del Cristo Cósmico. Cristo es amor. La antítesis del amor es el odio.
Sabed vosotros
pueblos, muchedumbres y lenguas, que el odio se convierte en fuego que quema.
Habrá guerras atómicas horribles, la humanidad se quema con fuego vivo.
Las grandes
ciudades se convertirán en cenizas, y sin embargo los hombres blasfemarán el
nombre de Dios que tiene potestad sobre estas plagas, y no se arrepintieron
para darle gloria.
Oíd ¡Oh pueblos!
Sabed que el monstruo más terrible que existe sobre la tierra es el odio.
¿Quién podría ya salvar esto? El odio desatará todas las guerras y ya no habrá remedio.
Esto está fracasado ¡Sálvese quien pueda!.
"Y el quinto
ángel (Samael) derramó su copa sobre la silla de la bestia; y su reino se hizo
tenebroso, y se mordían lenguas de dolor. Y blasfemaron del Dios del cielo por
sus dolores, y por sus plagas, y no se arrepintieron de obras" (Ap. 16:
10, 11).
El quinto de los
siete es el que más ha sufrido, y fue un maestro caído, pero ya no lo es.
El quinto de los
siete ahora está levantado. El quinto de los siete derramó su copa sobre la
silla de la bestia, y su reino se hizo tenebroso. Millones de seres humanos ya
tienen la marca de la bestia en la frente y en las manos. Millones de almas
humanas ya se separaron totalmente del íntimo.
La vida urbana de
todas las ciudades y pueblos del mundo se ha trasplantado ahora al abismo. En
las regiones sumergidas del abismo los seres humanos continúan viviendo en sus
mismos sistemas de la vida urbana; y compran y venden "mercadería de oro y
de plata, y de piedras preciosas, y de perlas y de lino fino, y de escarlata, y
de seda y de grana, y de todo vaso de marfil, y de todo vaso de madera
preciosa; y de cobre y de hierro, y de mármol" (Ap. 18: 12).
En el abismo viven
los tenebrosos la vida urbana a la cual están acostumbrados. El abismo es más
material que el mundo físico y los seres humanos se atormentan unos a otros
peor que en el mundo físico. El reino del abismo se ha vuelto ahora más
tenebroso que nunca, y casi la totalidad de la humanidad ya entró al abismo.
El quinto de los
siete y sus legiones colaboran con el plan del Logos; y los tenebrosos se sumergen
en el abismo.
Millones de mujeres
y de distinguidos caballeros que actualmente viven en el mundo, ya no tienen el
íntimo, y son perversos demonios aun cuando estén todavía reencarnados.
La tierra es un
mundo fracasado. ¡Esto será destruido! ¡Esto ya no lo puede salvar nadie! El
quinto de los siete vigila a los tenebrosos. Muchos han calumniado al quinto de los siete, porque es un vigilante.
Los tenebrosos
blasfemaron del Dios del cielo por sus dolores y por sus plagas, y no se arrepintieron
de sus obras.
Cuando el yo
psicológico logra controlar absolutamente los cuatro cuerpos de pecado (físico,
etérico, astral y mental), entonces el ÍNTIMO
se
retira, y el hombre se convierte en demonio. Millones de personas que viven en
el mundo, ya son demonios terriblemente perversos. El reino de la bestia es
ahora más tenebroso que nunca.
Dentro del hombre
existe un rayo divino. Ese rayo, quiere volver a su estrella que siempre le ha
sonreído. La estrella que guía nuestro interior es un átomo súper divino del
espacio abstracto absoluto. El nombre cabalístico de ese átomo es el sagrado Ain Soph. Sabed vosotros que el Ain
Soph se
halla secretamente relacionado con el loto de los mil pétalos. La estrella que
guía nuestro interior (el Ain Soph) envió su rayo al mundo para hacer
conciencia de su propia felicidad. La felicidad sin conciencia, de su propia
felicidad, no es felicidad, el rayo tuvo conciencia mineral, vegetal y animal.
Cuando el rayo (el
espíritu), encarnó por primera vez en el cuerpo humano salvaje y primitivo,
despertó como hombre y tuvo auto-conciencia de su propia felicidad.
Entonces el rayo
pudo haber regresado a la estrella que guía su interior.
Desgraciadamente
entre el seno profundo de la vorágine de la espesa selva, el deseo salvaje hizo
nacer el yo. Las fuerzas instintivas de la naturaleza atraparon la mente inocente
del hombre. Y surgió el falso miraje del deseo. Entonces el yo se siguió reencarnando
para satisfacer sus deseos. Así quedamos sometidos a la ley de la evolución y
del Karma.
Las experiencias y
el dolor complicaron al yo. La evolución es un proceso de complicación de la
energía. El yo se robusteció y complicó con las experiencias. Ahora ya es
tarde. Millones de personas se convirtieron en monstruosos demonios. Sólo una revolución
tremenda, puede salvarnos del abismo. Cuando el hombre disuelve el yo, entonces
hay revolución total. El hombre puede dejar de sufrir, cuando sea capaz de disolver
el yo. El dolor es el resultado de nuestras malas obras. El dolor es de Satán, porque
él es el que hace las obras del mal. El Espacio Abstracto Absoluto, el Espíritu
Universal de Vida, es felicidad absoluta, suprema paz y abundancia.
Aquellos que forman
del dolor una mística, son masoquistas. Satán fue y es el creador del dolor. El
dolor corrompe al hombre porque el dolor es satánico. Con el dolor no se puede
liberar nadie. Necesitamos ser alquimistas. Con la Alquimia se disuelve el yo.
La raíz del yo es el deseo. El deseo se transmuta con la alquimia. Si queréis
aniquilar el deseo, hay que transmutarlo. El deseo sexual se transmuta en
voluntad y la voluntad es fuego. El deseo de acumulación, (codicia) se
transmuta en altruismo. La ira, (deseo frustrado), se transmuta en dulzura. La
envidia, (deseo frustrado), se transmuta en alegría por el bien ajeno. Las
palabras del deseo se transmutan en verbo de sabiduría, etc.
Analizad todos los
defectos humanos y veréis que tienen su asiento en el deseo.
Transmutad el deseo
con la alquimia, y el deseo se aniquilará. Todo aquél que aniquile el deseo,
disuelve el yo. Todo aquel que disuelva al yo se salva del abismo y regresa a su estrella interior que siempre le ha
sonreído. Sólo con la santa Alquimia, podemos disolver el yo. La base
fundamental de la Alquimia es el arcano A.Z.F. Los ángeles, arcángeles,
serafines, potestades, tronos, etc., son el resultado exacto de tremendas revoluciones
interiores.
Ya pasamos por la
involución (el descenso del espíritu a la materia). Ya sufrimos horriblemente
en la evolución, (proceso de complicación de la energía). Es urgente ahora una
revolución total (la disolución del yo). Sólo basándonos en revoluciones internas
vamos regresando al átomo súper divino poco a poco, pasando por los estados angélicos,
arcangélicos, serafínicos, logóicos, etc., hasta que al fin el rayo se fundirá
en su estrella (el Ain Soph), que resplandece de felicidad. El abismo es
terriblemente doloroso. La antítesis horrible del Ain Soph, es el abismo.
El quinto de los
siete ha derramado su copa sobre la silla de la bestia y su reino se ha vuelto
ahora más tenebroso que nunca. ¡Ay de los moradores de la tierra!
"Y el sexto
ángel (Zachariel) derramó su copa sobre el gran río Eufrates; Y el agua de él se
secó, para que fuese preparado el camino de los reyes del Oriente" (Ap.
16: 12). El Eufrates es uno de los ríos del Edém. El primero es la tierra
elemental de los sabios (el Tatwa Prithvi). El segundo es el agua elemental (el
Tatwa Apas). El tercero es el aire elemental (el Tatwa Vayú). El cuarto es el
fuego elemental de los sabios (el Tatwa Tejas).
En el fuego se
resumen todos los elementos. Todo sale del fuego y vuelve al fuego. El fuego
creador del Espíritu Santo es el río Eufrates.
Zachariel derrama
su copa sobre el río Eufrates y entonces el río se seca. Los anglosajones y
franceses están perdiendo el poder de crear.
El Eufrates se está
secando y las mujeres se están volviendo estériles. Ahora en Inglaterra y
Francia, las estadísticas están registrando mayor número de muertos, y menor
número de nacimientos. Millares de almas están entrando diariamente al abismo.
A esas almas ya no
se les da más cuerpo. El resultado entonces es menor cantidad de nacimientos y
mayor cantidad de muertes. El río Eufrates se está secando para preparar el
camino a los reyes sagrados del Oriente Interno.
"Y vi salir de
la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta (la
ciencia materialista), tres espíritus inmundos a manera de ranas. Porque son
espíritus de demonios, que hacen señales para ir a los reyes de la tierra y de
todo el mundo, para congregarlos para la batalla de aquel gran día del Dios
Todopoderoso (Ap. 16: 13, 14).
Esos tres espíritus
inmundos a manera de ranas, constituyen el yo psicológico de todo ser humano.
Estos son Coré, Dathan y Abiram. Estos son los tres traidores. Estos son los
tres rebeldes que llevamos dentro. El primero es el rebelde a la naturaleza. El
segundo, es el rebelde a la divina ciencia. El tercero, es el rebelde a la
verdad.
El primero es el
demonio del deseo; el segundo es el demonio de la mente; el tercero es el
demonio de la mala voluntad. El primero está metido dentro del cuerpo astral.
El segundo está metido dentro del cuerpo mental. El tercero está metido dentro
del cuerpo de la voluntad (cuerpo causal).
Todos los tres son
el dragón negro de las tres cabezas. Estos son Sebal, Hortelut y Stokin, los
tres traidores de Hiram Abiff. Estos tres espíritus inmundos, son el yo, el ego,
el mí mismo. Estos tres espíritus inmundos hacen señales: bombas H, aviones cohetes,
maravillas mecánicas para engañar a las gentes, y congregarlos para la batalla.
Estos tres
espíritus inmundos inventan la teoría materialista: el materialismo dialéctico,
el materialismo histórico, etc.
Estos tres
espíritus inmundos son eruditos en ciencia materialista, y se ríen de todo lo que
tenga sabor espiritual. Estos tres demonios hacen maravillas en la Química, en
la Física, en la Medicina, y engañan a las gentes con milagros, y prodigios
falsos.
"He aquí, yo
vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela y guarda sus vestiduras (sagradas
sin perderlas), para que no ande desnudo y vean su vergüenza (Ap. 16: 15).
"Y los
congregó en el lugar que en hebreo se llama Armagedón" (Ap. 16: 16).
Armagedón es la
guerra atómica. Pronto los hombres usarán armas pequeñas de bolsillo, con
proyectiles atómicos para herir y para desintegrar en el espacio a las bombas atómicas,
y a los cohetes cargados con explosivos nucleares. Toda la atmósfera se llenará
de partículas radioactivas mortales. Millones de discos voladores tripulados
por otras humanidades planetarias nos vigilan. El día del cataclismo tremendo
se acerca, y las humanidades de otros planetas nos observan.
"Y el séptimo
ángel (Orifiel) derramó su copa por el aire, y salió una grande voz del templo
del cielo, del trono, diciendo: Hecho es" (Ap. 16: 17). El ángel de
Saturno echa su hoz mortal sobre la faz de la tierra y todo es consumado.
Un mundo se viene
aproximando a la tierra y cuando choque con ella, todo se habrá consumado. Esa
colisión de mundos será espantosa en gran manera.
"Entonces
fueron hechos relámpagos y voces y truenos; y hubo un gran temblor de tierra;
un terremoto tan grande, cual no fue jamás desde que los hombres han estado sobre
la tierra" (Ap. 16: 18).
¡Ahora es cuando se
van a conocer los hombres! ¡Ahora es cuando se va a saber quién es quién! Y los
ignorantes ilustrados morderán el polvo. Y los sabihondos autoritarios de
algunas escuelas de bribones, tragarán lodo. Y los falsos profetas exhibirán su
vergüenza en el abismo de los fracasados.
¡Que tiemble la
tierra! ¡Que aúlle el lobo de la ley! ¡Ahora sí, ahora sí se conocerán los
hombres y veremos a muchos llorar como rameras! Ese tiempo de las
consideraciones se acabó.
Los que mataron a
los profetas se encontrarán desnudos, y los que fueron aplaudidos por la gran
ramera, beberán hiel bien amarga. Los bárbaros le dieron a los santos a beber miel
con cicuta; ahora la ley los azotará con escorpiones. ¡Que venga la catástrofe!
¡Ahora sí! ¡Ahora es cuando se sabrá quién es quién! ¡Ahora se conocerán los
hombres! "Y la ciudad grande fue partida en tres partes, y las ciudades de
las naciones cayeron; y la grande Babilonia vino en memoria delante de Dios
para darle el cáliz del vino del furor de su ira. Y toda isla huyó, y los
montes no fueron hallados (se los tragó la tierra)" (Ap. 16: 19, 20).
¡Eso es lo que
merece la gran ramera! ¡Ya los santos dijeron lo que tenían que decir! Ahora,
¡que venga la tragedia! ¡Ha llegado la hora del gran cataclismo! ¡Que venga la
ley! ¡Que ruja el huracán! ¡Que tiemble la tierra! El tiempo de estar
aguardando, ya pasó. Ahora... ¡La tragedia! Así es como habla el Avatar de
Acuario: ¡Francamente, con sinceridad! Esta vez los justos no pagarán por los
pecadores. Eso sucedió una vez, y ese tiempo ya pasó.
Antes del gran
cataclismo serán salvados secretamente los justos. Recordemos a Lot, sacado de
la ciudad maldita; a Elías, arrebatado al cielo en un carro de fuego. Los
justos serán sacados de la gran Babilonia antes del gran cataclismo.
Muchos discos
voladores vendrán a la tierra. Otras humanidades planetarias nos vigilan; ellos
saben la hora terrible que vivimos.
Momentos antes del
estallido final, (el gran cataclismo), serán auxiliados secretamente los justos.
Ellos serán transportados como Elias en un carro de fuego. Ellos vivirán en otro
planeta. Y las montañas volarán por los aires hechas pedazos; hechas polvo. Y
la tierra vomitará fuego y agua. La tierra se convertirá en una masa de fuego y
agua.
¿La señal? ¿El día?
¿La hora?: Cuando hayan astronaves capaces de llegar a otros planetas. Cuando
los hombres se preparen para conquistar y dominar por la fuerza a otras
humanidades planetarias. Cuando quieran repetir en otros planetas sus
sangrientas conquistas históricas.
Vivid alerta y
vigilante.
Cada paso que el
hombre dé en la conquista del espacio, lo acercan más y más al gran cataclismo.
Antes del gran
cataclismo, habrá guerras atómicas espantosas y terribles en gran manera.
"Y cayó del
cielo sobre los hombres un grande granizo como del peso de un talento: y los
hombres blasfemaron de Dios por la plaga del granizo; porque su plaga fue muy grande"
(Ap. 16: 21).
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